El Prólogo de la Crítica de la razón práctica de Kant

En el origen y formación del Idealismo alemán.

 

 

Bibliografía:

 

Kant, I. (1994) Crítica de la razón práctica. Prólogo: Sígueme, Salamanca.

Ripalda, José Mª (1978). "La nación dividida", pp. 224-228: FCE. México, pp. 95-10; 224-228..

Cassirer, Ernest (1974) "El problema del conocimiento" vol. III. Prólogo e Introducción: FCE, México.

Colomer, E. (1990) El pensamiento alemán de Kant a Heidegger: Barcelona, Herder.

Palacios, Juan Miguel (2003)El pensamiento en la acción. Estudios sobre Kant: Caparrós, Madrid, 158 págs.

 

Sumario de problemas

 

Justificación de la denominación: "práctica" y no "pura práctica".

La tercera antinomia: causalidad por necesidad (Newton) Causalidad por libertad (Leibniz).

El concepto de libertad:

 

El concepto de libertad, en la medida en que su realidad pueda demostrarse mediante una ley apodíctica de la razón práctica, constituye la coronación de todo el edificio de un sistema de la razón pura, aun de la especulativa, y todos los demás conceptos (Dios y la inmortalidad) que en ésta carecen de apoyo como meras ideas, se enlazan con este concepto, y con él y gracias a él adquieren existencia y realidad objetiva, es decir, que su posibilidad se demuestra por el hecho de que la libertad es real, pues esta idea se revela mediante la ley moral.

 

 

La libertad es la ratio essendi de la ley moral y la ley moral la ratio cognoscendi de la libertad. As Ideas no son condiciones de la ley moral sino condiciones del objeto necesario de una voluntad determinada por está ley moral es decir del uso meramente de nuestra razón pura.

Hay pues, dos usos de la razón pura: el especulativo y el práctico.

No conocemos la realidad de las ideas de Dios y la inmortalidad ni siquiera su posibilidad pero son las condiciones de aplicación de la voluntad determinada por un objeto que le es dado a priori: el Bien Supremo.

Aquí sólo hay motivo para el asentimiento subjetivo, al revés que en la razón especulativa pero valido objetivamente para la razón pura pero práctica.

Se trata de una necesidad "legal" de suponer la existencia de Dios y la inmortalidad del alma si se quiere ser libre, puesto que el Bien Supremo que es lo único que mueve a la voluntad, sólo la mueve si suponemos que existe y que juzgará nuestras acciones después de la muerte.

No se trata de una hipótesis que es necesario admitir si se quiere alcanzar la perfección del uso de la razón especulativa, sino para el uso práctico del obrar libre.

Si no hubiera libertad no existiría la ley moral y nuestro obrar sería mecánico. Si hay libertad es porque queremos el Bien Supremo, es decir la realización de toda posibilidad. No hace falta que lo entendamos basta con que actuemos como si existiese.

Es imposible obrar sin producir algo nuevo. Debo pues, aplicar la categoría del entendimiento "causalidad" para cualquier acción. La acción libre causa el objeto de mi querer y es libre, precisamente, porque es previa al fenómeno que produce, el cual no es "demostrado" por el entendimiento sino sólo producido.

Mi acción libre, en cuanto obra lo que quiero y lo produzco, se mueve por el Bien Supremo que no es un objeto fenoménico sino una Idea que mueve a mi voluntad a realizarlo.

En definitiva, la razón pura en su uso especulativa "explica" los fenómenos mediante la categoría causalidad, la razón pura práctica los "produce" mediante la misma categoría en su uso práctico.