En primer lugar hay que considerar el funcionamiento
del ojo como sistema óptico. Los rayos de luz llegan al cristalino,
que actúa como una lente, son refractados y convergen para formar una
imagen justo en la retina. En esa refracción y ajuste influyen los índices
de refracción relativos aire-cristalino y cristalino-fluido del interior
del ojo.
Cuando en lugar de aire, ponemos agua en contacto con el ojo el índice
de refracción relativo varia y consecuentemente el ojo no puede formar
las imágenes en la retina y se ven los objetos borrosos. Para evitar
lo anterior usamos las gafas que mantienen una cámara de aire en contacto
con el ojo.
Aunque las gafas tienen un cristal plano, como existe dos dioptrios
agua-vidrio y vidrio-aire, también se producen algunos efectos ópticos.
Cuando se está debajo del agua con las gafas puestas se observa que
los peces y los objetos se ven más grandes y próximos. Esto mismo se
puede apreciar en un acuario o una pecera.
Antonio Gros. Ceuta (España).