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Introducción A partir de los trabajos de campo realizados en la región del Noroeste Argentino, se recorrió el ámbito de los Valles Calchaquíes, procediendo a la localización y registro de viviendas construidas con técnicas tradicionales. La investigación propone en esta etapa: - Relevar e
identificar viviendas tradicionales
construidas con tierra en el Noroeste
argentino. Esta presentación se circunscribe al ámbito de los Valles
Calchaquíes, en el
ámbito perteneciente a las provincias de Tucumán y Salta. Metodología
de trabajo: Ambiente natural Valles Calchaquíes, Tucumán-Salta Los Valles Calchaquíes abarcan tres provincias, Salta, Tucumán y Catamarca. En la Provincia de Tucumán, los ambientes naturales de sierras y montañas se localizan hacia el noroeste, hay tres cordones destacados: Sierras del Cajón (o de Quilmes), Nevados del Aconquija y Cumbres Calchaquíes, ámbito donde se circunscriben los Valles homónimos. Las Cumbres Calchaquíes se extienden desde la falla de Amaicha-Tafí del Valle hacia el Norte hasta la Quebrada de Las Conchas en la provincia de Salta. El faldeo occidental es abrupto y escalonado. Las Cumbres presentan en la cima la vieja planicie con suaves lomadas y pequeños valles (Santillán de Andrés et al. 1980: 17). Están separadas de las Sierras del Cajón por el Valle de Santa María, éste forma parte de los Valles Calchaquíes que continúan en la provincia de Salta. Las cumbres impiden la llegada de humedad al valle lo que hace que este tenga una vegetación muy pobre, clima semiárido. El valle de Tafí continúa al sur de estas cumbres y se une al de Santa María a través del abra del Infiernillo. Recorrido por el área de trabajo El circuito por el área de estudio nos devela una sucesión de pequeños poblados autóctonos y viviendas aisladas que se esfuman en el paisaje y resurgen imponentes en las villas veraniegas. El recorrido realizado por los Valles Calchaquíes, parte de San Miguel de Tucumán por ruta nacional nº 38 hasta Acheral donde toma la ruta provincial nº 307 para comenzar el ascenso. Se llega a Tafí del Valle, Ampimpa, Amaicha del Valle y Los Zazos, se continúa por la RP Nº 357 hasta las ruinas de Quilmes donde empalma con la RN Nº 40, pasando por Colalao del Valle. La misma ruta en Salta es la RN Nº 68. En Salta aparecen numerosos poblados como Tolombón y Cafayate, desde donde se bifurca el camino. Por un lado continúa la RN Nº 68 con el abrumador paisaje de la Quebrada de las Conchas, salpicado de pequeños poblados perdidos como Las Curtiembres, Alemania, Talapampa y La Viña hasta la ciudad de Salta. Por el otro lado, se recorre un camino consolidado (RN Nº 40) donde las viviendas aisladas y pequeños poblados aparecen asombrosamente en medio de la nada y parecen ser dueños de un tiempo propio que les permite mantener intactas las tradiciones populares: Animaná, San Carlos, Angastaco, Molinos, Seclantás, La Paya, Cachi y Payogasta. El inhóspito Parque Nacional Los Cardones acompaña en el camino hasta Chicoana y Coronel Moldes sobre la RN Nº 68. Se sigue por la RP Nº 47 hasta el Dique Cabra Corral desde donde, por un serpenteante camino no consolidado (huella), se llega a Metan donde se toma la RN Nº 9 de regreso a San Miguel de Tucumán (figura 1).
Cada poblado muestra orgullosamente su origen y ofrece lo autóctono sin vergüenzas fundadas. Desde San Carlos-Salta, los pueblos demuestran mayor arraigo a las tradiciones, las maneras de vivir en comunidad, las costumbres familiares, las comidas autóctonas, la producción regional, las formas, materiales y técnicas de construcción de las viviendas que se mimetizan con el entorno. La vivienda de los Valles Calchaquíes El hábitat construido en el Noroeste Argentino es el resultado de las posibilidades que el emplazamiento brinda en cuanto a los recursos naturales útiles y las exigencias que los condicionantes climáticos y topográficos imponen. La vivienda es el reflejo del contexto socio-cultural de un pueblo, de los usos, costumbres y del funcionamiento familiar. Las viviendas de pobladores permanentes son viviendas espontáneas y las de pobladores temporarios son planificadas. Se presentan en el territorio de manera dispersa y concentrada. Las viviendas dispersas, registradas en este recorrido son numerosas, se localiza un gran número de las mismas a lo largo de la RN Nº 40, desde San Carlos hasta Angastaco y desde allí hasta Molinos. La vivienda aislada se conforma por unidades organizadas en torno a un patio o desborde central. Las viviendas concentradas se ubican en los núcleos poblacionales, Tafi del Valle, Amaicha, Cafayate, Angastaco, Cachi, entre otros. Responden a la traza del conjunto, son más compactas, respetan una línea de fachada y están delimitadas entre medianeras que condicionan la organización interior. Las galerías y patios están siempre presentes en las viviendas, como un espacio intermedio de transición, con multiplicidad funcional, social, familiar, de trabajo y como elemento esencial regulador de las inclemencias climáticas. Reflejan una "asimilación de la estructura y organización de los modelos espaciales y funcionales de las viviendas a patio españolas, pero también reconocen, pautas de uso heredadas de las culturas nativas" (SOSA 2005:44). A lo largo del recorrido realizado por los Valles Calchaquíes, se procedió a la identificación, localización y registro de viviendas con técnicas y materiales tradicionales. Basados en este registro se afirma que los sistemas constructivos predominantes son la mampostería de piedra y mampostería de adobe. Prevaleciendo las viviendas con muros de adobe y sobrecimientos de piedra. El poblador de este ámbito mantiene en uso la forma tradicional de obtención de los materiales y producción del componente básico (adobe). El proceso constructivo presenta variantes principalmente dadas por los materiales de terminación y la incorporación de materiales de producción industrial. Los muros se construyen de la manera tradicional con adobes y piedra de espesores entre 0,30 a 0,60 m. Los techos en cambio se construyen en su mayoría con estructura metálica y chapa y las cubiertas originales de torta de barro gradualmente se reemplazan por chapa. El lugareño construye su propia vivienda u otras "con su propia capacidad y saber, recreando, asimilando o imitando patrones formales y funcionales propios y heredados" (Sosa 2005:46).
Ambas viviendas se construyen con los recursos disponibles, se adaptan al emplazamiento, a los requerimientos funcionales de la familia y a las condiciones climáticas. Consideraciones finales En la última década se han ido incrementando las variables que experimenta la vivienda tradicional, tanto desde el punto de vista de la tecnológica: uso de materiales y productos industrializados; como de la composición arquitectónica. En el paisaje rural conviven, la vivienda tradicional de adobe o piedra con viviendas, que desarrollan tipologías arquitectónicas y constructivas que responden a otros patrones culturales y económicos. Recorrer y registrar la arquitectura propia del ámbito vallisto nos lleva a reconocer la vigencia de los materiales y técnicas tradicionales y particularmente de la tierra cruda como material acorde al medio, a la capacidad de los constructores (el lugareño), a las fuentes renovables del entorno, a las posibilidades de brindar confort y a los recursos económicos disponibles. El empleo del adobe en esta región, se convierte en una herramienta útil para contrarrestar el creciente déficit habitacional de los sectores de menores recursos. Contribuyendo en la búsqueda de estrategias de producción de hábitat social mediante técnicas tradicionales y el aprovechamiento de materiales del lugar, asegurando de este modo la sustentabilidad de una identidad regional. Bibliografía Batista, Ana (et al.) Chaila, Josefina (Fernanda
Carrizo y Rodolfo Rotondaro) Paolasso, Pablo (et al.) Santillán de Andrés, Selva (y
Teodoro Ricci) Raffino, Rodolfo A. Sosa, Mirta Eufemia |
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