Reflexiones sobre las desigualdades en el contexto de los estudios de paz
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Resumen
A manera de un estado parcial e imperfecto de la cuestión, el presente documento recorre teorías y conceptos sobre dos temas centrales: Desigualdades y Paz, identificando distintas conexiones tanto con el campo teórico como con la acción social y política desempeñada por algunas personalidades emblemáticas. En su recorrido, el trabajo centra la mirada sobre la paz imperfecta, entendida como aquellos espacios e instancias en las que se pueden detectar acciones que crean distintas formas de paz, a pesar de que estén en contextos de conflicto y violencia.
Si bien en los escenarios académicos se reconoce la existencia de una tradición investigativa acerca de las desigualdades –enlazada en la actualidad con los estudios sobre las problemáticas del desarrollo y con el diseño, formulación y puesta en marcha de políticas públicas-, su relación con las teorías para la paz es un asunto menos explorado: sólo hasta la segunda posguerra se iniciaron los trabajos acerca de la Paz Positiva con los cuales se superaron las visiones tradicionales de la paz como cesación de la violencia directa.Alrededor de la Paz Positiva giran los estudios que tienen como puntos de partida los reconocimientos de la existencia de estructuras sociales y económicas injustas, desiguales y excluyentes, que es necesario transformar.
Palabras clave: Conflicto, desarrollo, desigualdad, Paz, paz negativa, paz positiva, paz imperfecta, políticas públicas, violencia directa, violencia estructural.
Abstract
By way of partial and imperfect state of question, this document covers theories and concepts on two central issues: Inequalities and Peace, by indentifying different connections in both, theoretical fields and social and political actions performed by some iconic figures. Along the way, this paper focuses on imperfect peace, understood as those spaces and instances where is possible to detect actions that create different ways of peace, despite conflictive and violent context.
Although academic settings do recognize the existence of an investigative tradition on inequalities -currently linked with studies about development and design, formulation and implementation of public policy–, its relation with peace theories is less explored. Studies about positive peace just started soon after the second postwar and they overcame the traditional idea of peace as the cessation of direct violence. Positive Peace is the spotlight for studies that recognize the existence of unjust, inequitable and exclusive social and economic structures that must be transformed.
Keywords: Conflict, development, inequality, Peace, Negative Peace, Positive Peace, Imperfect Peace, Public Policy, Direct Violence, Structural Violence
1. Introducción
Cuando se habla de paz surge un vínculo inmediato con violencia y guerra. En efecto, en los Estados Unidos y algunos países de Europa la paz como disciplina de estudio se ha asociado con las dos guerras mundiales del siglo XX y con los conflictos armados posteriores. La ausencia de guerra ha sido la base para la formulación de la paz negativa sobre la cual se sustentan buena parte de las investigaciones que vinculan la paz a la ausencia de violencia directa.
A partir de la década del sesenta, con la creación del Instituto para la paz de Oslo, las investigaciones involucraron la justicia, la equidad, el bienestar, los derechos económicos y sociales, y, en algunos casos, el afecto, la solidaridad y otras formas de resolución pacífica de los conflictos. A pesar de la existencia de voces que consideran el pacifismo como un asunto vacuo, los investigadores han venido replanteando las bases teóricas que ligaban inequívocamente la paz a la violencia, para avanzar hacia visiones más abiertas y sugerentes.
En el terreno de los estudios sobre las desigualdades, a las ya tradicionales –tales como la pobreza, la marginalidad, la inequidad y la exclusión social y política- se suman ahora nuevas desigualdades derivadas de transformaciones sociales recientes atadas a los cambios en los modelos de desarrollo económico, los desarrollos técnicos y científicos y las orientaciones de las políticas públicas, entre otros.
Los estudios acerca de las desigualdades hacen parte de una larga tradición que involucra diversas esferas del pensamiento. En años recientes, los impactos negativos de la globalización sobre las condiciones sociales, económicas, ambientales y culturales de buena parte de la humanidad han puesto las desigualdades sobre la mesa de los organismos para el desarrollo y ha convocado a los académicos al estudio de sus múltiples formas de producción y reproducción.
Con la globalización, la desregulación laboral y la tercerización económica a gran escala, aparece un nuevo tipo de desigualdad, definida por Castell (2003) como desigualdad ante la precariedad; una precariedad vinculada a las transformaciones sociales y económicas ligadas a la globalización e impulsadas a su vez por las desregulaciones del trabajo, la ruptura de las relaciones laborales estables y el final de la salarización. Los estudios acerca de las nuevas desigualdades abarcan temas altamente sensibles que van desde la diversidad cultural, pasando por la brecha tecnológica -generada por las diferencias en materia de generación y acceso al desarrollo técnico y científico-, hasta los estudios de género, generación y territorio.
2. Acerca de los temas abordados y otras cuestiones metodológicas
El trabajo aborda, en primer término, un conjunto de cuestionamientos asociados a la forma como se han configurado y explicado las desigualdades clásicas -también definidas como estructurales o persistentes, fuertemente vinculadas con problemas de redistribución- y su relación con los estudios para la paz.
El segundo conjunto de interrogantes está relacionado con las nuevas desigualdades, derivadas de las transformaciones generadas por el modelo de desarrollo imperante y la adopción de nuevas políticas públicas con complejas implicaciones en diversos campos de la vida social, política, cultural y ambiental, lo cual constituye un reto para el abordaje de la paz positiva.
En su contenido el trabajo responde a interrogantes como los siguientes: ¿Cómo se producen y reproducen las desigualdades? ¿Cuáles son las nuevas desigualdades? ¿Qué relaciones hay entre las desigualdades, las concepciones del desarrollo y las políticas públicas?
En el terreno de las relaciones entre los estudios acerca de las desigualdades y las investigaciones recientes acerca de la paz, surgen preguntas como éstas:
¿Cuáles pueden ser las relaciones entre los estudios acerca de las desigualdades y las investigaciones para la paz? ¿Qué retos supone para las investigaciones de la paz la existencia de nuevas desigualdades?
Vale la pena señalar que los propósitos del trabajo están dirigidos hacia el desarrollo de una perspectiva multidimensional sobre el tema de las desigualdades, en general, y su relación con estudios recientes para la paz, en particular; apoyados en diversas fuentes bibliográficas y trabajos previos realizados por el autor.
En cuanto a las fuentes bibliográficas, la indagación se apoya en textos revisados y sugeridos en el marco de los cursos ofrecidos por el Instituto de La Paz y Los Conflictos de la Universidad de Granda- España-, y en investigaciones publicadas en las dos últimas décadas sobre desigualdades, análisis del modelo de desarrollo y concepciones acerca de las políticas públicas en los Estados Unidos, Europa y América Latina, disponibles tanto en las bibliotecas locales como en bases de información e Internet.
3. Concepciones y estudios sobre las desigualdades
A raíz de los traumáticos procesos sociales, económicos, culturales y ambientales generados por el modelo de desarrollo predominante (con escaladas globales en las últimas décadas) la filosofía y las ciencias sociales han abordado con particular intensidad el estudio de las desigualdades, avanzando tanto en nuevas tipologías y definiciones como en el análisis de sus expresiones estructurales y emergentes. Vale la pena destacar la coincidencia generalizada entre los investigadores en cuanto a las aproximaciones multidimensionales y complejas que demandan este tipo de trabajos.
A manera de síntesis del documento elaborado para optar al Diploma de Estudios Avanzados (DEA), en seguida se presenta una selección de las corrientes y autores más relevantes sobre los temas en cuestión:
En el Nuevo Examen de la Desigualdad, Sen (1992) se pregunta si realmente todas las personas son iguales; la pregunta gira alrededor de los aspectos en cuales las personas pueden ser iguales: ¿igualdad de qué? se interroga, dado que todos somos distintos tanto interna como externamente. En el cuerpo central de su teoría, considera que la calidad de vida o el bienestar se miden por funcionamientos en los cuales involucra factores disímiles como comida, salud, felicidad, dignidad, posibilidad de participar en comunidad. Para el mismo autor la capacidad es el conjunto de funcionamientos que una persona puede alcanzar, esto conduce al propósito central del desarrollo que es la libertad para elegir entre distintos modos de vida.
Por su parte, Rawls (1995), en el terreno de la filosofía política, propone la igualdad de libertades y de bienes elementales. En su libro Teoría de la Justicia, Rawls (1995) plantea que las desigualdades sociales y económicas deben resolverse de tal manera que deriven en un mayor beneficio para los miembros menos aventajados de la sociedad, al tiempo que debe existir una justa igualdad de oportunidades para el acceso a cargos y puestos.
El trabajo de Fitoussi y Rosanvallon, (1997) contiene un análisis acerca de los conflictos actuales de la sociedad francesa -con ocasión de la crisis de finales de la década del 90-, y la mutación económica generada por la globalización y el agotamiento de cierto tipo de regulación de la economía. Al preguntarse sobre qué es la igualdad identifican dos asuntos centrales: “(…) la idea de igualdad, en efecto, se enfrenta a dos tipos diferentes de diversidad: la heterogeneidad de los seres humanos y la multiplicidad de las variables en términos de las cuales puede apreciarse la igualdad” (Fitoussi y Rosanvallon, 1997, p.104). En consecuencia, una pregunta más adecuada para orientar el análisis podría ser la siguiente: ¿qué igualdad o la igualdad de qué?
En el terreno del análisis sociológico se advierte que la igualdad y la desigualdad están ligadas a determinadas formas de configuración del poder en distintos planos. Al respecto, Reygadas (2008) advierte que ellas expresan un conjunto de relaciones de poder en los planos individual, institucional y estructural:
En el nivel individual, en tanto diferencias en las capacidades y dotaciones de recursos entre diferentes sujetos; en el nivel institucional, en el que las relaciones sociales están marcadas por pautas inequitativas de interacción entre los géneros, las etnias, las culturas y las clases sociales; en el nivel estructural, que organiza distribuciones asimétricas de las ventajas y desventajas entre unidades económicas, grupos sociales y regiones dentro de un país y, por último, en el nivel global, que configura intercambios desiguales entre los países y las regiones del planeta (Reygadas, 2008, p.28).
Ubicado en el terreno de la ciencia política, el filósofo Dahl (2008), de la Universidad de Yale, se pregunta si es realmente posible una igualdad política. Al examinar la situación de la democracia en los Estados Unidos y la persistencia de enormes desigualdades políticas asociadas a las condiciones del mercado y a la situación de los derechos civiles, Dahl (2008) cuestiona si es posible creer en la igualdad política, incluso si la igualdad política es un objetivo conveniente y alcanzable en un sistema político democrático; sus preguntas son esclarecedoras:
¿El objetivo [de la igualdad] en realidad se puede alcanzar, aun en un sistema democrático? ¿O algunos aspectos fundamentales de los seres humanos y de la sociedad humana presentan barreras tan altas a la igualdad política que para propósitos prácticos el objetivo está y seguirá estando tan lejano que deberíamos abandonar los esfuerzos para alcanzarlo? (Dahl, 2008, p.31).
En la investigación citada sobre igualdad política, Dahl propone una utopía cuya estrategia consiste en desarrollar la economía del mercado hasta límites en los cuales las preocupaciones por el consumo sean sustituidas por sociedades orientadas a la búsqueda de mayor igualdad en el terreno político. Como él mismo lo reconoce, la mayor amenaza para la realización de la utopía igualitaria es la evidencia arrojada por las discriminaciones económicas y sociales inherentes a las dinámicas libres de los mercados en el mundo occidental, como se puede constatar a través de los índices de Desarrollo Humano formulados por agencias de amplio reconocimiento como es el caso del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD-.
Las definiciones más corrientes de las desigualdades las asocian a situaciones estructurales de la organización social tales como la pobreza, la marginalidad, la exclusión, la concentración de la riqueza y la heterogeneidad en las capacidades de los seres humanos derivadas de su condición étnica o de la edad. En el notable trabajo de Sen (2000) sobre las nuevas desigualdades, considera más equitativo definir la igualdad en el terreno de la libertad de realización de los propios proyectos y la capacidad de hacerlo.
Por su parte, Fitoussi y Rosanvallon (1997), señalan las diferencias entre Sen y Rawls al advertir que este último define la igualdad en el espacio de los ingresos o en el acceso a los bienes sociales, y no en el campo de la realización de los propios proyectos. De esta perspectiva se puede colegir que la igualdad no es una situación dada en la sociedad, se trata más bien de un proyecto de los individuos y la sociedad que configura un modelo en el cual debe reconocerse las diferencias tanto internas como externas. Un aspecto particularmente conflictivo en la identificación de las desigualdades humanas y sociales tiene que ver con la forma en que se hacen invisibles:
Lo que puede hacer intolerables las desigualdades existentes no es tal vez tanto su crecimiento como un debilitamiento de la percepción del principio de igualdad que las legitima, o la impresión de que ese principio ya no está verdaderamente en vigor (Fitoussi y Rosanvallon, 1997, p.107).
3.1. Los tipos de desigualdad
Es posible encontrar múltiples clasificaciones de las desigualdades con base en la forma en que se configuran, expresan y emergen. Algunas de ellas se explican por su carácter histórico-estructural, por la manera en que se revelan como parte de procesos en las culturas o como resultados de los modelos económicos imperantes.
En las discusiones acerca de los orígenes y significados de la igualdad, suele decirse que ésta se enfrenta a dos tipos de diversidades humanas y sociales: de un lado se encuentra la diversidad natural y de otro las desigualdades construidas. Es fácil advertir que los seres humanos construyen diferencias en función de las condiciones de los territorios en los cuales habitan, las situaciones socio económicas iniciales heredadas y también las características personales como la edad y el sexo.
Las desigualdades pueden ser clasificadas como tradicionales o convencionales cuando están asociadas a las condiciones socio-económicas e históricas que producen distintas formas de exclusión y marginalidad (pobreza, inequidad, exclusión social y política). También se encuentran las nuevas desigualdades o desigualdades emergentes que abarcan una lista extensa de aspectos ligados con la diversidad cultural, las desigualdades en el desarrollo técnico y científico y la valoración de la pluralidad y las diferencias; también se encuentran otras que provienen de las orientaciones culturales, el género, la edad, la opción sexual, la situación territorial que facilita o limita el acceso a la oferta natural, las aptitudes físicas que potencian o constriñen la acción de los sujetos, la pertenencia o filiaciones a grupos que facilitan o limitan el trámite de iniciativas e intereses colectivos.
Otros autores enfatizan en el estudio de las desigualdades vinculadas a la globalización y a los términos actuales del desarrollo técnico y científico; en este caso se involucran factores cómo: la innovación tecnológica, el acceso a la sociedad de la información, las diferencias en inversiones de las actividades de I+D, y un conjunto de desigualdades sociopolíticas derivadas de la globalización; buena parte de ellas se encuentran tratadas con todo detalle en los trabajos sobre el Imperio y la Multitud de Hardt y Negri (2004), quienes, al mismo tiempo que caracterizan las desigualdades emergentes, encuentran en la apropiación colectiva de los desarrollos técnicos y científicos una posibilidad de emancipación a escala planetaria.
Con la globalización, la desregulación laboral y la tercerización económica a gran escala, aparece un nuevo tipo de desigualdad, definida por Castell (2003) como desigualdad ante la precariedad; una precariedad vinculada a las transformaciones sociales y económicas asociadas a la globalización e impulsadas a su vez por las desregulaciones del trabajo, la ruptura de las relaciones laborales estables y el final de la salarización.
Sobre los tipos de desigualdades, Fitoussi y Rosanvallon (1997) exponen -en su estudio ya citado sobre los cambios en la sociedad francesa de los años noventa- una serie de transformaciones en la naturaleza de las desigualdades como resultado de los cambios en el modelo de desarrollo; según estos autores se presentan dos expresiones: en primer término se encuentran las desigualdades persistentes asociadas a la distribución de los ingresos, la vivienda, entre otros. A las anteriores se añaden nuevas modalidades que expresan diferencias de acceso al trabajo y al salario; ellas cobijan un espectro amplio y heterogéneo de condiciones sociales “(…) movilizadas por la dinámica de la desocupación o la de la evolución de las condiciones de vida, son vividas dolorosamente, aunque sea de manera silenciosa” (Fitoussi y Rosanvallon, 1997, p.15).
Otras clasificaciones son las reportadas en el trabajo de Norberto Bobbio (2001), construidas en función de los sujetos, los bienes a distribuir y los criterios de distribución utilizados. Los sujetos, dice Bobbio (2001), pueden ser todos, muchos o pocos, o incluso uno solo; “los bienes a repartir pueden ser derechos, ventajas o facilidades económicas, posiciones de poder; los criterios pueden ser la necesidad, el mérito, la capacidad, la clase, el esfuerzo y otros más y, como mucho, la falta de cualquier criterio” (Bobbio, 2001, pp.134, 135). En este caso se revela de nuevo el carácter relativo de las desigualdades y la necesidad de escoger un campo acción sobre el cual se definan las relaciones dialécticas entre ellas.
En una perspectiva que recoge en la tradición investigativa en América Latina alrededor de las estructuras sociales inequitativas, al tiempo que avanza en el estudio de las nuevas desigualdades, Reygadas (2008) propone interrogantes nuevos e inquietantes:
¿De quién es el mapa del genoma humano?, ¿de quién es Internet?, ¿de quién son los derechos de autor?, ¿cómo debe recompensarse el papel del conocimiento en la generación de riqueza?, ¿de quién es el software?, ¿cuál es la mejor manera de distribuir las riquezas generadas en cadenas económicas globales?, ¿qué impuestos deben pagar el capital financiero y las empresas transnacionales?, ¿cómo lograr una mayor igualdad en la sociedad-red? (Reygadas, 2008, pp.11, 12).
Vale la pena subrayar, en la literatura examinada, la presencia de múltiples formas de clasificación de las desigualdades en función de distintas visiones teóricas. Es evidente que algunas han sido estudiadas profusamente -como es el caso de las desigualdades clásicas también definidas como estructurales o persistentes asociadas a problemas de redistribución-, así como también es clara la necesidad de avanzar en el estudio de las nuevas desigualdades derivadas de las transformaciones en el modelo de desarrollo imperante -y la puesta en operación de políticas públicas que impulsan el modelo-, con implicaciones impactantes en diversos campos de la vida social, política, ambiental y cultural.
Si bien la revisión bibliográfica ayuda a revelar un conjunto de nuevas desigualdades generadas a partir de los desarrollos políticos de las sociedades -apalancadas en los últimos años por los procesos de globalización-, también puede afirmarse que, en el terreno de los estudios para la paz, estas desigualdades emergentes generan retos investigativos dirigidos a lograr relaciones más justas, armónicas y equitativas.
4. Acerca de los estudios para la paz
Los estudios para la paz se centran en dos enfoques para efectos de los alcances del presente documento: los que ligan la paz a la violencia y los que vinculan la paz a los conflictos; en el primer caso, son clásicos los trabajos de Galtung alrededor de las diversas formas de violencia: La creación de la paz, dice Galtung (2003), tiene que ver “con la reducción de la violencia (la cura) y con su evitación” (p.20).
El énfasis axiológico, a juicio de Galtung (2003), diferencia las investigaciones para la paz del conjunto de las investigaciones en las ciencias sociales.
En un principio la preocupación de los investigadores estuvo centrada en el reconocimiento de las distintas formas de violencia (directa e indirecta), de lo cual se deducía que la gestión contrapuesta de los intereses eran generadores de daño entre las partes. El salto de los estudios ligados a la violencia hacia los análisis del conflicto y sus formas de solución o regulación amplió decididamente el campo de análisis:
Con el paso del tiempo, también se comprendió que los conflictos no eran siempre un momento peligroso –antesala de la violencia-, sino que bien gestionados había muchos conflictos [que estaban] del lado de soluciones o regulaciones pacíficas. Es más, ahora reconocemos que la mayor parte de los conflictos se han regulado pacíficamente a lo largo de la historia (Muñoz, 2004, p.146).
4.1. Las investigaciones para la paz como tópico de la posguerra
Como se señaló con anterioridad, un obstáculo serio para los estudios de la paz radica en que al tratar de estudiar la paz emerge siempre el tema de la guerra, de la actuación individual o colectiva de carácter violento como forma de enfrentar los conflictos:”los primeros estadios de la investigación de la paz eran más estudios polemológicos, estudios de la guerra, violentología o conflictología que propiamente estudios para la paz” (Martínez, 2004, p.2).
Es después de la segunda guerra mundial cuando la paz parece como temática susceptible de ser abordada científicamente. De acuerdo con algunos autores, las dos grandes confrontaciones bélicas de la primera mitad del siglo XX “produjeron un fuerte impacto emocional e intelectual en grupos académicos de muy distinta índole, que tomaron conciencia de la necesidad de reaccionar con los recursos intelectuales a su alcance frente a tal barbarie” (Martínez, Comins y Paris, 2009, p.4).
Una periodización sencilla ayuda a identificar las tres etapas en los estudios o investigaciones para la paz, de la siguiente manera:
ETAPA |
CARACTERÍSTICAS |
1930-1959 |
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1959-1990 |
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1990- actualidad |
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Tres etapas en los estudios o investigaciones para la paz
Fuente: Martínez et al. (2009)
Kenneth. Boulding (1910-1993) aparece en el primer período como el más destacado teórico del pacifismo que aplicó métodos de las ciencias sociales para la generación de logros pacifistas, mediante el uso de técnicas para la resolución de conflictos. En sus trabajos finales, Boulding se acerca a una visión optimista de la paz al considerar que ella crece como un proceso casi inconsciente de aprendizaje, lo cual se puede apreciar en la expansión de los territorios con paz estable en los últimos 150 años. Esta versión de la paz, como parte inherente de la acción humana, se aproxima a las corrientes más actuales en la materia.
En esta etapa se realizan los estudios científicos de la guerra; estos estudios estaban dirigidos a realizar un análisis cuantitativo de la guerra, con investigaciones de tipo empírico expresadas matemáticamente y dirigidas a la prevención de los conflictos bélicos (Martínez, 2000).
Hacia adelante, el surgimiento de perspectivas más complejas sobre la paz conduce a considerarla no sólo como ausencia de violencia directa o de cesación de hostilidades. Investigadores como Jean Paul Lederach introducen otras interpretaciones que permiten ampliar el concepto más allá de las relaciones entre grupos o estados, involucrando los análisis acerca de la violencia estructural. De acuerdo con estas visiones, no se podría hablar de paz mientras haya relaciones caracterizadas por el dominio y la desigualdad. Ya no se trata exclusivamente de la ausencia de manifestaciones o acciones de violencia directa -la paz como ausencia de algo-, se trata también de avanzar hacia la comprensión de la paz como las condiciones o circunstancias deseadas para su realización acercando la paz a la justicia y a la libertad.
4.2. Nuevos horizontes investigativos para la paz
Si bien se encuentran fuertes críticas al pacifismo, en especial aquellas que lo consideran “un sentimiento noble pero vacuo”, [dado que]” la paz puede ser un instrumento de dominio y explotación” [y por lo tanto] “hay momentos en que la guerra y la resistencia son necesarias para ser libres y vivir en paz” (Negri, 2007, p.41), las nuevas perspectivas tienen como común denominador un giro epistemológico que consiste en pensar la paz desde la paz y no desde la violencia.
El giro epistemológico plantea la necesidad de construir una teoría general de los conflictos que, en tanto constituye una característica inherente a los seres humanos, no derivan siempre en violencia, por el contrario, la mayor parte de ellos conducen hacia soluciones pacifistas que es necesario reconocer y potenciar.
Las críticas a la visión convencional de violencia y paz planteada por Galtung se pueden sintetizar así:
El potente concepto de violencia estructural en caso de ser sobredimensionado puede convertirse en estructuralista. Esto podría permitir, hasta cierto punto, que desaparecieran de la escena los actores o sujetos de la violencia, sus motivaciones y sus causas.
Su concepción del conflicto es limitada en cuanto a que es solamente la antesala de la violencia con lo que se pierde perspectiva dialéctica, global y holística. La única alternativa por tanto es esperar como "bomberos de la paz" para intentar que no prenda la violencia. Una perspectiva dialéctica (abierta) permite relacionar los conflictos con intereses, objetivos, sentimientos y emociones, con actores, tiempos y espacios, las mediaciones donde se "cuecen" y las propuestas de regulación alternativa (Muñoz, 2004, p. 10).
En consecuencia, la mayor preocupación no está centrada en el reconocimiento y estudio de las violencias como condición para la paz; el avance radica en el reconocimiento y comprensión de los conflictos como una característica de los seres humanos que en su mayor parte se han regulado de manera pacífica; por lo tanto, ellos hacen parte de la base teórica que debe ser desarrollada para explicar tanto la paz como la violencia (Muñoz, 2004).
El hecho de considerar un concepto amplio de paz basada en las soluciones no violentas que se producen permanentemente como respuesta a los múltiples conflictos, lleva a pensar en la posibilidad de una paz imperfecta revelada como una paz dinámica y perennemente inconclusa apoyada en diversos actos regulativos, transformadores y cotidianos.[2]
5. Las desigualdades en la acción pacifista de Gandhi y Lederach
5.1. M. K. Gandhi: desigualdad y paz
La discusión alrededor de la triada desigualdades-violencias- paces ha hecho parte de las reflexiones y actuaciones de personalidades emblemáticas como Mohandas Karamchand Gandhi (1869-1948), cuyo pensamiento y acción social y política sigue siendo fuente de inspiración para diversos grupos sociales que encuentran en la Noviolencia una herramienta poderosa para enfrentar la injusticia y la exclusión social, política o cultural. En los tiempos que corren, la filosofía gandhiana es una cantera de alternativas tanto para los retos axiológicos de la modernidad como para los fracasos de las políticas de desarrollo en los terrenos socio-económicos y ambientales. Resulta necesario estudiar con detenimiento sus postulados y acciones para buscar alternativas no violentas en asuntos tan complejos como las tensiones ideológicas y los nuevos conflictos por las identidades, desencadenados luego de la caída del muro de Berlín.
El pensamiento de Gandhi abarca diversos aspectos de la vida privada, la espiritualidad, la ética, la moral y la acción pública. Probablemente lo que más llama la atención de sus planteamientos es la libertad y originalidad para examinar todos los asuntos desde ángulos extraordinariamente particulares; sin la transformación interna, individual, en las actuaciones cotidianas, no es posible pensar en cambios profundos de la sociedad- advierte. La opción por la Noviolencia rompe con la relación mecánica establecida entre desigualdad y violencia, sin que por ello se renuncie a la generación de condiciones más justas, equitativas y democráticas (Suele afirmarse que prefería la violencia a la pasividad); por eso es fundamental la llamada ADN: Acción Directa Noviolenta. Gandhi no actuaba desde el odio sino desde la indignación.
En Todos los Hombres son Hermanos (2000), expone puntos de vista tan provocadores como esclarecedores acerca de la triada en cuestión. En sus reflexiones sobre la estructura social y económica de la India (caracterizada por profundas diferencias e inequidades), califica como injusto el régimen económico y conmina a incorporar los valores morales dentro de las decisiones económicas. Sus reflexiones no están exentas de consideraciones alrededor de la economía nacional y mundial; se destaca la urgencia de emprender una lucha contra el hambre, contra la concentración de la riqueza, la propiedad concentrada de los medios de producción y la búsqueda de la igualdad económica en una visión de clara influencia socialista. Al apelar a la Noviolencia no es al capitalista sino al capital a quien intentamos destruir- advierte.
5.2. J. P. Lederach: desigualdades, reconciliación y paz
Uno de los reconocimientos permanentes que se hacen a la vida y obra de John Paul Lederach tiene que ver con la acción mediadora que ha desempeñado en conflictos armados en América Latina, África y Asia Central y Suroriental. A su gran experiencia en procesos de mediación, se suma una reflexión trascendental con respecto a las transformaciones de los conflictos bélicos luego de la guerra fría, la caracterización de las guerras intraestatales y los conflictos armados asociados a los procesos de identidad. Su propuesta para la transformación de los conflictos hacia una paz sostenible se centra en el desarrollo de “abordajes culturalmente apropiados apoyados en el diseño e implementación de métodos integradores y estratégicos para la construcción de la paz” (Lederach, 2007, p.11).
En su trabajo sobre la Reconciliación Sostenible en Sociedades Divididas (2007), expone una teoría para la construcción de la paz con sentido de largo plazo, basada en tres ejes de análisis: el primero tiene que ver con la necesidad de articular las iniciativas para la paz surgidas a nivel de la base social con los esfuerzos de líderes sociales (en las distintas expresiones territoriales del conflicto), y los del alto gobierno, los representantes de los actores armados y la diplomacia internacional; el segundo eje busca la integración de distintas dimensiones del conflicto, desde lo personal hasta sus expresiones de mayor articulación comunitaria (en esta articulación incluye los subsistemas estructurales e ideológicos, y el trasfondo sistémico que envuelve el conjunto de la sociedad); el tercer ejedeanálisis se fundamenta en “la necesidad de pensar la construcción de la paz y la reconciliación como un esfuerzo a través del cual hay que dar respuesta de forma coherente y estratégica a los retos del corto plazo, de mediano plazo y de largo plazo” (Lederach, 2007, pp.11-12).
En el corto plazo, las urgencias de la paz están orientadas a resolver las escaladas de violencia y la crisis humanitaria; en el mediano plazo se deben enfrentar los problemas estructurales -las desigualdades-, los problemas de gobernabilidad y el desarme; en el largo plazo la reconciliación es la base para resolver la violencia cultural. Esta última es la tarea de la educación para la paz.
Si bien el trabajo de Lederach está decididamente orientado a la transformación pacífica de los conflictos violentos -para lo cual propone y desarrolla métodos integradores y estratégicos para la construcción de la paz-, su aproximación a las desigualdades se puede rastrear en diversos momentos de su investigación. Así, por ejemplo, al examinar los conflictos armados posteriores a la guerra fría, sostiene que la mayor parte de las guerras actuales son internas y que los principales factores del conflicto se refieren a la gobernabilidad y su fracaso para dar respuesta a las demandas de justicia y participación.
Al afirmar que la mayor parte de los conflictos armados ha tenido lugar en los territorios más pobres, en lugares en los cuales se lucha contra la pobreza, las desigualdades y el subdesarrollo, la visión de Lederach invita a considerar que buena parte de las motivaciones para la guerra y los conflictos violentos emergen a partir de la desigualdad y la injusticia, sin descuidar el hecho según el cual estos territorios ocupan un lugar marginal dentro de la comunidad mundial. A su juicio, las sociedades profundamente divididas presentan un conjunto de características comunes, susceptibles de ser examinadas de manera sistémica.
6. A manera de conclusión
La relación entre los estudios sobre las desigualdades y las investigaciones para la paz, presenta innumerables retos axiológicos, teóricos y metodológicos; en efecto, las aproximaciones al estudio de las desigualdades hacen parte de una reflexión que ha permitido develar su carácter relativo e interpelable cuando se trata de indagar acerca de las diferencias que se suscitan entre los seres humanos. Al mismo tiempo la economía y la sociología dan cuenta de una enorme complejidad y heterogeneidad en el tema. Las diferencias y las desigualdades son un rasgo distintivo de la especie y una manifestación abierta de las distintas formas de exclusión y marginalidad humana y social.
Los estudios para la paz –a pesar de ser un asunto reciente-, han logrado señalar nuevos horizontes para la investigación en las ciencias sociales (una buena investigación para la paz es una investigación basada en valores, nos advierte uno de los autores citados). Las propuestas de algunos investigadores alrededor de de-construir buena parte de los principios sobre los cuales se han cimentado los estudios sobre los conflictos, tradicionalmente asumidos como algo negativo y mecánico, sugiere nuevos horizontes para las ciencias tradicionalmente refugiadas en concepciones de origen positivista, mecanicista y reduccionista. Los nuevos estudios para la paz señalan rutas epistémicas basadas en el tratamiento complejo y creativo de la conflictividad; por esta vía se construye la posibilidad de avanzar en una tarea investigativa basada en valores, holística, no reduccionista, apoyada en metodologías diversas, capaces de ayudar a reconocer los elementos estructurales y estructurantes de los conflictos y las conexiones sistémicas de los procesos, esto hace posible identificar un sinnúmero de conectores entre los estudios acerca de las desigualdades y la paz.
Con la Paz Perpetua (2003), Kant buscaba generar relaciones entre los estados basadas en acuerdos capaces de erradicar las guerras; esta idea influyó notablemente sobre los estudios acerca de la paz realizados con ocasión de las guerras en occidente durante el siglo XX. La filosofía y las ciencias sociales coincidieron en que la paz tenía como correlato mecánico a las violencias y, en consecuencia, el horizonte de la paz era el horizonte de la negación de la guerra. Las nuevas aproximaciones para la paz no tienen como punto de partida la búsqueda de una paz absoluta y total; en su lugar se pretende que afloren actos regulativos, transformadores y cotidianos de los conflictos. Debe advertirse con firmezaque esta concepción de la paz no pretende inhibir o contener la capacidad de movilización y lucha por las reivindicaciones o reemplazar la legitimidad de los movimientos emancipatorios.
En el sitio que ocuparía una paz utópica, mítica y por lo tanto inalcanzable, la visión abierta de la paz convoca a regular los conflictos echando mano del abanico de sensibilidades, intuiciones, experiencias pacifistas, racionalidades creadoras y actos amorosos que nos acompañan de manera indeleble en la historia, y en las siempre inquietantes experiencias cotidianas.
7. Bibliografía
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[1] Este documento contiene un resumen del trabajo presentado para la obtención del Diploma de Estudios Avanzados –DEA-, en el mes de septiembre del año 2010; en el marco del programa de doctorado Paz, Conflictos y Democracia, del Instituto de la Paz y los Conflictos de la Universidad de Granada, España. El trabajo ha sido dirigido por la doctora Carmen Egea Jiménez.
[2] Una definición de paz imperfecta se encuentra en los documentos del curso de Fundamentos de los estudios para la paz y los Derechos Humanos: el concepto de paz imperfecta se usa para definir “aquellos espacios e instancias en las que se pueden detectar acciones que crean paz, a pesar de que estén en contextos en los que existen los conflictos y la violencia”. Documentos de clase, Muñoz y Molina (2009).
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