Conferencia de inauguración del Programa de Doctorado "Arqueología y Territorio", 31 de enero de 2005
LA
CIUDAD HISPANORRROMANA DE TUROBRIGA (AROCHE, HUELVA) Y LA ROMANIZACIÓN DE LA
BAETURIA CÉLTICA.
Prof.
Dr. Juan M. Campos Carrasco.
EL CONTEXTO GENERAL DE LAS INVESTIGACIONES EN EL TERRITORIO ONUBENSE
-
El origen y evolución del fenómeno urbano en el s.o. hispano.
La hipótesis de partida que se contrasta, es la aparición de la vida urbana en
el bronce Final tartésico, es decir con anterioridad a la presencia fenicia.
Entendiendo por vida urbana, modelos de inspiración urbana que conllevan la
jerarquización del territorio, diferenciación de fronteras, control exclusivo
de determinados recursos y acumulación de excedentes. En la base de este
complejo proceso de incorporación a la vida urbana se sitúan el desarrollo de
focos culturales durante el calcolítico y la Edad del bronce, la situación
geográfica, y la posesión de importantes recursos agrícolas y, como antes
quedó indicado, sobre todo mineros.
- Las investigaciones sobre la implantación romana en el territorio. La investigación arqueológica del ámbito onubense ha adolecido hasta ahora de un interés por los distintos aspectos culturales que aportó la Romanización, que fue capaz, no obstante, de alterar las estructuras prerromanas de manera tajante en cuanto a la organización político-administrativa y económica.
LA
TIERRA LLANA Y LA CUENCA MINERA.
Roma no se encontró después de la incorporación de estos territorios con una organización débil de bajos rendimientos económicos; esta zona fue una de las más influenciadas desde fines del II Milenio por corrientes comerciales mediterráneas, fenicias y griegas principalmente. El Cinturón Ibérico de Piritas, la franja mineralizada de más desarrollo de la Península Ibérica, con concentraciones rentables de plata, cobre y hierro, y el cruce de caminos entre el mundo atlántico y el mediterráneo, fueron los dos elementos que contribuyeron a esta circunstancia, y tanto las poblaciones tartéssicas como posteriormente las turdetanas desarrollaron un aparato económico que desembocó en la jerarquización del territorio en torno a lugares de paso (oppida), a través de los cuales se articuló la producción y distribución económica, tanto metalúrgica, que se destaca como fósil característico en el registro arqueológico de estos momentos, como agrícola, a la que debe responder principalmente el patrón de asentamiento de estos núcleos, siempre en relación con las zonas de campiña.
EL N.O. DEL TERRITORIO
Algo
diferente sería la situación en la zona serrana donde no existían núcleos
urbanos previos, como en la Tierra Llana, y donde desde la IIª Edad del Hierro
se asientan poblaciones procedentes de la Meseta, los Celtici de la Baeturia
celtica .
Estas
poblaciones, absolutamente diferentes de los Turdetanos de la Tierra Llana,
mantuvieron también contactos con el mundo púnico-gaditano y con las
poblaciones turdetanas, pero fueron más reacias a la conquista y a la
romanización, que sólo comenzará cuando en los enfrentamientos civiles en
Hispania estos pueblos participen en alguno de los bandos, y cuando esos bandos,
para identificarse con las poblaciones célticas, respeten y adopten algunas de
sus costumbres. Por ello, las alusiones al Suroeste peninsular en las fuentes
grecolatinas de la época de la conquista se refieren fundamentalmente a la Baeturia
Celtica, sobre todo durante el largo periodo de las Guerras Celtibéricas y
Lusitanas contra Roma. Estas poblaciones, emparentadas con la Meseta (Celtica)
se resistieron a la romanización a lo largo de todo el siglo II a.C.
LOS
LLANOS DE LA BELLEZA Y SU ENTORNO.
-
Las investigaciones. Dentro
del contexto de las investigaciones antes señaladas del Fenómeno Urbano, el Área de Arqueología de la Universidad de Huelva ha efectuado varias
campañas de excavación en la ciudad hispanorromana de Turobriga (San Mamés, Aroche), y prospecciones extensivas en la
Sierra y Llanos de Aroche (y algunas intensivas como Maribarba o las que ahora
comienzan en Fuente seca), para determinar el proceso de Romanización en esta
zona de la sierra de Huelva. Nuestra atención se ha centrado tanto en el
estudio de la implantación territorial y la explotación rural en época
romana, como en el patrón de asentamiento de momentos prerromanos, sobre el que
Roma actuó a lo largo de los siglos II y I a.C., modificando notablemente las
anteriores estructuras económicas y sociales de la población autóctona.
-
La situación previa a la llegada de Roma. Lo que Roma se encuentra a su
llegada es un panorama algo desolador con unos pocos asentamientos de gente célticas
que datan del s. IV, con independencia de que algunos de ellos presenten
poblamiento de la edad del Cobre (III milenio) con solución de continuidad.
-
La presencia de Roma. Centrándonos
ya en el periodo a partir de la presencia de Roma, podemos establecer dos
etapas:
A)
La génesis, durante los ss. II-I a.C. No está muy clara y sobre ella queda
mucho por investigar. Su formación no tiene
todavía una cronología cierta dado el desconocimiento general de los niveles
republicanos de toda la zona, cuya incorporación a Roma por otra parte cuenta
con cortas menciones en las fuentes. Durante
estos siglos la población aún
permanecío en los asentamientos de origen prerromano de la Solana del Torrejón,
Castillo Maribarba, Castillo de las Peñas de Aroche, etc.
B)
El cambio de Era. Un examen atento al
registro arqueológico de las poblaciones autóctonas en los siglos II y I a.C.,
(Las Peñas, Pico de la Muela, Solana del Torrejón, Pasada abad, Castillo de
Maribarba, San Sixto...) indica que los yacimientos prerromanos, semejantes a
otros yacimientos de la Baeturia Celtica,
alcanzaron los primeros momentos de la conquista y asentamiento de la política
de Roma, pero se abandonaron en los que la Romanización se implantó en el
territorio. Un claro ejemplo de ello lo encontramos en el asentamiento de
Castillo de Maribarba donde hemos realizado prospecciones intensivas y en el
Castillo de Aroche donde se han realizado excavaciones.
-
Las ciudades de Arucci y Turobriga.
La
aceleración del proceso de romanización por la instalación de nuevas
poblaciones ciudadanas, se vio favorecida también por la traductio
de la población indígena de la Solana del Torrejón y Las Peñas de Aroche
hacia nuevas fundaciones romanas, Fuente Seca (Arucci)
y San Mamés (Turobriga), pues el
abandono de los asentamientos prerromanos
parece coincidir en el tiempo con una contributio
de los mismos en los nuevos asentamientos, manteniéndose en este caso los
nombres de los oppida prerromanos (Arucci
y Turobriga).
CONCLUSIONES.
UN MODELO DE COLONIZACIÓN AGRÍCOLA.
Las
primeras conclusiones sobre las investigaciones que estamos realizando en Turobriga,
cuya área forense excavamos, y en Fuenteseca, enclaves donde hasta ahora no se
han documentado niveles prerromanos, cuando el propio nombre de las ciudades
llevaban a pensar lo contrario, unido a las prospecciones del territorio, nos
han llevado a plantear que en la Romanización de la comarca ocupa un lugar
destacado la colonización agrícola de poblaciones ciudadanas, asentadas en la
zona por la asignación (divisio et
adsignatio) de tierras a lo largo de la segunda mitad del siglo I a.C., y el
traslado (traductio) y concentración
de las poblaciones autóctonas (civitates peregrinae) hacia nuevos hábitats, que acabarán
adquiriendo a lo largo del siglo I d.C. las características urbanísticas de
los municipia romanos.
Este
proceso puede rastrearse a partir de los siglos II y I a.C. cuando la población
de los Llanos de Aroche aún permanecía en los asentamientos de origen
prerromano. Estas poblaciones, probablemente estipendiarias desde la primera
mitad del siglo II a.C., se verían envueltas a mediados de ese siglo en las
rebeliones lusitanas contra la política de explotación romana, y participarían
activamente en la guerra de insumisión sertoriana en la primera mitad del siglo
I a.C. Esta activa participación
en conflictos armados, extensible a toda la Baeturia Celtica, debió de ser una de las razones por las que sobre
esta comarca, tan enraizada en formas organizativas prerromanas y bajo una
marcada influencia lusitana, se centraron los grandes esfuerzos militares y político-jurídicos
de César y Augusto para conseguir su inclusión plena en la provincia Bética.
Debido al apoyo de esta comarca [la Baeturia] a los levantamientos lusitanos, sertorianos y pompeyanos,
su inclusión en la Betica y no en la Lusitania se arbitró como una medida
fundamental para conseguir la rápida asimilación de los principios romanos,
tarea más fácil gracias al ejemplo de las poblaciones itálicas emigradas a la
provincia y a la población turdetana más permeable a estos cambios.
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