EL APRENDIZAJE-SERVICIO EN EL
GRADO DE DERECHO: LA CLÍNICA JURÍDICA
En este simposio se explicará qué es y qué
utilidad tiene el aprendizaje-servicio en el
Grado de Derecho a través de las clínicas
jurídicas. Las clínicas legales nacieron, en
parte, como una crítica al sistema de
enseñanza basado en el método de casos que
consideraban que era (y es) estático e irreal.
Una clínica legal es un método de enseñanza
superior del Derecho que está basado en casos
reales (de interés social o comunitario) para
iniciar a los/as estudiantes en la práctica
profesional. La clínica legal permite que se
desarrolle en los estudios universitarios una
forma de aprendizaje del Derecho que facilita
a los/as estudiantes a meterse en el rol de
abogado/a haciéndoles aprender de su propia
experiencia, consiguiendo que en el futuro
tengan mayor habilidad para representar a sus
clientes. Al mismo tiempo, la clínica legal
presta un servicio a la comunidad empoderando
a grupos de población en situación de
vulnerabilidad. La clínica legal conjuga, por
lo tanto, una metodología de enseñanza del
Derecho a través de la práctica con asuntos
reales de interés social. Esas dos funciones,
la educativa y la social, son elementos
esenciales pues permiten a la Universidad
involucrarse en los asuntos jurídicos que
afectan a su comunidad e innovar en el método
de enseñanza jurídica. En las clínicas legales
se desarrollan una serie de competencias y
habilidades que no siempre se encuentra
presente en los planes de estudios
convencionales, en especial durante el Grado.
Se sensibiliza y forma a los/as estudiantes en
la ética profesional, que se caracteriza por
el compromiso social pues se facilita el
acceso a la representación legal en diferentes
ámbitos. Favorece la toma de conciencia por
parte de los/as estudiantes de Derecho de la
trascendencia social de su futura profesión,
factor que estimula el aprendizaje y hace que
sea de mayor calidad. En este sentido, el
aprendizaje clínico debe estar vinculado con
cuestiones de interés público pues de esta
forma se desarrolla una auténtica función
social. La comunidad en la que se inserta la
Universidad se beneficia del trabajo de los/as
estudiantes, de los/as profesores/as y de la
propia Universidad. Se desarrolla así la
tercera misión de la Universidad pública,
desvelando los principales problemas de
nuestra sociedad, aportando soluciones a los
mismos y tratando de superar la brecha que
existe entre el Derecho y la justicia
material.
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