Proyecto de Restauración
Pilares
de Travertino del Patio de
Albaycin,
Por
J.A.
Durán Suárez Becario de Investigación) (P.F.P.I., J.A.) |
y |
A.García
Casco Prof. Titular de Universidad (Universidad de Granada) |
La fachada noroeste del patio
de
Los pilares han perdido casi
la totalidad de su recubrimiento original, están compuestos de dos piezas que
se podrían comparar con fuste y capitel en la terminología usada para las
columnas. Estas dos piezas estarían unidas con mortero. La transición entre
estas dos piezas es inapreciable, no solo por las intervenciones posteriores
sino por el propio diseño con que se han concebido los pilares. Estéticamente
no hay ninguna intencionalidad de marcar el cambio fuste-capitel, buscado en
otros momentos históricos de
Los arcos, como indicamos
anteriormente son de herradura apuntada y están realizados en ladrillo cocido
unidos por mortero. En su parte frontal están enmarcados por un alfiz,
realizado también en ladrillo cocido.
Los datos históricos
disponibles de
La mezquita se usó para el
culto hasta finales del siglo XVI pero por el estado ruinoso que se encontraba,
fueron demolidas gran parte de las estructuras. De los pocos restos aún
existentes, uno de ellos es el patio que antecede a la iglesia, llamado de los
Naranjos en el siglo XVI y que engloba el alzado noroeste objeto de este
informe de alteración.
Con respecto a las
referencias del alzado noroeste, donde se ubica la puerta, aparecen
descripciones de los siete arcos que la conforman y que se rompieron estos por
la parte de abajo, para sustituir las primitivas columnas por
"machones" de piedra. Aparecen también las referencias de unas obras
realizadas en 1543, donde al parecer se sustituyeron algunos pilares de
ladrillo.
Por último habría que citar
las intervenciones llevadas a cabo después de
Los pilares sujetos a este
estudio se localizan en el lateral NW del patio. Son seis pilares de sección
cuadrada (media de
La piedra que forma los
pilares es travertino, una roca carbonatada (constituida esencilamente por
carbonato cálcico, CaCO3) fuertemente porosa y permeable (Fotos nº
3, 4, y 5). Su origen está ligado a la precipitación de carbonato cálcico en
ambientes lacustres, generando estructuras y concrecciones construidas sobre
juncos, ramas de árboles, hojas, etc., que al morir y descomponerse dejan
abundantes huecos y conductos en la roca carbonatada ya consolidada (Foto nº
5). Esta génesis particular es la que confiere al travertino su estructura
carvernosa y su elevada macroporosidad y permeabilidad. A pesar de ello, es un
material fácilmente extraible de cantera, labrable y relativamente resistente,
tanto desde el punto de vista estrictamente mecánico, como respecto de los
procesos de meteorización una vez puesto en obra. Estas característiscas son el
resultado de su génesis particular. Las concrecciones y estructuras construídas
sobre la materia vegetal están constituidas por cemento carbonatado
(esparítico), muy compacto y poco poroso y permeable. Por lo que se refiere a
los procesos de alteración de este material una vez puesto en obra, la
conducción del agua por los macroporos abiertos (i.e., en contacto con el medio
ambiente exterior) genera una rápida evacuación del agua, lo que añadido a la resistencia
del material espáritico resulta en una escasa disolución de carbonato. Esta es
la principal razón de su resistencia a la meteorización y de su utilización
como material de construcción desde antiguo, formando la estructura de numerosas
construcciones granadinas junto con calcarenitas bioclásticas (no presentes en
el patio de
En conjunto, el estado de
conservación de los pilares se puede calificar de medio, esto es, no presentan
deterioros extremos e irrecuperables del material pétreo. El principal problema
restaurador/conservativo de los mismos no es por lo tanto la piedra, sino la
presencia generalizada de empastes de hormigones a base de cemento (Fotos nº 3,
4, 6, 7, 8, y 9) posiblemente añadidos durante los trabajos de restauración de
Independientemente de la
presencia de hormigones de cemento, los deterioros sufridos por el travertino
de estos pilares son esencialmente algunas arenizaciones producto del ataque
químico de solucione acuosas en las partes inferiores (Fotos nº 8 y 9), fracturación
(Fotos nº 7 y 10), suciedad variada, incluyendo ennegrecimientos producidos
posiblemento por el fuego (Foto nº 3), polvo y material suspendido en la
atmósfera adherido a las superficies, y pinturas y graffitti (Foto nº 10). Hay
que hacer notar que gran parte del deterioro asociado a las partes inferiores
de los pilares procede de la presencia de arriates con flores que son
continuamente regados por el personal de
Se han realizado medidas de la temperatura y humedad relativa del ambiente y dentro de estructuras cavernosas superficiales del travertino (Foto nº 8). Todas las medidas se realizaron el día 5 de octubre de 1991, por lo que no se pretende ofrecer un estudio de seguimiento ambiental, sino más bien una indicación cualitativa de las diferencias existentes entre el material pétreo y el medio ambiente. Esto ayudará en la elección de ciertos materiales de restauración (i.e., consolidantes). Los resultados obtenidos son los siguientes:
|
Hora |
Profundidad |
Temperatura |
Humedad Relativa |
Ambiente |
9.15 am |
- |
|
71.4 % |
Pilar nº 4 |
9.25 am |
|
|
54.1 % |
Pilar nº 2 |
9.35 am |
|
|
60.4 % |
Ambiente |
13.05 pm |
- |
|
58.5 % |
Pilar nº 4 |
13.15 pm |
|
|
48.0 % |
Puede apreciarse de
Aunque estos resultados
justificarían la elección de ciertos consolidantes que necesitan humedades
relativas no muy elevadas (e.g., resinas silicónicas), es necasario hacer notar
que las medidas se hicieron a unos
·
Empastes
y reintegraciones de hormigón,
localizadas en la parte basal, cubriendo gran parte de la superfice del
travertino, en las aristas, en la parte superior y en el capitel. El espesor de
estos empastes es muy variable, desde menos de
·
Morteros
de escayola+cal (morteros mixtos) con árido de barro cocido (ladrillos, cerámica, ...) de tamaño de grano
medio (menor de
·
Morteros
de escayola+cal muy similares a
los anteriores, cubriendo huecos mayores de más de
·
Lechadas
de cal en varias capas que cubren
parcialmente las superficies expuestas de travertino (Foto nº 12). Cubren
tambien el estucado de morteros de escayola+cal, aunque son posiblemente muy
posteriores.
La secuencia temporal de
aplicación de estos materiales sería: morteros de escayola+cal (¿estucos
originales relacionados con la puesta en obra de los pilares?), morteros de
escayola+cal con àrido muy grueso (¿idem anterior o relacionados con
restauraciones antiguas?), lechadas de cal (enclucidos relativamente
recientes), hormigones de cemento (¿restauración posterior al incendio de
1936?).
Un propuesta restauradora
debe considerar la conservación de los morteros originales o añadidos, pero que
en cualquier caso forman parte de la historia del edificio. Sería por lo tanto
necesario investigar el origen de los morteros de escayola+cal, ya que podrían
ser incluidos en las labores de restauración. En este sentido, hay que hacer
notar que estos morteros están constituidos por cantidades apreciables de yeso
(CaSO42H2O).
Esta sal es relativamente soluble en agua y por lo tanto móvil en el sistema
poroso de la piedra, por lo que puede resultar dañina al asociarse a ataque por
sales y la formación de eflorescencias. Sin embargo, actualmente estos morteros
no representan peligro importante para la conservación del travertino, dado que
se encuentran en las partes superiores de los pilares inaccesibles a la
circularión capilar (por otra parte muy limitada en este tipo de roca dado su
gran tamaño de poros).
Estado de conservación general defectuoso, esencialmente en la base. Deterioros observados (Dibujo Pilar nº 1):
·
Suciedad y ennegrecimiento (¿fuego?) a media
altura en las caras fontal y derecha.
·
Périda de material asociada a fracturación
original del bloque utilizado para su construcción. No se puede asegurar que la
fractura observada, oblicua al eje vertical del bloque y por lo tanto al
esfuerzo principal vertical) no haya rejugado como superficie de (micro-)
cizalla.
·
Fracturación vertical en la parte basal en
relación con los empastes de hormigón. La mayor parte de las fracturas son
paralelas a las paredes del pilar y se encuentran el la pared derecha
(orientada al E). Posiblemente es debida al comportamiento mecánico diferencial
de ambos materiales.
·
Eflorescencias
salinas sobre el hormigón de la parte basal, a una altura de unos 50-
Muestras:
·
SAV-1-A.- Mortero de escayola+cal (Difractograma
nº 1)
·
SAV-1-B.- Hormigón de cemento de la parte basal
del pilar con eflorescencias salinas de yeso ((Difractograma nº 2)
·
SAV-1-C.- Hormigón de cemento arenizadado (parte
basal).
Estado de conservación general defectuoso, esencialmente en la base. Deterioros observados (Dibujo Pilar nº 2):
· Suciedad adherida.
·
Fracturación y descamación vertical en la parte
basal en relación con los empastes de hormigón. De nuevo, las fracturas son
paralelas a las paredes del pilar y se encuentran esencialemente el la pared
derecha (orientada al E).
·
Arenización del hormigón en las partes basales.
Muestras:
·
SAV-2-A.- Mortero de escayola+cal con árido de
barro cocido y grava de río (cuarcitas, esquistos, carbonatos; Difractograma nº
3).
·
SAV-2-A'.- Idem anterior para lámina delgada.
Estado de conservación
general aceptable, incluso en la base. Deterioros observados (Dibujo Pilar nº
3):
· Suciedad adherida.
·
Fracturación vertical y horizontal del hormigón de
la parte basal e intermedia. Al menos en parte, la red de fracturas parece
original debida a una mala aplicación del hormigón con desarrollo de grietas de
retracción durante el fraguado.
·
Parches y manchas de cal producidas durante el
encalado (reciente) de los arcos.
·
Grandes gromulos de cemento en la parte superior
del capitel.
· Puntas de metal oxidadas.
·
Manchas de pintura azul en la cara izquierda.
Muestras:
·
SAV-3-A.- Mortero de recubrimiento escayola+cal
con árido de barro cocido (a media altura del pilar; Difractograma nº 4).
Estado de conservación
general mediano. Deterioros observados (Dibujo Pilar nº 4):
·
Suciedad adherida en la piedra, lechadas de cal y
hormigones. Los morteros de escayola+cal están más limpios.
· Puntas de metal oxidadas.
·
Manchas de pintura verde y ocre en la cara
izquierda.
En este pilar se muestra
claramente la secuencia temporal de aplicación de los distintos morteros,
lechadas y hormigones.
Muestras:
·
SAV-4-A.- Mortero de recubrimiento escayola+cal
con árido de barro cocido (a media altura del pilar en la cara izquierda, bajo
lechada de cal; Difractograma nº 5).
·
SAV-4-B.- Mortero de recubrimiento escayola+cal
con árido de barro cocido (a media altura del pilar en la cara frontal;
Difractograma nº 6).
Estado de conservación general mediano (muy parecido al pilar nº 4). Deterioros observados (Dibujo Pilar nº 5):
·
Suciedad adherida en la piedra, lechadas de cal y
hormigones. Los morteros de escayola+cal están más limpios.
· Puntas de metal oxidadas.
Tambien se muestra en este
pilar la secuencia temporal de aplicación de los distintos morteros, lechadas y
hormigones. El mortero de escayola+cal aparece también cubriendo la parte
inferior de la cara frontal del capitel.
Estado de conservación
general mediano a deficiente. Deterioros observados (Dibujo Pilar nº 6):
·
Suciedad adherida en la piedra, lechadas de cal y
hormigones. Los morteros de escayola+cal están más limpios.
· Puntas de metal oxidadas.
·
Manchas de pintura verde y amarilla en la cara
izquierda.
·
Pegotes de cemento (no hormigón) a media altura. Por
su aspecto y ausencia de acabado, parece producto de la negligencia de algún
operante durante recientes obras realizadas en el patio.
En este pilar se encuentra
una falta importante de varias centenas de cm2 en la parte superior
de la cara posterior, alrededor de la arista. La falta está rellena por un
aparejo de ladrillo y mortero (mazacote) de escayola+cal con árido grueso de
ladrillo
Muestras:
·
SAV-6-A.- Mortero de unión escayola+cal con árido
de barro cocido (en la falta del pilar; Difractograma nº 7).
·
SAV-6-B.- Mortero de recubrimiento escayola+cal
con árido de barro cocido (a media altura del pilar en la cara derecha;
Difractograma nº 8).
A parte de los deterioros
asociados a los pilares, hay que señalar la existencia de fuerte humedad de los
muros, pilares de ladrillería y solería de todo el conjunto del patio. Esto se
evidencia por los frentes de ascensión capilar, que alcanzan más de
Sobre el origen de estas
sales, es probable que el nitrato proceda de enterramientos en el lugar o de
abonos aplicados a jardines adyacentes, mientras que no existe fuente alguna
aparente para el cloruro sódico (¿filtraciones del agua corriente en el subsuelo?).
En cualquier caso, desde el punto de vista restaurador lo importante es la
presencia de sales solubles que inducen fuertes deterioros en los materiales y
por lo tanto deben ser retiradas.
Se trata de una fase
preliminar, preparatoria de las partes del travertino que se encuentran en peor
estado de conservación y que puedan deteriorarse durante la fase de eliminación
de hormigones y morteros de cemento, y de limpieza.
En concreto se realizará
sobre la superficie de piedra y zona de morteros que presenten un estado de
conservación malo, es decir, sobre aquellas zonas con fracturaciones, fisuras,
y arenizaciones y partes originales que presenten peligro de desprendimiento.
La metodología de aplicación
debe ser mediante impregnación a pincel o brocha. Los productos
preconsolidantes serán esencialmente resinas acrílicas, en disolución o
emulsión en concentraciones muy bajas, en torno a un 2 ó 3%. Estas resinas
presentan un alto índice de reversibilidad, pudiendo ser eliminadas una vez
realizados los siguientes tratamientos.
Antes de la preconsolidación
propiamente dicha es conveniente realizar test que garanticen la no aparición
de "pasmados" y otros cambios de tonalidad sobre los materiales
originales.
La realización de este
tratamiento se realizará por personal cualificado, o bien, por personal obrero
bajo la dirección de técnicos en restauración.
Esta fase pretende eliminar los materiales a base de cemento aplicados en intervenciones recientes y que afectan la buena conservación de la roca y de los morteros originales. Para ello se realizarán intervenciones de eliminación mecánica de forma totalmente controlada; estos métodos serán mas delicados a medida que se aproximen a la superficie original, y deberán ser ejecutados sobre todo en las fases finales por personal cualificado. Los distintos procedimientos de ejecución son:
·
Eliminación mecánica mediante cincelado (opcional
y sólo en zonas gruesas).
· Eliminación mecánica con micropercutores.
·
Eliminación mecánica con microtornos de dentista y
similares.
· Eliminación mecánica con microabrasímetros.
· Eliminación mecánica con ultrasonidos.
·
Eliminación mecánica de retoque con bisturíes,
escalpelos, etc...
Al igual que la fase
anterior, ésta pretende proteger los materiales originales del posterior
tratamiento de limpieza. La preconsolidación estará dirigida a nuevas zonas que
reúnan características de debilidad (piedra y morteros) y que puedan verse
alteradas durante la limpieza. Estas intervenciones no se limitarán a la
adición de materias consolidantes, sino que además se dirigirán a la protección
de partes especialmente sensibles a los tratamientos de limpieza, concretamente
en aquellos que requieran medio acuoso. Estas últimas fases se limitarán a
cubrir con polietileno las zonas altamente degradables. También se realizarán
test de alteración cromática antes del procedimiento en si.
Al igual que en el anterior
tratamiento de preconsolidación, las materias consolidantes que se usen serán
del tipo acrílico en disolución o emulsión aplicados a baja concentració, en
torno a un 2 ó 3%, para garantizar buena reversibilidad. Como método de
aplicación, la impregnación con pincel o brocha es un sistema bastante cómodo y
eficaz.
Estas labores deberán ser
ejecutadas por personal cualificado o bajo la dirección de éste.
La presencia de sales
solubles en la superficie actual de los pilares se ha observado como
eflorescencias relacionadas con los empastes basales de hormigón. Es por lo
tanto probable que puedan aparecer también bajo los anteriores al ser
retirados, en cuyo caso será necesario retirarlas. Para ello se procederá
retirándolas mecánicamente primero (cepillado), y a continuación mediante el
sistema de disolución/extracción con el uso de sucesivos empastes de pulpa de
papel y agua desionizada. Estos empastes se protegerán con polietileno para
evitar la excesiva evaporación. También se realizarán test de conductividad
sobre parte de las extracciones que contengan sales y así poder determinar
cuando ha concluido el tratamiento.
Esta fase se realizará de
forma mecánica, eliminando primeramente aquellos que no presenten ningún tipo
de dificultad, sacándolos simplemente. A continuación se eliminarán los mas
tenaces cortándolos lo mas cerca de la superficie del pilar y posteriormente se
retirarán por abrasión con microtorno.
En cualquier caso la zona
adyacente a los clavos se debe de proteger mediante empapelado con papel
japonés, fijado con un adhesivo reversible, este puede ser Alcohol Polivinílico
en disolución acuosa al 3%. De esta forma se evita la pérdida de material
pétreo por abrasión y arrastre.
Con este tratamiento deben
ser eliminados la totalidad de restos de cal que hayan sido aplicados en épocas
recientes con el fin de homogeneizar el irregular aspecto estético de los
pilares. El procedimiento será mecánico, empleando para ello espátulas,
cepillos de cerda blanda, bisturíes, escalpelos etc... Eventualmente los restos
más adheridos localizados o en poros de difícil acceso, se reblandecerán con
apósitos controlados de agua desionizada que facilitará la disolución de la
lechada, y posteriomente se procederá a su retirada mecánica.
En este apartado se debe
contemplar la distinta naturaleza de las manchas que se vayan a tratar.
Se eliminarán con algún
disolvente orgánico (White Spirit, Acetona, Tetracloruro de Carbono, etc...) y
se aplicarán sobre la superficie a tratar en forma de empastes. Estas pastas se
protegerán de evaporaciones aceleradas. También podrán ser tratadas con jabones
y detergentes neutros (Teepol, Hexametafosfato de sodio, etc...) que se
aplicaran sobre la superficie dejándolos actuar el tiempo necesario.
Podrán ser tratadas con
empastes en los que se incluyan disolventes orgánicos y/o detergentes.
Se eliminarán mediante la
aplicación de disoluciones o empastes sobre la mancha que incluyan disolventes
adecuados (Citrato sódico, Acido oxálico, EDTA, etc...).
Estos empastes podrán tener
la base de pulpa de papel no ácido, o bien, de arcillas absorbentes tipo
sepiolita o atapulgita.
En cualquier caso, los
tratamientos de eliminación de manchas estarán precedidos de los
correspondientes test de disolución que determinen las proporciones correctas,
además de comprobar las posibles variaciones cromáticas y tonales del material
original.
Finalmente, señalar que
después de todas las aplicaciones en las que intervengan productos químicos, se
neutralizarán de forma sucesiva las zonas intervenidas, para evitar que estos
productos puedan seguir actuando en la piedra original.
Este tratamiento persigue la
fijación entre sí de los distintos elementos. El procedimiento se puede
realizar con adhesivos exclusivamente o insertando además pernos (de acero
inoxidable, metacrilato etc...). Para la inclusión de pernos se podrán adoptar
dos métodos, taladrando las dos partes por su parte interior, o bien,
taladrando desde la parte exterior. Seguidamente se insertará el perno por este
orificio. Los pernos deben de ir entre una cama de adhesivo para proporcionar
una mayor solidez a la unión y que queden aislados lo mejor posible de la
humedad. Este adhesivo deberá ser una resina bicomponente tipo epoxídica.
Posteriormente se tapa el orificio con mortero.
Con respecto al encolado de
forma simple, hay que tener en cuenta algunos aspectos como la porosidad de la
zona a pegar, y el amarilleamiento de los adhesivos expuestos a las radiaciones
UV. Para el primer caso, es conveniente consolidar la superficie de contacto,
consiguiendo con ello una buena adhesión y evitando la aparición de fracturas. Para
evitar el amarilleamiento de las resinas empleadas como adhesivos (resinas
epoxídicas), es útil no aplicarlas hasta los bordes de la fractura, dejando un
espacio que se podrá rellenar con un estucado a base de una resina acrílica mas
carga inerte.
Este proceso se iniciará
limpiando la fisura o fractura con mezclas volátiles (agua desionizada y
alcohol, o agua desionizada y acetona). Las fisuras de pequeño espesor se
rellenarán con masillas acrílicas coloreadas (para entonar con el material
original) y carga inerte de granulometría muy fina. Las grietas, fracturas y
fisuras de tamaño mayor se rellenarán primeramente de adhesivo bicomponente
(resina epoxi), mas una carga inerte. A continuación se enrasarán con la
masilla acrílica anteriormente descrita.
Cuando se observa en la
piedra un grado de alteración que afecta a su estabilidad estructural
(degradación total o parcial), es necesario consolidar las zonas específicas, o
bien, la totalidad de la pieza. La consolidación pretende mejorar la cohesión
de los materiales pétreos, sus características mecánicas y la adhesión entre
las partes dañadas y las no alteradas. También se pretende reducir la porosidad
evitando la penetración de agua y de sustancias químicas.
Hay que tener en cuenta que
los materiales pétreos expuestos a la atmósfera suelen presentar una superficie
alterada mas porosa que las partes internas. Es por tanto muy importante el no
producir discontinuidades en las propiedades de los materiales tratados y no
tratados. De esta forma el éxito de la consolidación depende de la profundidad
de penetración del consolidante sobre la piedra dañada que depende de la
porosidad de la piedra, de las características del material consolidante y del
método de aplicación.
La consolidación debe ser lo
mas homogénea posible, dado que si quedan zonas libres de consolidante estas
mantienen su porosidad inicial pudiendo absorber agua. Además, dado que la
evaporación del agua resulta obstaculizada, se pueden producir desequilibrios
tensionales que provoquen fracturas y pérdida de cohesión en las zonas
consolidadas si durante la consolidación se generan fuertes anisotropías en las
características mecánicas de los materiales tratados. Es imprescindible
utilizar consolidantes impermeables al agua pero permeables al vapor de agua. Por
tanto, en la consolidación de zonas específicas de los pilares de la fachada
Noroeste es muy conveniente usar productos silicónicos del tipo
alquil-aril-polisiloxanos (e.g., Rhodorsil XR-893). Estos materiales estan
total o parcialmente polimerizados, formando grandes moléculas y facilitando la
consolidación, lo cual no es un inconveniente dada la elevada porosidad del
material a tratar. Poseen además la ventaja de ser hidrorepelentes.
En cuanto a los métodos de
aplicación, se podrán usar impregnaciones con pincel o brocha, también mediante
tampones de consolidante sobre la superficie a tratar y cubriendo estos con un
material que evite la evaporación de los disolventes. En este último método es
conveniente realizar canales de evacuación para reciclar el consolidante
excedente. Se deben de aplicar los productos en concentraciones muy bajas y de
forma progresiva, para evitar el cambio de tonalidad por el efecto
"barniz", además de evitar posibles brillos.
Eventualmente pueden
aplicarse consolidantes en las partes basales para aislar los pilares de la
ascensión capilar del agua. Este tratamineto dependerá del estado en que se
encuentren los zócalos de los pilares una vez retirados los empastes de
hormigón, y puede realizarse mediante inyección del consolidante, o bien,
dejarlo penetrar por gravedad a la zona en cuestión. En ambos caso se
realizarán un determinado número de orificios de alrededor de 15 ó
El consolidante será tambien
una resina silicónica, aunque en este caso se considera más oportuno del tipo
alquil-alcoxisilano (e.g., Tegosivin HL100), dado que deberá garantizar la
mayor penetrabilidad posible, y por lo tanto estar constituidos por moléculas
menores (i.e., monómeros o prepolímeros) y consolidar con lentitud para no
bloquear los accesos (i.e., reacciones de hidrólisis controladas bajo humedad
relativa media, como parece ser que ocurre en el travertino).
Este tratamiento estará
determinado por la necesidad de reintegrar algunas zonas que sean necesarias
para la unidad estética del conjunto. Estas zonas serán las mayores dejadas al
descubierto tras la retirada del hormigón, incluyendo particularmente las partes basales, las adyacentes a los
capiteles y las aristas de los pilares. Los materiales que se usarán para ello
serán morteros de tipo mixto (resinas acrílicas o polivinílicas mas cementantes
y áridos) de distintas granulometrías. El procedimiento general de aplicación
será sanear primeramente la zona receptora del mortero y a continuación aplicar
sucesivas capas. Podrán usarse emparrillados (armazones) de acero inoxidable en
caso de que sea necesario en las reintegraciones mayores para garantizar su
estabilidad, para lo cual se harán agujeros de pequeño diámetro. La unión entre
estos dos materiales (piedra y acero inoxidable) se debe asegurar con adhesivo
epoxi. En cualquier caso, se realizarán distintos test que aseguren una
inclusión de mortero nuevo con valores de dureza y porosidad menor al material
original
Esta última fase tiene como
fin acomodar estéticamente los nuevos morteros. El procedimiento dependerá
mucho de la zona que se vaya a tratar y consistirá fundamentalmente en texturar
con herramientas y entonar cromáticamente mediante veladuras de color los
morteros.
A.García Casco Prof.
Titular de Universidad (Universidad de Granada) |
y |
J.A. Durán Suárez Becario
de Investigación (P.F.P.I., J.A.) |