Angelika
Rauch:
The
hieroglyph of tradition.
Freud, Benjamín, Gadamer, Novalis, Kant.
Madison, Fairleigh Dickinson
University Presses, 2000.
Por:
Inmaculada Jáuregui
y Pablo Méndez
El presente libro se erige
como una defensa de la tradición entendida ésta como un proceso
comunicativo de la transmisión de la experiencia humana y su
significado.
Así, la autora desarrolla una teoría de la tradición
que, en contra de los postulados más críticos según
los cuales la tradición va de par con la ideología y el pensamiento
liberal hegemónico, se yuxtapone a la historia. En este sentido,
la tradición es concebida como el proceso de autoconciencia de lo
humano y, por lo tanto, atraviesa de forma transversal todo su ser: una
epistemología del Bildung. El concepto romántico de Bildung
o cultura resulta ser la noción pilar de la tesis tradicionalista.
La tradición se entiende
desde un punto de vista hermenéutico como aquel otro de la conversación
que por su lejanía requiere de una interpretación para comprender
la materialidad de la cultura como algo exterior a nuestra experiencia
y entendimiento. Así, sólo por medio de la tradición
puede el orto establecer un marco de referencia u horizonte de
significación
que es significativo para el individuo. Siguiendo esta perspectiva
hermenéutica,
la tradición una activamente a los seres humanos en una comunidad
articulada por un estado ideal de vida en común. La tradición
es así diálogo con los predecesores y los precedentes. Diálogo
que tiene una capacidad transformadora sobre el individuo.
El desarrollo de esta tesis
tradicionalista se articula a través de las lecturas estéticas
de Kant y Novalis, focalizando la dimensión psicoanalítica
de estos trabajos. Además de estos autores, Angelika Rauch ahonda
en la hermenéutica de Gadamer y Lacan, hasta hacerlos converger.
De Walter Benjamín extrae principalmente el concepto de alegoría
que justifica su tesis de la tradición sobre la historia.
Otros
autores también
considerados en esta formulación de una teoría de la tradición
incluyen a Hayden Whyte, Julia Kristeva y Jacques Derrida. Todos estos
interlocutores del diálogo entablado por la autora ayudan a descifrar
la tradición entendida como un jeroglífico que pide ser descodificado
si queremos entender la naturaleza humana a partir de la experiencia de
nuestros ancestros. Experiencia que la autora considera absoluta y
objetiva,
por oposición a las posmodernas concepciones relativistas,
constructivistas
y por lo tanto subjetivas.
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