Por:
Óscar
Barroso Fernández. Universidad de Granada.
En
este libro se recogen los trabajos presentados en el congreso La
filosofía ante la crisis
de valores, la globalización y la multiculturalidad, que tuvo
lugar en Granada en el mes de
abril de 2010. A su vez, el congreso constituye la última actividad
realizada por el proyecto
de investigación de excelencia ¿Conflicto o alianza de
civilizaciones? La nueva sociedad
del conocimiento ante la crisis de valores, la globalización y la
multiculturalidad. Tanto en
el congreso como en el libro, aparecen recogidas investigaciones de
varios de los
componentes de este proyecto y de otros especialistas en la materia, a
saber, el problema de
la convivencia de distintas identidades culturales en un mundo global.
Se trata, por tanto,
de una visión de la globalización centrada fundamentalmente en cómo
afecta ésta a la
cultura en general y no, como suele ser habitual en los estudios que
tratan este asunto, en
cuestiones concretas de carácter económico, político o jurídico.
Esta
mirada que sobrepasa aspectos determinados de la cultura es quizás la
mayor virtud
del texto. Sloterdijk, en su obra En el mundo interior del capital,
ha constatado de la
bibliografía sobre la globalización adolece de exceso de
especialización. Es decir, aunque
es abrumadora la cantidad de bibliografía que esta cuestión está
produciendo en los últimos
años, se detecta una falta de comunicación entre las distintas
perspectivas que abordan el
tema (económica, sociológica, jurídica, histórica, etc.). Quizás es
aquí donde la perspectiva
filosófica puede mostrar su fuerza, en tanto que perspectiva anudadora.
También
es cierto que desde los análisis elaborados desde el ámbito de las
ciencias
sociales, y en especial desde las ciencias económicas y las de la
comunicación, se tiende a
ofrecer una imagen excesivamente homogénea de un mundo muy plural, y
que en muchos
aspectos refleja la hegemonía de Occidente y sus modelos culturales en
el mundo. Pero,
¿cómo habitar un mundo global y al mismo tiempo plural? ¿Cómo conjugar
lo particular y
lo universal? ¿Qué elementos de esa miscelánea que es Occidente son
legítimos en sus
pretensiones de universalidad? ¿Dónde situar la frontera entre el
derecho a la diferencia
cultural y los derechos humanos logrados a partir de la Ilustración? Miradas
a los otros
pretende responder a estos interrogantes de una manera no reductiva ni
homogeneizadora.
El título del libro resulta muy significativo, máxime si atendemos a lo
que afirma José
Carlos Bernal en las consideraciones preliminares de la obra y respecto
a su propósito: "se
centra más en señalar puntos de referencia desde los cuales comprender
la compleja
diversidad significativa de 'los otros' respecto al Mundo, que en
componer un sistema que
reduzca su pluralidad a un arquetipo único y unificador, a una supuesta
condición propia y
general a la que le conviniera el nombre de 'alteridad', o a una
también supuesta estructura
originaria de 'los otros' que se expresara con el singular 'el otro'"
(pág. 17).
Tras
dichas consideraciones preliminares, de cuya lectura uno puede sacar
una visión de
conjunto de la obra bastante fidedigna, el texto aparece dividido en
cuatro bloques
fundamentales: "Retrospección: actualidad del pasado"; "Elucidación:
enfoques para
mirar"; "Transformación: perspectivas de intervención" y "Discusión:
examinando el
Islam".
En
la primera parte encontramos cinco trabajos cuyo objetivo es explorar
la manera en la
que "los otros" han sido comprendidos en momentos significativos de la
historia intelectual
de occidente: los otros como bárbaros en la Grecia Clásica (trabajo a
cargo de Tomás
Calvo); las claves civilizatorias de un mundo pacífico y libre en
Spinoza, donde resalta la
separación de lo político y lo religioso (ensayo de Inmaculada Hoyos);
la crítica a la
racionalidad excluyente del Estado en Schopenhauer (Juan Antonio
Blanco); o la reflexión
sobre el otro desde una perspectiva más literaria, a través del
análisis de la obra de Proust y
Bergson por parte de Stefano Poggi y el manifiesto antiplatonismo de
García Lorca,
analizado por Natalia Arséntieva. De esta primera parte resulta muy
interesante el
descubrimiento, por parte de Tomás Calvo, de dos modelos de
universalismo en el mundo
griego: el panhelénico y el sofista. En el primer caso, que Calvo
singulariza en las ideas de
Isócrates, la cultura griega se entiende como la más digna y, por lo
tanto, como el ideal de
humanidad. En el segundo, el sofista, se podría arribar a un modelo
universalista partiendo
del reconocimiento del carácter particular del ideal de paideia griego.
Parece que ya con
ello se sentaron en Grecia las bases de dos nociones de universalismo,
respectivamente, la
imperialista y la pluralista.
En
la segunda parte de la obra, "Elucidación: enfoques para mirar", se
analiza, en una
perspectiva sistemática e interdisciplinar, la experiencia de "los
otros" desde distintos
ámbitos culturales, como la ciencia, la religión, el rito, el arte o la
propia experiencia
lingüística. En el primero de los trabajos de esta parte, Volker Rühle
defiende la necesidad
de superar la tajante distinción entre ciencia y arte operada en los
inicios de la época
ilustrada, desde la consideración de que tal superación ha de permitir
evitar la nefasta
contraposición entre la actitud científica y las manifestaciones
culturales, o, dicho
positivamente, abrirse a experiencias e historias extrañas, distintas a
las nuestras. Por su
parte, Remedios Ávila analiza el importante papel que la experiencia
religiosa desempeña
en tanto que elemento configurador de cultura y, en consecuencia, en el
diálogo entre
culturas. Es de resaltar su llamada a una conciliación entre laicismo y
religión, única vía
transitable de oposición a las religiones distorsionadas, a ese
nihilismo destructivo que
utiliza el nombre de Dios para matar o morir. Adan Kovacsics analiza el
fenómeno de
"vivir entre lenguas", tan propio de una época en la que el flujo de
personas es una
constante global. Por su parte, Agustín Moreno explora, a través del
análisis del rito
sacrificial en la obra de René Girard, una original crítica al
multiculturalismo.
Si
la segunda parte, en tanto que elucidación, constituye una mirada
reflexiva a la
experiencia de los otros, en la tercera parte de la obra se trata más
bien de buscar vías
efectivas de intervención y transformación a partir de aquella mirada.
Este bloque se abre
con una contundente negación, por parte de Juan R. Goberna, del
concepto de
"civilización" o, más concretamente, del uso que del mismo se ha hecho
con el objetivo de
elaborar construcciones ideológicas e interesadas pero con pretensiones
de objetividad
científica. Para ello, Goberna analiza el significado que ha adquirido
el término, desde la
época ilustrada, en las lenguas inglesa, francesa y alemana, y el papel
que en tal proceder
tuvo el proceso de colonización. Por su parte, Vicente Sanfélix desvela
cómo en nombre de
la "seguridad", occidente está llevando a cabo políticas de represión y
sometimiento del
otro, de determinadas diferencias culturales. Aunque, por otro lado, no
deja de ser cierto
que hay una demanda efectiva de seguridad por parte de la ciudadanía.
Por ello Sanfélix se
embarca en un interesante análisis del miedo propio del mundo global,
al que caracteriza
como "hiperfobia", y propone, junto a este diagnóstico, cierta terapia
en la que resuenan los
ideales humanistas. Ester Massó centra su análisis en los dramáticos
efectos que tres
momentos muy reales del mundo global tienen sobre las personas, muy
especialmente
sobre aquellas que viven en el tercer mundo, a saber, el crecimiento
económico, la
tendencia a que la democracia se libere de la ciudadanía y el auge de
la violencia. Pablo
Pérez Espigares desarrolla en su trabajo una defensa de la
interculturalidad apoyándose en
la ética de Lévinas. Cierra esta parte de la obra, el trabajo de Juan
Barja, consistente en una
defensa de la pluralidad desde la reivindicación que de ella se hace en
la experiencia
artística.
La
última parte del libro, "Discusión. Examinando el islam", es, a mi
juicio y sin quitar
mérito al resto de la obra, la más interesante, quizás por tratar un
problema acuciante: el
islam en la era global. Mientras que en las otras partes del texto se
hace referencia a unos
"otros" indeterminados, genéricos, ahora se trata de analizar unos
otros singulares, aún
cuando todos los autores insisten en señalar la pluralidad de
movimientos que constituyen
el mundo islámico. Abre la discusión Rafael Ramón con un texto de
carácter histórico en el
que se analiza diacrónicamente, la visión que occidente ha tenido del
mundo musulmán.
Los siguientes trabajos entran de lleno en las posibilidades
reformadoras o renovadoras del
islam cara a una relación no conflictiva con los ideales de razón
autónoma y libertad de la
ilustración. Al respecto, encontramos un intento de equilibrio de
fuerzas entre dos trabajos
pesimistas y otros dos optimistas. El primero en posicionarse en Pedro
Gómez, quien en un
minucioso análisis de corte histórico-sistemático encuentra elementos
esenciales del islam
que parecen impedir la posibilidad de implementar los ideales de la
Ilustración en el mundo
musulmán (y tanto que musulmán) y que, incluso, suponen una amenaza
para su
mantenimiento en Occidente. Ante tal panorama, no cabe aquella buena
voluntad que
pretende desarrollar un espíritu ecuménico dialogante: hay cosas que no
deben estar
sometidas a comercio, entre ellas "el primado y la universalidad de la
razón humana, la
libertad, la igualdad, la fraternidad de todos los seres humanos" (pág.
347). Para aquellos
que descartan críticas tajantes como la desarrollada por Pedro Gómez
afirmando que son
reductivas o unidimensionales, debe resultar desesperante la cantidad
de información que
aporta el autor y su rigurosidad en el tratamiento del tema.
Por
su parte Antonio Elorza analiza algunos de los intentos reformadores
dentro del islam,
aunque muestra pocas esperanzas al respecto, ya que la legitimidad de
tales intentos no se
sostiene a menos que lo religioso sea subordinado a la conciencia
democrática, lo cual, hoy
por hoy, aparece fuera de un horizonte mínimamente realista. Más
optimista en
Encarnación Ruiz, quien a través de un análisis comparativo entre
Nietzsche y Mahfuz,
busca elementos de similitud en el par de conceptos
"tradición/renovación" entre el mundo
islámico y occidente. Por último, Ana I. Álvarez pretende ver en los
movimientos
feministas del mundo musulmán una posibilidad de renovación y apertura.
Aunque
los libros en los que se recogen múltiples trabajos de diversos autores
no suelen
tener muy buena acogida en el mercado editorial, lo cierto es que la
presente obra resulta
muy recomendable. En primer lugar, porque temas tan complejos como el
de la
globalización exigen miradas múltiples si se quiere intentar evitar las
tendencias
reduccionistas. En segundo lugar, porque los editores han trabado
perfectamente los temas
logrando un texto diverso pero, al mismo tiempo, coherente.
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