SOBRE LOS CONFLICTOS:
ALGORITMOS, SINAPSIS,
SENSORES, DIALÉCTICAS Y MEDIACIONES.[1]
(ensayo
borrador)
Francisco A. Muñoz, Instituto
de la Paz y los
conflictos de la Universidad de Granada (España)
Tendemos a describir la realidad
-bella palabra inclusiva que tiende considerar que todo cabe dentro de
ella-
por diversos elementos (objetos) constitutivos de la misma y las
relaciones que
establecen entre ellos. .... Sabemos que
muchos de los elementos "nucleares" de la realidad están a su
vez constituidos por subelementos -como
bien podemos
apreciar en numerosos casos de la física- y las “subrelaciones”
que los vinculan. Al describir las dinámicas de esta
realidad utilizamos la mayor parte de las veces las cualidades de los
elementos
nucleares y, en muchas ocasiones, se pierden las relaciones. Tal vez
porque
estas últimas sean más invisibles.
Sin
embargo, en lo más profundo, son las relaciones las que definen las
cualidades de la realidad por encima de los objetos que por si
mismos
pudieran ser inmóviles. Estas consideraciones que hacemos sobre la
“realidad”
en general podemos hacerlas sobre los conflictos y por extensión sobre
la paz y
la violencia.
Las teorías sobre los conflictos nos
ayudan a comprender mejor las dinámicas sociales, ya que consideran
tienen en
consideración las circunstancias relevantes que entran a formar parte
de ellas.
Esta perspectiva es la que permite buscar las causas de la paz y de la
violencia. Sin embargo al describir todas las circunstancias que
pudieran
concurrir en un conflicto (necesidades, intereses, proyectos,
percepciones o
emociones) nos encontramos con un nuevo problema práctico que tiene sus
consecuencias epistemológicas, sobre las que nos podemos plantear
algunas
preguntas. ¿Cómo se producen las relaciones entre estas circunstancias?
¿Qué
consecuencias tienen? ¿Afectan a aspectos cualitativos?
En este escrito vamos a defender que
estas relaciones contribuyen a definir la cualidad de los conflictos,
de las
dinámicas sociales. Nos vamos a servir de algunos conceptos de las
“ciencias de
la naturaleza” (matemáticas, física, química o biología) por la fuerte
carga
explicativa que tienen, en parte -por que no decirlo- porque los
humanos
estamos sujetos -¿alguien lo duda?- a las “leyes” de la naturaleza. La
cultura,
que nos convierte en humanos, trabaja inexorablemente con las leyes de
la
naturaleza, las “comprende”, asume y hasta cierto punto “modifica”.
Este es el
reto de la “libertad” humana.[3]
Los algoritmos, las sinapsis, los sensores,
al igual que otros muchos conceptos, nos pueden
ayudar a explicar muchas de los comportamientos humanos. Y, en
consecuencia,
nos ayudan a comprender las dinámicas y
dialécticas de
las relaciones – siempre conflictivas- humanas. Sensores,
del latín sentio
(sentir), son aquellos instrumentos que nos sirven para detectar acciones externas y reaccionar ante
ellas. Dialécticas son el tipo de
relaciones que establecen las redes.
Lo que quiero proponer es un
recorrido por estos conceptos -inicialmente físico-químicos-
algoritmos,
sinapsis y sensores para profundizar en
nuestra
concepciones sobre los conflictos y los espacios donde se deciden sus
dialécticas y dinámicas de los mismos. El final de todo son las
mediaciones,
aquellos espacios donde se “decide” qué camino seguirán los conflictos.
1.
Explicando
los espacios de relación: algoritmos, sinapsis, sensores,
concurrencias, etc.
Algoritmos son una cadena de
acciones que una vez ejecutada siempre dan el mismo resultado, los
algoritmos
están en la base de las teorías matemáticas, físicas, biológicas y en
las
teorías de la evolución. Esta última es lo que nos interesa, porque
frente a
las teorías de “saltos” y “revoluciones” los algoritmos nos enseñan que
todos
los cambios evolutivos se producen por un enlace -primero azaroso y
después
convertido en necesidad- de pequeños algoritmos que una vez “fijados”
cumplen
ininterrumpidamente su función.
Una visión algorítmica de la
evolución supera el mecanicismo biologicista
de los cambios mecanicistas (que en realidad
solo encierran nuestro desconocimiento de los procesos). Los
algoritmos evolutivos nos relacionan con las
teorías de que lo pequeño es hermoso. [4]
Sinapsis es el mecanismo
físico-químico por el cual se relacionan dos neuronas y se transmiten
la
información. Lo que sentimos, pensamos y hacemos es gracias a la
sinapsis.
Nuestra mente y sus respuestas están basadas en los maravillosos
enlaces
sinápticos. Cada neurona puede establecer múltiples conexiones con
otras hasta llegar
a números muy altos -cientos de miles-.[5]
Esta perspectiva también refuerza
el camino de la construcción
de una dialéctica superadora del dualismo antagonista entre lo pacífico
y lo
violento, el bien y el mal, el norte y el sur, una orilla u otra, una
«civilización» y otra- al aceptar que existen un sinfín de situaciones
intermedias sujetas a diversas.[13] La
bipolaridad como única posibilidad reduce la presencia y acción de
otros
actores, además de no posibilitar otro tipo de relaciones fuera del
«antagonismo».[10]
En Occidente se puede apreciar cómo
con en el transcurrir del tiempo el dualismo/antagonismo se ha
convertido en
una premisa demasiado presente en muchas de las reflexiones de las élites políticas y sociales. Así en la propia
Grecia, tal
como hemos visto, comenzaron a funcionar estas tendencias, igualmente
en el
mundo judío, tal vez en relación con algunas elaboraciones babilónicas (mazdeismo, maniqueismo,
etc.), lo
que tiene su continuidad en el cristianismo (recuerdese
que uno de los pocos elementos en los que aparece la trinomía
es calificado de misterio: la Santísima Trinidad). Posteriormente en la
construcción del estado moderno frente a las aristocracias Maquiavelo
usa de continuo el antagonismo; las «antinomias»de Kant
pueden interpretarse en este sentido; la conocida proposición de Hegel: tesis y antítesis es una nueva propuesta
antagónica;
Darwin (en su teoría central de la lucha de las especies) y finalmente
el
marxismo que, a pesar de la supuesta inversión epistemológica con
respecto a Hegel, sigue viendo la lucha de
clases
(dominantes/dominados) como motor de la Historia.
Desde esta perspectiva intentaríamos
superar la aproximación dada por dialécticas negativas/dualistas de las
que se
pueden desprender obstáculos para una «liberalización» real tales como:
engrandecer lo negativo y empequeñecer lo positivo; no creer en la
«especie humana»
(sataniza las actitudes de los individuos);
desmovilizar, bloquear, fragmentar la capacidad de acción de los
individuos;
romper las líneas de negociación; mostrar la realidad como una lucha
entre el
bien y el mal; acentuar el mecanicismo frente a los «demonios»; hacer
hincapié
el dogmatismo frente al mal y la violencia; poseer la verdad y basta,
no hay
diálogo; no estudiar, no debatir; estancar las ideas; sentimientos por
encima
de la razón; barbarie contra barbarie; no existen planteamientos
metodológicos
ni epistemológicos ni axiológicos; no existe crítica ni autocrítica (no
se
reconocen los pensamientos que no son neutrales...); olvidar la matriz
social
dialéctica y abierta; crea el síndrome de no salida, refuerza la
pasividad, asi como la creencia en aspectos sobrenaturales al no
encontrar respuesta en los terrenales; genera impotencia, frustación e
inmovilismo; o es el no cambio.
Las propuestas dialógicas de Sócrates y Platón deben ser recuperadas como un recurso imprescindible para la comprensión de la complejidad de los fenómenos históricos. La propia historia nos otorgó tales recursos y de ella hay que recuperar todo su potencial para darle un mayor sentido al paso de los tiempos. Como cabe imaginar, la utilización de dialécticas abiertas ofrece muchas más posibilidades interpretativas de las realidades sociales, de las relaciones y dinámicas entre los individuos, grupos y comunidades; asimismo, permiten una mejor adaptación discursiva de nuestras teorías al discurrir y a la existencia de los agentes de la realidad.
Por
último, al hablar de dialécticas abiertas en el Mediterráneo estamos
abordando
no sólo un tema historiográfico, sino también uno epistemológico,
porque en
definitiva lo que definimos es una de las matrices epistémicas
sobre la que sustentamos nuestras formas de pensar.[11] En
consecuencia, la dialéctica y el diálogo
tienen un valor añadido para la Investigación para la Paz como
herramientas
para afrontar el estudio y la gestión de los conflictos. La
propia
interpretación de los conflictos, sujetos a diversos actores,
intereses,
percepciones y dinámicas, obliga a la búsqueda de presupuestos teóricos
y
metodológicos que sean capaces de asumir estas
dinámica
Las relaciones que se establecen
entre los diversos elementos presentes en los procesos sinápticos
nos muestran una realidad múltiple, con avances y retrocesos, con
capacidad de
reciclar algunos de lo transmisores, y unas dialécticas abiertas.
Los sensores,
presentes en toda la naturaleza, son los encargados de recibir lo más
apropiadamente la información (véase teorías de la información) y
transmitirla
de un espacio a otro. Las “decisiones” dependen directamente de la
capacidad de
recepción y transmisión de la información. Los diferentes
lenguajes tienen que
tener en cuenta estas circunstancias. El lenguaje humano depende
directamente
de los sensores. Los sensores
nos inducen a hablar de la importancia de la “sensibilidad”,[6]
de la capacidad de sentir lo que ocurre a nuestro alrededor...
Podríamos
relacionar, también, la capacidad de sentir con la empatía,
la simpatía, como capacidades de captar el estado de ánimo
(sus
emociones y sentimientos) de los demás, de los otros. Los sensores
evalúan y orientan hacia donde establecer
las
relaciones. Es imposible establecer relaciones hacia un espacio del que
no se
tiene información, no se conoce.
Las
teorías sobre la concurrencia, como otra posible línea
de búsqueda, nos
indican cómo en muchos sistemas existen una serie de recursos que no se
pueden
compartir, que no se pueden usar simultáneamente. El intento de hacerlo
provocaría colapsos, errores e interrupciones. Esta situación es propia
de
sistemas complejos y la solución para que todos los procesos de acceso
puedan
tener lugar pasan por la sincronización de los mismos. Uno de ellos
accede al
recurso en cuestión cuando termina alguno de los restantes y así
sucesivamente,
hasta que todos han podido disfrutar del mismo. Sin duda estamos
exponiendo una
situación “conflictiva” resuelta de forma cooperativa, sólo que en este
caso ha
sido definida por la ciencias de la
computación,
aunque sin duda nos es aplicable a los sistemas vivos.[7]
Y, por último, las diversas teorías de la
comunicación inciden en estas problemáticas, ...
–lo
cual mucha veces es indicativo del grado de complejidad del
sistema- y las diversas propuestas trans (culturales,
religiosas o disciplinares) son intentos de reconstruir
las relaciones a lo largo de los sistemas.
2.
Dialécticas
finas y abiertas
Los
algoritmos y … el comportamiento de la sinapsis nos muestran cómo en la
naturaleza y particularmente la evolución biológica está regida por
múltiples
relaciones, intercambios, cambios, a veces imperceptibles pero que
finalmente
pueden llegar a producir el prodigio mundo de la vida en el planeta
tierra. Sin
ninguna duda que estos procesos nos obligan a introducir cambios en
nuestras
percepciones de la realidad y en nuestros modelos epistémicos. En lo
que sigue
nos detendremos en las dialécticas que, para el caso que nos ocupa –las
dinámicas sociales y los conflictos- pueden ser de gran utilidad.
Entendemos por dialéctica[8]
aquella
propiedad que define las relaciones que se establecen entre los
diversos
elementos de un sistema. Podríamos decir que en nuestro contexto
cultural han
sido definidas fundamentalmente como binómicas
y
antagónicas, lo que ha contribuido a empobrecer y simplificar la
realidad.
Aún
reconociendo la importancia de las dialécticas binómicas
proponemos hablar de trinómicas, o polinómicas –como son los enlaces de las
neuronas-, en
las que
existen varios nomos,[9] o lo que es más interesante partir de unas
premisas abiertas en las que tengan cabida unas u otras. Que sea la
realidad la
que nos indique si son uno, dos, tres o varios nomos los que están en
relación,
los que explican su constitución y dinámica. Por tanto sólo merece la
pena
detenerse en la reconstrucción las propuestas que creamos relacionadas
con las «dialécticas polinómicas»,
desde realidades multiculturales y multifactoriales, y establecer desde
ellas
relaciones dialógicas y democráticas.
Estas
teorías deberían ser a su vez holísticas
por
considerar todas las interacciones posibles y la pertenencia a un
universo
global del que formamos parte todos los seres vivos y los componentes
del
cosmos; posibilistas en cuanto se
adaptan a la realidad de lo posible sin olvidar lo deseable, conecta
las
realidades de paz individuales con las grupales, regionales y globales,
nos
permiten ser actores de la paz desde nuestras realidades y nuestros
conflictos;
pragmáticas por su descripción «realista» del mundo para promover la
equidad y
la justicia; reformistas en tanto que
intenta aprehender la realidad tal cual es y partir de ella
transformarla al
máximo; negociadoras porque reconocen las realidades y potencialidades
de cada
uno de los actores de los conflictos y a partir de ello intenta
interrelaciones
que mejoren las condiciones de partida; etc.
En
cualquier caso, considerar las diversas circunstancias concurrentes no
quiere
decir que todas tengan el mismo alcance y significado. Hay que huir de
ambigüedades, eclecticismos y «empates
técnicos» en los que todas las circunstancias sean «valoradas» por
igual
independientemente de su alcance. Esto nos sumergiría en una especie de
«sopa boba», en la que todo vale, y en la
que las ciencias
sociales pierden todo su sentido interpretativo y transformador. Cada
elemento
debe de ser evaluado de acuerdo con su significado, sus relaciones y
repercusiones
coyunturales, estructurales y en la conformación de una sociedad
justa, equitativa y pacífica.
Cualquier
cultura debe ser abordada como «compleja», que no es sino reconocer
nuestras
propias limitaciones, que existen tantas variables que difícilmente
alcanzamos
a comprenderla. Variables sociales, culturales, religiosas y políticas,
que
sólo pueden ser comprendidas desde la importancia que le demos a cada
una de
ellas, de la importancia que le otorgemos
a papel de
cada una de ellas. Cada simplificación teórica o práctica conlleva
errores que
después son difíciles de recuperar. La dialéctica y el diálogo nos
deben ayudar
a que esto no ocurra.[12]
Para
ello, en consecuencia con las realidades de la paz y los conflictos
descritas es necesario adaptar, potenciar, especular con nuevas dialécticas
abiertas en cuanto consideran que en la realidad de los conflictos
pueden
intervenir múltiples actores y múltiples motivaciones; holísticas
por considerar todas las interacciones posibles y la pertenencia a
un
universo global; posibilistas en
cuanto se adaptan a la realidad de lo posible sin olvidar lo deseable,
conecta
las realidades de paz individuales con las grupales,
regionales y
globales, nos permiten ser actores de la paz desde nuestras
realidades y
nuestros conflictos; pragmáticas por su descripción «realista»
del mundo
para promover la justicia; reformistas
en tanto que intenta aprehender la realidad tal cual es y partir de
ella
transformarla al máximo; negociadoras
porque reconocen las realidades y potencialidades de cada uno de los
actores de
los conflictos y a partir de ello intenta interrelaciones que mejoren
las
condiciones de partida; etc.
Desde
esta perspectiva intentaríamos superar la aproximación dada por dialéctica
negativa/dualista que: engrandece lo
negativo y empequeñece lo positivo; no cree en la «especie humana» (sataniza las actitudes de los individuos);
desmoviliza,
bloquea, fragmenta la capacidad de acción de los individuos; rompe las
líneas
de negociación; la realidad aparece como una lucha entre el bien y el
mal;
acentúa el mecanicismo frente a los «demonios»; acentúa el dogmatismo
frente al
mal y la violencia; olvida la matriz social dialéctica y abierta; se
posee la
verdad y basta, no hay diálogo; no se estudia, no se debate; las ideas
se
estancan; sólo se retoma lo que interesa, conocimiento discriminado; el
sentimiento por encima de la razón; barbarie contra barbarie; no
existen
planteamientos metodológicos ni epistemológicos ni axiológicos; no
existe
crítica ni autocrítica (no se reconocen los pensamientos que no son
neutrales...); etc.[14]
Algunas
teorías matemáticas en su intento de interpretar la realidad tienen que
optar
continuamente a dimensionar las situaciones intermedias en las que
distintos
presupuestos se encuentran y buscan una salida acorde con el potencial
que cada
uno representa. De tal manera que no es ningún presupuesto el que se
impone
claramente de partida sino después de una serie de relaciones y
«mediaciones»
con todas los otros elementos presentes. Tales espacios son en muchas
ocasiones
los que definen la realidad por encima, incluso, del propio resultado
final.[15]
3.
Mediaciones[16]
Queremos
utilizar y dotar al concepto de mediación de su significado más
amplio.
De tal manera que nos sirva para “comprender” -en su doble significado
de
abarcar y entender- el espacio donde se transforman o gestionan las
relaciones
entre las diversas circunstancias presentes en una entidad humana
(personas,
grupos o especie).
La mediación es un concepto que
permite relacionar elementos distintos a través de agentes o elementos.
Estos
cumplen la función de: mediar, interponerse entre varias
circunstancias; ser
cierto intervalo o espacio físico, temporal o causal en el que deja de
producirse una determinada acción; estar o existir entre dos o más;
tomar un
«término medio» entre dos extremos. Lo más importante es que tales
mediaciones
terminan por influir en el transcurso de los acontecimientos, el
discurrir de
los hechos depende en gran medida de todo este tipo de mediaciones.
Más abstractamente, desde una
perspectiva filosófica, es la reflexión racional en la que se
incorporan más
ideas, es un proceso dialéctico racional y lógico a través del cual se
pueden
encontrar las relaciones concretas. Creo que es importante considerarlo
tanto
en su aspecto más abstracto, en la articulación de las ideas, como en
su
concreción práctica, en la interpretación de las realidades y las
acciones
prácticas que en tal sentido se puedan hacer.
Hasta
cierto punto las mediaciones quiebran la polaridad binomial
con la que muchas veces comprendemos y nos relacionamos -tensamos y
violentamos- con las realidades. Tal situación ha sido considerada en
cientos
de culturas -particularmente religiones- que han utilizado la figura
del mediador
para establecer las relaciones entre unos ámbitos y otros. En las
religiones un personaje mítico (héroe, semidiós...) establece la
relación entre
las fuerzas sobrenaturales y las comunidades humanas.
Podríamos
decir que se trata de una consecuencia topológica, en cuanto,
ubicaciones, espacios y representaciones
concretas de las
que hemos llamado dialécticas abiertas. Éstas, tal como
apuntábamos
antes, nos facilitan encontrar entes y prácticas humanos que enlazan la
paz y
la violencia, son precursores en muchas ocasiones de la
violencia pero
en otras son obstáculo de ella y estimulan la paz.
De
nuevo Kenneth Boulding
hace
una aportación relevante al estudiar el proceso por el cual se produce
el
movimiento de desde una paz «inestable» a otra «estable». Para
él los
sistemas sociales, al igual que muchas substancias químicas y otros
sistemas
biológicos, manifiestan fases y zonas de contacto entre unas y otras de
gran
variedad y complejidad, de tal manera que muchas organizaciones,
modelos y estructuras
están determinadas por tales zonas. Desde esta perspectiva la paz
puede
ser contemplada en diferentes fases según existe mayor o menor
justicia,
opresión, competencia, enriquecimiento, empobrecimiento, etc.[17]
De cualquier manera su capacidad «interpretativa»
y de articulación de la realidad está fuera de toda duda. En la
regulación
pacífica de los conflictos la negociación es una de las formas más
reconocidas
y dentro de ellas la mediación es el mecanismo utilizado en muchas
ocasiones
para favorecer y acercar las posiciones iniciales de los actores.
Por
todo ello creemos importante considerar -teórica y prácticamente- las mediaciones
como aquellos ámbitos o circunstancias en los que su problemática
(conflictividad), por diversas razones, no puede ser entendida -o no
opera- ni
como paz ni como violencia. Éstas pueden que varíen de acuerdo con el momento (espacio,
tiempo, actores, intereses) en los que se produzcan y jueguen un papel
u otro.
Son importantes por su capacidad para catalizar y dinamizar situaciones.
Desde
mi perspectiva las mediaciones nos permitirían entender las
relaciones
que en muchas ocasiones se producen entre la paz y la violencia, en
cualquiera
de sus manifestaciones, o más genéricamente entre la paz imperfecta y
la
violencia estructural. Ejemplo prototípico de tal mediación podría ser
el poder,
comúnmente caracterizado como violento, pero que en sus últimas
interpretaciones -en el sentido de «capacidad de transformar» puede
tener unas
aplicaciones más abiertas en las que su sentido violento no sea un
presupuesto
de partida sino una cualidad que adquiere según el uso que de él se
haga.
En
consecuencia las mediaciones deben ser también propiciadas,
buscadas,
potenciadas como paso intermedio, interlocutor, para la transformación
pacífica
de los conflictos. En este sentido, la comunicación, el intercambio de
información, el conocimiento de las condiciones, motivos e intereses de
los
otros espacios del conflicto, se convierte en un vehículo de indagación en la medida que interacciona las
circunstancias que definen la realidad. Desde este punto de vista las
propuestas de la ética comunicativa son absolutamente pertinentes.[18]
[1]. Este
texto es inicialmente un ensayo-borrador para el curso “La Paz
imperfecta.
Propuestas para una reconstrucción del pensamiento pacifista”, a
desarrollar en
el Master de Paz y Conflictos del Centro Bancaja
para
la Paz y el Desarrollo de la Universidad Jaume
I de
Castellón. Quiero pedir disculpas porque algunas de las ideas no estén
expresadas con toda la claridad necesaria, solo el intento precipitado
de compartir algunas de mis últimas reflexiones lleva estos errores. Se
ruega por tanto no copiar ni reproducir.
[3]. Cf.
DENNET, Daniel Clement (2004)
La evolución de la libertad, Barcelona.
[4] . La
acción del método generar y escoger no termina con la
producción del género humano. En un momento dado de la evolución de
nuestro
linaje nuestro cerebro comenzó a tener tan grande conectividad que pudo
emerger
la capacidad de concebir, transmitir e interpretar símbolos. Ahí surgió
la
posibilidad de que el algoritmo de selección natural comenzara a
aplicarse a
algo distinto de los genes, dando lugar al desarrollo de la cultura
humana. Esa
nueva evolución ha estado en curso ya por más de dos millares de
milenios,
desde los primeros homínidos que
probablemente
comunicaban por símbolos no orales, hasta los sapiens
que conversamos por Internet, pasando por los inventores de las
lenguas, la
escritura, la contabilidad, la versificación, los códigos secretos, los
templos
griegos, las catedrales góticas, las matemáticas y las ciencias
experimentales.
En nuestro tiempo, ha logrado producir algo tan impresionante como
sistemas de
símbolos que pueden generarse, transmitirse e interpretarse con
independencia
de la mente humana, en máquinas automáticas creadas por procesos
conscientes de
acumulación
de diseño(e):
las computadoras y las redes de computadoras. Parece que nos está
tocando
vivir, si no el fin de la historia que comenzara con los primeros
balbuceos de
los sistemas simbólicos, sí el comienzo de una etapa inédita suya que
quizás
lleguen a denominar nuestros descendientes –para bien o para mal– edad
de la desencarnación de los símbolos. GUTIERREZ,Claudio
(2002) “El agortimo”,
en El Humanismo para el siglo XXI, en
http://claudiogutierrez.com/NuevoHumanismo/Trinidad.html. El
mismo dice que “la evolución
por selección natural
es un algoritmo, el más antiguo y trascendente de todos.”
[5] . Las señales se
propagan de una neurona a otra mediante una complicada reacción
electroquímica.
Las sinapsis liberan sustancias químicas transmisoras y entran a la
dendrita,
con lo cual se eleva el potencial eléctrico del cuerpo de la célula.
Una vez
que se rebasa un cierto límite, se envía al axón un impulso eléctrico o
potencial de acción. El impulso se difunde a través de las ramas del
axón
llegando finalmente a las sinapsis y liberando transmisores en los
cuerpos de
otras neuronas. Las sinapsis que aumentan el potencial se conocen como
excitadoras y las que lo disminuyen como inhibidoras. Una
de las características más importantes de las conexiones sinápticas
es la plasticidad: capacidad para alterar a largo plazo la intensidad
de las
conexiones como respuesta a un patrón de simulación. Las neuronas
establecen también conexiones con otras neuronas y a veces con grupos
de ellas
capaces de migrar de un sitio a otro. Los mecanismos anteriores
constituyen el
fundamento del aprendizaje en el cerebro.
[6]. “Sensibilidad”
y “sensor” proceder de la misma raiz
“sentir”, etimológicamente de ...
[7] Es así como surge, de manera natural, la idea de
sección crítica,
que consiste en identificar de alguna forma el conjunto de operaciones
que sólo
pueden ser indivisiblemente realizadas por un proceso. La exclusión mútua es el acceso excluyente a una sección
crítica por
parte de un conjunto de procesos concurrentes. Hace escasos días ha
llegado a mis manos el libro REDORTA, Josep (2004) Como analizar conflcitos. Tipología de
conflictos como herramienta de mediación, Barcelona, que sin
duda merece ser introducido en estos debates.
Relacionado con este problema aparece el interbloqueo: cuando un proceso adquiere un recurso, lo hace de forma mútuamente exclusiva, manteniendo los que ya le han sido asignados y esperando hasta adquirir los que le faltan. Además cada recurso sólo puede ser devuelto por el proceso que le retiene, de modo que, en muchos casos se produce una espera circular, es decir, los procesos están envueltos en una cadena tal que el siguiente necesita los recursos que tiene algún proceso anterior. El interbloqueo consiste pues en que un grupo de procesos están suspendidos permanentemente por haber adquirido, cada uno de ellos, recursos que otros necesitan y además necesitar recursos adquiridos por alguno de los restantes.
De toda la discusión anterior se deduce que la comunicación entre procesos es imprescindible para el buen funcionamiento del sistema. Ésta puede efectuarse por diversos métodos, uno de los más empleados es situar puntos de sincronía en cada proceso, para asegurar que sólo se ejecutará el código por debajo de él si el resto de procesos ha llegado a su punto de sincronía. Otras alternativas son los monitores (para restringir el acceso a ciertas variables) o el intercambio de mensajes (síncronos o asíncronos).
En un sistema concurrente pueden estudiarse además multitud de propiedades, las cuales normalmente se clasifican en dos tipos: propiedades de viveza y propiedades de seguridad. Aquí sólo señalaremos una de las primeras, la startvation-freedom: consiste en asegurar que cualquier petición para entrar en una sección crítica será concedida en tiempo finito, en otras palabras, la situación ideal es aquella en la que no existe ningún proceso esperando indefinidamente a entrar en su sección crítica. Como esto no siempre es fácil de garantizar, se pueden relajar las pretensiones considerando la propiedad globalmente, conformándonos con que alguno de los procesos que haya realizado tal petición sea atendido. … En definitiva, los sistemas concurrentes ofrecen mayores prestaciones a los usuarios, pero también más dolores de cabeza a sus diseñadores.
En
el caso de la concurrencia, su complejidad natural hace
imprescindible el empleo de herramientas formales para su estudio. De
las
distintas líneas de investigación surgieron las álgebras
de procesos y las Redes
de Petri. En las álgebras de procesos
el punto
central de atención se sitúa en el estudio de las propiedades
algebraicas de
los operadores. Éstos se seleccionan de modo que puedan establecerse
fácilmente
relaciones con las construcciones más usuales de los lenguajes de
programación
(por ejemplo la recursión). Por su parte,
en las
Redes de Petri el esfuerzo se centra en la
semántica
de orden parcial de los sistemas, en la relación causal entre los
eventos y en
la caracterización estructural de su comportamiento. [Texto tomado de
la
introducción del “Grupo de Concurrencia” del Dpto. Sistemas
Informáticos y
Programación de la Facultad de Informática de la Universidad
Complutense de
Madrid http://dalila.sip.ucm.es/concurrencia/index.html]
[8]. Este
apartado ha sido desarrollado en MUÑOZ, Francisco A. - LORENTE LINDES
(2003)
“Dialécticas y diálogos desde el Mediterráneo antiguo”, en PÉREZ
BELTRÁN,
Carmelo y MUÑOZ, Francisco A., Experiencias del Paz en el
Mediterráneo,
Granada, pp. Algunas ideas al respecto
fueron expuestas en MUÑOZ, Francisco A. (2001) “La paz
imperfecta en un
universo en conflicto”, en La paz imperfecta, Granada, pp.
21-66. Algunos otros aspectos aparecen en el recientemente publicado
MOLINA, Beatriz y MUÑOZ, Francisco A. (eds.) (2004) Manual de Paz y Conflictos, Granada.
Quiero utilizar el
término
dialéctica en su significado etimológico griego original. La raíz dia- quiere decir «a través de», en un sentido
de
comunicación. Por tanto era cercano al término diálogo en cuanto que
éste
expresaba la comunicación entre dos -o más-, y esta precisión es
importante ya
que en su origen se reconocía la posibilidad de que hubiera más de dos
interlocutores. Los participantes del diálogo escuchaban las
argumentaciones de
los otros y les respondían en un proceso continuo de búsqueda de la
verdad
(también se podría entender que si ésta existe es dentro de este
proceso de
búsqueda). De esta manera la dialéctica puede ser entendida como las
relaciones
existentes entre varios elementos en la búsqueda de comprender la
realidad
[9]. Los múltiples significados de la
raiz nomos en griego (uso,
costumbre, manera, orden,
derecho, fundamento regla, norma, ley prescripción, estatuto,
ordenanza,
máxima, modo musicla, melodía,
canción....) nos
permiten entenderlo como «elemento del sistema de referencia», en
nuestro caso
el razonamiento.
[10]. Cabe recordar sin
embargo como este eje dual no es absolutamente universal, incluida en
la propia
Europa donde hay algunas propuestas mas abiertas, siendo en China,
desde
antiguo, donde mejor se representa las propuestas trinomiales
con la consabida relación ying, yang,
y el tao. Cf. GALTUNG, Johan (1995) «Hacia
una espistemología taoísta de la ciencia
social», Investigaciones
teóricas. Sociedad y cultura contemporáneas,
Madrid, pp. 209-221.
[11]. Las
dialécticas abiertas tienen una
cierto correlato con los sistemas «abiertos», en oposición con los
sistemas
cerrados (que se ciñen mecánicamente con las leyes de la
termodinámica),
intercambian energía e información con los componentes del entorno.
Sobre los
aportes de las diversas teorías al pensamiento sistémico véase: CAPRA, Fritjof (1998) La trama de la vida,
Barcelona,
particularmente las páginas 25-34 donde propone un cambio de paradigmas
en el
que se incorpore a la cultura occidental asertiva (donde
predomina los
elementos racionales, analíticos, reduccionistas,
lineales; expansionistas, competitivos, cuantitativos y dominadores),
el
pensamiento y los valores integrativos
(intuitivos, sintéticos, holísticos,
no-lineales; y
conservacionistas, cooperativos, cualitativos y
asociativos), para alcanzar un equilibrio dinámico entre ambos.
[12].
Las
dialécticas abiertas tienen una cierto correlato con los sistemas
«abiertos»
más allá de lo nominal. En cuanto que, en oposición con los sistemas
cerrados
(que se ciñen mecánicamente con las leyes de la termodinámica),
intercambian
energía e información con los componentes del entorno.
[13].
Cf.
GALTUNG, Johan (1995) «Hacia una espistemología
taoísta de la ciencia social», Investigaciones teóricas. Sociedad y
cultura
contemporáneas, Madrid, 209-221.
[14].
Sobre
los aportes de las diversas teorías al pensamiento sistémico -o
ecología
profunda, como le gusta al autor llamar- véase: CAPRA, Fritjof
(1998) La trama de la vida, Barcelona, particularmente las
páginas 25-34
donde propone un cambio de paradigmas en el que se incorpore, en la
cultura
occidental, el pensamiento y valores integrativos
(intuitivo, sintético, holístico,
no-lineal; y
conservación, cooperación, calidad, asociación) frente a los asertivos
ya de por si integrados (racional, analítico, reduccionista,
lineal; y expansión, competición, cantidad, dominación), para alcanzar
un
equilibrio dinámico entre ambos.
[15].
La
Teoría de juegos toma en consideración las distintas
posibilidades de
decisión de los actores (jugadores) y las combinaciones y
retroalimentaciones
que de ellas se podrían deducir. Aún más, la búsqueda del «equilibrio»
racional
exige en gran cantidad de ocasiones utilizar estrategias
probabilísticas. Cf.
DASGUPTA, P.,
MÄLER, K. G. & WEIBULL, J. and others (1993): Game
theory: Rationality and Equilibrium in Strategic Interaction,
Björkborn
Manor, Karlskoga.
Hasta
cierto punto los conjuntos difusos es un intento de la
matemática de
afrontar la delimitación no mecánica de la pertenencia «gradual» a un
grupo a
otro de acuerdo con la elección de las condiciones a satisfacer.
[16]. Este apartado igualmente desarrollado en MUÑOZ,
Francisco A. ( 2001)
La paz imperfecta ...
[17]BOULDING, Elise - BOULDING, Kenneth E. (1994) The Future. Images and Processes, London, 76-87.
[18]Cf. MARTÍNEZ GUZMAN, Vicent (1999) «Entre la paz imperfecta y la postmetafísica», Papeles de cuestiones internacionales 67, 11-16. Un desarrollo mas fundamentado puede verse en el trabajo del mismo autor en este libro.