Vallejo Cruz, Luisa Fernanda (2007) La construcción Social del desplazado en Colombia, Universidad Autónoma de Occidente, Cali, Colombia, 254 Págs.
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El conflicto armado en Colombia ha sido una constante que ha venido acompañando el proceso histórico de consolidación del proyecto Estado-Nación de este país. Es a partir de mediados del siglo XX cuando se desarrolla con intensidad el conflicto interno que aún no ha dado tregua. Es así, que muchos teóricos han denominado a este proceso de confrontación como de baja intensidad, con la particularidad de tener dentro de sus causas principales, la pugna de poder de sus actores armados (Guerrilla, Paramilitarismo y Ejército) por el control territorial, adecuando su estructura social para su expansión económica. Dicho proceso, ha traído como consecuencia más notable el desplazamiento forzado de miles de familias campesinas de sus núcleos rurales buscando “seguridad” en los ámbitos urbanos.
He aquí la importancia que reviste este trabajo de investigación que da muestra de la complejidad social y cultural del fenómeno de desplazamiento interno en Colombia y de la dificultad, por no decir, incapacidad de las instituciones estatales por dar atención y estabilización socio-económica a este grupo de población.
El propósito principal que la Autora ha querido plantear en este interesante libro es comprobar sí, la categoría de desplazado potencia la homogenización e invisibiliza la diferencia social y cultural de sujetos que se reconocen como distintos entre sí a partir de sus diferencias; y evidencia la recurrencia de la exclusión sobre otros tipos de racionalidades. Para llevar a cabo dicha confrontación teórica, la Autora realizó un interesante trabajo de campo en las organizaciones de desplazados en Bogotá, y también, estableció contacto directo con los líderes de siete organizaciones en Cali.
La complejidad de este trabajo se pone de manifiesto en la estructura de su contenido, presentando en una primera parte el marco introductorio donde se expone la metodología y la fuente utilizada durante todo el proceso investigativo; seguido de siete capítulos con sus temas específicos.
El primer capítulo, Impacto social del desplazamiento forzado en Colombia, tiene un enfoque más causal y secuencial del fenómeno del desplazamiento forzado, acercándonos de una manera más general a la comprensión del mismo. Así, la distribución geográfica evidencia que ningún Departamento escapa de este flagelo, ó por lo menos se ve de alguna manera afectado, tanto como expulsor o como receptor de población desplazada, con un impacto negativo en la población civil, manifestado en el desempleo, la pobreza y el conflicto urbano; generando problemas de integración y adaptación socio-cultural en los individuos y grupos de población afectada, que aceleran nuevos movimientos migratorios.
El segundo capitulo, ¿Quiénes son los sujetos que se encuentran en situación de desplazamiento?, se desarrolla respondiendo a una pregunta previa ¿quiénes son los sujetos que se encuentran en situaciones de desplazamiento desde su diversidad étnica y cultural?, para dar respuesta al interrogante fue necesario remontarse a la época de la independencia colombiana, que sentó las bases para iniciar el proyecto de identidad nacional liderado por las elites regionales, y que respondían a los cánones coloniales. Dicho proyecto no contó con la complacencia de la sociedad de base como son las comunidades étnicas y de mestizaje; todo lo contrario, ayudó a consolidar sus movimientos sociales, sus luchas y resistencia, en reconocimiento a sus identidades. Estas luchas sociales fueron adquiriendo nuevas matices en el transcurso del siglo pasado; es por ello, que para la década de los 80 se dio un relevante proceso de transformación socio-económica al interior de las comunidades rurales, representado por los desplazados internos.
En el capítulo tercero, Valor cultural y económico de los territorios en la dinámica del desplazamiento forzado, se resalta de manera interesante el valor que los territorios por su ubicación geo-estratégica tiene para los distintos actores armados involucrados en la dinámica del desplazamiento; lo interesante del análisis es entender el significado que tiene el territorio como espacio de poder dentro de la lógica militar deliberada, que al hacerse de su control, de las personas que lo habita y de sus recursos naturales, cumplen con su objetivo de expansión económica respondiendo al modelo de desarrollo neoliberal. De igual manera, apunta de manera precisa el impacto social que genera este movimiento de población en los grupos étnicos “indígenas” y “afrocolombianas”.
Siguiendo con la dinámica territorial, el capitulo cuarto, la expulsión de los territorios, contextualiza las situaciones de conflicto que experimenta la población rural en medio de la lucha que sostienen los diferentes actores armados por la hegemonía de sus territorios, que en ocasiones llegan a formar alianzas estratégicas para sus intereses políticos y económicos; sin duda, para llevar a cabo dicho proceso de desterritorialización ven necesario demostrar su capacidad de fuerza mediante las practicas de intimidación infundadas en el miedo y el terror hacia sus comunidades. Por lo anterior, este capítulo se centra en explicar como se da el proceso de destierro de estas comunidades, donde la Autora inicia haciendo una breve reseña histórica de la violencia en Colombia, enmarcándola en dos etapas precisas, antes y después de mediados del siglo pasado. La primera etapa se caracteriza por las guerras civiles de proclama partidista; la segunda etapa, conocida como la época de la violencia responde a los detonantes de la crisis política, económica y social del país, y en ella se vieron enfrentados dos bandos; por un lado, las élites políticas, y por el otro, las clases populares. De igual manera, siguiendo con la dinámica del capitulo se caracteriza a los grupos armados que dinamizan la violencia: guerrilla, paramilitarismo, narcotráfico y ejército; y para escenificar mejor las consecuencias que ha traído todo este proceso se hace una exposición de los cambios en el estilo de vida que experimentan las comunidades en medio del conflicto.
El capitulo quinto, Institucionalización de la categoría de “desplazado”, esta fundamentado en testimonios de vida, donde se da muestra de las formas de vínculos que las instituciones del estado establece con el “desplazado”, como nuevo grupo de población vulnerable; evidenciando las fracturas de dicha relación. Por un lado está la “percepción institucional del desplazado” como población desterrada sin antecedentes culturales; y la “percepción del mismo desplazado” que reivindica sus derechos y reconocimiento como campesino desarraigado con identidad social y cultural propia.
En el capitulo sexto, El asentamiento urbano de la población desplazada, se describe este proceso de asentamiento urbano, su trayectoria de vida rural-urbano e inserción y adaptación al entorno citadino; pero, el mayor interés de este apartado gira en torno a las formas como la población desplazada se organizan para gestionar y acceder a los recursos estatales. Así mismo, se constata como es el proceso de ruptura con la cultura rural, al encontrarse inmerso en lo urbano y desconocido, que a su vez requiere interacción y adaptabilidad.
Para terminar, el capitulo siete, El movimiento social de desplazado, da una visión de una de las formas de organización de los desplazados: la Coordinación Nacional de Desplazado (CND); la cual es una plataforma social con reconocimiento nacional que representa de manera efectiva los intereses de ésta población “anonimizada” y excluida social, política y económicamente.
Con la idea de sustentar mejor el argumento de éste último apartado del capitulo, la Autora responde al siguiente interrogante: ¿en qué medida las organizaciones de desplazados articuladas a la CND podrían presentar un proyecto político identificable capaz de pensar el debate democrático?, siendo necesario entre otras, plantear la necesidad de redefinir la categoría de “desplazado” con el objeto de no invisibilizar aspectos socioculturales previos al desplazamiento, por lo que se precisa hablar de alguna manera de “campesino desplazado”, “negro desplazado” o “campesino desarraigado”.
El reconocimiento que sin duda merece esta publicación recae en el esfuerzo investigativo por demostrar como el desplazado no es solo la caracterización de una de las consecuencias del conflicto armado, sino un constructo social con “corpus” identitario propio y diverso a tener en cuenta a la hora de enfocar de manejar eficaz las ayudas institucionales que reconozcan esa diversidad social y cultural.
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