DYNAMIS. Acta Hisp. Med. Sci. Hist. Illus. 2001, 21, 487-559.

Cornelius O’BOYLE. Thirteenth-and Fourteenth-Century Copies of the «Ars Medicine». A Checklist and Contents Descriptions of the Manuscripts, Cambridge, Cambridge Wellcome Unit for the History of Medicine-CSIC Barcelona, Department of History of Science [Articella Studies. Text and Interpretation in Medieval and Renaissance Medical Teaching, n. 1], 1998, ISBN: 1-902363-00-0.

Jon ARRIZABALAGA. The «Articella» in the Early Press c.1476-1534, Cambridge, Cambridge Wellcome Unit for the History of Medicine-CSIC Barcelona, Department of History of Science [Articella Studies. Text and Interpretation in Medieval and Renaissance Medical Teaching, n. 2], 1998, ISBN: 1-902363-01-9.

PAPERS of the Articella Project Meeting. Cambridge, Cambridge Wellcome Unit for the History of Medicine-CSIC Barcelona, Department of History of Science [Articella Studies. Text and Interpretation in Medieval and Renaissance Medical Teaching, n. 3], 1998, ISBN: 1- 902363-02-7.

Fernando SALMÓN. Medical Classroom Practice. Petrus Hispanus’ Questions on Isagoge, Tegni, Regimen Acutorum and Prognostica (c.1245-50) (Ms. Madrid B.N. 1877, fols 24rb-141vb), Cambridge, Cambridge Wellcome Unit for the History of Medicine-CSIC, Barcelona, Department of History of Science [Articella Studies. Text and Interpretation in Medieval and Renaissance Medical Teaching, n. 4], 1998, ISBN: 1- 902363-03-5.


Desde que Kristeller, hace ya veinticinco años, publicara su fundamental trabajo acerca de la Escuela salernitana, la forma más adecuada para dar respuesta a los múltiples problemas relacionados con la enseñanza de la me-dicina en la Edad Media, ha sido estudiar el origen, desarrollo y utilización de la colección de escritos que se conoce con el nombre de Articella. La importan-cia de este tipo de trabajos se deriva del carácter central que tuvo esta Colec-ción en la formación del modelo de profesional médico, modelo que de algún modo llega hasta hoy mismo. Y como sucede con tantas cuestiones centrales, las respuestas parciales no terminan de satisfacer, por lo que es necesario —y así se hace en este proyecto— abarcar el problema de un modo general, procurando que los árboles no impidan ver el bosque. La evolución de este conjunto de libros no fue uniforme, ni tampoco lo fue su título, ni conocemos hasta qué punto fue utilizado por los médicos de los siglos XII al XVI en su ejercicio profesional. El núcleo original parece haber estado formado por pocos títulos, de procedencia griega, bizantina y árabe, traducidos al latín y que, al parecer, cuaja en el Sur de Italia en el s. XII. Los manuscritos más antiguos contienen los Aforismos y los Pronostica hipocráticos, la Isagoge de Johannitius, la Tegni de Galeno y los escritos breves de los bizantinos Teofilo (De urinis) y Filareto (De Pulsibus). A partir del s. XIII, al añadirse el Regimen acutorun, se subraya el carácter hipocrático del conjunto. Posteriormente, y como reflejo de lo que García Ballester ha denominado la introducción del «nuevo Galeno», la Articella incorporará nuevos títulos en los que la impronta del médico de Pérgamo, en su versión arábiga se irá haciendo mayor. Pero desde su inicio se encuentra en ella una imagen acabada del sistema galénico. Tanto la Isagoge como la Tegni aportaban el armazón conceptual de lo que era el galenismo latino. Quizá por esta razón, los médicos formados a lo largo del s. XIII, aceptaron el «nuevo Galeno» aportado por las traducciones hechas por Gerardo de Cremona en Toledo y pudieron integrar y concordar las auctoritates con las interpretaciones dadas por Avicena en el Canon acerca de la salud y de la enfermedad. La Articella se convirtió así con sus distintas versiones durante la Edad Media y el primer Renacimiento en el soporte de los conoci-mientos teóricos y prácticos necesarios para el aprendizaje de la ciencia médica. Junto a los libros que exponen las ideas madres del galenismo (Tegni o la Isagoge), se encuentran otros orientados al diagnóstico (De urinis y De pulsibus) y al pronóstico (Pronostica). Y hay, por último, escritos de orientación terapéu-tica, como el ya citado Regimen acutorum o muchos de los Aforismos hipocráticos. El carácter formativo de la colección se acrecentará cuando a los escritos originales se vayan sumando los comentarios de los maestros universitarios o se incorporen fragmentos de las grandes enciclopedias árabes. 

Los títulos de los volúmenes aparecidos a lo largo del año 1998 muestran de manera neta la orientación del denominado Articella Project que desde 1994 se viene desarrollando bajo los auspicios del Wellcome Trust y el Departamento de Historia de la Ciencia del CSIC en Barcelona. Los tres trabajos más extensos son repertorios de fuentes, imprescindibles para aclarar los criterios seguidos para incorporar los diferentes libros que integran la colección en sus distintas formas, el papel que jugó la Articella en el aula universitaria y el peso que tuvo en las bibliotecas y en la práctica profesional de los médicos. 

El primero de los libros que aquí se relacionan, preparado por Cornelius O’Boyle, es un Catálogo de 176 manuscritos que recogen la colección en su integridad o en alguna de sus formas: el criterio de inclusión es que contengan al menos tres de los textos que formaban la colección más antigua. Además, aporta datos de doce manuscritos que conservan alguno de los escritos y otros dos de los que se sospecha que puedan tener que ver con la colección. El conjunto documental procede de más de cuarenta bibliotecas de todo el mundo. Tras la enumeración de los manuscritos, agrupados por Bibliotecas, viene su descripción, para lo que se dividen en dos grupos, según contengan o no comentarios. Esta división (Ars medicina y Ars commentata) corresponde, según el autor, al título que las agrupaciones de textos reciben en los manus-critos y expresan su vinculación a la enseñanza universitaria. La primera estaría vinculada a la colección primigenia, mientras que la segunda comenzaría a formarse y a copiarse a partir de la segunda mitad del s. XIII. La tipología tiene gran interés pues podría servir para marcar una diferencia entre los ejemplares utilizados preferentemente en las tareas universitarias y los copia-dos, a petición de médicos, para ser empleados en el ejercicio práctico. 

De cada uno de los manuscritos se reseñan las características externas y lo que se conoce acerca de su origen, de sus antiguos poseedores, etc. Se dan los títulos y las rúbricas, así como los incipit, explicit, colofones, etc. Corrigiendo el autor, según indica (p. 2), aquellos errores detectados en la inspección perso-nal. Lástima que, a pesar de esta precisión, las descripciones se basen, en la mayor parte de los casos, en noticias procedentes del expurgo de los Catálogos de las Bibliotecas y, sólo alguna vez, en el examen directo de las copias medievales. Por esta razón están ausentes datos que serían muy importantes para los objetivos del proyecto, como son: la identificación de los manuscritos que fueron exemplaria o pecia en los talleres de los copistas; el uso que se pudo dar al ejemplar; las diferentes manos que lo poseyeron, etc. El Catálogo va precedido por una introducción (pp. i-xvi) breve y condensada, en la que se narra la historia de la colección: cómo se fueron añadiendo los diferentes textos y el momento de aparición de los comentarios. El lector agradecería la existencia de referencias bibliográficas que justificaran la rica información que contienen estas páginas. No cabe duda que obtener el listado exhaustivo de los manuscritos de la Articella es tarea que habrá de completarse con el tiempo. Pero lo que ahora se publica es un censo que ya resulta básico para realizar cualquier estudio y que es un instrumento útil para los investigadores que, desde campos diversos, se acerquen a resolver los problemas que plantea la enseñanza y el ejercicio de la medicina medieval. 

El segundo de los libros que reseñamos es un trabajo definitivo acerca de la vida de la Articella en la imprenta, desde sus inicios hasta finales del primer tercio del s. XVI. En sus páginas se comprueba el éxito editorial que tuvo la colección en los primeros años de la imprenta, derivado, sin duda, de su empleo en la enseñanza de las Facultades de Medicina. Impresa por vez prime-ra en Padua, por Nicolò di Pietro hacia 1476, la Articella tuvo cinco ediciones venecianas antes de finalizar el siglo XV. Las doce ediciones realizadas entre 1500 y 1534 saldrán de las prensas de Venecia, Lyon y Pavía, centros produc-tores de primer orden —Lyon sustituirá a Venecia en dicha línea— en esta etapa. La clara y exhaustiva introducción de Arrizabalaga (pp. 3-38) muestra la complejidad de los problemas que planteó el inicio de la impresión de las obras científicas y las respuestas que se dieron. En el proceso de producción del libro médico, además del impresor o tipógrafo, fue necesaria la interven-ción de médicos que tuvieran conocimientos especiales. Su responsabilidad en el proceso era elegir los escritos, fijar el texto, tanto paleográfica como filológicamente, y responder de la calidad y acabado del libro haciéndolo más atrayente al consumidor. En un campo en el que a lo largo de los años va creciendo la competencia, los médicos editores buscaron añadir a los libros de la colección: prólogos, tablas, índices y sumarios de todo tipo, cuyo objetivo era hacer mas comprensible y fácil el manejo de la obra. Además los editores, respondiendo a la demanda e intereses de un público cada vez más exigente, incorporan escritos que no figuraban en las versiones manuscritas: nuevos textos y nuevas traducciones, cada vez más depuradas. La lectura de la intro-ducción aclara por qué se siguen produciendo cambios en el contenido y en la forma de la Articella al pasar del manuscrito a la imprenta, cuál fue el alcance de la influencia de las nuevas traducciones realizadas desde el griego y cómo va variando el peso de la obra de Avicena en las Facultades de Medicina. Pero, sobre todo, estas páginas muestran la influencia del helenismo sobre la colección medieval, cuya larga trayectoria de tres siglos parecería ponerla a salvo de innovaciones. Sin embargo, como señala el autor, a pesar de los intentos de incorporar a la Articella los valores del humanismo, tres son las causas de que su vida editorial languideciera y de que terminara muriendo hacia 1534. Por una parte está la facilidad que en esos años existe para acceder a mayor variedad de libros y de traducciones de las auctoritates médicas en versiones garantizadas por los helenistas. Por otra, los cambios que se produ-cen bajo la influencia de los médicos helenistas en las Facultades de Medicina, que arrumban los viejos comentarios. La última causa de la muerte editorial de la Articella es de tipo económico: la producción de un manual que pretendía ser exhaustivo y que se estaba quedando obsoleto, y que, por ello, dejó de ser rentable para los impresores, quienes dedicarían su atención a otro tipo de libros. 

El Catálogo elaborado por Arrizabalaga comprende tres Tablas. La prime-ra titulada: The Articella: Printed editions, censa las dieciocho ediciones salidas de las prensas, entre 1476 y 1534, ordenadas cronológicamente y ofreciendo una información exhaustiva de sus características (pp. 49-54) Da noticia del lugar y año de impresión, nombre del impresor, nombre del editor, formato, número de columnas, número de páginas y signatura de los cuadernillos, transcripción del título (sustituido en la editio princeps por el incipit) y su registro en los repertorios. La tabla II titulada The Articella: families of printed editions (p. 55) agrupa las ediciones en seis familias de acuerdo con las semejanzas de títulos. La Tabla III: Contents of printed editions (pp. 57-59) lista las ventinueve obras que integran las distintas colecciones, identificando cuando es posible, la traducción y el traductor, así como el autor de los eventuales comentarios; o, en el caso del Canon de Avicena, el libro y la fen del texto que se incluye. 

El volumen se enriquece con cinco apéndices en los que se transcriben las cartas a los lectores, introducciones o dedicatorias, que los médicos editores incluyeron en los libros. Dos de ellas están redactadas por el médico valencia-no Francesç Argilagues, otra es de Gregorio da Volpe y las otras dos de Pietro A. Rusco y Luigi Bonacciuoli. En todos estos ejemplos queda patente la impor-tancia del papel jugado por los médicos humanistas en la vida impresa de la Articella y la orientación que quisieron darle. 

Las aportaciones de diversos investigadores a la reunión mantenida en Cambridge, en diciembre de 1995, forman el número 3 de la Colección, que recoge trabajos en torno al papel de la Articella en la enseñanza universitaria. El grado de elaboración de lo presentado es muy diverso, desde resúmenes de intervenciones orales, como el firmado por McVaugh, al de la especialista italiana Pesenti sobre los comentarios de Marsilio Santasofia a la Articella, con interesantes precisiones acerca de la denominación que recibe la Colección en los manuscritos (pp. 1-9). Tiene también interés el análisis que ofrece Demaitre acerca de la utilización de la Articella por Bernardo de Gordon a la hora de elaborar su De Urinis (pp. 29-37). Más lejanas al objetivo propuesto son las aportaciones de De Asúa (pp. 13-27) y Morpurgo (pp. 39-52).

Anteriormente nos hemos referido a que uno de los ejes del Articella Project es investigar la influencia y utilización de la Colección en la enseñanza univer- sitaria. Este es el objetivo del último de los volúmenes aparecidos hasta la fecha, que firma Salmón. El título es ya significativo: Medical classroom practice y nos sitúa en un espacio concreto: el aula, y ante una de las técnicas emplea-das en la enseñanza escolástica: la lectio ordinaria que, realizada por un magister, además de la lectura del texto correspondiente se acompañaba del comentario y de la resolución de quaestiones acerca de los problemas planteados. El libro de Salmón tiene gran valor por ser original y muy sugestivo. El autor se propone elaborar una base datos que contenga las cuestiones planteadas por los diversos autores al comentar los libros integrantes de la Articella. La inicia con los comentarios realizados, probablemente en Siena en torno a 1245, por Pedro Hispano que, como la investigación de los últimos años va demostrando, es un nombre que se aplica a personas diferentes: al autor de libros de lógica, al médico y al papa Juan XXII conservados en el Ms. 1877 de la Biblioteca Nacional de Madrid (s. XIII). El Manuscrito no contiene los comentarios a la totalidad de la colección en su versión más antigua, sólo están los que se refieren a la Isagoge, la Tegni, a los Pronostica y al Regimen acutorum, pero contabiliza 1417 quaestiones (pp. 7-62) que aparecen enunciadas en la primera parte de este libro. Se trata de un listado que abarca problemas diversos, desde los de filosofía natural hasta los más médicos referidos al diagnóstico, al pronóstico o al tratamiento. 

El listado está precedido por una breve introducción (pp. 1-5), en la que expone el método seguido para la elaboración de la base de datos y explica los criterios para la elección de las palabras claves y los niveles que abarcan. Tras las quaestiones se recoge el listado de palabras clave que han servido para construir la base de datos (pp. 63-68) Es aquí, tal y como señala el autor, donde caben mejoras y prestar atención a los problemas que se plantean. A título de ejemplo me permito señalar y mostrar ausencias que hacen menos operativa la consulta del volumen. Así, bajo el término acutus, se esperaría encontrar la entrada morbus, como ocurre a la inversa. O que bajo homo se incluyeran términos como: modernus, aer impressio, compositio, vita, que son entradas que aparecen bajo otros epígrafes. El que no se haya elaborado previamente un Thesaurus, es decir, que no se haya realizado un listado con-trolado y jerarquizado, plantea este tipo de problemas. Otros términos pueden generar cierta confusión que, ciertamente, se aclara al consultar la tercera parte del libro. Así sucede con labium, palabra que, en la quaestio recogida en los Pronostica, se refiere a la parte exterior de la boca, mientras que en la de la Tegni se refiere al borde de una herida. O con la distinción entre repercussio, una técnica terapéutica, y repercussiva: la acción producida por ciertos medica-mentos. Todas las referencias a repercussio excepto una deberían aparecer bajo el epígrafe repercussiva. De más relieve es que se emplee synochus como enca- bezamiento para acoger, en la mayoría de los casos, a quaestiones que se refieren a la fiebre synocha. Pero todas estas observaciones de detalle no restan mérito al trabajo. La última parte del libro, en la que se ordenan las quaestiones según las palabras clave es un verdadero tesoro para quien trabaje en la historia de las ideas médicas medievales. El elenco facilita extraordinariamente la labor de los que, a partir de ahora, quieran comparar, analizar o ver cómo surgen y se matizan conceptos, se propagan ideas o se plantean controversias entre los médicos medievales. Ojalá pronto podamos contar con trabajos simi-lares al que aquí se presenta realizados sobre la base de los comentarios de otros profesores universitarios. Hay que agradecer al Profesor Salmón esta aportación que pone a disposición de quienes nos dedicamos a la Edad Media tan útil instrumento de trabajo. 

La Articella seguirá siendo durante mucho tiempo foco de atención de los investigadores. La importancia que esta colección tuvo en la enseñanza de la medicina la hace merecedora de tan notable atención historiográfica. Ojalá el proyecto que se inicia con estos volúmenes tenga continuidad y en breve tiempo podamos completar con nuevos puntos de vista las preguntas que sobre esta colección de libros médicos quedan aún sin respuesta. 

PEDRO GIL-SOTRES Universidad de Navarra