Magallón Portolés, Carmen (2007) Mujeres en pie de paz. Pensamiento y prácticas (Siglo XXI)
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A lo largo de las tres últimas décadas, hemos venido asistiendo al nacimiento y desarrollo de dos corrientes de investigación que sin duda están contribuyendo a transformar profundamente el conocimiento: los Estudios de las Mujeres y del Género y los Estudios de la Paz y los Conflictos. Ambas líneas comparten muchas características, e incluso inquietudes y proyectos: revolucionarias respecto a la ciencia tradicional, innovan en temáticas antes no abordadas, metodologías y creación de nuevos conceptos; necesariamente interdisciplinares, pues tanto el género como la paz afectan a todas las esferas, sobrepasan los compartimentos estancos de las áreas científicas tradicionales; y, nacidas en el seno de movimientos sociales, el feminismo y el pacifismo, la teoría sirve a un proyecto práctico, que en ambos casos tiene como objetivo construir un mundo más justo.
Sin embargo, estas dos corrientes, que no han parado de crecer en aportaciones y presencia, han tendido más a ir en paralelo que a converger. Ni la teoría feminista se ha interesado demasiado por las temáticas de paz, ni la perspectiva de género acaba de penetrar en la teoría de paz y conflictos. No obstante lo cual, los estudios que aúnan ambas perspectivas, aunque todavía minoritarios, cuentan ya con contribuciones muy importantes en número y calidad, sobre todo en el ámbito de habla inglesa. Pero siguen siendo escasos en España.
Por ésta y por muchas otras razones, este libro es tan novedoso como necesario, y viene además de la mano de la que quizá sea en este momento la mayor exponente de la teoría pacifista feminista en España. Es necesario porque supone una contribución fundamental en este contexto en que no abundan los estudios sobre la relación entre mujeres y paz, y en un mundo en que es preciso visibilizar y reivindicar las prácticas pacíficas, en las que la aportación de las mujeres es básica. Y es novedoso no sólo por abordar un tema tan poco estudiado sino por la novedad de las ideas vertidas en él, que constituyen una valiosa aportación tanto a la teoría feminista como a la teoría de la paz y los conflictos.
Como señala muy bien el título del libro, éste trata de la contribución de las mujeres a la construcción de la paz, desde el pensamiento y desde la práctica. Así, el libro está estructurado en dos partes. En la primera (“El protagonismo de las mujeres en la causa de la paz”), más descriptiva, nos habla de realidades y acciones concretas de la relación de las mujeres con la paz. En la segunda (“La lógica de la sostenibilidad de la vida”), más teórica, se centra en el pensamiento feminista –más que femenino– en torno a la paz. Pero a lo largo de todo el libro teoría y práctica están unidas.
La primera parte se abre con un capítulo sobre la propia experiencia de la autora en su largo y constante activismo en favor de la paz, así como la experiencia del colectivo de mujeres de la revista En pie de paz, de la que Carmen Magallón forma parte. Sigue un capítulo que trata sobre las mujeres como víctimas de la guerra, asunto, por otro lado, sobre el que se ha hablado y escrito mucho en la literatura sobre estas temáticas. Es sin duda una referencia necesaria, pero, frente a la tendencia general, en este libro se muestra un punto de vista más positivo, no desde la victimización sino desde la aportación de las mujeres a la paz. A continuación, tres capítulos están dedicados a colectivos de mujeres movilizadas en favor de la paz: Mujeres de Negro, activismo pacifista en conflictos enquistados (Israel-Palestina, Chipre), otros grupos (América Latina) y redes de mujeres por la paz. Finaliza esta parte con un capítulo sobre la participación de mujeres en mesas de negociación, y hace especial referencia a la resolución 1325 de Naciones Unidas, donde se reconoce la aportación de las mujeres a la construcción de la paz y se plasma ésta en acciones prácticas.
La segunda parte se inicia de nuevo con la experiencia personal de mujeres, reivindicando a dos figuras fundamentales: Bertha von Suttner y Petra Kelly, pensadoras y activistas en favor de la paz. En los capítulos siguientes, aborda las teorías sobre el porqué de la relación entre las mujeres y la paz, y recoge las ideas de la corriente del “pensamiento maternal”, que tanta influencia están teniendo sobre el feminismo pacifista y sobre la propia autora. Ésta finaliza reivindicando una “lógica de la sostenibilidad de la vida” en la política internacional, que pondría en el centro el cuidado de la vida (humana y no humana), y donde las mujeres pueden aportar sus prácticas y valores de cuidado.
La reivindicación de ciertas actitudes y prácticas pacíficas femeninas no significa que sea éste un libro esencialista. En todo momento, huye el binomio reductor y peligroso de mujer pacífica frente a hombre violento. La relación específica entre las mujeres y la paz no es algo innato a una supuesta naturaleza femenina, sino que es fruto de una construcción socio-cultural. De hecho, el punto de partida es negativo, pues son las relaciones desiguales de género las que han excluido a las mujeres de la política y la guerra, y las han reducido a la función maternal; pero a partir de esta situación de desigualdad las mujeres han desarrollo de valores y prácticas pacíficas necesarias para la continuidad de la sociedad.
Este libro es un reconocimiento a la aportación de las mujeres a la construcción de una cultura de paz, y en consecuencia a la sociedad en su conjunto. Un reconocimiento, por un lado, colectivo: a las mujeres en general, a las prácticas y valores desarrolladas por ellas dentro de su papel de género; y a los grupos de mujeres que, sea desde el feminismo o fuera de él, se han movilizado por la paz. Y, por otro lado, un reconocimiento individual, manifiesto en el cuidado que pone la autora en identificar con nombre propio a las mujeres que se han movido en favor de la paz; que construyen paz, sea de manera colectiva o más individual.
Es, por tanto, un libro profundamente feminista, en que se reivindican las experiencias propias de mujeres con el objetivo de cambiar el mundo, haciéndolas propias del conjunto de la sociedad. La cultura de paz necesita las aportaciones de mujeres y hombres. Para ello es esencial superar las dictomías de género; en definitiva, superar el sistema patriarcal, no sólo en su asimetría genérica que subordina a las mujeres, sino en toda su lógica de dominación y violencia. Y así, aunque Carmen Magallón reivindica la diferencia, su discurso es fuertemente igualitario. Pues sin duda la igualdad es un requisito indispensable para la paz.
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