|
|||||||||||||||||||||||||||
|
|||||||||||||||||||||||||||
Introducción.
La
expansión y desarrollo de nuevas religiones en Río de la
Plata
En las últimas décadas, y especialmente luego de la salida de los regímenes de facto en el Río de la Plata (Argentina, 1983; Uruguay, 1985) se ha podido observar una ampliación y pluralización del espacio religioso que lleva a la aparición de cultos no tradicionales en la región. Han quedado expuesta nuevas formas de pertenencia y de vivencia religiosa: "Ahora la construcción del itinerario creyente recae más en las personas y está menos regimentado por las instituciones" (Da Costa 2005: 366). La ampliación del abanico religioso se vislumbra con la "instalación en el espacio público de nuevas manifestaciones como los pentecostales, pero también de experiencias de otros orígenes culturales, persas e hindúes, así como la religiosidad afrobrasileña" (Da Costa 2005: 350) De forma gradual, la sociedad científica se ha ido aproximando a este fenómeno intentando dar una explicación de sus motivos; específicamente se ha observado un verdadero "trashumar" de los creyentes de una religión a otra, lo cual marca un punto de diferencia con el culto religioso tradicional (católico). Desde esta perspectiva, se considera la adhesión a los nuevos cultos como una búsqueda de respuestas ante la crisis económica, social, especialmente en lo laboral, que afecta la región. Con respecto al Uruguay, con una sociedad considerada mayoritariamente no creyente, con una temprana separación de la Iglesia y el Estado, el crecimiento de estas nuevas religiones y sectas son un "índice del abandono, no solo del racionalismo positivista tradicionalmente predominante en el sentido común uruguayo, sino de los dogmas racionalizados de las religiones tradicionales" (Menéndez 1997: 244). Esta
situación se puede ejemplificar
con la simple exposición de la diversidad religiosa en la Cuenca
del Plata, especialmente en el Uruguay, la cual cubre desde la Iglesia
católica apostólica romana, la anglicana, hasta la
ortodoxa
griega, armenia y rusa; la evangélica valdense, metodista,
menonita,
luterana, reformista húngara, bautista; asambleas de Dios,
pentecostales,
ondas de amor y paz, Dios es amor, ciencia cristiana, testigos de
Jehová
, orientales, mesiánica mundial; fe baha'í, Krishna,
budismo
e hinduismo en general, afrobrasileños, judía,
teosóficas,
espiritistas, entre otras (Da Costa 1996: 128-130). Los cultos de posesión Los cultos afrobrasileños son cultos de "posesión", pues en los ceremoniales sus adeptos son incorporados o poseídos por orishas (espíritus sobrenaturales), caboclos, pretos velhos, exús y otras entidades propias del culto. Esas corporizaciones se ponen en evidencia en los estados de trance en que caen los médiums durante los ritos. Para comprender este culto se requiere tener algunos conceptos que sirvan de guía. Luego de atender a sus características estructurales, nos referiremos a su ulterior desarrollo en el Río de la Plata (Pi Hugarte 1998: 25-26). a) Macumba Con este término se designa las formas brasileñas de vudú y santería, o el culto a deidades africanas a través de la magia y la posesión del espíritu. Estrictamente hablando no hay una religión "macumba". La palabra se refiere a las dos principales formas de culto en Brasil: candomblé y umbanda. El macumba refiere algunas veces a la magia negra, pero este culto es denominado actualmente quimbanda (Castillo 2005: 160). b) Candomblé Los dioses predominantes en el candomblé son el Iemanjá, Xango y Oggún. Las figuras de los santos católicos representan lo que se denomina orishas, incluso Jesús, también denominado Oxalá. El primer centro candomblé fue organizado en 1830, en la ciudad de Salvador, Brasil, capital del estado de Bahía, por tres esclavas africanas. Estas mujeres tomaron las tareas que antes realizaban sacerdotes hombres, pues éstos debían ir a trabajar a los campos. Las tres sacerdotisas llamadas "las madres de los santos", entrenaron a otras mujeres denominadas "hijas de los santos", para proseguir con sus tareas, dejando a los hombres fuera de escena. Hasta el presente los hombres cumplen en el candomblé tareas más de tipo político que espiritual (Castillo 2005: 162). Las ceremonias de candomblé incluyen invocaciones a los dioses, plegarias, ofrendas y posesiones por parte de los orishas (dioses). Las tradiciones afrobrasileñas acentúan la importancia de la cura del espíritu, de tal modo que los seguidores del candomblé creen que una gran cura ocurre cuando la persona se vuelve una con su orisha (hombre o mujer) durante la iniciación al culto. Cuanto más fuerte sea el orisha (por ejemplo, dioses como Xango u Ogun) más violenta e intensa es la posesión (Pi Hugarte 1998: 25) . Una de las mayores celebraciones, la del Iemanjá ("diosa de las aguas"), tiene lugar cada primero de enero en las playas, extendiéndose por todo el Brasil. La ceremonia del Iemanjá es un tanto informal e incluye personas que se adentran en el mar en el crepúsculo. Algunas sacerdotisas o maes de santo encienden velas y purifican y ordenan nuevas sacerdotisas. A medida que el sol se pone, la gente decora pequeños botes de madera con flores, velas y figuritas de los santos. En la medianoche los barcos se sueltan. Si el barco se hunde, Iemanjá (semejante a la Virgen María) acepta la ofrenda de sus hijos y promete ayudarlos y guiarlos por otro año más. c) Umbanda No encontramos umbanda hasta 1904, teniendo su origen en el hinduismo y budismo, agregado a creencias de origen africano. La idea básica es que la comunicación con espíritus no es solo posible sino también necesaria para la cura espiritual. La aceptación de las reencarnaciones más tempranas de las personas tiene, asimismo, una gran importancia en las practicas de umbanda (Castillo 2005: 162). La palabra umbanda deriva, probablemente, del término sánscrito aun-gandha, que significa "el principio divino". Los umbandistas temen el contacto directo con los orishas (dioses), pues dicho contacto sería demasiado intenso para los mortales; por tanto, se utilizan los servicios de ancestros que actúan como mediadores para la comunicación con los dioses (Pi Hugarte 1998: 25). Las ceremonias umbandistas comienzan con el llamado al exus (fuerza de la naturaleza mensajera de los dioses) para la protección contra la maldad. Entonces las madres o los padres (en umbanda hay sacerdotes masculinos) de los santos son poseídos, invitando a todos a recibir los espíritus y los ángeles guardianes. Los guías espirituales son usualmente ancestros africanos o nativos americanos, o un niño que murió joven. El guía más popular brasileño es el "negro viejo" (preto velho) y la "negra vieja" (preta velha), que representa la sabiduría de viejas esclavas. Aquellos que reciben los espíritus asumen las características de posesor, ejecutando danzas medicinales, dando vueltas al son de tamboriles y cantos, fumando cigarros y pipas (Castillo 2005: 158). Los umbandistas creen que la cura del cuerpo físico no puede ser alcanzada sin curar el espíritu abriendo la entrada a la guía de un espíritu por medio del trance. Los espíritus entran al cuerpo por la cabeza de la persona y perciben el cuerpo físico a través del denominado "tercer ojo" ubicado en el centro de la frente. Los espíritus nunca mueren viajan en eterno viaje a otros mundos y algunas veces reencarnan en otro cuerpo físico. Cada vez que el médium reciba una guía espiritual, la mente del médium y la del espíritu es llevada a otros planos de la conciencia. d) Quimbanda Para
los practicantes del quimbanda
o cuimbanda, los espíritus malvados de la naturaleza son
necesarios en la magia negra. Como en el candomblé y el umbanda,
los quimbandistas utilizan fuerzas de la naturaleza como mensajeras de
los Dioses pero apelan a aquellas identificadas como las que manejan
mejor
los trucos y son especialistas en brujería y hechicería.
El "rey Exu" a menudo se identifica con Lucifer trabajando con
Belcebú
y Astarot, llamado Exu Mor y Exu de las Encrucijadas. El Exu de los
Caminos
Cerrados inspira el máximo temor entre los brasileños. Si
las plegarias son exitosas, las víctimas pueden perder el
trabajo,
amor y familia, y eventualmente morir, encontrando todos "los caminos
cerrados",
a no ser que sean tratados por la magia blanca de los orishas: santos
católicos
o incluso Jesús (Pi Hugarte 1998: 25). Creencias básicas del umbanda En primer lugar, se debe remarcar que se cree en la existencia de una divinidad suprema a la cual el hombre no tiene acceso, por no estar preparado para ello. Esta divinidad se conoce con tres nombres distintos: Zambí, Olorum y Obatalá. En segunda lugar, existen seres intermedios entre la divinidad y el hombre, que tienen el nombre de orishas (espíritus superiores) Además de lo anterior, se cree en la reencarnación, como una forma de vuelta del espíritu al cuerpo, buscando corregir los errores cometidos por ese espíritu en encarnaciones anteriores. No hay diferencia entre natural y supernatural: son dos planos distintos, en distinta "vibración". En tercer lugar, los espíritus sin cuerpo pueden ser accedidos a través de los médiums. Cada ser humano, de hecho, tiene un guía espiritual que se puede conocer por el médium. Finalmente,
el concepto del mal es relativo:
Los espíritus dedicados al mal son imperfectos, en estado de
aprendizaje,
que luego de superar su ignorancia terminarán fundiéndose
con la divinidad y así alcanzarán la perfección
(Solla
Olivera 1992: 21-22)
Panteón
umbandista
Olorum:
Dios supremo. No tiene culto, no se
le representa y se manifiesta a través de los orishas (Ramos
1935:
20) Los orishas Son entidades intermedias entre el hombre y el Dios creador: - Oxala: Es el más importante de los orishas, el primero creado por Olorum. Fue sincretizado con el Cristo de los últimos días. - Xango: Orisha del rayo y del trueno, es muy temido y respetado. Se lo sincretiza con san Jerónimo. - Ogún: Orisha del hierro y de la guerra (Verger 1982: 92). Se lo une a san Jorge. - Oxossi: Orisha de los cazadores, sincretizado con san Sebastián. - Iemanja: Este orisha "es la reina del mar, protectora de los marinos, de los pescadores, cuenta con muchas entidades marinas que la ayudan, como ninfas y sirenas" (Orphanake. 1985: 16). - Exú: Es el orisha que controla los lugares ocultos y peligrosos, amén de las encrucijadas (Orphanake 1985: 18); se lo une al diablo. Come pollo rojo o negro y se le ofrendan machos cabríos. - Otros
orishas: Oxumare, Naranburucu, Oba,
Xapana, Ibeji y Oia
Sincretismo
religioso
El culto ha incorporado varios elementos de la cristiandad: por ejemplo, es posible observar la presencia de crucifijos en los templos, así como la identificación de diversas deidades africanas con santos católicos. Muy probablemente, las danzas rituales en honor de los santos cristianos buscaban evitar la confrontación con la Iglesia. Este sincretismo se puede entender también desde la perspectiva de una religión dinámica y politeísta, donde los santos cristianos han sido considerados como los "orishas del territorio" donde estaban viviendo (los patrones que regían esa área). Por tanto, en el umbanda se unen elementos de culturas de origen africano, amerindio y europeo. Los distintos orishas se vincularon con las distintas figuras cristianas. Como hemos visto, a manera de ejemplo: -
Ogum (orisha de la guerra): san Jorge.
- Xango (orisha del rayo): san Jerónimo. - Iemanjá (orisha de las aguas): la Virgen María. - Ibeji (orisha de los mellizos): santos Cosme y Damián. - Oxalá (el más importante de todos los orishas): Jesucristo.
Los
templos y el sacerdocio
Los templos son llamados casas o terreiros. En la mayoría de los casos se trata de pequeñas propiedades administradas por sus propios dueños, que son a su vez los sacerdotes: los padres o madres de santo (pai o mae de santo) (Solla Olivera 1992: 33). Debe remarcarse que no existe una institucionalización desarrollada de la religión: No hay jerarquías formales que vinculen los diversos terreiros, ni tampoco una autoridad central. Cada terreiro es administrado por una "familia" cuyos miembros no necesariamente son parientes entre sí. Usualmente, el jefe de la "familia" es una mujer, una "madre de santo", secundada por un hombre, un "padre de santo". Ingresar al sacerdocio y subir en la escala jerárquica depende de la aprobación de los orishas, poseer determinadas cualidades, ciertos conocimientos e inclusive realizar prolongados ritos de iniciación que pueden durar años. A la muerte del dueño del terreiro, el sucesor es elegido entre las hijas por medio de los buxios (conchas de mar usadas en la adivinación). Algunas veces esa sucesión no se puede lograr y el terreiro termina dividiéndose o cerrando (Solla Olivera 1992: 33). Con
respecto al proselitismo, los cultos afrobrasileños
se expanden atrayendo nuevos feligreses por medio de la
invitación
de un miembro que busca ayudar al invitado a solucionar sus problemas,
o bien mediante el uso de medios de comunicación abiertos como
los
avisos publicitarios y la propaganda (Castillo 2005: 153-166).
El
culto ritual
En este caso, nos referimos a la forma de ejecutar los actos religiosos: danzar, orar, cantar, hacer sacrificios, etc. El culto ritual (Solla Olivera 1992: 34-38), en términos generales, considera la posesión, los ritos de iniciación, los sacrificios y ofrendas. a. La posesión Es un elemento central del culto umbandista, los médiums son poseídos por los egúns (antepasados míticos), cabocolos y pretos velhos. La posesión se concreta cuando el egún "se sube" al médium, éste experimenta varios cambios fisiológicos, tales como convulsiones, respiración irregular y hasta pérdida de conocimiento (Ramos 1944: 150) b. Los ritos de iniciación Por medio de éstos, el individuo se convierte en "hijo de religión", para lo cual debe permanecer tendido varios días en el suelo. Este rito es extenso y de alto costo, pues se deben comprar y alimentar animales por semanas o meses, hasta que el pai considera que ha llegado el día de la iniciación. La ceremonia, que excluye a todos los profanos, se realiza lavando la cabeza del hincado, recontándole los cabellos y dejando caer sobre su cabeza la sangre de un animal sacrificado. El rito, de profundos simbolismos, establece la muerte de la persona y su renacimiento como miembro del grupo (Solla Olivera 1992: 36). c. Los sacrificios y ofrendas Los sacrificios toman prácticamente todo el día, inmolándose animales cuya sangre se vierte sobre la cabeza del hijo que ofrece el sacrificio. Los restos (extremidades, plumas de un ave, etc.) se colocan sobre una bandeja, donde se quedan en ofrenda al orisha al que se le pidió "algo" (Solla Olivera 1992: 37). El culto no se aleja de la Iglesia católica: la doctrina y ritual de umbanda acepta una gran mayoría de sus prescripciones, comulgando de este modo con la Iglesia. Los días de precepto son prácticamente los mismos que los de ésta. Los fieles asisten, a veces, a misa, reciben los sacramentos y forman parte de novenas y procesiones. Los fieles rezan el padrenuestro, el avemaría, el gloria, el salverregina y varios cánticos de la liturgia católica (Pi Hugarte 1998: 68). Las
libaciones incluyen gallos rojos y gallinas
negras, amén de ofrendas como tabaco, cigarros, aguardiente y
velas
en lugares deshabitados (menos con la diosa Iemanjá, para la
cual
las ofrendas incluyen arroz, perfume y flores blancas (Pi Hugarte 1998:
70). El altar En este tipo de culto el templo se divide en dos áreas, que diferencian dos zonas de mayor y menor sacralidad: En la primera, se realiza la ceremonia; en la segunda, se recibe a los fieles. La forma de separación entre ambos espacios varía de un terreiro a otro, pero en general se usa un biombo de madera, un vallado, etc. El altar esta constituido por imágenes católicas populares (Jesucristo, santa Ana, san Jorge, etc.), que representan a los distintos orishas (Oxalá, Nana Buruqué, Iemanjá). La apariencia del altar es similar, pues, al aspecto que presenta un altar católico, estando Oxalá (Jesucristo) al centro y en un lugar preponderante (Giobellina Brumana 1984: s/p). El espacio se complementa con adornos florales y candelabros que portan velas blancas. Frente al mismo se encuentra el espacio destinado al pai de santo y los miembros del culto que le siguen en jerarquía. Los médiums, finalmente, permanecen en pie, distribuyéndose por sexo en dos hileras: femenina a la izquierda, masculina a la derecha. El
lugar de los sillones marca diferencias
jerárquicas, no sólo entre sus cinco ocupantes, sino
entre
éstos y el resto de los fieles. Los médiums permanecen de
pie hasta el comienzo de la ceremonia, distribuidos por sexo: a la
izquierda
las mujeres, a la derecha los hombres, formando dos hileras paralelas a
los laterales del templo (Giobellina Brumana 1984: s/p).
Cantos de la "Estrela Guia" (ponto de Jesús) Estrela do céu Viva Jesus Cantos de la "Cabocla Jandira" Quem quer viver sobre a terra Ê-ruê-ruê-ruê Días festivos anuales
Presencia en el Río de la Plata Después de su desarrollo inicial en Brasil, estos cultos se difundieron hacia el Río de la Plata, desde inicios de 1950, con grandes avances desde el año 1970. Encontramos terreiros (casas donde se desarrollan las ceremonias) en Montevideo, desde la década del cincuenta. Luego encontramos la existencia de establecimientos similares en el área de Las Piedras, La Paz, etc. (Pi Hugarte 1998: 33). Este desarrollo, con un avance a partir de las zonas fronterizas, es muchas veces identificado con la acentuación de los problemas socio-económicos en la región, desde comienzos de la década de 1970 (Pi Hugarte 1998: 41). En el libro Creencias y religiones de Nestor Da Costa y Pablo Mieres (con el auspicio del Centro Latinoamericano de Economía Humana), se indica que los valores sociales que más se aprecian son "la protección a los niños y ancianos, hacer el bien, ayudar a los desvalidos y necesitados en general". Parten de una visión de respeto por todas las religiones; no pretenden influir en la sexualidad ni en la esfera de lo político (Da Costa 1996: 116). El mundo del culto afrobrasileño es visto, algunas veces, con una cierta desconfianza o ansiedad entre los no adeptos; otras veces se trata de reducirlo a lo folclórico ("la fiesta del Iemanja" del gran Buenos Aires o del barrio del Parque Rodó, en Montevideo). Esta misma percepción es compartida por la prensa o por ciertos sectores de la Iglesia, que no ven el desarrollo de este culto con agrado. Si nos preguntáramos cuál es el futuro de estos cultos en el área, yo me atrevería a opinar que, alcanzado un punto de crecimiento, no habría un mayor desarrollo y tendría un número constante de adeptos, pero que sí se produciría una expansión natural a las regiones de Europa habitadas por latinoamericanos. Finalmente,
se ha podido observar el desarrollo
de este culto en España, evidenciado por la existencia de
diversas
ofrendas y sacrificios al costado de los árboles en la ciudad de
Madrid, Barcelona, etc. También se ha podido concurrir a
diversos terreiros
de estas y otras ciudades de España, donde el culto se
desarrolla
y se extiende pacíficamente.
(Pi Hugarte 1998: 153-165) Abrir el juego. Iniciar el juego de buzios o de cartas. Abrir la reunión. Dar inicio a los trabajos mágicos del umbanda. Abrir los caminos. Trabajo de magia que abre los caminos de las personas trabadas. Adjá. Carrillón de metal, hasta de tres campanas, para llamar a entidades cineta (campana). Ammarrado. Igual que hechizado. Aparelho. Nombre dado a un médium. Aprontamiento. Adiestramiento ritual. Cuando el iniciado está pronto puede poner su propia terrera. Asentamiento. Objetos en los que se entiende que reposa la fuerza mágica (ashé) de los orishas. Ashé. Fuerza mágica contenida en ciertos elementos, como la sangre de los animales sacrificados, pases o bendiciones que hacen los iniciados en estado de posesión o incluso los tambores. Atabaques. Tambores. Bacalao. Título que recibe quien dirige una casa de candomblé o batuque. Batuque. Nombre dado en Río Grande del Sur al culto donde se evocan los orishas. Búzio. Concha de un pequeño caracol marino de color blanco amarillento. Tiene dos caras: una redondeada (cerrada) y otra de bordes aserrados (abierta). Para obtener las respuestas se arrojan varios en una bandeja y de acuerdo a cómo caen, se interpreta lo que el orisha contesta. Este orisha no puede ser incorporado por nadie y carece de lengua, pero se dice que tiene ojos para penetrar el pasado, el presente y el futuro. Caballo. Aquél que es poseído por una de las entidades invocadas, porque se supone que el espíritu "cabalga" al ser humano. Cabeza hecha. Aquellos que pasaron el ciclo iniciático. Caboclos. Espíritus de indios invocados en la umbanda. Cachimbo. Pipa, usada por los pretos velhos. Cambón/a. Persona que ayuda al pai de santo a llevar adelante la sesión. Candomble. Creencias africanas en cuya liturgia interviene la adoración a las distintas manifestaciones de la naturaleza en sus más variadas formas y representaciones que el hombre pueda comprobar. Estas representaciones de la naturaleza son los orishas, fuerza superior, que aglomera los diferentes reinos de la creación, como, por ejemplo, el mar, las montañas, los ríos, la flora, la fauna, los vientos, etc. Congal. Nombre que se da a los altares en que se colocan estatuillas y cuadros de santos católicos y entidades invocadas. También se ubican allí flores, velas, bebidas, cigarros de hoja, cigarrillos y facas para los rituales. Corimbas. Cantos. Desatar nudo. Abrir caminos. Descarga. Limpieza. Desmanchar trabajos. Anular efectos negativos. Despachar. Arriar despachar trabajos. Eshú. Intermediario entre los orishas y los seres humanos. Los eshú femeninos son llamados pombagiras. Familia de religión o de santo. Relación ritual entre los fieles, que se concibe como un verdadero parentesco, aunque éste sea de naturaleza simbólica. El pai que prepara o apronta a los fieles, tiene hijos de religión (filhos de santo) y éstos a su vez hermanos de religión. Iemanjá (del youba yéyé, madre; omon, diminutivo aplicado a los animales; y eja, pez: "madre de los pececitos"). En Nigeria, divinidad del río Ogun. Orisha del mar. Sus colores son el celeste y el blanco. Se le ofrendan bebidas dulces, frutas aguachentas (sandías o uvas) y de carne blanda (bananas), confituras de color blanco o celeste y velas de los mismos colores. Se le sacrifican gallinas, cabritos y ovejas blancas. Se celebra el día dos de febrero. Un complejo proceso de sincretismo ha hecho que en América se la identifique con varías advocaciones de la Virgen María, divinidades indígenas, etc. Incorporación. Posesión de un ser humano por las entidades invocadas en la umbanda y la quimbanda. Mae y pai de santo. Los que dirigen una casa de religión. Médium. Palabra de origen espiritista. Fiel que sirve de vehículo a un ente espiritual, ya sea un orisha, un caboclo, un preto velho, un eshú o una pombagira. Menga. Sangre de animales sacrificados a ofrendar. Mestre. Denominación dada a las entidades de catimbo, maestro, etc. Orishas. Divinidades que actúan con autonomía y que pueden ponerse en contacto con las personas mediante su invocación, o que dan lugar a que se manifiesten en sus hijos mediante la posesión. Cada uno tiene comidas especiales y distintos son los animales que se les sacrifican. También hay equivalencia con algún santo o virgen de la religión católica. Representan fuerzas de la naturaleza y, en algunos casos, parecería que se originaron por la divinización de héroes, reyes y reinas tribales. No son invocados en la umbanda Pretos velhos. Espíritus evolucionados de antiguos esclavos. Se les representa con las ropas típicas de la época. Invocados en la umbanda (blanca y cruzada). Puntos. Cánticos sagrados de la umbanda: Los hay para abrir la sesión, para convocar a las entidades veneradas, para reverenciarlas y para despedirlas. Quimbanda. Ceremonial en el que se invocan a los eshús y a las pombagiras. Se realiza en sesiones especiales o cuando llega la medianoche. Terrera. Local de culto, también llamado casa de religión o simplemente templo. Umbanda.
Culto afrobrasileño
en el que se invocan espíritus sobrenaturales (cabocolos y pretos
velhos) mediante danzas y cantos entonados en portugués. La
doctrina es una mezcla de cultos africanos, catolicismo popular y
espiritismo.
La que prevalece en nuestro país es la umbanda cruzada
que,
al contrario de la umbanda blanca (solo ropaje blanco), se
integra
con sacrificios de animales, tambores y ropas de diversos colores.
Bastian, Jean Cappelletti, Ángel J. (y
otros) Carambula, Antonio Castillo, Paola Da Costa, Néstor (y otros) Elizaga, Julio César Frigerio, Alejandro Geymonat, Roger Giobellina Brumana, Fernando (y Elda
Evangelina
González) Menéndez, Gerardo Orphanake, J. Edison Pi Hugarte, Renzo Rama, Carlos M. Ramos, Arthur Silva García, Mario A. Solla Olivera, Horacio Tricanico, Santiago Vattimo, Gianni Verger, Pierre Zambrano, María |
|||||||||||||||||||||||||||
|