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Estamos inmersos en el conmemorativo 1992, aunque a muchos nos parezca una efemérides bien poco gloriosa. Los poderosos que gobiernan el continente que fue considerado Nuevo Mundo, en su inmensa mayoría son criollos, y reivindican con orgullo su ascendencia española, como si sus raíces genealógicas en la vieja Europa legitimasen la explotación a la que hoy día siguen sometiendo a ese 40% de la población de América Latina constituido por los indígenas. Y así, las oligarquías nacionales aplauden con entusiasmo los fastos a los que se ha lanzado la antigua metrópoli, necesitada de compensar simbólicamente su pérdida de autonomía política. Pero se puede aprovechar la ocasión, el año de actualidad del que van a gozar entre nosotros los herederos y las víctimas de la conquista de América, para conocer un poco más a esos descendientes de las que fueron numerosas culturas indoamericanas, que en muchas zonas alcanzaron elevadas cotas de bienestar, paz y conocimientos, y que todavía no se han podido reponer de la esclavitud a la que fueron arrastrados por las autoridades coloniales y republicanas. Con esta intención de «conocer al otro» nos hemos interesado por el Proyecto EBI (Educación Bilingüe Intercultural) que se está desarrollando entre los quechuas del Ecuador. El coordinador nacional de este proyecto es Luis de la Torre, indígena de Otavalo, que trabaja en un despacho oficial en Quito, sin renunciar a las largas trenzas ni la indumentaria tradicional de los otavaleños. Comenzamos preguntándole por la CONAIE (Coordinadora Nacional Indígena de Ecuador) que es la responsable del proyecto: «La CONAIE fue fundada en 1980, aunque su gran crecimiento tuvo lugar entre 1986 y 1987, aglutinando ahora mismo a más de la mitad de los 3 millones de indígenas ecuatorianos, de los que 2 y medio de los 3 millones somos quechuas. Tratamos de mantener nuestra idiosincrasia propia, nuestra cultura y nuestra lengua. Al indígena todavía se le considera como antes: un burro-pie. Y de nuestra situación incluso se aprovechan los trabajadores no indígenas, con sus sindicalistas convertidos en burócratas. Aunque en ciertos asuntos se ha dado una simbiosis entre nosotros y los mestizos, ante la necesidad de buscar soluciones conjuntas, en general estamos solos, ya que los mestizos, aunque san pobres, no quieren luchar. En nuestras reivindicaciones sociales también tiene importancia la otra gran organización que existe en el país, creada casi al mismo tiempo que la CONAIE. Se trata del FEINE (Federación Indígena Evangélica de Ecuador), con una metodología y contenido desde el punto de vista de la religiosidad evangélica, que tratan de domesticar a la gente, pero tienen buenas personas. Aunque chocamos en muchos aspectos, sin embargo son muy agresivos contra el gobierno, y han logrado eliminar vicios como el del alcoholismo. Les sigue alrededor de la tercera parte de la población indígena.» A continuación le pedimos que explique el proyecto EBI: «La CONAIE es la impulsora de este proyecto, y ella es la que nombra y vigila la acción de sus responsables en el área educativa. Si alguien hace algo que no convence, se le piden explicaciones y se le da otra oportunidad, pero si no se mejora, se le agradecen los servicios y se nombra otro responsable. Teóricamente dependemos del Ministerio de Educación, pero en la práctica somos autónomos. Contamos con 53 escuelas de experimentación, con unos 5.000 alumnos, atendidos por 180 profesores indígenas bilingües español-quechua. Las escuelas están localizadas en la serranía y abarcan 7 provincias. Una vez que se demuestre su funcionamiento, queremos mover al Ministerio para aumentar el proyecto. Ahora mismo no hay capacidad económica para ampliarlo, y si funcionamos es gracias al apoyo de la GTZ, una organización del Ministerio de Cooperación de Alemania, que nos aporta ayuda técnica y económica, sin controlarnos: Las decisiones las tomamos nosotros. Gracias a este convenio con Alemania, en la educación de los indígenas manejamos más recursos que el propio Ministerio, que por sus vicios administrativos lo despilfarra. Nuestra idea es ir consiguiendo competencias en otras áreas, como la sanidad, pero todavía no nos las dan. Representamos el 30% de la población de Ecuador, y queremos resolver nuestros problemas.» Finalmente, le pedimos su opinión sobre el Quinto Centenario: «En 1990 se celebró un congreso de los indígenas de toda América, que se pronunció en contra de celebrar el Encuentro de Dos Mundos, y a favor del reclamo a la opinión mundial, bajo el lema 500 años de Resistencia Indígena. El atropello del que fuimos objeto se tiene que conocer. La gente actual debe reconocer sus raíces y asumir una posición social de colaboración y no de rechazo. Hay una responsabilidad nacional, una culpa de los criollos en la continuación de la opresión. Queremos difundir la situación concreta en la que nos encontramos hoy mismo.» En estas
páginas damos cabida a esta
lejana pero al mismo tiempo cercana voz que reclama para los
«naturales»
de América el trato digno al que tienen derecho, y por el que
están
luchando, una lucha que en muchos países les está
exterminando,
porque los poderosas no ceden en sus privilegios. Y como
colofón,
lamentemos que desde la España, que fue la primera nación
en desvertebrar las culturas nativas de América, no se
establezcan
mecanismos de ayuda cultural que permitan el desarrollo de proyectos de
educación bilingüe por todos los rincones de las antiguas
colonias,
tantas veces despojadas de sus riquezas humanas y económicas.
Con
una parte de los gastos inútiles del Quinto Centenario
sería
suficiente para cubrir este mínimo y obligado objetivo. |
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