La herencia religiosa en la Guerra de Bosnia y Herzegovina (1992-1995)
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Resumen
Este artículo presenta el resumen del trabajo [1] fin del máster “Cultura de Paz, Conflictos, Educación y Derechos Humanos” que hice en el “Instituto de la Paz y los Conflictos” en Granada. El tema principal del trabajo son conflictos religiosos en la Guerra de Bosnia y Herzegovina (1992-1995) y el papel de la religión como tal en el conflicto. Los conflictos balcánicos son bien conocidos y por ahora bastante analizados, pero los autores españoles nunca han analizado el componente religioso del conflicto. El fin de este trabajo es dar a conocer el papel que jugó la religión en dicha guerra de un modo profundo, aprovechando la ventaja de la autora de conocer la literatura en las lenguas balcánicas, así como las circunstancias históricas y políticas de los países balcánicos. He llegado a la conclusión que la Guerra de Bosnia y Herzegovina tuvo un componente religioso importante, siendo la primera vez que se estudia el tema de los conflictos religiosos, pero desde la investigación para la paz, siendo este el aporte más valioso del trabajo.
Palabras clave: conflictos religiosos, Guerra de Bosnia y Herzegovina, historia de los Balcanes, regulación de conflictos, construcción de la paz, diálogo interreligioso.
Abstract
This article presents the summary of the master’s thesis, which I undertook at the Institute for Peace and Conflicts in Granada for the course “Culture of Peace, Conflicts, Education and Human Rights”. The focus of my master’s thesis is religious conflicts in the War of Bosnia and Herzegovina (1992-1995) and the role of religion in the conflict. The Balkan conflicts are well-known and until now have been quite analysed, but Spanish authors have never analysed the religious component of the conflict. Taking advantage of having in-depth knowledge of Balkan languages, literature about the issue, historical and political circumstances of the Balkan countries, the goal of this research work is to introduce Spanish readers, in a much more in-depth way, to the role that religion played in the War of Bosnia and Herzegovina. I have concluded that the War of Bosnia and Herzegovina had an important religious component and bearing in mind that this kind of peace investigation has never been developed before, this can be considered as an important contribution of this research work.
Keywords: religious conflicts, War in Bosnia and Herzegovina, History of the Balkans, conflict resolution, peacebuilding, inter-religious dialogue.
Introducción
Cuando pensé en el Trabajo Fin de Máster y en el tema sobre el que iba a trabajar, apenas si tuve dudas, pues sabía que estaría relacionado con los conflictos en los Balcanes por varios motivos: por un lado, el Instituto de la Paz y los Conflictos de la Universidad de Granada está fuertemente vinculado a los países de esa región, e incluso lleva a cabo un proyecto en Mostar, una bella pero dividida ciudad en Bosnia y Herzegovina (lo sucesivo, BH) entre los croatas y los bosniacos; y por otro, mis estudios previos en politología de la religión en Belgrado. Es por esto que decidí analizar los conflictos religiosos en BH o, mejor dicho, analizar el papel jugado por la religión en los conflictos para, de algún modo, vincular los estudios que cursé tanto en Belgrado como Granada.
Planteamiento del problema
BH es un país relativamente joven de los Balcanes Occidentales, que obtuvo su independencia justo antes de que comenzara la guerra (1992 – 1995). Su historia ha sido muy turbulenta, así como su desarrollo estatal, económico y cultural, que resulta cuanto menos, peculiar. Uno de los temas más interesantes e importantes de BH es su historia religiosa y los conflictos que derivan de ésta; así, en este trabajo voy a estudiar este punto por considerarlo un factor importantísimo que, tanto históricamente como en el presente, ha generado y genera cuantiosos problemas. Aunque el tema concreto de este escrito se centra en torno a la herencia religiosa en el conflicto de BH, así como en la posibilidad de resolución del mismo, para comprenderlo se considera básico aportar una visión histórica de los acontecimientos ocurridos desde el momento en que los pueblos eslavos llegaron a los Balcanes, así como de cuándo y cómo se convirtieron al cristianismo y al islam.
Por ello, es importante prestar atención al contexto del conflicto. Durante los años ochenta del siglo XX comenzó la crisis del socialismo real en los países del Pacto de Varsovia, al igual que ocurrió en la República Federal Socialista de Yugoslavia, de manera que el sistema político socialista perdió credibilidad debido al colapso económico. En países como Checoslovaquia o Hungría, en los que se deseaban tanto el capitalismo como la democracia occidental, tuvieron lugar movilizaciones sociales en pro de reformas para incorporarse al mundo capitalismo. Por el contrario, en Yugoslavia no pasó de este modo pues las prioridades fueron otras. En aquella época se había llegado al poder una nueva generación de políticos yugoslavos que habían crecido en el socialismo y que únicamente conocían el sistema político del partido único, más burocratizado que idealista. Por otro lado, esta generación tampoco era consciente de las lecciones del pasado, pues no fueron testigos de las tensiones de la Primera Yugoslavia ni de las violencias interétnicas de la Segunda Guerra Mundial. Aquellos, cuando ya era obvio que Yugoslavia no podía sobrevivir mucho más tiempo en las circunstancias económicas (inflación y deuda imparables) y políticas (movimiento del socialismo) en las que estaba, antepusieron sus intereses materiales y plantearon la independencia de sus propias repúblicas en lugar de apostar por la reestructuración del país.
Junto a lo anterior, en la República Socialista de BH donde vivían serbios, croatas y musulmanes existía un gran deseo de olvidar los acontecimientos negativos del pasado para poder convivir con sus vecinos. El ejemplo más paradigmático fue el caso de Sarajevo (capital de BH), donde durante los años setenta y ochenta existió un claro deseo ciudadano de convivencia, mucho más allá de la tolerancia. El plan de las elites consistió en perpetuar su poder tras el socialismo para así manipular a una sociedad civil muy débil y vulnerable. Al haber agotado el sistema socialista (al que siempre había pertenecido la mayoría), apelaron al nacionalismo que descansaba sobre las identidades religiosas, pues estas cuestiones siempre fueron inseparables. Este factor es el menos conocido y a él se dedica esta investigación.
La pregunta principal u objeto de estudio del trabajo, en el sentido más estricto, es: ¿la guerra en BH (1992-95) tuvo un componente religioso importante? Existen numerosos elementos que indican que el conflicto en BH tuvo elementos religiosos, pero antes de comenzar a analizarlo, debo precisar a qué tipo de conflicto religioso nos estamos refiriendo. Los principales pueblos de BH son muy parecidos en sentido étnico, pero cada uno practica una confesión diferente: – los serbios son cristianos ortodoxos; los croatas, católicos; y los bosníacos musulmanes, sunitas. Así, la religión constituye un aspecto fundamental en la pertenencia étnica a un pueblo (serbio, croata o bosníaco) y es inseparable de su identidad nacional. Si bien, la religión ha influido en la constitución de varias naciones en Europa, en ningún caso de modo tan evidente como en el de BH, considerando que históricamente fue una provincia donde todas las intenciones de formar una nación única terminaron fracasando.
Hipótesis
La religión tuvo un destacado protagonismo en la guerra de BH al cual se le ha dado hasta ahora menos relevancia de la debida en la bibliografía existente. Por ello, esta investigación trata de ayudar a cubrir esa carencia y avanzar en el conocimiento de este objeto de estudio. La impresión general sobre la última guerra de los Balcanes es que fue un conflicto que tuvo algunos componentes religiosos. Los autores españoles y extranjeros que han escrito sobre los conflictos balcánicos lo mencionan, pero sin profundizar en el tema ni explicarlo con más detalles.
Veiga (2002) en su libro “La trampa balcánica”, que es uno de los mejores textos sobre los Balcanes escritos en español, habla del nacionalismo balcánico como algo muy intenso, exponiendo “que se suele insistir en que la religión está en la base de la esencia distintiva” (Veiga, 2002: 73). Villanueva (1994) en su libro “Puentes rotos sobre el Drina” explica que “se sabe más o menos que hay un entrecruzamiento de pueblos sobre el mismo territorio con distintas religiones y culturas” (Villanueva, 1994: 9). Bonamusa (1998) concluye que a pesar del origen eslavo, los eslovenos, croatas, serbios y búlgaros no pudieron construir con éxito un estado debido a las poderosas diferencias culturales, políticas y religiosas. Taibo (2000) dice que “lo más razonable es sostener que los enfrentamientos lo han sido en buena medida entre “etnias” (culturas, lenguajes, religiones) y no entre “ideologías” políticas o sistemas económicos” (Taibo, 2000: 137). El profesor Ruiz (2010) indica que “los Balcanes conforman una región de inmensa diversidad étnica, lingüística y religiosa” (Ruiz, 2010: 23). Todos los autores mencionan la religión como uno de los factores importantes en el conflicto balcánico, pero ninguno lo explica con más detalles y no dice por qué exactamente es así.
Análisis y propuestas
Una vez definido que el conflicto en BH tuvo un destacado componente religioso, cabe explicar cómo se puede resolver el mismo, considerando todo lo planteado a lo largo de este trabajo. El conflicto religioso en BH es muy complejo y no ha sido sencillo definirlo ni estudiarlo, como tampoco lo es el resolverlo de una manera simple. Como en cualquier conflicto que cuenta con su historia particular, una vez analizados todos los aspectos importantes, se hace vital la aplicación de medidas particulares que conduzcan - hasta la mejor solución posible, ya que cualquier procedimiento rápido o cualquier proceso de paz simple no sería viable en este caso. En concreto, este conflicto tiene algunos aspectos que se pueden definir como obstáculos en el camino de la paz:
1. El conflicto en BH cuenta con un gran peso histórico y, como postula Andric (en Kecmanovic, 2007), escritor bosnio que ganó el premio Nobel de Literatura en el año 1961, “es la consecuencia de frustraciones etno-religiosas siempre suprimidas, que son resultado de viejas deudas y venganzas no resueltas en su época; cuando no existe el control del estado, estas frustraciones de vez en cuando surgen como una erupción volcánica” (Kecmanovic, 2007: 132). Así, en el periodo otomano, los privilegiados fueron musulmanes (hoy día bosniacos); en el periodo austrohúngaro lo fueron los católicos-croatas y en la Primera Yugoslavia los serbios-ortodoxos. En la Segunda Yugoslavia se hizo un enorme énfasis en la ideología de “Unidad y Hermandad” de los pueblos, que tenía sentido precisamente para contrarrestar las experiencias anteriores que privilegiaban algunos grupos sobre otros. Al principio de los años ochenta del siglo XX, el régimen socialista no le convenía a ningún pueblo de BH por razones políticas, económicas y religiosas. En la actualidad, después de casi un siglo de haberse aprobado la constitución de la Primera Yugoslavia en 1921 cuando se reconoció por primera vez la libertad religiosa, los pueblos de BH todavía no han conseguido asumir esta tolerancia. Algo muy parecido expone el estadounidense Lederach (1998), uno de los irenólogos más conocidos: “el proceso por el que esto ocurre tiene sus orígenes en viejas desconfianzas, miedos y paranoias reforzadas por la experiencia cercana de la violencia, división y atrocidades; éstas, a su vez, exacerban aún más la percepción de miedo y odio” (Lederach, 1998: 37).
2. En el caso de los pueblos de BH, la religión es inseparable tanto de nacionalidad como de la lengua. Respecto a este hecho, cada conflicto religioso es simultáneamente cultural, político, nacional, etc., y se deberá tratar teniendo en cuenta esta diversidad. Del hecho de haberse creado tres naciones a partir de una, nace la negación de cada uno de los tres pueblos de BH entre sí.
3. La inestabilidad económica, que es crónica, supone el problema fundamental de la mayoría de los habitantes de BH. Así, percibo el asunto económico como algo muy importante también en sentido psicológico. Digamos que una persona que no tiene nada que perder en su vida respecto a bienes materiales (trabajo bien pagado, vivienda, hipoteca, etc.), así como tampoco un valor concreto que lo restrinja de tomar decisiones fatales, tiene más posibilidades de destruir las vidas de los demás y arriesgar su propia vida a cambio de una oportunidad de progresar. De este modo, si se mantiene por mucho tiempo una situación económica insegura e inestable se reforzará una atmósfera que pueda desembocar en un conflicto grave. En este contexto la corrupción es un cáncer que permite a muchos “trapichear” para salir adelante, pero que a la larga destruye la sociedad e imposibilita crear un estado sólido. Desafortunadamente, los partidos políticos están bastante involucrados en esto.
4. La inestabilidad política es consecuencia de la falta de buena voluntad de las elites políticas de BH para vivir juntos en un país independiente e íntegro, que se llama República de BH. Todos los partidos importantes son nacionalistas y ninguno de ellos tiene un proyecto político que considerara la unificación e integración de BH; así, no puede haber un proyecto sostenible o de reconciliación. Después de 1945 se intentó establecer en BH un modelo político que simbolizara una “pequeña Yugoslavia”, pero en los inicios de los años noventa esta política al final acabó en guerra.
5. El conflicto de BH es el de tres pueblos constitutivos que, no siendo ninguno mayoritario a lo largo de la historia, se vieron obligados a realizar coaliciones políticas poco deseadas.
6. Consultando el análisis de la politóloga croata Kasapovic (en Kecmanovic, 2007), se destaca que no existe, según las opiniones de los habitantes de BH, ningún acontecimiento tan positivo en la historia del país que pudiera haber unido a sus pueblos, así como tampoco ningún acontecimiento común que los vinculara ni que - les hubiera hecho sentirse orgullosos los unos de los otros.
7. Por un lado, la propia naturaleza de las religiones predominantes en BH es de vocación universalista. Cada religión “exige” a sus creyentes la obediencia y exclusividad, incluso la intolerancia hacia los otros a pesar de sus discursos de hermandad entre todos los seres humanos que tratan de establecer diálogos interreligiosos. En este sentido, el profesor Tamayo (2007) define las cuatro actitudes claves: fundamentalismo, dogmatismo, fanatismo e integrismo - que tienen en común el comportamiento de las personas que experimentan sus convicciones, sus metas y su fe de manera tan total e incontestable que no aceptan otras convicciones y actitudes junto a las suyas. Por otro lado, la hermandad que surge entre las personas que pertenecen a la misma religión se convierte en un sólido lazo de unión entre las personas.
8. El conflicto de BH tiene un carácter demasiado emocional, pues durante su turbulenta historia no ha existido (ni existe) una generación que no tuviera experiencia directa con las guerras, matanzas de personas cercanas y/o familiares, humillaciones, destrucciones de sus viviendas, etc. Dicho en palabras simples, en BH no existe una familia que no esté gravemente afectada por las guerras que han acontecido durante más de un siglo.
Considerando que el conflicto de BH es muy complejo y particular, se debe tener en cuenta que la reconciliación de los pueblos de BH debe ser el fin principal de todas las partes involucradas en el conflicto, o mejor dicho, el prerrequisito de un proyecto que debería llevar hasta la paz. Como dice Gutiérrez (Lederach, 1998), director de Gernika Gogoratuz, para construir las paces hacen falta al menos tres elementos: voluntad, herramientas y un proyecto. Además, existen otros asuntos que considero igualmente básicos, los cuales, en un contexto más amplio, podrían formar parte de un proyecto para la paz. Serían los siguientes:
1. Aunque se trata de conflictos religiosos, sitúo en primer lugar el asunto de la recuperación económica del país. Después de la guerra, BH quedó completamente destruida, siendo todos conscientes de la dureza y complejidad que supone la reconstrucción de un país. Si la recuperación económica se establece, esto desarrollará y reforzará la confianza de los ciudadanos en el estado, así como la implicación de éstos para construir una sociedad mejor.
2. Como dice Lederach (1998), la paz se construye en gran medida de arriba abajo. Dicho en otras palabras, exige la intervención del estado y de un alto liderazgo. El estado tiene que proveer los recursos económicos para los proyectos de paz, a pesar de que la situación económica en el país después de la guerra no sea favorable. Se debe fomentar la cultura de paz a través los medios de comunicación, con programas escolares, con reuniones frecuentes respecto al tema, etc. El estado debe también participar en las reuniones de las comunidades religiosas, mostrando que tiene buenas relaciones con todas sin favorecer a ninguna en concreto, pero sin involucrarse demasiado para que no parezca que interfiere en el derecho a la libertad religiosa. Es fundamental que las autoridades destaquen frecuentemente la construcción de la paz como uno de sus fines políticos principales. En el nivel más bajo es importante prestar atención al liderazgo medio y de las bases, que deben aplicar la política de los superiores.
3. Según Lederach, “la mediación es una técnica muy amplia, que consiste en la intervención de un tercero (un individuo, un equipo, etc.) que facilita el logro de acuerdos en torno a un conflicto” (Lederach, 1996: 4). La mediación es una técnica bien conocida que se aplica en diversos niveles y con diferentes enfoques, pero en este caso concreto es muy poco probable que un agente externo resuelva el conflicto, o como mínimo que intente hacerlo. Se trata de unos pueblos que son muy parecidos pese a las diferencias religiosas: hablan la misma lengua, llevan siglos siendo vecinos, tienen su propia mentalidad que solamente ellos entienden bien, etc. Experiencias pasadas intentaron valerse de mediadores extranjeros, pero encontraron muchos obstáculos en su trabajo, siendo uno de los principales el desconocimiento de la lengua. En estas circunstancias particulares, lo mejor sería formar mediadores domésticos en los institutos que están fuera del país, y si es posible en los mejores, para que después apliquen sus conocimientos en un ámbito que conocen bien por su propia experiencia. Negociar es preferible porque así se aprende mejor a convivir. Además, esto contribuirá a acabar con una excesiva tradición intervencionista en beneficio de la capacidad de hacerlo por sí mismos.
4. Hablando del pluralismo religioso, este asunto no es del todo desconocido ni nuevo en BH, especialmente cuando se trata del islam. Como expone Tamayo, “no existe un sólo universo religioso, sino múltiples y muy variados, cada uno con su especificidad cultural, pero no encerrados e incomunicados entre sí, sino en constante intercambio y reformulación de sus respectivos patrimonios culturales. Pluralismo cultural y pluralismo religioso se interrelacionan dinámicamente en un proceso de encuentros y desencuentros, de aproximaciones y correcciones mutuas” (Tamayo y Fariñas, 2007: 109-110). Precisamente esta es la ventaja que tiene BH, porque para los ciudadanos el pluralismo religioso no es nada desconocido ni raro, sino todo lo contrario: forma parte de la identidad cultural del país al completo. Por otra parte, el sociólogo italiano Sartori (2001) habla de un pluralismo algo diferente (no menciona el pluralismo religioso, sino solamente el pluralismo). Dice que el pluralismo es una visión del mundo que valora positivamente la diversidad, pero que no es un “creador de diversidad”. Desde su punto de vista, el multiculturalismo es mucho más ventajoso, pues propone una nueva sociedad y es el creador de las diversidades, se dedica también a hacer visibles las diferencias y a intensificarlas, y de este modo llega incluso a multiplicarlas.
5. En un contexto más amplio y general, me refería a la teoría del profesor Tamayo (2004) por la importancia que da al hecho de establecer el diálogo interreligioso como una de las herramientas clave en el campo de la paz y en la construcción de un orden mundial más justo y solidario entre los seres humanos y en armonía con la naturaleza. Desde el punto de vista de Huntington (2005) y de su conocida teoría del choque de civilizaciones, se ha pretendido dar a entender que las civilizaciones y religiones son entidades encerradas y aisladas, pese a que la historia nos habla de cruces, intercambios y aspectos comunes; es más, su teoría se podría interpretar como una trampa o provocación para que entren en guerra las diversas civilizaciones y se asegure la hegemonía de Occidente. Tamayo propone como alternativa a la teoría de Huntington el diálogo entre civilizaciones por razones puntuales: 1) la misma historia nos muestra que existe pluralidad de manifestaciones de lo sagrado y divino; 2) la filosofía nos enseña que los conocimientos y la razón tienen carácter dialógico y comunicativo, nunca autista; 3) ninguna religión ni cultura posee la verdad plena y exclusiva, como tampoco la respuesta a los problemas de la humanidad; 4) su aportación fundamental es que el mundo contemporáneo necesita el diálogo interreligioso: porque este “constituye un imperativo ético para la supervivencia de la humanidad, la paz en el mundo y la lucha contra la pobreza, ya que en torno a cinco mil millones seres humanos están vinculados a alguna tradición religiosa y espiritual y si se comprometieran con la paz y la justicia, la humanidad sería más justa y pacífica” (Tamayo y Fariñas, 2007: 204-205).
6. Hablar del pasado y de todo lo ocurrido a pesar de que para muchos sea difícil. Crear un espacio social donde la verdad y justicia, la reparación y el perdón estén validados. Insistir en unas relaciones más sinceras y fomentar en el discurso intelectual el criticismo y sobre todo, la autocrítica tan necesaria como ausente en la región.
7. Mejorar la educación en la escuela elemental y secundaria, precisamente en las asignaturas como Historia o Educación Religiosa, enseñando a las nuevas generaciones cómo y por qué sucedieron hechos tan terribles en la historia reciente y también en la lejana. Enseñar a los niños por qué sus vecinos practican una religión y por qué ellos pertenecen a otra, insistiendo en que ninguno debe influir en esos asuntos. Finalmente, familiarizar al alumnado con las costumbres religiosas de los demás para que no tengan miedo o cualquier tipo de animosidad hacia algo que no conocen. El profesor español de Historia Contemporánea De Diego (1996) astutamente observó que los manuales escolares en BH estaban llenos de datos históricos impuestos según los intereses de cada grupo: los niños serbios aprendían que la Iglesia Católica lleva una lucha de exterminio contra la Iglesia Ortodoxa Serbia; los niños bosniacos sobre los fantasmas serbios que a través de “los chetniks” siempre amenazadores han asesinado a muchos bosniacos; y los niños croatas que con los serbios nunca ha existido la paz. Desafortunadamente sigue siendo así y hay que abandonar completamente este tipo de enseñanza.
8. Fomentar la tolerancia religiosa a todos los niveles. Por ejemplo, los representantes del alto clero de todas las confesiones deberían encontrarse en más ocasiones, y a estas reuniones se les debería otorgar una gran publicidad. Un proyecto de este tipo es el Consejo Interreligioso de BH creado en el año 1997, siendo un buen ejemplo de cooperación y tolerancia religiosa. A un nivel más bajo, las relaciones entre los sacerdotes e imanes con sus fieles son fundamentales. Existen momentos después de la misa en los que los sacerdotes hacen los sermones y sus fieles les escuchan con mucha atención. Estos momentos podrían aprovecharse para hablar en torno a la tolerancia y la convivencia religiosa.
Conclusiones
La guerra en BH tuvo un importante componente religioso, siendo inseparable la cuestión religiosa de la identidad étnica de los pueblos que viven en BH. Las comunidades en el conflicto político coincidieron exactamente con las confesiones religiosas.
Se observa que se han creado graves prejuicios y estereotipos entre unos pueblos y otros; de modo que al analizar los perfiles religiosos de los políticos más importantes presentes en la guerra, se puede concluir que los estereotipos, los prejuicios y los viejos miedos relacionados con la identidad religiosa de los pueblos formaron parte del discurso coloquial de los mismos, y al final se convirtieron en la base de la ideología política de los partidos presentes en la guerra de los años noventa del siglo XX. Posteriormente, estas propuestas han sido llevadas a la práctica, dando como resultado una guerra y, más tarde, un país desunido y enfrentado.
Tras haber realizado las Prácticas Profesionales en la ciudad de Mostar en BH, lugar dividido entre croatas y bosniacos, he podido conocer el importante papel que aún tiene la religión pese a haber pasado más de quince años de la guerra. Mi impresión es que ésta sí tiene un papel muy importante en la sociedad. Estoy de acuerdo con el profesor Ruiz (2010), quien planteó en su último libro “Balcanes, la herida abierta de Europa” sus impresiones sobre la vida en Mostar, haciendo referencia a lo chocante que resulta ver iglesias y mezquitas enormes y completamente restauradas, a pesar de que la ciudad siga siendo pobre y con una economía poco desarrollada. Visitando Herzegovina, uno se percata de que cada pueblo cuenta con su propio espacio religioso, tratándose generalmente de una edificación enorme que revela desde la lejanía a qué confesión o, mejor dicho, a qué nación pertenece ese lugar. Igualmente, dando paseos por las calles y hablando con las personas jóvenes, se observa que muchos de ellos portan símbolos religiosos muy llamativos y que practican su fe de manera profunda, adquiriendo avanzados conocimientos sobre su religión.
El papel de las grandes potencias en el conflicto de BH fue realmente importante. Aunque todas las decisiones políticas cruciales se tomaron dentro de BH por parte de sus líderes políticos, la comunidad internacional tuvo parte de responsabilidad, pues la mayoría de las grandes potencias reconoció a BH como país independiente inmediatamente después del referéndum del 1 de marzo de 1992, sin que se tuviera en cuenta la complejidad del conflicto. Así la paz en BH no depende únicamente de sus ciudadanos sino que también de los factores externos, así como de determinados intereses geopolíticos de las grandes potencias. Se suele decir que los Balcanes son el polvorín de Europa, pero Veiga (2002) en su obra principal “La trampa balcánica” nos recuerda que, por varias razones históricas y políticas, parece más bien que Europa es polvorín de los Balcanes.
Bibliografía
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- www.mitropolijadabrobosanska.org
- www.mrv.ba
- www.rijaset.ba
[1] El presente trabajo es un resumen del trabajo de Fin de Máster Interuniversitario en Cultura de Paz, Conflictos, Educación y Derechos Huma¬nos del Instituto de la Paz y los Conflictos de la Universidad de Granada, titulado La herencia religiosa en la Guerra de Bosnia y Herzegovina (1992-1995), presentado en julio de 2011 y dirigido por Dr. José Ángel Ruiz Jiménez del Departamento de Historia Contemporánea y miembro del Instituto de Paz y los Conflictos de la UGR. 2011.
Marija Grujic. Licenciada en Historia por la Universidad de Belgrado (Serbia); Master Interuniversitario en Cultura de Paz, Conflictos, Educación y Derechos Humanos por el Instituto de la Paz y los Conflictos de la Universidad de Granada (España). Sus enfoques científicos son conflictos en los Balcanes, conflictos religiosos, nacionalismo, psicohistoria. e-mail: mariadebasilio@hotmail.com
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