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Acero de Damasco
Acero de Damasco

La mecánica Aristotélica era una sólida argamasa intelectual que para la Iglesia ponía y mantenía todo en su sitio, dejándolo en reposo. En 1600 la Santa Inquisición había resuelto que nada ni nadie habría de turbar ese "beneficioso" reposo; así en la fría mañana del 17 de febrero de 1600 se disponía a quemar en la hoguera, en firme aviso de escarmiento, a Giordano Bruno. En particular, las "veleidades" del estilo de comulgar con "órbitas de Copérnico", debían concluir fulminantemente.

Galileo Galilei (Pisa,15/02/1564; Arcetri ---cerca de Florencia--- 08/01/1642) había sido y fue un secreto partidario de las ideas de Copérnico, como también lo fuera Kepler con quien se carteó, aunque nunca llegara a conocer sus famosas leyes.

Galileo había llegado a concebir la necesidad de hacer experimentos cuyos resultados analizaría matemáticamente, para así poder explicar el funcionamiento del mundo. Su libro "Il Saggiatore" puede ser señalado como el hito que marca el comienzo de la revolución científica moderna. Nunca más las cosas serían igual ... con hogueras o sin ellas.

El ingenio de Galileo era desbordante, aún desde nuestra perspectiva. Sin cronómetros para medir con exactitud intervalos pequeños de tiempo, pesaba el agua que salía de un tubo que "el ensayador" abría con su dedo cuando el fenómeno comenzaba y cerraba cuando acababa. Ponía así en equivalencia tiempo y peso con un error de décimas de segundo.

Construyó un telescopio con el que descubrió las manchas solares, cuatro lunas de Júpiter y divisó Saturno.

Alisó al máximo unos planos inclinados por los que hacía rodar bolas, retrasando con ello su caída y haciéndola observable; los invariantes bajo alteraciones de la inclinación en los planos, deberían serlo también al llegar a la vertical. Descubrió así la "ley de la caída de los cuerpos" y, añadiendo la geometría, que la aceleración en la caída era uniforme. Desafió, sigilosa pero fírmemente, a Aristóteles imaginando el espacio vacío, para llegar a comprender que la aceleración de un grave en el vacío no podía depender de su peso. De hecho las huellas de la teoría de la relatividad de Einstein pueden ser rastreadas hasta este descubrimiento de Galileo.

Descompuso el movimiento de una bala de cañón en: horizontal y vertical, encontrando con argumentos geométricos que su trayectoria debía ser parabólica.

Combinó dos planos inclinados haciendo comenzar uno suavemente donde acababa el otro para luego hacer rodar por ellos una bola. Observó que la altura máxima alcanzada por la bola ---antes del retorno--- en uno cualquiera de los dos planos era la de partida en el otro; y todo con independencia de las diferencias en las respectivas inclinaciones de los mismos. Resultado: al descender la bola completamente por un plano inclinado y no encontrar otro, ni rozamiento, seguirá en movimiento eternamente a velocidad constante; buscando sencilla e infructuosamente la forma de ganar altura. Esto, en el fondo, desmontaba la dificultad "del grave que cae desde lo alto de la Torre de Pisa" de los detractores a la teoría copernicana. Luego Decart retomaría esta idea añadiéndole "la línea recta" y se la pasaría a Newton, ya convertida en "la ley de inercia": "si no se ejerce ninguna fuerza sobre los cuerpos, el cuerpo en reposo seguirá en reposo y el cuerpo en movimiento seguirá moviéndose, a velocidad constante, en línea recta". Esto le confiere a Galileo la categoría newtoniana de "Gigante" ... o algo más.

Destacamos de Galileo las siguientes palabras, textuales salvo la traducción:

"La filosofía está escrita en este gran libro, el universo, que permanece continuamente abierto a nuestra mirada fija. Pero el libro no puede ser comprendido a menos que uno primero alcance a comprender el lenguaje y lea los caracteres en los que está escrito. Está escrito en el lenguaje de las matemáticas, y sus caracteres son triángulos, círculos y otras figuras geométricas, sin las cuales es humanamente imposible comprender una sola palabra de él; sin éstas uno está errante en un oscuro laberinto"

Hizo bien Galileo en retractarse ante la Santa Inquisición. Ni siquiera necesitaba el "epur si muove" de los testigos; pues en su apoyo estaban: el "libro del universo" ---siempre abierto, las matemáticas, el péndulo de Foucault, toda la historia venidera y ... lo hubiera estado el mismo silencio. En el proceso contra Galileo, la Inquisición era la verdadera aterrada; pues se encontraba ante un hombre de pensamiento cualitativamente diferente: observador, experimentador, valorador metódico y ocurrente, desapasionado en su quehacer científico, notario de la verdad, incapaz de quebrarse o perder el filo ... hecho según una receta secreta, un hallazgo alquímico. Quizá el inquisidor Bellarmine sintió tanto pánico ante Galileo como los soldados cruzados sintieron al descubrir el Acero   de   Damasco.

 
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