Observar y comprender la cultura de otros desde la distancia que impone la propia es lo que trata de hacer la antropología desde sus orígenes. El desarraigo cultural, que caracteriza a muchos antropólogos y antropólogas, facilita el empeño etnográfico de describir las culturas ajenas, pero para lograrlo es necesario educar la mirada. Este sitio, en permanente construcción, es una invitación a deternerse y fisgar, a pesar de las señales que prohiben hacerlo.