Fernando
Ventura Pons:
Democracia
y sindicalismo
de Estado. Elecciones sindicales en el Área Sanitaria de Sevilla.
Un estudio antropológico.
Madrid,
Fundación
de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo. 2004: 539 páginas.
Por:
Beltrán
Roca Martínez
Con este excelente trabajo
Fernando Ventura ha traspasado las barreras invisibles que
circunscriben
los objetos de estudio posibles y nos invita a cuestionar lo
incuestionable.
Se ha atrevido a ubicar su lente sobre la idea más sagrada -junto
a la de mercado- en que se fundamentan las sociedades
contemporáneas:
la democracia. Desde la escuela y los medios de comunicación
se nos dice que la democracia es algo bueno, cuanto menos "el menos
malo
de los sistemas políticos". Sin embargo, no se propone la pregunta
de si vivimos o no en una democracia. Si el buen científico es aquel
que no da nada por sentado, las investigaciones más interesantes
son las que analizan desde el extrañamiento las verdades más
verdaderas. El autor distingue dos formas básicas de entender la
democracia: la «democracia representativa», hegemónica,
representada en este caso por Shumpeter, en la que los ciudadanos
delegan
en un gobierno los asuntos públicos, y la «democracia directa»,
representada por Noam Chomsky, que propugna la participación activa
del pueblo en los asuntos que le atañen. Esta investigación
se centra en el modelo hegemónico de democracia.
El libro se encuentra dividido
en tres partes: teoría, descripción etnográfica y
entrevistas. En la teoría, "donde se explica académica
e inexorablemente aquello de lo que se va a hablar", Ventura expone
de manera didáctica y crítica el marco de análisis
que ha utilizado -la teoría de los campos de Bourdieu y el análisis
del discurso de Foucault-, las bases teóricas sobre las que sustenta
su acercamiento -de Korsch a Derrida, pasando por la Escuela de
Frankfurt,
Maffesoli o Baudrillard-, las técnicas de investigación y,
finalmente, un esbozo del sistema sindical español y de la estructura
y funcionamiento de las organizaciones sindicales. Ventura entiende que
los sindicatos se encuentran en un «campo social» donde hay
relaciones de fuerza y de cooperación entre una serie de individuos
e instituciones. Según Pierre Bourdieu, en los campos se compite
por el control de cada uno de los espacios sociales donde se juega por
la acumulación de cualquiera de las diferentes especies de capital
-económico, cultural, social o simbólico-, hay normas, se
despliegan estrategias y tácticas, se hacen apuestas, se genera
un habitus -sistema de disposiciones que permite desenvolverse
con
cierto éxito en su interior-, etc. Todo esto se encuentra, afirma
Fernando Ventura, en el campo de juego sindical. Michel Foucault
también
influye en la perspectiva del autor, busca las formas de resistencia y
oposición al poder de los sindicatos entre los trabajadores. Si
rechazamos la concepción jurídico-discursiva del poder y
nos acercamos a una concepción reticular, podremos comprobar que
la mayor parte de las resistencias y oposiciones al poder -en este caso
el poder de los sindicatos- no se produce de manera abierta y
manifiesta,
sino a través de la indiferencia, la desafección, el desinterés
y la no implicación. Es esta manera de observar el poder, continuada
por otros autores como James Scott, la que más frutos está
dando y la que más acertadamente se acerca a su análisis.
Por otro lado, Foucault nos recuerda que el discurso está
indisolublemente
ligado al poder. Habrá, por tanto, que analizar los procedimientos
de producción del discurso: descubrir aquello de lo que es posible
hablar y quiénes son los actores capacitados para determinar cuál
es el discurso legítimo.
Entre los distintos científicos
y pensadores que componen el marco teórico, Jean Baudrillard me
parece uno de los más interesantes. Este autor se propone deconstruir
el marxismo, pues ha sido la forma más extendida de oposición
al poder, pero también la responsable de la neutralización
de las energías revolucionarias. La raíz del fracaso de la
teoría marxista está en su aceptación -al igual que
la ideología burguesa- del productivismo. Entiende el productivismo
como una cadena conceptual que incluye las nociones de trabajo,
producción,
técnica, etc. El "desarrollo de las fuerzas productivas" del
materialismo
histórico conllevaba la asunción de la misma noción
de trabajo que había desarrollado la burguesía. Las organizaciones
obreras asumieron esto reprimiendo otras manifestaciones
revolucionarias
más inspiradas en el rechazo al trabajo alienado y defensoras del
componente lúdico y creativo del mismo: ludditas, anarquistas,
bandoleros,
etc., fueron tachados por la historiografía marxista de "rebeldes
primitivos". El error de Baudrillard consiste en negar toda posibilidad
de organización sindical que rechace el productivismo. En su opinión,
la revolución sólo es posible a través de la inversión
de lo simbólico, y no en el plano socioeconómico. Se contradice
a sí mismo, por tanto, oponiendo una revolución cultural
a una revolución social. En sus textos siempre ha mostrado cómo
lo simbólico y lo socioeconómico se encuentran articulados
formando un todo inseparable y, lo que es más, ha criticado el dualismo
occidental naturaleza/cultura o ideal/material como representación
ideológica que fundamenta múltiples procesos de dominación
(los civilizados sobre los salvajes, los humanos sobre los animales,
los
patrones sobre los obreros, los hombres sobre las mujeres…). La clave
principal
de estas páginas dedicadas a las teorías de diversos autores
es si, dada la crítica de la racionalidad política moderna,
existe alguna posibilidad de construir algún tipo de sindicalismo
alternativo, cuestión que queda abierta a la libre interpretación
del lector.
Dentro de los últimos
epígrafes de esta segunda parte, dedica un capítulo especialmente
interesante a los orígenes del actual sistema de representación
de los trabajadores en base a las elecciones sindicales y los comités
de empresa, en el contexto de la llamada "transición democrática"
española. Durante los últimos años del franquismo,
y especialmente tras la muerte del dictador, España disfrutaba de
una oleada de protagonismo obrero: el número de huelgas se disparó
-incluso huelgas de solidaridad, hoy ilegales-, profusión de asambleas
de trabajadores, ocupaciones de fábricas, encierros en templos,
etc. Todas estas actividades desarrolladas a pesar de la persecución,
encarcelamiento e incluso asesinato de sus protagonistas. Los
sindicatos
se legalizaron y, a medida que el régimen iba llegando a
su fin, los líderes de las diferentes fuerzas sociales fueron
negociando
el nuevo modelo de sociedad que lo vendría a sustituir. Diversos
factores confluyen sinérgicamente para consagrar el definitivo
desencanto
y la desmovilización de la mayor parte de los trabajadores: la
centralización
de las organizaciones obreras, su decantación por un modelo de
relaciones
laborales basado en los pactos en lugar del conflicto, la crisis
económica
y los procesos de reconversión industrial, el fomento del
individualismo
en los trabajadores, etc.
A lo largo de la segunda
parte el autor tratará de dar respuesta a la siguiente pregunta
a través de la descripción de procesos concretos: "¿Poseen
en nuestros tiempos los sindicatos capacidad transformadora?" (p. 81).
En la descripción etnográfica -"donde se cuentan y se
interpretan las cosas que pasan"-, Ventura nos deleita con una
minuciosa
etnografía, descripción densa que diría Geertz,
de la preparación, desarrollo y desenlace de las elecciones sindicales
celebradas en diciembre de 1998 en uno de los centros de trabajo del
Servicio
Andaluz de Salud (SAS), en concreto en el Hospital Universitario Virgen
del Rocío, que pertenece a la Zona Centro del Área Sanitaria
de Sevilla. Toda etnografía es una descripción interpretativamente
guiada, no existen retratos desinteresados y asépticos de la realidad.
Este trabajo constituye una lucha de interpretaciones, lucha que se ha
encarnado en el interior del mismo autor ocasionándole no pocas
incomodidades: interpretación científica, que pretende racionalizar
el orden social vigente; interpretación sindical, que trata de
autojustificarse;
e interpretación de los trabajadores, que ven todo con gran
escepticismo.
Desde su triple condición de sindicalista, trabajador sanitario
y antropólogo, el autor se esfuerza por enfrentar estas tres
perspectivas
en un plano de igualdad.
Fernando Ventura nos desvela
de manera no inocente cómo funciona la maquinaria electoral en el
ámbito sindical. Los resultados de su investigación confirman
su hipótesis de partida: el sindicato antiguo ha sido
reemplazado
por una estructura radicalmente distinta bajo un mismo nombre. El
sindicalismo,
como forma de auto-organización obrera con objetivos de transformación
radical de las estructuras socioeconómicas, ha sido sustituido por
lo que llama Sindicalismo de Estado, un sindicalismo reconciliador que
responde a otro tipo de intereses -intereses corporativos del mismo
sindicato,
intereses profesionales de dirigentes y liberados, etc.- y ha acabado
formando
parte del complejo entramado de instituciones que aseguran la
reproducción
social.
En la tercera y última
parte del libro nos ofrece una serie de testimonios de diversos
sindicalistas
que narran sus experiencias biográficas y sus planteamientos en
torno al problema tratado. Sindicalistas convencidos, sindicalistas
resignados,
sindicalistas desengañados y anarcosindicalistas de antaño,
exponen sus vivencias y reflexiones sobre diversas organizaciones
sindicales.
Este libro
Fernando Ventura
trata de condensar una parte de su investigación doctoral dirigida
por el profesor Elías Zamora, actualmente director del Departamento
de Antropología Social de la Universidad de Sevilla. A mi modo de
ver, se impone como una obra imprescindible para todos aquellos que
pretendan
sumergirse a investigar, o al menos reflexionar, sobre las
organizaciones
sindicales y su papel en las sociedades contemporáneas. También
resulta muy aconsejable para aquellos -doctos o no- interesados en la
Antropología
Social, especialmente en la Antropología Política. El político
y el científico se mezclan aquí para ofrecernos una sugerente
y perversa lectura, escrita en un estilo sencillo y accesible a pesar
de
la complejidad de la temática abordada.
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