Traducido del italiano por Juan Francisco Sánchez Barrilao
"ReDCE núm. 40. Julio-Diciembre de 2023"
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Dice Luis Sepúlveda: “Porque mientras los nombremos y contemos sus historias, nuestros muertos nunca mueren”. Una frase muy hermosa y muy cierta en la que pensé cuando acepté escribir, venciendo una reticencia inicial, unas memorias sobre la figura de mi padre. Un difícil reto emocional, que ya he afrontado[01], y para el que debo invocar la indulgencia del lector, por si considera este recuerdo mío demasiado velado por el afecto filial. Ciertamente, un intelectual vuelve a vivir cada vez que alguien coge uno de sus libros, lo hojea, lo lee, lo cita. En el caso del jurista, además, no sólo hay libros, sino también artículos en revistas científicas que representan la doctrina (autorizada y en algunos casos muy autorizada) y que puede elevarse a Derecho vivo cuando los jueces la utilizan (aunque sin poder citarla) para afirmar una determinada dirección jurisprudencial. Es más, estas páginas tienen como objetivo principal poner a las nuevas generaciones de juristas “a hombros de gigantes” para que escudriñen mejor el horizonte de la ciencia jurídica. También por esta razón, al relatar el perfil de mi padre, concederé muy poco espacio a los recuerdos familiares, centrándome en cambio en su vida académica y en sus trabajos científicos.
Sobre la figura intelectual de mi padre, fallecido en Roma el 24 de septiembre de 2001 (y nacido en Catania el 9 de marzo de 1922), se han publicado ya numerosos estudios en forma de libros y artículos[02]; además quisiera mencionar el “Premio Vittorio Frosini”, que se concede cada dos años (va ya por su séptima edición), está promovido por la Fundación Calamandrei y la revista “Il diritto dell'informazione e dell'informatica”, y se destina a la mejor tesis doctoral en Informática Jurídica y Derecho de la informática. La Universidad de Oslo, dentro del Departamento de “Computers and Law”, tiene la “Frosini Room” (que es la sala de profesores), al igual que el Instituto de estudios jurídicos Arturo Carlo Jemolo de Roma y el Instituto de Informática Jurídica del CNR de Florencia con otra sala, ambas, dedicadas a mi padre. Así que, en este caso, la memoria no sólo está en el papel impreso de libros y revistas, sino que también pervive en lugares de estudio e investigación. Creo poder decir, objetivamente, que la posteridad ha emitido un arduo juicio...
Su gran pasión por los viajes y las mudanzas comenzó a una edad temprana. A los 13 años, es decir en 1935, se trasladó con su familia a Capodistria, pues mi abuelo Tommaso, que era latinista, iba a ser el Director del liceo clásico “Carlo Combi”, donde mi padre estudió y se graduó. Cuatro años más tarde, en 1939, aprobó los exámenes de ingreso en la “Scuola Normale Superiore” de Pisa y se matriculó en la Facultad de Letras. A menudo contaba que, durante el examen de admisión, se sentía incómodo en la entrevista de filosofía, porque le examinaba Giovanni Gentile y le infundía un temor reverencial[03]. Tras un breve periodo en el Guf (Grupo Universitario Fascista) como redactor de la revista mensual “Il Campano”, cambió radicalmente de opinión y de postura política tras conocer en las aulas de la Universidad Normale, durante las clases de filosofía, a Guido Calogero, quien se convertiría en uno de sus maestros[04]. Es más, recopiló sus conferencias sobre Filosofía del Derecho, que más tarde se publicarían como segundo volumen de las “Lezioni di Filosofia. Etica, giuridica, politica” en 1946. En esos mismos años también entabló amistad con Aldo Capitini[05] y Giacomo Perticone, que impartía clases en la Universidad de la Sapienza pisana[06]. En 1943 fue llamado a filas, como oficial alumno en el Regimiento Autieri, y en diciembre del mismo año se graduó en Pisa con una tesis oral sobre los “Motivi pedagogici nella filosofia di Benedetto Croce”, dirigida por Vladimiro Arangio Ruiz, ya que sus maestros Calogero y Perticone se encontraban en la clandestinidad. Al año siguiente, 1944, regresó a Capodistria y frecuentó la Universidad de Trieste, donde se convirtió en profesor adjunto de la Cátedra Filosofía Teórica a cargo de Francesco Collotti. Durante su estancia en Trieste, conoció, frecuentó y entabló amistad con el escritor Giani Stuparich, recién salido de la cárcel[07]. En la Facultad de Derecho triestina, sin embargo, también conoció y entabló relaciones intelectuales con Angelo Ermanno Cammarata y Salvatore Satta[08], cuyo manuscrito “Manuale di diritto fallimentare” regaló mi padre a Carlo Scialoja con ocasión de un paso por Roma camino de Catania. De vuelta a su ciudad natal, obtuvo un segundo título en Derecho, discutiendo una tesis sobre “La filosofía del diritto di G.B. Vico”, bajo la dirección ahora de Orazio Condorelli, de quien se convertiría en discípulo y asistente[09]. Su relación con Condorelli sería familiar, una especie de segundo padre al que siempre estaría ligado a pesar de la división ideológica entre ambos; diríase casi una opuesta “Weltanschauung”: Condorelli monárquico (fue incluso presidente del partido), mi padre republicano. Pero nunca hubo una discusión, y mucho menos una discrepancia. Era la Universidad del pasado, donde los estudiantes eran como hijos y el maestro como un padre, y la gente se quería de verdad. Hay tantos episodios al respecto que no puedo recordarlos todos aquí: en Catania, eso sí, la gente todavía cuenta las excursiones a la casa de campo de Condorelli en Motta Sant'Anastasia, donde competían para ver quién comía más “caddozzi di sasizza” (nudos de salchicha).
Tras licenciarse en Pisa y Catania, continuó su periplo de formación académica: en 1950 se especializó, como Ph. D., en “Political Science e Jurisprudence” en la Universidad de Oxford, tras ganar una beca del “British Council", obtenida junto a los jóvenes “retoños” Serio Galeotti y Pietro Rescigno. Desde entonces, estableció con ambos una sólida y sincera amistad de por vida. Como invitado en el “Magdalen College” de Oxford, trabajó en una tesis sobre la obligación política, bajo la dirección de John Mabbot, y frecuentó a Herber Hart, entonces “Lecturer” en Filosofía[10]. También se hizo íntimo de Salvador de Madariaga, el exiliado político español y profesor de literatura española en Oxford, y de Alessandro Passerin d'Entréves, el filósofo político turinés que era entonces profesor de “Italian Studies”[11]. Los años en Oxford permanecieron siempre en su corazón y a menudo le gustaba recordarlos con historias y anécdotas. Nunca faltó a la cena anual de los antiguos alumnos del “College” (vistiendo formalmente la corbata del “College”) y se convirtió en miembro del exclusivo “Oxford and Cambridge Club”, en cuyas dependencias para invitados, con sede en “Pall Mall”, se alojaba siempre que iba a Londres.
En 1952 regresó a Italia y comenzó a trabajar para “Il Mondo”, de Mario Pannunzio[12]. Un mundo al que siempre permanecería unido en sus recuerdos y en el que compartió ideales liberal-democráticos[13]. A las “queridas sombras” de Mario Pannunzio, Carlo Antoni, Vitaliano Brancati, Nicolò Carandini, Nicola Chiaromonte y Vittorio de Caprariis dedicaría, “en señal de agradecido recuerdo”, uno de sus libros[14].
En 1954 obtuvo la venia docente en Filosofía del Derecho, aunque no había escrito una monografía propiamente dicha. La Comisión del concurso (Angelo Ermanno Cammarata, Enrico Opocher y Renato Treves) se dirigió a Giuseppe Capograssi, quien dijera “sobre Frosini firmo un cheque en blanco”. Mi padre siempre permaneció agradecido y encariñado con la figura de Capograssi, dedicándole numerosos ensayos[15]. Después de la venia docente fue nombrado profesor de Historia de las Doctrinas Políticas en la Facultad de Derecho de la Universidad de Catania. Comenzó a pasar varios años en Austria, entre Innsbruck y Mayrhofen, lo que, como comentaré más adelante, sería decisivo para las ideas que se desarrollarían en su futura monografía de 1962. El 2 de junio de 1958 se casó con Silvia Sardo y frecuentó, durante los periodos de vacaciones, la casa de campo de Verzella, en las laderas del Etna, antigua propiedad de la familia Sardo, cerca de Castiglione di Sicilia. Allí escribió en 1961 la monografía “La struttura del diritto”, publicada al año siguiente por la editorial Giuffrè[16] y que le valió el premio de ciencias jurídicas de la “Accademia Nazionale dei Lincei”. Recordando aquel libro y aquella época, mi padre escribió:
En el texto confluían las ideas desarrolladas durante los cuatro años anteriores, a partir de 1957, al hilo de las referidas estancias estivales en Austria y, por tanto, elaboradas ya en algunos escritos entre 1959-1960[18]. En particular, las ideas son también deudoras del concepto goethiano de “morphologie” y del debate que de él se derivó.
El núcleo teórico de “La struttura del diritto” gira en torno a la definición del Derecho como una “morfología de la praxis, es decir, como un complejo de estructuras en las que tiene lugar la alienación de la acción respecto de la voluntad del agente”. Contra el formalismo kelseniano y, luego, contra la teoría analítica, se sostiene que la realidad del Derecho es la realidad de la acción humana, despojada de sus aspectos subjetivos y situada en el círculo de la comunicación social. En tal perspectiva, el significado de “estructura” adquiere un nuevo sentido, ya no como forma ordenadora externa, según la labor sistematizadora de la ciencia jurídica tradicional, sino, y aceptando las enseñanzas de la psicología de la “Gestalt”, como forma interna de acción, con la consiguiente revalorización, en la consideración del fenómeno jurídico, del universo del comportamiento social en movimiento con respecto a la fijeza de la formulación normativa[19].
Se trataba de una tesis filosófico-jurídica nueva y original, que intentaba proponer también una especie de “tercera vía” que superase la tradicional oposición teórica entre el Derecho natural y el positivismo jurídico, que ya entonces hacía furor en el debate de la Filosofía jurídica italiana[20]. El libro recibió numerosas reseñas y notas críticas y fue traducido al español[21].
Con “La struttura del diritto” (y también con “La ragione dello stato. Studi sul pensiero politico contemporaneo”, que aparece en 1963) pudo presentarse a la oposición de cátedra, que ganó por unanimidad en 1964, ante una Comisión compuesta por Angelo Ermanno Cammarata (pres.), Norberto Bobbio, Enrico Opocher, Bruno Leoni y Vincenzo Palazzolo. Al año siguiente fue profesor de la segunda Cátedra de Filosofía del Derecho en la Facultad de Derecho de la Universidad de Catania, e impartió la clase inaugural del curso sobre el tema “Umanesimo e tecnologia nella giurisprudenza”[22], con lo que inició sus estudios sobre Informática Jurídica. Precedido por algunos artículos sobre el tema aparecidos en “Civiltà delle macchine”, es que el volumen “Cibernetica diritto e società” se publicara en 1968 en la serie “diritto e cultura moderna” (dirigida por R. Treves y U. Scarpelli) para “Comunità”[23]. Con este libro se inició en Italia y en Europa una nueva corriente de estudios que tanto éxito iba luego a tener, pero no inmediatamente; pensemos que en 1968 la gente apenas sabía lo que eran los cerebros electrónicos (como se llamaban entonces a los hoy conocidos como “computers”), de modo que la yuxtaposición de los ordenadores con el Derecho y sus consiguientes problemas jurídicos parecían como una herejía. Cuando mi padre publicó el libro se lo llevó como regalo a su Rector, el distinguido romanista Cesare Sanfilippo, quien leyó el título y dijo: “Vittoriuzzo ¿realmente crees en estas tonterías?” Hoy, más de cincuenta años después de la publicación de aquel librito áureo ––donde se encuentran muchos de los problemas y cuestiones que aún hoy se discuten––, nos gustaría tomar prestadas las palabras de Dante Alighieri para decir: “Hiciste como aquél que va de noche con una luz detrás, que a él no le sirve, mas hace tras de sí a la gente sabia”.
Sin duda, la Informática Jurídica ha caracterizado mayormente la figura científica de mi padre y en buena parte también su producción literaria hasta su último escrito, aparecido en 2000 y dedicado a “L'orizzonte giuridico dell'Internet”[24]. Aún hoy, en Italia y en el extranjero, muchos asocian el nombre de Vittorio Frosini a la Informática Jurídica y a sus nuevas declinaciones en materia de innovación tecnológica y de Derecho. Fue una de sus grandes pasiones, reflejo de su continua búsqueda de lo nuevo y del progreso humano en la conquista de nuevas libertades. Tuvo realmente una visión profética, que le llevó a identificar los problemas del Derecho en la sociedad tecnológica[25], orientándolos siempre en una perspectiva optimista, pero sin ser el centro de sus intereses especulativos, que fueron, y siguieron siendo, los de la Teoría General del Derecho. La Informática Jurídica, en cambio, surgió de la Sociología del Derecho, materia que impartió por primera vez en una universidad italiana (en Catania) en 1969[26]. Nació, así, como una forma de investigar la sociedad a través del desarrollo tecnológico y sus efectos sobre el Derecho. Nunca quiso enseñar Informática Jurídica, a pesar de las numerosas ofertas que recibió en Italia y en el extranjero. Solía decir de sí mismo que era como el ingeniero que diseña coches Ferrari, pero luego no sabe necesariamente conducirlos. A este respecto, permítanme una pequeña anécdota: recuerdo que quiso escribir en el ordenador la entrada sobre “Telemática e Informática Jurídica” para la “Enciclopedia del diritto” y lo hizo en verano; estábamos a mediados de los años noventa. Yo me había ido de viaje al extranjero y le había dejado todas las instrucciones por escrito: pues bien, cuando yo llamaba por teléfono para dar noticias, mi padre me entretenía sobre qué tecla tenía que pulsar en el ordenador o cómo podía entrar en una determinada modalidad informática. Al final se dio por vencido y esperó a mi regreso para editar el texto lo mejor que pudo.
Por supuesto que con la Informática Jurídica llegaron nuevas oportunidades y nuevas fronteras para la investigación, e incluso como actividad profesional con consultorías y dictámenes. También desarrolló un gran interés por el derecho a la intimidad, lo que compartiría con su amigo y colega Stefano Rodotà. A principios de los ochenta se celebró una importante conferencia sobre el tema, en la que mi padre presentó una ponencia en la que elaboraba una teoría de la “libertad informática”[27], que sería acogida por la doctrina, la jurisprudencia y la legislación. La doctrina de la libertad informática tuvo su matriz ideológica en la concepción de un nuevo liberalismo, entendido como fermento de una civilización liberal promovida por la revolución tecnológica; esta se desarrolló sobre la base de una nueva dimensión del derecho a la libertad personal, en una fase histórica de la civilización industrial caracterizada por el advenimiento de los ordenadores electrónicos. Estamos, sin duda, ante una nueva forma de libertad, que es la de comunicarse con quien uno quiera, difundir sus opiniones, pensamientos y concepciones, y la libertad de recibir. Libertad de comunicar, pues, como libertad de transmitir y libertad de recibir. Ya no se trata sólo del ejercicio de la libre manifestación del pensamiento del individuo, sino del derecho del individuo a relacionarse, a transmitir y solicitar información, a poder disponer sin limitaciones del nuevo poder de conocimiento que le confiere la telemática: de poder ejercer, en definitiva, su derecho a la libertad informática; una verdadera nueva vertiente del constitucionalismo.
En 1971 fue llamado a la Universidad “La Sapienza” de Roma, donde ocupó la Cátedra de Filosofía del Derecho. “Incipit vita nova”. Se presentó y fue elegido miembro del Comité de Ciencias Jurídicas y Políticas del Consejo Nacional de Investigación (1972-1980), donde asumiría otras tareas y compromisos como la creación del Instituto de Documentación Jurídica de Florencia y su revista asociada “Informatica giuridica”. No me detendré en su experiencia en el CNR y me remito a lo ya escrito, así como en su experiencia como miembro del Consejo Superior de la Magistratura (1980-1986), donde fue elegido en la sesión conjunta del Parlamento a propuesta conjunta de los grupos parlamentarios republicano y liberal[28]. Sin embargo, permítanme destacar dos aspectos. Primero, la pasión y el empeño que mi padre puso en su paso por el CNR, llevándolo a aumentar sus conocimientos y su curiosidad científica, y no sólo en Derecho. Recuerdo muy bien las historias que nos contaba en casa sobre los descubrimientos que los científicos habían hecho en los laboratorios e institutos del CNR. Y luego está el no haber sido elegido, en primera vuelta, como miembro del CSM: la explicación, que ha circulado sobre la falta de quórum, es la de la posible candidatura de mi padre a la vicepresidencia del CSM, también por su autoridad. Los democristianos, que consideraban ese puesto como suyo, favorecieron, o eso se dijo, un puñado de votos laicos en contra de mi padre como una especie de advertencia[29]. De hecho, el vicepresidente, votado entre los miembros del CSM, fue el senador Giancarlo De Carolis, un abogado de Spoleto; una muy buena persona, que se convirtió en amigo de mi padre, pero carente de cualificaciones académicas y científicas.
Durante los años en el CNR, y luego en el CSM, se intensificaron los viajes al extranjero para conferencias, convenios de investigación o visitas institucionales. Cabe mencionar aquí los periodos como profesor visitante en la Universidad Imperial de Tokio (1978) y en la Universidad de Harvard (1985)[30].
Tras años de excedencia por su mandato en el CSM, regresa a la Universidad y deja la Cátedra de Filosofía del Derecho para ocupar la de Teoría de la Interpretación y resucita, de las cenizas del pasado, el Instituto de Teoría de la Interpretación, de memoria bettiana, al que asocia en el título la Informática Jurídica. Se trata de un nuevo reto académico, al que dedica gran empeño y pasión: crea el primer doctorado universitario de investigación en Informática Jurídica, da vida a una nueva serie de publicaciones (reeditando, entre otros, los dos volúmenes de la “Teoria generale dell’interpretazione” de Emilio Betti), y organiza seminarios y congresos internacionales (cabe destacar, al menos, el que tuvo como ponente a Hans Georg Gadamer)[31]. Desde la nueva Cátedra se relanzaron teorías y problemas de interpretación jurídica dentro de la Teoría General del Derecho que había dormitado tras el libro de Giovanni Tarello (de 1980). Numerosos escritos sobre interpretación caracterizaron este periodo[32] hasta la publicación, en 1993, de la monografía “La lettera e lo spirito della legge”, que debe considerarse como una especie de “summa” de su largo itinerario como jurista[33]. Fue el resultado de la experiencia adquirida también como miembro del Consejo Superior de la Magistratura y de la Comisión Tributaria Central, como se menciona en el prefacio. El libro, además, me fue dedicado en recuerdo de las largas conservaciones que tuvimos, y que como siempre solíamos tener, en aquel verano de 1992 en nuestro querido buen retiro de Greccio al que llamábamos “La Verzellina”.
Círculo hermenéutico, círculo vital: la interpretación, por tanto, es una operación demiúrgica, un evento dialéctico, que se genera, se mueve y concluye en medio de tensiones y contradicciones, que exigen una elección. Un acontecimiento de conversión entre lo verdadero y lo cierto, como escribiera Giambattista Vico[35].
“La lettera e lo spirito della legge” no es su último libro. En 1997 publicó “La democrazia nel XXI secolo”, un vigoroso “pamphlet” en el que se destaca la libertad del individuo en la nueva democracia de masas, caracterizada por el flujo cada vez mayor y más rápido de la información y la globalización de los intereses políticos y económicos[36]. Su última obra, sin embargo, no fue jurídica. Fue, de hecho, la versión teatral de “Il Gattopardo”, de Tomasi di Lampedusa, representada en Roma en octubre de 2000. Fue casi un regreso simbólico a su tierra, Sicilia[37]. Esta obra “extravagante”, entre otras cosas, demuestra y confirma que mi padre era un ecléctico. Fue una crítica que se le hizo; y de hecho no entiendo por qué se entendía en sentido negativo, porque, y al contrario, ecléctico significa tener una multiplicidad de intereses. Lo que importa es que esos intereses se cultiven, se estudien y se adquieran bien: de este modo el eclecticismo es un factor positivo como es natural que lo sea en toda integración y adición de conocimientos. De hecho, se podría decir que su llamado eclecticismo es comparable al de la arquitectura, que define el estilo nacido de la mezcla de los mejores elementos estilísticos tomados de diferentes movimientos arquitectónicos, históricos e incluso exóticos[38]. Su eclecticismo se manifestó en su capacidad de abarcar muchos campos del saber, a través de una notable producción de publicaciones no sólo jurídicas, sino también históricas, filosóficas, sociológicas e incluso literarias, así como una intensa actividad como columnista en diversos periódicos[39]. Como se ha escrito: “Vittorio Frosini será siempre recordado por sus amigos y alumnos como un maestro de la Filosofía y del Derecho y, más aún, como el humanista que, sumergiéndose en el flujo de la vida, supo comprender y amar toda manifestación de inteligencia y sensibilidad”[40].
Ahora descansa en el pequeño cementerio de Greccio y en su tumba quiso que se grabara la inscripción “Giureconsulto e umanista”.
Resumen: El trabajo trata sobre la trayectoria científica y académica de Vittorio Frosini contada por su hijo Tommaso Edoardo. Se repasan los acontecimientos más significativos que caracterizaron la carrera intelectual de Vittorio Frosini. Sus estudios en Pisa, Catania y Oxford y sus éxitos académicos en Italia y en el extranjero. También se presentan y analizan algunas de sus publicaciones más importantes, como “La struttura del diritto”, que introdujo un nuevo método en la Filosofía del Ferecho, y “Cibernetica, diritto e società”, que inauguró el estudio de la Informática Jurídica, materia de la que Frosini fue el padre. Lo que emerge es la figura de un erudito siempre seguro de las perspectivas de futuro y animado por una gran originalidad de pensamiento. Un jurista y un humanista, como él mismo deseaba ser recordado.
Palabras claves: Vittorio Frosini, Filosofía del Derecho, Informática Jurídica, Teoría de la interpretación.
Abstract: Vittorio Frosini's scientific and academic career as told by his son Tommaso Edoardo. The most significant events that characterised Vittorio Frosini's intellectual career are retraced. His studies in Pisa, Catania and Oxford and his academic successes in Italy and abroad. Some of his most important publications are also presented and analysed, such as “La struttura del diritto”, which introduced a new method in the philosophy of law, and “Cibernetica diritto e società”, which inaugurated the study of legal informatics, a subject of which Frosini was the father. What emerges is a figure of a scholar always certain of future prospects and animated by great originality of thought. A jurist and humanist, as he himself wished to be remembered.
Key words: Vittorio Frosini, Philosophy of Law, Legal Informatics, Theory of Interpretation.
Recibido: 6 de noviembre de 2023
Aceptado: 20 de noviembre de 2023
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[01]Por invitación de mis amigos y colegas Antonio Punzi y Francesco Riccobono, presenté una ponencia en el Congreso “Vittorio Frosini: una coscienza giuridica aperta al futuro”, que se celebró en la Universidad Luiss-Guido Carli de Roma el 27 de octubre de 2017. Mi ponencia “Vittorio Frosini al CNR e al CSM. Piccolo lessico famigliare” fue publicada en Federalismi, núm. 15, 2018 y en Rivista internazionale di filosofia del diritto, núm. 1/2, 2019, 15 ss. (número monográfico que recoge las Actas del referido Congreso). Véase también mi Prefacio al volumen de A. MERLINO, L’idealismo giuridico di Vittorio Frosini, (“Piccola biblioteca del pensiero giuridico”, a cargo de D. Quaglioni) il Formichiere, Foligno 2019, V-VIII.
[02] Recuerdo aquí las siguientes obras: F. COSTANTINI, Vittorio Frosini. Genesi filosofica e e struttura giuridica della società dell’informazione, Edizioni Scientifiche Italiane, 2010; en España, C. CASTILLO JIMÉNEZ, La nuevas tecnologias de la informacion y el derecho. De Vittorio Frosini a Internet, con Prólogo de A.E. PÉREZ LUÑO, Instituto de Estadística de Andalucía, 2003; y por último, la monografía de A. MERLINO, L’idealismo giuridico di Vittorio Frosini, cit. Numerosas contribuciones aparecieron en el volumen In ricordo di Vittorio Frosini, a cargo de A. JELLAMO y F. RICCOBONO, ed. Giuffrè, 2004, que recogen las Actas de una Jornada de estudio tenida en la Sapienza de Roma el 7 de junio de 2002, y al que los propios coordinadores, discípulos cariñosos y afectuosos, habían ya escrito una larga introducción y otro largo epílogo a la reedición del volumen La democrazia nel XXI secolo (ed. Liberilibri, 2010), así como otros ensayos en otras ocasiones. También: el trabajo de M. GIORGIANNI, “Vittorio Frosini e la teoria dell’interpretazione dei diritti umani”, Rassegna Parlamentare, núm. 1, 2015; los volúmenes del Liber Amicorum in onore di Vittorio Frosini, vol. I y II, ed. Giuffrè, 1999; y el Dalla giuritecnica all’informatica giuridica. Studi dedicati a Vittorio Frosini, a cargo de D.A. LIMONE, ed. Giuffrè, 1995. Luego está el Congreso, además del ya referido, “Vittorio Frosini: una coscienza giuridica aperta al futuro”, llevado a cabo en la Universidad Luiss-Guido Carli de Roma el 27 de octubre de 2017, con numerosas relaciones publicadas en el número monográfico de la Rivista internazionale di Filosofia del diritto, núm. 1/2, 2019. Indico asimismo el Congreso de la Associazione degli storici del pensiero politicoIn memoria di Vittorio Frosini, Dottrine Istituzioni, Filosofia e Politica, que se tuvo en el Universidad de Catania los días 19-20-21 de febrero de 2004. Finalmente, está la publicación de la reimpresión anastática de La struttura del diritto (1962), a cargo de F. RICCOBONO, por Edizioni Scientifiche Italiane (2021).
[03] El periodo de estudiante en la Normale de Pisa fue recogido en una larga entrevista realizada por Raimondo Cubeddu publicada en Sant’Anna News, núm. 10, 1997, y después republicada con el título “Gli anni alla Normale di Pisa (1939-1943)”, en el vol. In ricordo di Vittorio Frosini, cit., pp. 179 ss.
[04] V. FROSINI, “La filosofia giuridica di Guido Calogero”, Rivista trimestrale di diritto e procedura civile, 1996, pp. 3 ss. (ahora en La coscienza giuridica. Ritratti e ricordi, a cargo de F. RICCOBONO, Giappichelli, Torino, 2001, pp. 223 ss.).
[05] V. FROSINI, “Ritratto di Aldo Capitini”, Nuova Antologia, núm. 2132, 1979, pp. 73 ss.
[06] V. FROSINI, “Giacomo Perticone e la cultura giuridica del Novecento”, Rivista internazionale di filosofia del diritto, 1996, pp. 1 ss. (ahora en La coscienza giuridica., cit., pp. 185 ss.), con algunos recuerdos personales del periodo pisano.
[07] V. FROSINI, La famiglia Stuparich. Saggi critici, Del Bianco editore, Udine, 1991.
[08] Con el primero, Cammarata, las relaciones se intensificaron siempre a más, sobre todo en el periodo de docencia romana de Cammarata; con el segundo, véase V. FROSINI, “Ricordo di Salvatore Satta”, en. La coscienza giuridica, cit., pp. 199 ss. Sobre la relación con Satta, véase A. MERLINO, L’idealismo giuridico di Vittorio Frosini, cit., pp. 114 ss.
[09] V. FROSINI, “Orazio Condorelli”, en Dizionario biografico degli italiani, vol. XXVI, Istituto della Enciclopedia Italiana, Roma, 1982 (ahora en La coscienza giuridica, cit., pp. 195 ss.).
[10] El trabajo de tesis, anticipado en varios artículos, será publicado, tras su ulterior desarrollo, varios años después como libro: V. FROSINI, La ragione dello Stato. Studi sul pensiero politico contemporaneo, Giuffrè, Milano, 1963 (2ª ed. ampl., 1976). En cuanto a Hart, se encargará de la edición del primo libro publicado en Italia: H.L.A. HART, Contributi all’analisi del diritto, a cargo de V. FROSINI, Giuffrè, Milano, 1964.
[11] V. FROSINI, “Potrait of Salvador de Madariaga”, en Liber Amicorum Salvador de Madariaga, Bruges, 1966, pp. 97 ss.; y también, del mismo, “Alessandro Passerin d’Entréves (1902-1985)”, Riv. int. fil dir., n. 2, 1986 (ahora en La coscienza giuridica, cit., pp. 203 ss.).
[12] Una serie conspicua de artículos aparecidos en ese periódico fueron recogidos en V. FROSINI, “Il Mondo” e l’eredità del Risorgimento, pres. de E. SCIACCA, ed. Bonanno, Acireale, 1987.
[13] Sobre este punto, E. SCIACCA, “Vittorio Frosini scrittore político”, en Liber Amicorum in onore di Vittorio Frosini, vol. I,, cit., pp. 1 ss.; y A. JELLAMO, “Vittorio Frosini e la tradizione liberale”, en Rivista internazionale di filosofia del diritto, núm. 1/2, 2019, pp. 31 ss. También merece la pena dar testimonio del "relicario" de R. CUBEDDU, “Frosini Vittorio”, en Dizionario del Liberalismo italiano, t. II, Rubbettino, Soveria Mannelli, 2015, pp. 521 ss.
[14] V. FROSINI, Costituzione e società civile, Comunità, Milano, 1975 (2ª ed., 1977).
[15] V. FROSINI, Saggi su Kelsen e Capograssi. Due interpretazioni del diritto, Giuffrè, Milano, 1988 (2ª ed. ampl., 1998); al respecto, refiero en particular el trabajo “Un dialogo con Capograssi”, pp. 167 ss.
[16] V. FROSINI, La struttura del diritto, Giuffrè, Milano, 1962 (6ª ed., 1977).
[17] V. FROSINI, “Ricordi e riflessioni su ‘La struttura del diritto’”, en L’indirizzo fenomenologico e strutturale nella filosofia del diritto italiana più recente, a cargo de F. D’AGOSTINO, Giuffrè, Milano, 1988, p. 28.
[18] Se trata de “Il concetto di struttura e la cultura giuridica contemporánea”, Rivista internazionale di filosofia del diritto, 1959, pp. 167 ss.; y “Formalismo e morfologia nella logica e nel diritto”, en Rivista internazionale di filosofia del diritto, 1962, pp. 395 ss. (y luego reeditados en el volumen Teoremi e problemi di scienza giuridica, Giuffrè, Milano, 1971).
[19] Para una interpretación de la Toería del Derecho como morfología de la praxi, véase la preclara contribución de F. RICCOBONO, “Vittorio Frosini ela struttura del diritto” y F. CAVALLA, “La struttura del diritto nel pensiero di Vittorio Frosini”, ambos en In ricordo di Vittorio Frosini, cit., pp. 145 ss. 53 ss. (respectivamente).Y más recientemente, véase A. MERLINO, L’idealismo giuridico di Vittorio Frosini, cit., passim.
[20] Para un fresco, C. FARALLI, “Vittorio Frosini e la cultura filosofico-giuridica italiana della seconda metà del Novecento”, en Rivista internazionale di filosofia del diritto, núm. 1/2, 2019, pp. 5 ss.
[21] Para el debate que se desarrolla después de la publicación del libro, véase lo referido por el propio V. FROSINI, “Ricordi e riflessioni su ‘La struttura del diritto’”, cit., 29 ss. La edición española es La estructura del derecho, con “Estudio Preliminare” de A.E. PÉREZ LUÑO, Real Colegio de España 1974. Sobre la influencia en la doctrina española, véase A.E. PÉREZ LUÑO, “Ritratto e ricordo di Vittorio Frosini”, en In ricordo di Vittorio Frosini, cit., pp. 171 ss. En España, por otra parte, sería nombrado miembro de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.
[22] Publicada en Rivista internazionale di filosofia del diritto, 1966, pp. 451 ss.
[23] El libro conocerá seis ediciones y después será reimpreso, como primera parte, en V. FROSINI, Informatica diritto e società, Giuffè, Milano, 1988 (2ª ed., 1992), y será traducido al español: Cibernética, derecho y societad, con Prólogo de A.E. PÉREZ LUÑO, ed. Tecnos, Madrid, 1982.
[24] Aparecido en Dir. Inf., núm 2, 2000, pp. 271 ss.; ahora, también en español, “El horizonte jurídico de Internet”, en Revista de derecho constitucional europeo, núm. 28, 2017.
[25] V. FROSINI, Il diritto nella società tecnologica, Giuffrè, Milano, 1980; del mismo, L’uomo artificiale. Etica e diritto nell’era planetaria, Spirali, Milano, 1986 (ya en el título se advierte la intuición de temas y problemas sobre los que hoy se discute).
[26] Sobre ello, véase V. FERRARI, “Vittorio Frosini e la sociologia del diritto”, en In ricordo di Vittorio Frosini, cit., pp. 77 ss.; y S. ANDRINI, “Vittorio Frosini scienziato sociale”, en Rivista internazionale di filosofia del diritto, núm. 1/2, 2019, pp. 47 ss.
[27] V. FROSINI, “La protezione della riservatezza nella società informática”, en Privacy e banche dati, a cargo de N. MATTEUCCI, il Mulino, Bologna, 1981, pp. 37 ss. (al tiempo en Informatica diritto e società, cit., pp. 173 ss.).
[28] T.E. FROSINI, “Vittorio Frosini al CNR e al CSM. Piccolo lessico famigliare”, cit. Sobre la experiencia en el CSM, véase V. FROSINI, “Memorie sul CSM di Pertini”, en Sociologia del diritto, núm. 2, 1999, pp. 138 ss. Véase también “Tutti i meriti del presidente. Colloquio con Vittorio Frosini”, a cargo de G. MUGHINI, en Europeo del 25 de enero de 1986, pp. 18-21.
[29] El asunto es recordado por mi padre del siguiente modo: “En cuanto a los votos demócrata-cristianos, se obtuvieron tras una reunión con el senador Giancarlo De Carolis, que ya había sido elegido miembro y propuesto como vicepresidente del CSM por su partido, ante mi compromiso de no presentarme como candidato a la vicepresidencia y de darle mi voto para ello”; así, V. FROSINI, “Memorie sul CSM di Pertini”, cit., p. 142.
[30] Cuyas lecciones en Harvard fueron posteriormente publicadas: V. FROSINI, Law and Liberty in the Computer Age. The Harvad Papers, Tano, Oslo, 1995.
[31] Una especie de balance de su actividad en el Instituto se puede leer en V. FROSINI, “La teoria dell’interpretazione giuridica e del diritto informatico: uno sguardo sul presente”, en Esperienze giuridiche del ‘900, a cargo de F. MODUGNO, Giuffrè, Milano, 2000, pp. 1 ss.
[32] Son numerosos los artículos que parecen en revistas jurídicas: entre ellos, V. FROSINI, “Legislazione e interpretazione”, en Riv. trim. dir. pubbl., n. 2, 1990, pp. 384 ss. También fueron publicadas Lezioni di Teoria dell’interpretazione giuridica en la editorial Bulzoni, Roma 1989, alcanzando cinco ediciones y una traducción en Colombia: Teoría de la Interpretación Jurídica, Temis, Bogotá, 1991. En Alemania se publica el volumen: V. FROSINI, Gsetzgebung und Auslegung, con pref. de E. DENNINGER, Nomos Verlagsgesellschaft, Baden-Baden, 1995.
[33] V. FROSINI, La lettera e lo spirito della legge, Giuffrè, Milano, 1993 (3ª ed., 1998); el libro tuvo una rápida traducción española: La letra y el espíritu de la ley, prólogo de C. ALARCÓN CABRERA, Ariel, Barcelona, 1995.
[34] V. FROSINI, op. ult. cit, pp. 66 ss.
[35] Acerca de la Teoría de la Interpretación de mi padre, véanse las reflexiones de F. MODUGNO, “Rileggendo Frosini”, en In ricordo di Vittorio Frosini, cit., pp. 1 ss.; y, por último A. MERLINO, L’idealismo giuridico di Vittorio Frosini, cit., pp. 15 ss.
[36] V. FROSINI, La democrazia nel XXI secolo, Ideazione, Roma 1997; el volumen serían reimpreso por Liberilibri di Macerata en el 2010, con un prefacio de A. JELLAMO e un epílogo de F. RICCOBONO.
[37] G.T. DI LAMPEDUSA, Il Gattopardo, versión teatral de V. FROSINI, Bulzoni, Roma, 2000. El amor por Sicilia, siempre vivo y nunca roto, lo manifestó también con un librito: V. FROSINI, Ideario siciliano, Sellerio, Palermo, 1988.
[38] Valoran el eclecticismo de mi padre, considerándolo sin duda un mérito que le ayudó, entre otras cosas, para ser precursor en diversos campos, E. Pattaro, “La filosofia del diritto di fronte all’informatica giuridica”, en In ricordo di Vittorio Frosini, cit., pp. 25 ss.; y A. PUNZI, “La tolleranza dell’eclettico. Vittorio Frosini sui lumi e le ombre (del pensiero risorgimentale come di quello cristiano)”, en Rivista internazionale di filosofia del diritto, núm. 1/2, 2019, pp. 121 ss.
[39] Para una confirmación, véase la recopilación: Vittorio Frosini Bibliografia degli scritti (1941-1993), a cargo de R. RUSSANO, Giuffrè, Milano, 1994.Fue también colaborador de La Sicilia, y después del Corriere della sera (bajo la dirección de Giovanni Spadolini), del Il Giornale nuovo (bajo la dirección de Indro Montanelli) y del Il Tempo (bajo la dirección de Gianni Letta).
[40] F. RICCOBONO, “Vittorio Frosini”, Rivista internazionale di filosofia del diritto, núm. 4, 2001, p. 534.