Introducción
La
investigación relacionada con los procesos de adopción
transnacional se ha visto afectada por
sesgos etno-epistemológicos que envuelven los temas que
tradicionalmente relacionados con el parentesco y que desde
finales del siglo XIX determinan
culturalmente el término "adopción". El
fuerte simbolismo que se da a los lazos biológicos en nuestro contexto
sociocultural euro-americano, han moldeado de igual forma al concepto,
las actitudes, las prácticas y las leyes que
regulan estos fenómenos, de manera que actualmente, la adopción
representa una analogía
jurídica respecto al concepto central de filiación biológica (1)
(Modell 1997: 258 y ss; Martínez de
Aguirre 2001:177-179; Berebitsky 2000: 3; todos ellos en Grau 2004).
Parentesco y adopción
son esferas que influyen en la conceptualización que hacemos de la
descendencia y por ello,
exigen replantear las terminologías, las posiciones genealógicas y las
relaciones que se
establecen dentro de la organización familiar, como mínimo en su
dimensión de proceso no
biológico de procreación (Franklin y McKinnon 2001; Howell 2001, en
Grau 2004; 2006: 15).
El
estudio de la adopción deviene así una interrogación acerca
de las creencias fundamentales de
la persona, la sociedad, la política, la economía y los desarrollos
históricos que intervienen en la
construcción de nuestras instituciones y prácticas culturales. En una
sociedad donde adoptar se
consideraba arriesgado, doloroso y antinatural, aprender a través de la
antropología que lo que la
adopción hace a las personas no está determinado más que culturalmente,
beneficia a los padres
biológicos, los adoptivos y los adoptados (Terrell y Modell 1994: 159).
Se trata, no sólo
replantear las concepciones biologicistas del parentesco, sino de ver
cómo se reconstruyen a
nivel simbólico, así como a nivel de la vida cotidiana, aspectos
relacionados con la identidad, la
etnicidad, el sexo o el género.
Estas
cuestiones harán replantearnos una vez más, unas
políticas de adopción nacional e
internacional que, elaboradas sin atender la realidad de la población a
quienes van dirigidas, han
impuesto un modelo sesgado consecuencia de nuestras propias
proyecciones etnocéntricas que
va en contra de las concepciones tradicionales de los individuos
implicados en el proceso
(Fonseca 2004:113) y el significado último de estas prácticas
desarrolladas en un espacio
distinguido por las relaciones de desigualdad global.
Además,
es importante señalar que cada itinerario adoptivo
presenta características y
construcciones socio-culturales únicas que interrelacionadas de forma
concreta, tienen una
repercusión decisiva en los modelos educativos así como el proceso de
integración de los/las
niños/niñas adoptadas y acaban por tener un papel crucial en la
formación de su identidad como
personas. Por esta razón, cada uno de estos itinerarios ellos debería
ser objeto de investigación
antropológica por sí mismo, considerando el estudio de lo que propongo
llamar campo adoptivo
transnacional con el fin de determinar las particularidades de cada
caso y poder así actuar
competentemente (cfr. infra).
De
los estudios de las adopciones internacionales
Dentro
de las concepciones occidentales, jurídicas y sociales,
la adopción imita las vías de
ingreso en el universo de parientes por la reproducción de las
relaciones consanguíneas (Modell
1997: 258 y ss, Terrell y Modell 1994: 158; Modell 2002: 5, en Grau
2004; Marre y Bestard
2004:40) a través de la cual, consciente y deliberadamente se emparienta
(Howell 2004:199) una
criatura que no ha sido concebida por el/la/los/las adoptante/s. Las
proyecciones etnocéntricas
derivadas de la creencia infundida de que la adopción imita lo
que consideramos el parentesco real (Maine 1861; en Goody
1969: 69 y en Terrell y
Modell 1994:158) han acarreado un gran
número de carencias y malas interpretaciones en el estudio del
fenómeno. Por ejemplo, el hecho
de que hasta recientemente, se estudiase la adopción como un caso más
del llamado parentesco
ficticio.
Debido
a la proporción que ha alcanzado el fenómeno de la
adopción internacional en la mayor
parte del norte rico (2),
recientemente ha proliferado gran cantidad de literatura referente al
tema,
apartando el estudio de los fenómenos de circulación de menores
(cfr. infra) de la situación
periférica en las que se encontraba (Grau 2006: 175; Terrell y Modell
1994: 157). Hasta muy
recientemente, la información que manejábamos se había elaborado a
partir de estudios
realizados en otros países receptores (principalmente
Estados Unidos y algunos países Europeos
como Francia o Gran Bretaña). Esta literatura, inicialmente fue
elaborada desde diversas
disciplinas, además de la antropología, la abogacía, la sociología, la
psicología, el trabajo social,
etc., pero pocas veces se había abordado desde una perspectiva
interdisciplinar. Hace
relativamente pocos años han aparecido estudios realizados en nuestro
propio país de la mano de
investigadores e investigadoras como Marre (2004, 2006), Bestard
(2004), Berástegui (2005) o
Adroher (1998, 2003, 2005) entre otros, centrados básicamente en los fenómenos
posadoptivos y
en las instituciones y legislaciones implicadas en ellos. Este hecho se
enmarca en la sobre
contemplación que han recibido las relaciones verticales
originadas en la tríada adoptiva (esas
son: los vínculos entre birth parents-menor por un lado y
adoptantes-menor, por el otro) en
detrimento de las relaciones horizontales (donador-receptor) (3).
Según Lallemand (1993: 29) esta
falta de atención respecto a las relaciones horizontales es un reflejo
de nuestra idea de ruptura
con respecto a los vínculos previos para el bien de la criatura
y es ese supuesto el que hace que
continuamente se hayan obviado los vínculos que se establecen entre
ambos contextos y en
ambas direcciones, es decir, entre origen y destino.
En
los casos trasnacionales la adopción se encarna un proceso
caracterizado por el
desplazamiento de menores (en el caso de China, la mayor parte hasta
ahora niñas) a través de
dos espacios nacionales, raciales, de género y de clase desiguales, que
sitúa a las familias
adoptivas y a las biológicas en una pirámide jerárquica dónde estos
segundos quedan
sistemáticamente excluidos de los mecanismos de poder (Dorow 2006: 15).
Por este motivo, en
el volumen de producción teórica, también se aprecia la exclusión, el
vacío y el gran
desconocimiento hacia todos los ámbitos que envuelven la circulación de
menores en los propios países emisores. Algunos trabajos se
han dirigido
específicamente a iluminar los contextos de
origen y de algún modo, constituyen un precedente a mi interés en el
tema, por ejemplo en Rusia
(Khabibullina 2006) o en Brasil (Fonseca 2004). Sí existen precedentes
de algunos trabajos
realizados por investigadoras e investigadores americanos que tienen en
cuenta el marco
sociocultural de China como los de Johnson (1993, 1996, 1998, 2004,
2005) o Dorow (2006),
pero hasta ahora no he encontrado ninguno que, desde España, tuviese en
cuenta la perspectiva
china.
Fuentes
para un proyecto doctoral
sobre adopción internacional
entre China-España
Los
trabajos críticos de autores y autoras cómo Goody (1969),
Goodenough (1970), Jeudi-Ballini
(1998), Lallemand (1979, 1993), Fonseca (1985, 1986, 2000, 2002, 2004),
Pourchez (2004),
Léblic (2000, 2004), Collard (2004) o Grau (2006, 2004) han evidenciado
los riesgos de aplicar
transculturalmente el concepto adopción, forjado teóricamente
por nuestras propias
convenciones sociales y jurídicas e infundido por nuestra propia
creencia etnoepistemológica
que coloca "la sangre" -y los lazos biológicos- como elemento simbólico
central en el sistema de
parentesco occidental (Schneider 1972: 50 y 51 en Salazar 2004). Estos
autores y autoras
estimularon otras vías de investigación que han puesto más atención a
los valores locales sobre
el parentesco y las practicas locales que emplazan los menores con
diferentes personas que se
responsabilizan de ellos, considerando que en lugar de adopción era
más apropiado hablar de prácticas de circulación
de
menores, para recurrir a un
concepto que permitiese la comparación
transcultural en la medida que considera estas prácticas como "otra
vertiente de la circulación del
don" al que se refería Mauss. En este sentido, la circulación infantil
y de mujeres forman parte
de procesos más amplios de "don, contrato e intercambio" (Lallemand
1993: 9), como bienes
preciados que sirven para el intercambio entre miembros sociales, un
medio de comunicación
entre individuos y una forma de don para afianzar alianzas. De este
modo, se empezó a manejar
el término circulación de menores, para tratar de incluir
todas las prácticas relacionadas con el
emplazamiento y la adscripción de menores bajo el cuidado de
instituciones, grupos o personas
diferentes a los progenitores, de forma temporal o permanente.
Otro
enfoque es el que deriva de la propuesta de dominio de
antropología de parentesco con la
que trabaja el Grup d'Estudis Transculturals sobre Parentiu (en
adelante, GETP) (4)
de la
Universidad Autónoma de Barcelona. La propuesta parte de una sola
hipótesis "Ninguna
sociedad deja al azar o a la creatividad o a la improvisación de los
individuos su reproducción
biológica", o dicho de otra forma, "ningún grupo humano dejó al azar la
reposición de sus
miembros, sea esta por procreación y crianza de niños o por
incorporación de adultos de otros
grupos" (González Echevarría 1994: 98). Y define como dominio
transcultural específico de la
Antropología del parentesco la regulación sociocultural de la
procreación, la adscripción y la
crianza de menores. De esta manera:
"El
dominio de la antropología del
parentesco está constituido
por los fenómenos socioculturales
en tanto, y sólo mientras, los vemos desde la perspectiva de la
reproducción del grupo por
procreación y crianza de los niños, entendida como la reposición de los
seres humanos que lo
integran a través de la conceptualización y regulación de la
generación, la adscripción de los
niños, su cuidado, la atribución de la responsabilidad última de su
socialización y enculturación
hasta su madurez social y las relaciones que a partir de estos procesos
se pueden desarrollar a lo
largo de la vida" (González Echevarría y otro 2008).
Esta
perspectiva, permite contemplar el fenómeno que conocemos
cómo adopción como una
forma más de adscripción, es decir, como un fenómeno que
forma parte junto con las ideas,
normas y usos relativos al proceso procreativo, el cuidado de los niños
hasta que alcanzan la
madurez social, las representaciones que vertebran estos procesos y las
relaciones que generan,
de cada uno de los modelos etnográficos de parentesco. Desde esta
perspectiva, la adscripción de
un/a menor en una sociedad dada, y los cambios reversibles o
irreversibles que se producen en
ella, forma parte de las visiones simbólicas, las concepciones y
prácticas relacionadas en su
modelo de parentesco global.
De
estas dos fuentes, arranca el proyecto de investigación
antropológica sobre el fenómeno de la
adopción internacional entre China y España que llevo a cabo gracias al
soporte económico de
una beca de cuatro años de Formación de Personal Investigador del
Ministerio de Educación y
Ciencia (5)
y a mi incorporación en el GETP.
De
los objetivos del proyecto
Cada
itinerario de adopción internacional nos obliga a tener
en cuenta tanto los fenómenos
posadoptivos como los preadoptivos que se desarrollan en
ambos países así como la vinculación
que se establece y discurre constantemente entre ellos. No se trata,
como algunos trabajos
apuntan, de una cadena lineal de producción y consumo que lleva de un
lado a otro una serie de
bienes preciados. La idea que subyace a esta propuesta es la de que es
necesario romper el
enfoque dicotómico y unidireccional entre origen/destino como áreas
separadas de estudio en el
ámbito de la adopción transnacional y abarcar el análisis de una
estructura dinámica en un
espacio que podría denominarse campo adoptivo transnacional,
análogo al concepto de campo
migratorio, un término aplicado al análisis de los fenómenos
migratorios que Parramón (1996)
define como:
"[un]
sistema espacial organizado
en torno a los flujos
migratorios, y en el que se establecen
vínculos complejos entre los polos, un espacio de relación dinámico a
medida que perdura en el
tiempo, cambiante, por tanto, de forma que refleja los grados de
vitalidad del conjunto de
relaciones entretejidas por los flujos migratorios (…) configurándose
de esta manera una forma
de espacio relacional" (1996: 19-20).
Kaplan
(1996), en esta misma obra añade que se trata de un
espacio "Extenso, continuo y
complejo, que trasciende fronteras formales, sean éstas políticas,
geográficas, lingüísticas,
coloniales, religiosas o residenciales" (1996: 1). No quiero señalar,
bajo ningún supuesto, que el
proceso de la adopción internacional es análogo al de las migraciones.
Estoy completamente de
acuerdo en la afirmación de Stolcke cuando dice que "Lo único que la
adopción internacional
tiene en común con las migraciones transnacionales económicas, de
refugiados y exiliados
actuales es la procedencia (…) Su recepción en el país de llegada y su
ubicación son, por el
contrario, absolutamente opuestas" (Stolcke 2004: 342).
Mi
objetivo es considerar el campo adoptivo transnacional,
como un espacio construido en base
a la adopción transnacional de menores en el que circula un flujo de
recursos materiales,
afectivos y manifestaciones socioculturales que abarcan desde los
imaginarios colectivos, las
creencias populares, la visión local de los procesos de circulación de
menores y las ideas
respecto a la formación de identidades, hasta los discursos de género,
los mecanismos de poder,
los medios de comunicación, la globalización, las prácticas
institucionalizadas o la historia. Este
flujo se despliega entre ambos contextos y genera procesos de cambio,
de principios y de valores
en ambas direcciones, transforma las condiciones en origen y en destino
y acaba por modificar
las relaciones entre ambos países a medio o largo plazo. Las
readaptaciones culturales no son
fruto de simples intercambios, sino que deben observarse como procesos
continuos y dinámicos
que no involucran sólo a individuos aislados, ni tampoco permanecen
estáticos e inamovibles en
el espacio, ni el tiempo. Se trata de integrar las perspectivas de cada
uno de los países (emisor-receptor) -no de yuxtaponerlas- de forma que
permitan explicar todo el fenómeno teniendo en
cuenta la profundidad de sus múltiples dimensiones.
En
base a cada itinerario de adopción internacional se
construye un campo adoptivo
transnacional particular que determina tanto la situación de los
menores en el país de origen,
como el desarrollo de los procesos de adopción, así como la
integración, el desarrollo y la
identidad de los y las menores adoptados. Por este motivo resulta
esencial la realización de
estudios individualizados para cada uno de los itinerarios.
Aurora
González y Jordi Grau, propusieron un guión sobre lo
que entienden que ha de ser un
estudio de caso etnográfico que trate de dar cuenta de la totalidad de
un proceso de un itinerario
adoptivo (González y Grau 2008). Este es el modelo que actualmente
estoy tratando de
desarrollar y aplicar para dar cuenta del fenómeno de adopción entre
China y España
enmarcándolo en su propio flujo de circulación constante, dinámico y
doble que permanece
tendido entre ambos países.
Esta
perspectiva, unida a la propuesta de dominio de
parentesco con la que trabaja el GETP, me
parece que aportan un aire fresco al análisis de la circulación de
menores, una nueva forma de
mirar y consecuentemente, de ver. Ambas pretenden ser tan conscientes
como sea posible de
algunos de los supuestos etnocéntricos de la antropología del
parentesco para alcanzar una
comprensión profunda de las prácticas reales (históricas y actuales) y
las concepciones que
subyacen a estas prácticas.
Del
camino recorrido
El
proceso inicial de familiarización a las teorías y a las
etnografías vinculadas a las tres grandes
dimensiones en las que se asienta la investigación -parentesco,
circulación de menores y el
campo adoptivo transnacional China-España-, fue esencial para esbozar
las primeras guías y
construir unas herramientas básicas que favorecieran la aproximación,
mejorasen la comprensión
de los fenómenos y asentasen bases sólidas sobre las que poder
desarrollar las etapas futuras.
Para
entender el fenómeno actual, previamente debía entender
el camino desarrollado hasta
ahora. Un país como China, que ha permanecido hermético hasta hace
apenas veinte años, debe
entenderse a partir de su historia, de los sistemas legales, religiosos
y políticos que imperaron a
lo largo de siglos y que conformaron la base de su pensamiento y
cultura. Por este motivo, hubo
un contacto inicial con el terreno en China realizado entre febrero y
mayo de 2008, en el que
además de adquirir los fundamentos lingüísticos esenciales para la
posterior articulación del
trabajo de campo en fases siguientes, viajé hacia las provincias dónde
existe más circulación de
menores desde China hacia España (Cataluña). Estas áreas son Anhui,
Jiangxi, Guandong,
Hunan y Hubei. Se trataba, en estos momentos, de aprender a moverme,
familiarizarme con el
entorno y establecer contactos preliminares, aprovechando en lo posible
para recabar
información concreta y detallada acerca de las adopciones
internacionales en China.
La
primera aproximación al tema de la circulación de menores
en China se materializó en la tesis
final de Máster (Vich, no publicado), que se focalizó en los fenómenos
documentados en la
China tradicional, concretamente durante las dinastías imperiales Ming
(1368 a 1644 d. C.) y
Qing (1644 a 1912 d. C.), previas a la llegada primero de los
nacionalistas y posteriormente, de
los comunistas (Vich, en preparación). Ya antes de 1949, las prácticas
de circulación de menores
habían llamado la atención de misioneros y misioneras (6),
quienes las recogieron entretejidas en
sus observaciones sobre la vida social en China.
Durante
la revisión de algunos de los trabajos más relevantes
sobre el tema (Waltner 1984, 1990;
Wolf 1972, 1987; Watson 1975, 1982; Judd 1989; Ebrey 1984; Wolf y Huang
1980, entre
muchos otros) dos aspectos se revelaron claves. Uno, resultó ser la
importancia de prestar
especial atención a las terminologías nativas. La gran variedad de
terminología diferenciada que
describe cada proceso de circulación de menores en la China
tradicional, la riqueza explicativa y
simbólica de las estructuras ideológicas subyacentes para justificarlos
de los caracteres que la
representan, se pierde en las traducciones. Es necesario incluirlas,
describirlas y narrar las
diferentes situaciones, los usos y las funciones que encarnan para
evitar parte de las
proyecciones etnocéntricas que se transfieren a través del uso
inadecuado de los vocablos.
Por
otro lado, la necesidad de articulación con los modelos de
pensamiento que subyacían a las
concepciones sobre parentesco, sobrevino incuestionable. La doctrina
confuciana que abogaba
por la patriarcalidad, patrilocalidad y patrilinealidad tuvo una fuerte
influencia, sobre todo en las
élites de la etnia mayoritaria Han, que diseminaron esta ideología en
determinados momentos
históricos con la intención de conservar su supremacía e imponer
armonía en una sociedad
desigual y jerárquica (ver Wolf 1972, 1987; Watson 1975, 1982; Judd
1989 o Ebrey 1984).
El
concepto de piedad filial o xiào (7) se
revela como un factor estructurante para entender cómo se
organizan las relaciones en el seno familiar así cómo los patrones de
circulación de menores. La
extensión del modelo de las relaciones familiares más allá del núcleo
doméstico e incluso de los
miembros vivos del grupo agnaticio revela el porqué la aceptación de un
menor concernía a todo
el grupo familiar y el proceso seguido acarreaba distintas
consecuencias sociales, morales y
rituales. La necesidad de conseguir un heredero varón que continuara el
linaje, atrajera una
esposa responsable del cuidado de los padres de éste en su vejez y
cumpliera con los rituales
funerarios debidos a los ancestros explica la disociación entre sexos
que se observa en la
legalización y la ritualización de las prácticas. Por esta razón, sólo
la circulación de niños fue
legislada y ritualizada, mientras que la circulación de niñas acaeció
por vías informales (Wolf y
Huang 1980, Johnson, Huang y LiYao 1998) y no estaba regulada por ley
puesto que no tenían el
estatuto equivalente al de los varones, ni ninguna significación a
nivel ritual.
En
general, tanto las prácticas formales como las
informales, apuntan a la manipulación de éstas
para conseguir lo que biológicamente no era posible; la sustitución de
la paternidad biológica
desde la perspectiva de xiào, la sucesión y la herencia, y la
seguridad y la atención a las parejas
ancianas. Cabe mencionar, que la creencia enraizada de la primacía de
los vínculos biológicos
por encima de los sociales motivó una construcción social y una
definición cultural desfavorable
hacia las prácticas de circulación de menores, sobre todo aquellas
vinculadas con la
incorporación de un niño para convertirse en el heredero de un linaje.
De ahí, que las criaturas
adoptadas, independientemente de su sexo, mantuviesen un estatus más
bajo en sus familias y en
su comunidad (Johnson y otros 1998: 486). Nunca llegaban a tener la
misma consideración
social que un hijo biológico. A la hora de elegir heredero, la creencia
en la supremacía de los
vínculos de sangre patrilineales también se reflejaba en la preferencia
por la incorporación de un
menor perteneciente al linaje paterno o agnaticio. Recorrer a los
parientes cognaticios o a la
aceptación de un completo extranjero, aunque se hacía, comportaba una
serie de estigmas
sociales, desventajas y castigos (ver Watson 1975: 298-299).
La
circulación de menores femenina, principalmente
respondía a la práctica de casarlas con un
varón, ya fuera biológico o a través de un matrimonio uxorilocal
convertía al hijo venidero de la
pareja en el heredero del abuelo materno. Estas prácticas no
significaban tanto un sistema para
ahorrar dinero como para preservar la armonía familiar (Fei 1939: 54,
en Wolf 1968: 872), ya
que favorecían el control de la madre sobre su nuera, que ante todo
había sido su hija y le debía
piedad filial. Además, esta vía de inclusión soslayaba las
posibilidades de que la nuera se
interpusiese en las relaciones entre los padres y el hijo.
Asimismo,
la literatura existente (Dennerline 1981:144,
Waltner 1990: 97) sugiere que
circulación infantil y de mujeres formaba parte de procesos más amplios
de "don, contrato e
intercambio" (Lallemand 1993: 9) como bienes que servían para el
intercambio entre miembros
sociales, un medio de comunicación entre individuos y una forma de don
para afianzar alianzas.
Wolf
y Huang (1980) apuntan a que durante el siglo XIX e
inicios del XX, en algunas áreas de
China (8),
estas prácticas estaban tan extendidas que pocas familias criaban a
todas sus hijas
biológicas. Johnson Huang y LiYao (1998:484), sugieren que las niñas
circulaban con más
facilidad porque su posición ambigua en el marco familiar y en los
linajes las convertía en más
intercambiables y fácilmente adoptables independientemente de si
provenían de dentro o de
fuera del linaje. Lauwaert (1991), en su trabajo Recevoir, conserver,
transmettre: l'adoption dans
l'histoire de la famille chinoise: aspects religieux, sociaux et
juridiques, menciona en diversos
momentos que la adscripción de una niña en el seno familiar nunca
respondía a un acto
caritativo, sino a un medio para conseguir un varón, una sirvienta o
una concubina. Estas
prácticas de circulación femenina fueron prohibidas por la ley de
matrimonio promulgada en
1950 por el Partido Comunista, pero Wolf (1968) asevera que se
mantuvieron, así como las vías
informales de conseguir un heredero.
Del
momento actual
La
revisión de estos trabajos sobre los períodos
Imperiales ha ido precedida por el análisis de la
etapa precedente, desde la Revolución comunista hasta ahora, teniendo
en cuenta los aspectos
políticos, legales, económicos, demográficos y sociales que sacudieron
y transformaron China
desde la llegada de Mao al poder y que afectaron directa e
indirectamente la concepción y la
estructura de la organización familiar y con ella, las prácticas de
circulación de menores. El
análisis conjunto de estas dos etapas, permite vislumbrar algunas de
las influencias que han
tenido los patrones tradicionales de circulación de menores en las
transformaciones posteriores
que han generado las dinámicas que existen actualmente.
Aún
es prematuro derivar conclusiones al respeto, pero sí
se perfilan algunas líneas en las que se
evidencia el peso de los modelos de pensamiento tradicionales. Por
ejemplo, la creencia en
primacía de los varones y la indispensabilidad de un heredero en la
estructura familiar explica el
abandono masivo de niñas al entrar en vigor la Política del Hijo Único
lanzada por el Partido
Comunista en 1979 (Johnson y otros 1998).
Segundo,
la supremacía de los vínculos biológicos por
encima de los sociales originó una
construcción social y una definición cultural desfavorable hacia las
prácticas de adscripción de
un menor no concebido biológicamente por sus padres que manifiestan la
impopularidad y el
secretismo que aún hoy envuelve los patrones nacionales de circulación
de menores. Sólo en el
momento en que la adopción dejó de ser contabilizada en la cuota de la
política del hijo único, el
número de adopciones por parte de parejas chinas empezó a incrementar
como un recurso para
conseguir sobrepasar el límite de una sola criatura por pareja.
Por
último, los patrones de circulación femenina apuntan
a unas prácticas precedentes
relacionadas con concepciones sociales muy determinadas que pueden
relacionarse fácilmente
con patrones actuales. Esta concepción, añadida al hecho de que las
mujeres no reportaban
ningún beneficio a sus progenitores y por ello se consideraban "dinero
tirado" o "agua
derramada", ha influido en el hecho de que aún hoy, algunas regiones se
consideren más
intercambiables o incluso prescindibles. Por ejemplo, algunas de las
investigaciones de los años
1990 descubrieron una red de circulación de menores totalmente informal
que escondía los
nacimientos no deseados y los dejaba fuera del control de las
instituciones oficiales. Las
investigadoras descubrieron un número desproporcionado de circulación
de menores informal
que afectaba específicamente a niñas (Johansson y Nygren 1991;
Greenhalgh y Li 1995,
Johnson, 1993; Johnson y otros 1998).
A
la hora de resumir e interpretar los cambios y las
continuidades en unas instituciones como las
que han significado el parentesco y la circulación de menores en China,
debe tenerse muy
presente que existe un agujero enorme entre la realidad observable y la
norma cultural. Por este
motivo el trabajo de campo en el contexto de origen resulta esencial,
el proceso resulta más
interesante al dar cuenta de los modelos que han ido subyaciendo a la
familia china y la
circulación de menores, al tiempo que se desvelan sus entresijos
internos y sus contradicciones.
Las
dificultades y limitaciones que han ido surgiendo en
el proceso de elaboración de una
investigación el trabajo de campo en un país como China empiezan por la
barrera idiomática
evidente. Casi un año de trabajo de campo intensivo (en el momento de
escribir este artículo) me
ha servido para adquirir una base suficiente para moverme con
independencia en determinados
entornos urbanos. Sin embargo, la riqueza lingüística de este país a
menudo me obliga a ir a las
zonas rurales acompañada por alguna persona que haga las veces de
traductor del dialecto local.
La
inmensa variabilidad demográfica, geográfica y
cultural invita a no poder hablar de una sola
China sino de muchas y diversas (9).
Además, el hecho de que un país como China, hermético hasta
hace apenas treinta años, debe entenderse a partir de su historia, de
los sistemas legales,
religiosos y políticos que imperaron a lo largo de siglos y que
conformaron la base ecléctica de
su pensamiento y cultura. Por esta razón, debe presuponerse gran
variabilidad de prácticas
culturales, en lugar de imaginar un modelo chino de procreación y
circulación de menores
monolítico y estandarizado a toda la población. En la misma dirección,
debe atenderse a la
diferencia que suele existir en cualquier sociedad entre las zonas
rurales y las urbanas, que en el
caso chino se exacerba y se jerarquiza (10).
.
Esta
base de pensamiento y actuación a menudo
resulta complicada a mi entender, encorsetado
por las perspectivas que prevalecen en la sociedad en la que he crecido
y formado, dónde la
igualdad y la individualidad de las personas son valores esenciales e
incuestionables. Un enfoque
que, condicionado por las imágenes de héroes solitarios, aprecia la
asunción de riesgos en pro de
conseguir los objetivos deseados. Desde esta visión inculcada en
occidente, a menudo me
resultan enigmáticos toda una serie de creencias y valores que observo
y recojo en mi día a día,
como el conservadurismo y la extrema precaución que las personas de
esta sociedad toman ante
muchos temas y decisiones, la pasividad a la hora de aceptar que no son
ellos los que tienen el
control de sus vidas o que la autoridad ejercida por los gobernantes y
las decisiones tomadas
"desde arriba" son la mejor opción "para el bien de todos". Sin embargo
este obstáculo no apunta
a la imposibilidad de conocer o interpretar la cultura de la sociedad
estudiada. Intentar ser
consciente de estas preconcepciones y de la imagen exótica de
orientalismo (apuntada por Said,
ya en 1978) que desde occidente cargamos más o menos inconscientemente
es un paso esencial y
necesario a la hora de describir y explicar las relaciones establecidas
y en constante desarrollo
entre ambas sociedades. Desentrañar las relaciones de poder implicadas
en la representación de
la alteridad y la producción del conocimiento antropológico, es un
punto fundamental a tener en
cuenta a la hora de crear un conocimiento responsable y éticamente
comprometido, por las
implicaciones morales y políticas que derivan de él.
Otro
aspecto a tener en cuenta es la susceptibilidad
que despierta un tema como el de la adopción
entre las personas e instituciones implicadas de ambos países, España y
China. Desde el punto de
vista chino suele considerarse un tema delicado y más bien vergonzoso
para el país, por lo que
no suelen aprobarse oficialmente trabajos de investigación llevados a
cabo por extranjeros (11).
En
España, el miedo a que China pueda llegar a cerrar el programa de
adopción internacional
influye sobremanera muchas decisiones tomadas desde las instituciones
que participan en el
programa. Las trabas burocráticas y algunos miedos infundados desde
ambos polos del itinerario
adoptivo, son una de las fuentes principales de impedimentos a la hora
de avanzar el trabajo.
Por
último, es evidente que no se pueden comprender
los asuntos humanos si se separan y aíslan
sus elementos: la integración de aspectos tan diversos como la
biología, la psicología, la
medicina, las ciencias políticas y económicas, la legislación, la
filosofía, la historia o la
sociología es imprescindible a la hora de conformar cualquier
conocimiento global y real del
tema que me ocupa. Integrar tanta cantidad de información de forma
comprehensiva y minuciosa
se presenta una tarea ardua.
Establecida
en Hefei, la capital de la provincia de
Anhui y una de las áreas dónde
tradicionalmente ha habido más abandono e infanticidio femenino, debido
a y por la preferencia
hacia los varones. Desde aquí, la idea es abordar todos aquellos
ámbitos vinculados directa o
indirectamente con la adopción, desde las zonas rurales a los
Institutos de Bienestar Social,
gubernamentales y no gubernamentales , pasando por los empleados del
departamento de
Asuntos Civiles y otras personas relacionadas con el procedimiento. En
estos meses, poco a poco
he ido tejiendo una red sólida de contactos que me permite acceder
diferentes ámbitos
relacionados con la investigación. Ha sido un trabajo duro que me ha
llevado a ganarme la
confianza de las personas con las que trabajo y obtener así información
fiable y válida. Mi
objetivo es intentar recoger la mayor cantidad de información posible
con el fin de desentrañar
los factores y circunstancias que interaccionan en las dinámicas
contemporáneas que
recientemente parecen haber tomado un nuevo giro. Entre 2004 y hasta el
momento, el número
absoluto de adopciones internacionales realizado por España ha ido
decreciendo
progresivamente, probablemente motivado por la menor cantidad de
menores chinos disponibles
para la adopción internacional y por las noticias que llegan desde el
Chinese Center of Adoption
Affairs (organismo oficial chino encargado de las adopciones nacionales
e internacionales). Sin
embargo, la tasa de los hogares que solicitan la adopción de un niño se
mantuvo estable desde
2003 hasta 2006, siendo de 78 hogares por cada cien mil (datos
extraídos de la publicación Estadística básica de medidas de
protección a la infancia
datos de 2006). Debido principalmente
al endurecimiento de la ley de adopción internacional en China de mayo
del 2007 y al aumento
progresivo e indefinido de la espera, las solicitudes de adopción
parecen haber decrecido
significativamente (12).
Además, el cambio en el perfil de las criaturas adoptables y la
restricción de
las facilidades para realizar el proceso parecen apuntar hacia un
cambio en el patrón de
circulación de menores.
De
ahí la importancia de indagar acerca de estos
cambios, así como de la consideración social
sobre la circulación de menores, principalmente hacia la adopción
internacional y el cuidado de
los niños en China, un fenómeno que a pesar de no ser único en el mundo
sí que está configurado
por unas características muy particulares que le diferencian de otros
países con contrariedades
similares. Mi intención es conocer cómo han cambiado las concepciones
acerca de estos
procesos, las expectativas que los motivan y qué creencias envuelven
estos hechos, es decir,
conocer en profundidad los fenómenos de circulación de menores actuales
desde la perspectiva
del país de origen de los menores. A continuación, tal vez será posible
intentar prever hacia
donde podrían encaminarse las prácticas en un futuro.
De
las etapas futuras
La
última parte de la investigación irá enfocada a
tender el puente en ambas direcciones entre
China y España para acercar ambas sociedades. Queda mucho trabajo por
hacer en este ámbito e
infinidad de aspectos que aún quedan ensombrecidos por estereotipos.
Por un lado, acercar el
contexto sociocultural e histórico de China a la población española
para romper con estereotipos
e ideas homogeneizadoras y unidimensionales, debidas al profundo
desconocimiento que en
general existe hacia el mundo oriental. Por otro lado, la colaboración
con dos de los expertos
chinos en el tema de la adopción, el Profesor Huang Banghan de la
Universidad Agricultural de
Anhui y el profesor Wang LiYao, ya retirado y el contacto directo con
directores y trabajadores
de los Institutos de Bienestar Social, oficiales del departamento de
asuntos sociales chinos,
personal de organizaciones no gubernamentales trabajando para los
menores en China en el área
de adopción o de acogimiento, va a favorecer el acceso sobre la
información de los y las
menores chinos adoptados en España a la población China. Con estos
objetivos, será necesario
desentrañar las creencias, las percepciones y los imaginarios
colectivos que desde el país
receptor se mantienen hacia el país de origen y viceversa, así que los
factores socioculturales,
históricos y legales que propician las conexiones realizadas entre
niñas (13)
y familias adoptivas.
Será el momento de desentrañar la configuración particular del campo
adoptivo transnacional.
Los
resultados de este estudio, situado en un
terreno próximo a la aplicación, pretenden ser útiles
tanto a familias adoptivas como a adoptados, a administraciones e
instituciones encargadas del
proceso de adopción en ambos países, a personas en origen interesadas
en conocer un poco más
sobre el destino de los y a las menores adoptadas en España. En este
sentido, tal y cómo señaló
Lévi-Strauss:
"Las
ciencias humanas no explican
nunca, o muy raras
veces, hasta el final, y no predicen sino
con una seguridad limitada. Pero de este modo, comprendiendo por
cuartos o por mitades,
previendo una vez sobre dos o sobre cuatro, no dejan de ser menos
aptas, por la íntima
solidaridad que instauran entre esas semi-mitades, para otorgar a
quienes la practican algo más
que está a mitad de camino entre el conocimiento puro y la eficacia; la
sabiduría, o por lo menos
cierta forma de sabiduría que permite actuar algo menos mal porque se
comprende algo mejor,
pero sin poder deslindar nunca con exactitud lo que se debe a uno y
otro aspecto" (citado en
González Echevarría 1987: 215-216).
Notas
1. Marre y Bestard, (2004:
38-39) al analizar la Llei d'Adopció catalana (Llei 37/1991,
de 30 de
diciembre y Llei 9/1998, de 15 de julio, del Codi de Família)
añaden que el concepto de biología
tiene dos sentidos diferentes en relación a la adopción: por un lado,
entendida como naturaleza,
representa el modelo general de la adopción, pero entendida como
términos de relaciones
genealógicas, toma el sentido de los derechos y deberes relacionados
con la conexión
genealógica.
2. España (concretamente,
Cataluña) no empezó a ser un país receptor hasta la década de los
noventa, actualmente encarna un buen ejemplo de la magnitud que ha
alcanzado la adopción
internacional: en 2004 se consolidó como el segundo país adoptante del
mundo (después de
Estados Unidos) en cuanto se refiere a cifras absolutas (Marre y
Bestard 2004: 25), pero pasó a
ocupar la primera posición al tener en cuenta el número de adopciones
por habitante (Casals, El
País, 11 noviembre 2006). Ese mismo año la República Popular de
China se convirtió en el
primer país emisor, desbancando a Rusia que había ocupado esa
posición hasta la fecha.
3. A mi parecer, en nuestra
sociedad, no sería del todo apropiado describir las relaciones entre
dadores-receptores en una línea horizontal, debido a la fuerte
jerarquización que establecemos.
Sin embargo, en sociedades oceánicas o africanas, sí parece que estas
relaciones se establezcan
en base a una igualdad de condiciones.
4. El Grup d'Estudis
Transculturals sobre Parentiu (GETP), dirigido por Aurora González
Echevarría, está integrado en el Grup de Recerca Fondamental i
Orientada (GRAFO), de la
Universidad Autónoma de Barcelona. Actualmente, forman parte del GETP:
Irina Casado,
Virginia Fons, Jordi Grau, Gustavo Indurain, Carme Parramón, Anna
Piella, Aurora Reparato,
Dan Rodríguez, María Valdés, Hugo Valenzuela, Júlia Vich.
5. La referencia de la beca es
FPI 20060309771, y la del proyecto SEJ 2006-10864.
6. Algunos de ellos son: W.
Lockhart (1861), Medical missionary in China; J. Doolittle
(1865), Social life of the Chinese (2 vols); M. I. Bryson
(1885), Child life in Chinese homes; C. F
Gordon-Cumming (1884), Wanderings in China; y A. H. Smith
(1899), Village Life in China.
7. Anne Waltner (1984:441 ) describió el término de
la siguiente manera:"Xiào, usually
translated as filial piety, means to act in the manner appropriate to a
son, to care for the material
wellbeing of one's parents, to serve them respectfully, and to
perpetuate the sacrifices to their
(and hence one's own) ancestors. The last point is crucial because the
spirit of an ancestor who
does not receive sacrifices is doomed to wander for all eternity,
unappeased, a "hungry ghost"
(...) Xiào is in theory an absolute obligation whose fulfilment might
not be fragmented or
divided".
8. Sobre todo en la zona
inferior del delta del Yangtze, las colinas del sureste de China y las
áreas dónde se habla Hokkien en la zona de Taiwan y Fukien (Wolf,
1968:864), que casualmente
son más o menos las mismas zonas desde donde hoy en día hay más menores
disponibles para la
adopción internacional.
9. El territorio que
actualmente se conoce como la República Popular China ocupa un total de
9.596.960 km2, que acogen tanta diversidad natural -montañas
gigantes, desiertos, planicies y
deltas- como humana.
10. El despegue económico ha
polarizado aún más los contrastes. El crecimiento y desarrollo
económico ha acontecido en áreas costeras y ciudades, mientras que las
áreas rurales han
quedado relegadas. Eso fuerza la el éxodo rural masivo con todas las
inconveniencias y
problemas sociales que esto acarrea. Se calcula, por ejemplo, que más
de 300.000.000 individuos
que habitan en zonas rurales migrarán hacia las ciudades en los
próximos 15 años (Xinran, 2008)
convirtiéndose en ming gong (es el nombre que reciben los
habitantes del campo instalados,
normalmente, en la periferia de las ciudades y suelen ser considerados
sucios, ignorantes y
peligrosos) (Bianco 2002: 11).
11. El hecho de ser
"extranjero" en China también es un factor determinante a la hora de
llevar a
cabo una investigación de este tipo. Por un lado, es cierto que a veces
limita las posibilidades de
acción, pero por el otro, a veces facilita la realización de según qué
preguntas.
12. En Cataluña, comunidad
líder en solicitudes y adopciones hasta el 2006, ha sufrido un
descenso del 40% en el número de solicitudes desde entonces (El
Periódico, "L'evolució de les
polítiques d'infancia, La demanda d'adopcions a l'estranger cau 40% en
dos anys", 30 octubre
2008, Antonio Baquero, Barcelona).
13. Hasta el momento, han sido
mayoritariamente niñas sanas menores de tres años, a pesar de
que el perfil está cambiando y empiezan a llegar cada vez más niños y
criaturas con problemas
físicos y psíquicos (Baquero 2008).
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