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Diálogo Iberoamericano
Núm. 15 / mayo-junio 1998. Pág.
8
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Medardo Mora: "La educación no puede ser un factor de
discriminación social"
El Dr. Medardo Mora Solorzano, Presidente del Consejo
Nacional de Universidades y Escuelas Politécnicas
del Ecuador (CONUEP) y Rector de la Universidad Laica Eloy
Alfaro, es jurista, vinculado a la docencia universitaria
desde hace veinte y ocho años. Responde a las
preguntas de "Diálogo Iberoamericano" en la sede de
la Conferencia en Quito. Hace un análisis
lúcido y cr¡tico, en el amplio sentido de la
expresión, del sistema universitario ecuatoriano, de
su relación con otros entornos educativos y de la
función futura de la Universidad en un mundo en
crisis.
El sistema universitario ecuatoriano está integrado
por 21 universidades oficiales (públicas) y 16
particulares. Cuenta con unos 210.000 estudiantes.
D.I. Hablemos de retos, ¿cuál es, a su
juicio, el primer reto del sistema universitario?
La Universidad tiene que mantener presente en cada una de
sus actuaciones que aquello que hace no puede jamás dejar
de estar vinculado a un anhelo social. Por ejemplo, la
investigación debe ponerse al servicio de la salud, de la
productividad, de los servicios, etc. El investigador tiene que
poner su conocimiento al servicio de la sociedad, del bienestar
social.
D.I. ¿Y en el campo de la cultura?
La Universidad ecuatoriana ha despertado en los
últimos años. La actividad cultural está
siendo privilegiada. Nuestra principal aportación al pa¡s
debe ser aportar v¡a cultura un sentimiento de pa¡s, algo que el
Ecuador necesita, sobre todo porque tenemos una
composición geográfica muy diversa.
D.I. ¿En cuanto a la formación?
¿qué hacen, por ejemplo, en evaluación
universitaria?
El recurso humano (docentes, estudiantes, egresados) debe
estar altamente cualificado, sobre todo pensando en un futuro en
el que el conocimiento es el que, digámoslo as¡, "va a
tener la palabra", de lo contrario será un recurso humano
sin espacio.
Tenemos totalmente terminado un proyecto de
evaluación y lo estamos comenzando a implementar. Es un
proyecto muy bien logrado porque recogió una serie de
experiencias de otros pa¡ses latinoamericanos como Argentina,
Chile, Uruguay, Colombia o Venezuela, también de EE.UU.
y Canadá. Cuando hay ya vivencias previas, es más
fácil hacer algo bien. Yo sé que vamos a encontrar
algún tipo de resistencia entre los docentes; pero creo
que se va a entender qué significa esto tanto entre los
estudiantes, incorporados al proceso, como entre los profesores.
Vamos a comenzar con una evaluación por programas,
trabajando en positivo. La evaluación es voluntaria, no
se impone a ninguna universidad; y habrá de ir
acompañada de est¡mulos, de lo contrario desmotiva para
cualquier tipo de evaluación posterior.
D.I. ¿Cómo se financian las universidades
públicas ecuatorianas?
Esta una importante cuestión, por cuanto de ello
depende el vigor de la autonom¡a universitaria y de que la
universidad pueda organizarse a partir de una asignación
fija, sin estar sujeta a la voluntad puntual de los gobiernos.
En el Ecuador contamos con un fondo permanente para el desarrollo
universitario y politécnico que nos sitúa en torno
a un 1,30% del producto interno bruto, un porcentaje alto en
América Latina, sólo comparable con el de Cuba.
Creemos que esto es importante, que el estado tiene la
obligación de financiar la educación en cualquier
nivel, ya que la educación no puede ser un factor de
discriminación social.
D.I. ¿Cuáles son el estado actual y las
perspectivas de los procesos de homologación de
titulaciones en el entorno latinoamericano?
En estos momentos América Latina y el Caribe no
tienen una posición definida y clara de un proceso de
integración de pol¡ticas de educación superior, o
de que sean las universidades las que orienten esa
integración, Pero s¡ creo que existen serios procesos que
nos están aproximando. Yo he sido un promotor de
integración, esto explica, sirva como dato, nuestras
buenas relaciones con Cuba y las conversaciones con
Argentina.
Otras cuestiones que ayudan a la integración son, por
ejemplo, el impulso de las universidades regionales. Su
creación y su extensión significa que se busca una
distribución equitativa del conocimiento, de hecho se
genera as¡ un ambiente proclive a la integración.
Estamos trabajando en el área de la
homologación y de la integración, por eso sugerimos
que las universidades se vayan especializando, a fin de que la
multiplicación de las universidades se compense con una
l¡nea de especialización que mejore las perspectivas de
futuro.
D.I. ¿Cree que la formación de los titulados
universitarios se adecua a las necesidades
sociales?
Pienso que el profesional, el especialista, el cient¡fico
o el técnico se forman en la vida, la universidad no le
ofrece conocimientos muy concretos y prácticos.
Evidentemente la universidad entrega a la sociedad un "producto"
que esta debe asumir. El titulado no puede ir cargado con una
carga ideológica o una hiperespecialización que
pueda chocar con la realidad de una sociedad cambiante. Lo que
la universidad debe hacer, por el bien de estudiante y de la
sociedad, es defender un espacio de formación
democrática y universalizada, y una buena formación
que estimule el estudio y la investigación. Ciertamente
la Universidad debe formar profesionales de alta calidad, debe
conocer cual es la evolución del saber y adaptar su
formación a las necesidades, pero siempre en el marco de
una formación integral.
D.I. ¿Qué grado de comunicación
mantienen la Universidades ecuatorianas entre s¡ y con
otras universidades?
Creo que el sistema universitario ecuatoriano, como tal, es
muy bueno, gracias a que la Ley fue redactada por hombres
auténticamente universitarios. Con esto quiero decir que
nuestro Consejo de Nacional de Universidades y Escuelas
Politécnicas (CONUEP), que no es exactamente igual al
consejo de rectores que tienen todos los pa¡ses de América
Latina. Por esto nuestro sistema universitario puede mantener
unidades articuladas en las áreas de cultura,
investigación, planificación, evaluación,
en las propuesta de postgrado, etc.; as¡ mismo nos planteamos una
coordinación en pregrado y que la especialización
de cada Universidad pueda ser transmitida a otras.
La relación con otros estados iberoamericanos es
excelente. Creo que gracias al hecho de que en la Universidad
ecuatoriana se haya reconocido un proyecto estrictamente
universitario, y porque nos hayamos esmerado en luchar contra los
dos nudos cr¡ticos de recelo de la sociedad hacia la universidad:
la idea de que la universidad pueda estar excesivamente
ideologizada y la creencia de que el nivel de la docencia es
bajo. Esta lucha nos ha permitido mostrar las fortalezas de
nuestro sistema. Aunque hay mucho aún por hacer contra esa
especie de renuencia a ir hacia lo mejor, una l¡nea medio
burocratizada que hay que romper: "lo que tenemos está
bien, seamos ego¡stas y no dejemos entrar a otros en nuestro
terreno, para que los que están dispuestos a superarse no
nos vayan a barrer".
Esto ha de ser enfrentado con prudencia y paciencia, pero
con un proyecto claro de futuro. Siguiendo la tesis de
Sábato, en un estado en el cual el sector pol¡tico, el
productor de bienes y servicios y el académico tengan una
activ¡sima participación. Y el estado moderno va a ser muy
técnico, en el sentido en que estará dirigido por
cualificados especialistas como única forma de encontrar
respuestas a una crisis que hoy d¡a no tienen respuestas, porque
nadie puede decirme a m¡ que está viendo el futuro
despejado de nubosidades, al revés, es un futuro brumoso
y en esto la universidad no puede soslayar su obligación
y detenerse mirando al pasado es la Universidad, porque
está formando profesionales para que ejerzan en el
próximo siglo.
Nuestra fortaleza, como dije, es la Ley que creo un sistema
que generó un clima favorable, que permite hacer cosas
nuevas, algo que no puede hacerse en otros pa¡ses en los que la
Universidad está siendo claramente atacada y arrinconada,
y en los que, afortunadamente, se está reaccionando porque
no se le da el lugar que le corresponde.
...Antonio Mar¡n Ruiz
...Redacción
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