Konrad Hesse*

 

Peter Häberle

Catedrático emérito de Derecho Público de la Universidad de Bayreuth

Traducido del alemán por Francisco Balaguer Callejón

 

 

 

 

 

 

 

 La Constitución Europea (II)

 

 

 

        Konrad Hesse ha muerto el 15 de Marzo de 2005 en su casa de Freiburg después de una larga y penosa enfermedad en la que su familia, especialmente su esposa Ilse, lo había cuidado con solicitud y entereza casi sobrehumanas. Termina la vida de un constitucionalista y magistrado constitucional auténtico e incomparable que tanto ha honrado a la ciencia y la praxis más allá de Alemania. Una valoración adecuada no es posible en este recordatorio. Traigamos a la memoria, sin embargo,  algunos aspectos de la fructífera vida de Konrad Hesse.

 

I.

 

        Nacido el 29 de enero de 1919 en Königsberg, en la casa profesoral de su querido padre, un conocido economista, y criado en Breslau, K. Hesse fue llamado directamente a filas tras el bachillerato, para el servicio en la guerra, sobreviviendo asombrado a esa catástrofe. Tras siete largos años perdidos, completó sus estudios jurídicos en Göttingen, en poco tiempo, doctorándose en 1950 con Smend, con una investigación sobre el principio de igualdad. Comenzó a trabajar como asistente en el Instituto de derecho eclesiástico y fue habilitado como catedrático con su conocido libro <<Der Rechtsschutz durch staatliche Gerichte im kirchlichen Bereich>> (1955, <<Las garantías jurídicas a través de los tribunales estatales en el ámbito eclesiástico>>). Ya en 1956 ocuparía la Cátedra en Freiburg, permaneciendo fiel a esa universidad (a pesar de propuestas ulteriores de Munich y Bonn). Desarrolló su trabajo en niveles estructurados de manera consecuente. Casi todos podrían caracterizarse mediante palabras clave formuladas como sentencias: Die normative Kraft der Verfassung (1959, <<La fuerza normativa de la Constitución>>), Der unitarische Bundesstaat (1962, <<El Estado Federal unitario>>), Freie Kirche im demokratischen Gemeinwesen (1964, <<La libertad religiosa en la comunidad democrática>>).

 

        La cima científica la alcanzará K. Hesse con, en y desde sus Grundzügen (dedicados a R. Smend: 1ª edición 1969, 20ª edición 1995). Desde hace tiempo esta obra es ya un clásico moderno, como muestran no sólo sus múltiples reimpresiones sino también su numerosas traducciones, la última en portugués (1999) y en preparación actualmente en chino. Hace poco titulaba Die Zeit, el 14 de octubre de 2004, en su página 72: <<Léanlo!>>. La historia de la recepción  de este trabajo (cfr., P. Häberle en H.-P. Schneider/R. Steinberg (Hrsg.), Verfassungsrecht zwischen Wissenschaft und Richterkunst, 1990, p. 113 ss.) permite mostrar hasta que punto este libro pertenece a la cultura política de nuestra República. Ninguna palabra de sobra, orientado siempre a lo fundamental y con una ordenación estructurada incomparable en la que el derecho constitucional vigente es a la vez descrito y acuñado de manera creativa. Como manifestación de la forma de ser de K. Hesse  se puede resaltar que estaba orgulloso de adelgazar el libro de edición en edición (un impresionante contrapunto de la abundante literatura inflada de manuales y comentarios de hoy). Conceptos fundamentales acuñados por K. Hesse, como el de concordancia práctica son hoy un elemento vivo del derecho constitucional; la apertura de la Constitución se ha convertido en un predicado de la Ley Fundamental.

 

        También sería en Freiburg donde Hesse fundó su renombrado Seminario permanente desde 1956. Continuó dirigiéndolo en los últimos tiempos conjuntamente con E. Benda hasta 1992. Muchos científicos extranjeros invitados de Japón, Corea, España y Portugal tomaron aquí contacto con su escuela. La relación de amistad con H. Ehmke y posteriormente con W. von Simson sería característica de aquellos años (como también con W. Müller-Freienfels).

 

II.

 

        En el momento justo, K. Hesse fue nombrado magistrado del Tribunal Constitucional Federal (de 1975 a 1987, sucediendo a T. Ritterspach), en verdad más allá de toda vinculación previa a partidos políticos (en la expresión de W. Maihofer, con equidistancia). Aquí acuñó jurisprudencia duradera como en el caso de la sentencia sobre la cogestión (Mitbestimmungsurteil) y de las sentencias sobre libertad de opinión y de prensa. También sería él quien elaborara el concepto de <<Grundversorgung>> (suministro básico de información). La Presidenta del TCFA, Frau Limbach valoró como es debido la gran influencia de K. Hesse en Karlsruhe con motivo de su ochenta cumpleaños (edición privada, 2000). Bien se puede decir que en K. Hesse la ciencia y la práctica como magistrado del Tribunal Constitucional eran congeniales la una con la otra.

 

 III.

 

        K. Hesse publicó en muchas revistas científicas y dominó muchos géneros doctrinales, desde los artículos, pasando por las contribuciones en libros homenaje (por ejemplo, Müller, 1970, FS Scheuner, 1973, FS W. Weber, 1970, FS D. Schindler, 1989, FS Lerche, 1993) y las aportaciones en manuales, hasta los artículos de enciclopedia. Como Presidente de la Asociación de Profesores Alemanes de Derecho Público de 1971 a 1973 (en la Junta Directiva estuvieron también P. Lerche y H.H. Rupp), eficaz como ponente de la Sesión de Viena y muy concentrado en los debates (por ejemplo en Innsbruck y Regensburg), también desarrolló una gran labor, pese a las conocidas dificultades, gracias al alto nivel de ese foro único. Trabajó igualmente, a título honorífico, como consejero jurídico del Rector en Freiburg durante años y como miembro de la Comisión sobre el régimen jurídico de los partidos políticos (1956).

 

IV.

 

        La familia era la base humana de K. Hesse. Su mujer, sus dos hijos, Regine y Albrecht, así como sus actuales cinco nietos en Lahr y Munich, disfrutaron de todo aquel amor que en la esquela se significara con una cita de San Agustín. Quien pudo asistir al entierro el 23 de marzo de 2005 en Merzhausen, no olvidará el profundo dolor de la familia, también de los nietos. Un viaje con toda la familia a París (1990) le hizo tan feliz como la invitación a Japón (1979), junto con su mujer. Le precedieron viajes en los que el autor de estas líneas acompañara a los Hesse (París, 1967; Borgoña, 1969; en los años 80 y 90 casi anualmente a Suiza).  El amor de K. y de I. Hesse a T. Fontane y T. Mann, a J.S. Bach y J. Brahms (como el padre Albert)  marcaron la inclinación de la familia al arte y la cultura. De los instrumentos musicales, K. Hesse amaba sobre todo la flauta. Es lógico que precisamente la música para ese instrumento de Bach y Vivaldi fuera la elegida para su entierro en Merzhausen.

 

V.

 

        Como ser humano, Konrad Hesse podría ser caracterizado por su modestia, nobleza, integridad y sinceridad, en términos realmente inusuales. Detestaba profundamente tanto las polémicas ruidosas como las conspiraciones silenciosas, así como cualquier tipo de oportunismo. También se expresaba de manera crítica, pero en un tono moderado. U. Scheuner habló alguna vez de intransigencia afable (en relación con la inadmisión de originales fuera de plazo para el AöR). Expresión de su modestia era el rechazo de cualquier libro homenaje para él mismo (de manera similar a E. Friesenhahn); también rechazó las condecoraciones, si bien le resultó muy grata su elección como Miembro correspondiente de la Academia Bávara de las Ciencias en 2003). De todos modos, sus discípulos pudieron elaborar diversas recopilaciones bibliográficas (1979, 1999), y organizar muchos coloquios (con motivo de su 60, 65, 70 y 75 cumpleaños). En ellos se continuó con su estilo clásico de seminario. A ellos pertenecen también las densas recapitulaciones finales del Maestro, en las que se podía percibir también a veces una cierta rigurosidad.

 

        De los gigantes de Weimar, veneraba a su maestro, R. Smend, respetaba a H. Kelsen y apreciaba de manera especial a H. Heller (mucho antes de su renacimiento). La restauración glorificadora actual de C. Schmitt le resultó siempre incomprensible; una posición que compartía con los colegas suizos. Suiza significaba mucho para él; era literalmente un amigo de Suiza. El Doctorado Honoris Causa de Zürich (1983) le alegró mucho (también el de Würzburg en 1989).

 

        La reunificación de Alemania le pareció un golpe de fortuna de nuestra historia constitucional y los avances de la integración europea los incorporó a las últimas ediciones de sus Grundzüge. Por cierto, el 11 de mayo de 1992, me escribió con preocupación por la imagen lamentable que se estaba dando por los medios de comunicación de un punto culminante de la historia alemana pues, decía, si  tuviéramos que creer lo que afirmaban esos medios, el pueblo alemán se habría convertido en un pueblo de quejicas, mostrando por todas partes apocamiento y  egoísmo.

 

        Bien se puede decir: <<Konrad Hesse era un hombre justo>>.

 

        Sus hijos y sus nietos me dijeron durante su entierro, en marzo de 2005, que habían perdido al mejor padre y al mejor abuelo del mundo. Sus discípulos lloraron a su maestro desaparecido como un modelo inalcanzable, como ser humano y como científico. El propio K. Hesse escribió en relación con E. Benda de escepticismo y esperanza (FS Benda, 1995, pp. 1 y ss.) que eran también características en él. Era consciente de la fina capa de hielo sobre la que caminamos todos, pero ha dejado fundamentos permanentes para el Derecho constitucional. A. Hollerbach (al que le dedicó una hermosa Laudatio, como también escribió una conmovedora Salutación para el Liber Amicorum del autor de estas líneas) dijo de manera tan concisa como ajustada: <<nosotros, los discípulos, podemos estar agradecidos de haber conocido a un Maestro como él y de haber sido formados por él>>. Este gran agradecimiento y afecto es, a pesar de toda la tristeza de hoy, el sentimiento básico de todos los que lo conocieron, sus discípulos en sentido amplio y estricto.

 

 

 

  

 [*] 1919-2005.