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Teorías sobre adquisición del lenguaje.

A lo largo de la historia de los últimos años, se han propuesto distintos modelos para explicar el fenómeno de la adquisición del lenguaje, oscilando desde una explicación basada exclusivamente en causas biológicas hasta aquella que enfatiza únicamente factores de tipo ambiental. A lo largo de este continuo biología-ambiente (ver tabla 1), se han desarrollado otras teorías menos extremas y que se caracterizan por el peso relativo otorgado a cada factor.

1. Innatismo

Con este término suele designarse la corriente psicolingüística derivada de los planteamientos lingüísticos de Noam Chomsky (1965, 1968) del Massachussets Institute of Technology. La aparición de las teorías de Chomsky, a final de la década de los cincuenta, serán el punto de partida que cuestionará las bases del modelo behaviorista que dominaba la investigación psicológica y lingüística. Esta teoría considera el lenguaje como un “órgano mental” especial que se construye gracias a propiedades innatas de la mente humana, por tanto el niño nace con capacidad para desarrollar las reglas estructurales de la gramática. Él llama a esta habilidad innata para adquirir el lenguaje: mecanismo de adquisición del lenguaje (MAL). El MAL capacita a los niños para analizar el lenguaje que oyen y extraer las reglas gramaticales con las cuales son capaces de crear nuevas frases que nadie ha formulado antes. La adquisición del lenguaje se relaciona sólo remotamente con la experiencia ambiental y no guarda ningún tipo de relación con otros procesos de aprendizaje, como la cognición.

Este punto de vista es apoyado por el hecho de que todos los niños aprendan su lengua nativa por compleja que sea, y dominan los conocimientos básicos de la lengua en la misma secuencia en relación con la edad. También cobra credibilidad a causa de algunos hallazgos de tipo biológico. Por ejemplo, somos la única especie cuyo cerebro es más grande en un lado que en el otro. Esta diferencia de tamaño entre hemisferios guarda relación con la idea de que el mecanismo innato del lenguaje esté localizado en el lado izquierdo. Nuestras habilidades lingüísticas se pueden dañar por lesiones en el hemisferio izquierdo sin que se alteren otro tipo de habilidades mentales o motoras, lo cual apunta hacia una estructura localizada diseñada para proporcionar una capacidad para el lenguaje (Lenneberg, 1969).

Los aportes de la teoría chomskiana al proceso terapéutico merecen algún tipo de consideración; sobre todo, merece la pena destacar la visión detallada que proporciona del sistema lingüístico en sí mismo y su contribución al análisis de la sintaxis. La relevancia otorgada a la sintaxis dentro de esta teoría hará que esta dimensión del lenguaje adquiera mucho protagonismo. Partiendo de las premisas teóricas básicas de esta teoría lingüística, y de la propia evolución de sus distintos modelos, en psicolingüística proliferan las investigaciones que intentaban analizar cómo aprenden los niños la sintaxis de su lengua, así como demostrar, con trabajos transculturales, que el conocimiento lingüístico que poseían los niños era el mismo. A pesar de su excelente contribución a la selección de objetivos terapéuticos, no nos dice nada en cuanto a los procedimientos específicos de tratamiento. La presente teoría no considera la posible modificación del lenguaje mediante manipulación ambiental o del propio proceso de aprendizaje, así como tampoco considera las interacciones que se pueden producir entre los diferentes componentes del sistema lingüístico, ya que aísla la sintaxis del resto del sistema; es por ello, que las corrientes psicolingüísticas más actuales intentan encontrar la interacción que la teoría chomskiana niega. De todos modos, desde esta teoría, el terapeuta debe encontrar su propia dirección para facilitar el desarrollo del lenguaje.

2. Teorías cognitivas

El denominador común a todas las teorías cognitivas es que consideran el aprendizaje del lenguaje como parte del aprendizaje en general.

i. Piaget

Aunque Piaget no escribió mucho acerca de la adquisición del lenguaje, su obra tuvo un gran impacto entre teóricos de la década de los 70. Para Piaget, la cognición es previa al lenguaje, y éste es el vehículo de expresión a través de las relaciones semánticas. La semántica sería el motor del sistema lingüístico y la sintaxis la forma de transmisión de los significados. Posteriormente, el orden temporal cognición-lenguaje se ha visto con cierto escepticismo y bajo un punto de vista más crítico (Schlesinger, 1982; Rice y Kemper, 1984).

Los aportes principales de la teoría piagetiana los podemos situar a nivel de la relación cognición-lenguaje, puesto que plantea la necesidad de explorar las aptitudes cognitivas de niños con retrasos de lenguaje (Nelson, Kamhi y Apel, 1987). La evaluación y facilitación de las primeras relaciones semánticas son las áreas que más se han beneficiado de este enfoque (Fey, 1986). Esta perspectiva explica que las adquisiciones semánticas del lenguaje dependen del grado de comprensión del sujeto (nivel de experiencias y organización interna del mundo que le rodea). La adquisición y desarrollo del significado de las palabras está determinado jerárquicamente por niveles evolutivos. Las nociones de estadios secuenciales en un orden determinado han ayudado a los terapeutas a identificar el punto en el que se rompe la secuencia evolutiva normal en niños con retrasos del lenguaje, y cuál es el siguiente paso a desarrollar. La consideración de los prerrequisitos cognitivos para el desarrollo del lenguaje (actividad motriz, manipulación, permanencia del objeto y pensamiento simbólico) es otro importante legado de Piaget al proceso terapéutico.

Al igual que la teoría anterior, tampoco sugiere procedimientos terapéuticos para enseñar conceptos a los niños, aunque metodológicamente implicaría situaciones contextuales más dirigidas y controladas y de contenido más formal (evaluación de preposiciones, adverbios, adjetivos, etc.) (Acosta, 1996). La teoría de Piaget considera al niño autodidacta si se le proporciona una estimulación adecuada, y el objetivo principal sería documentar el desarrollo, no de intervenirlo (Duckworth, 1979). Sin embargo, este desarrollo natural no se observa en niños con alteraciones del lenguaje.

ii. Teoría del procesamiento de la información

Esta teoría ha sido muy relevante en las discusiones acerca de las relaciones entre el desarrollo del lenguaje y la comunicación, pues se centra en las estrategias que el niño usa para manejar sus experiencias. Su aplicación principal al proceso terapéutico se basa en la evaluación de la atención, memoria y estilos de procesamiento en niños con alteraciones del lenguaje. Sus aportaciones evolutivas van más hacia el examen detallado de la forma con la que el niño aborda la tarea, que hacia la secuencia del desarrollo normal de las habilidades de procesamiento, con el fin de determinar las variables que afectan a la memoria y a la atención así como la manera de compensar dichos problemas de procesamiento (estrategias compensatorias).

El clínico ha de ser cauto durante la evaluación para discriminar si el origen del problema es una deficiencia en las destrezas o es que aún no ha llegado a ese nivel de procesamiento cognitivo.

3. Descubrimiento de eventos

Próxima a la teoría del procesamiento de la información, aunque con un matiz más social se encuentra la posición de K. Nelson (1986). Considera que el conocimiento y descubrimiento por parte del niño de las rutinas diarias constituye el contenido inicial de sus representaciones mentales. En lo que se refiere a los ambientes más idóneos para la adquisición del lenguaje, demuestra que el habla producida en ambientes familiares es más rica que la que se produce en situaciones tradicionales de juego (Lucariello, Kyratzis y Engel, 1986). Las situaciones de comunicación madre-hijo ocupan pues, un papel importante desde esta perspectiva.

En lo que se refiere a su contribución terapéutica, enfatiza el examen de los dominios tanto cognitivos como ambientales del niño. A nivel evolutivo, insiste en el reanálisis de los datos normativos, pues apunta que si se establece un buen ambiente familiar, algunas destrezas pueden adquirirse antes de lo previsto. Sus mayores aportaciones se centran en el nivel de interacción intersistema: por lo que considera importante llevar a cabo la intervención siempre en contextos familiares. La madre es la figura catalizadora en todo el proceso de evaluación e intervención.

 

4. Teorías sociales

 

i. Interaccionismo

En las tres últimas décadas se ha producido un creciente interés por la obra del psicólogo ruso L.S. Vygotsky (1962) y por sus ideas sobre el “aprendizaje transaccional” y el origen social y cultural del lenguaje (conocidas y actualizadas posteriormente por Bruner).

El factor principal de la teoría de este autor es la figura del adulto como elemento clave y directo en el aprendizaje y desarrollo del lenguaje en el niño. El adulto es un interlocutor activo dispuesto siempre a dialogar con el niño (Bruner, 1983). Desde esta perspectiva, el desarrollo semántico del niño depende de la calidad de las interacciones de éste con su medio, de cómo utilizan el lenguaje los que le rodean. La noción de “zona próxima” determina la modificación del lenguaje del niño contando con la ayuda del adulto y es una de las principales contribuciones de esta teoría.

Desde un punto de vista terapéutico, y al igual que la teoría anteriormente comentada, no ofrece ninguna guía sobre qué enseñar o qué tratar, sin embargo sí delimita los procedimientos de intervención. Las implicaciones de este enfoque suponen abordar la evaluación del lenguaje en contextos cercanos y naturales para el niño, teniendo en cuenta variables de tipo familiar, socio-económico y educativo. Bruner utiliza el término de “cimentación” (scaffolding) para referirse a los procesos del aprendizaje transaccional: 1) el adulto proporciona al niño un habla muy simple o “habla materna”, y 2) construir eventos rutinarios familiares. Este enfoque, aunque próximo a las teorías de Nelson, es más viable pues define de una manera más clara el papel del adulto en la facilitación del aprendizaje del lenguaje bajo una perspectiva interactiva.

ii. Teoría del aprendizaje social

En esta teoría se incorporan algunos aspectos del aprendizaje operante tales como estímulo, respuesta y reforzamiento, aunque también difiere en la incorporación de aspectos mediacionales (Bandura, 1977; Mowrer, 1960).

De acuerdo con la teoría de Bandura, la conducta lingüística se aprende a través del proceso de modelado abstracto o aprendizaje vicario, en el que el niño abstrae los atributos comunes a muchos expresiones, con el fin de formular reglas para generar conductas con estructuras similares. Sin embargo, hay muchos aspectos del desarrollo lingüístico que no se pueden explicar con la imitación. Por ejemplo, muchas cosas que los niños dicen son nuevas (tiempos verbales mal conjugados como “cabo”, “andé”), y es altamente improbable que lo hayan aprendido basándose en la observación e imitación.

Esta teoría se enfoca principalmente en las oportunidades que el niño ha tenido para aprender, teniendo como modelos a adultos u otros niños. Al considerar que cualquier conducta observable es un objetivo apropiado, no proporciona ninguna información exclusivamente lingüística, sin embargo, si bien no explica qué enseñar, sí se centra en cómo enseñar. Los procedimientos de modelado y modelado más producción evocada son un legado importante en la terapia del lenguaje actual.

 

5. Teoría del aprendizaje operante

Fue la teoría psicológica que dominó el panorama investigador hasta los años cincuenta. Como tal teoría no se ocupó específicamente del estudio del lenguaje. Para Skinner (1957), el lenguaje, como cualquier otra conducta, se rige por los mismos principios de aprendizaje que el resto de las conductas humanas. En el campo del lenguaje, la teoría considera que los padres moldean la producción del habla de sus hijos al reforzar los sonidos que más se parecen al habla adulta. Los niños aprenden a generalizar y abstraer a partir de los sonidos reforzados y al final producen un lenguaje eficaz.

Desde esta teoría, cualquier conducta observable y medible puede ser objeto de intervención. Su principal contribución a la terapéutica radica en: análisis conductual, procedimientos para incrementar y/o reducir determinadas conductas, etc. Considera el fenómeno de la imitación como el primer paso para el aprendizaje de determinados componentes lingüísticos y como procedimiento correctivo en los casos en los que el niño responda incorrectamente o no responda. En el caso de la adquisición y desarrollo de la fonología y morfosintaxis, tendría lugar mediante el siguiente proceso: la imitación, que es el proceso que origina todas las formas nuevas; la práctica, o sea, la repetición en el lenguaje espontáneo; y el refuerzo, que le enseña al niño en qué casos tiene que usar cada forma (Dale, 1989). Favorece este punto de vista el hecho de que los bebés educados en casa balbuceen más que los criados en instituciones, probablemente porque en casa le refuerzan más (Brodbeck e Irwin, 1946). Sin embargo, no existen evidencias que apoyen la afirmación de que el refuerzo es el principal factor en la adquisición del lenguaje (los niños sordos que no oyen sus propias vocalizaciones ni las de sus cuidadores, vocalizan a pesar de la ausencia de refuerzos). Asimismo, tampoco hay suficientes pruebas que demuestren que los cuidadores refuerzan aquellas vocalizaciones que más se parecen al habla adulta. Por otra parte, existen otros estudios que ponen de manifiesto el papel activo y creativo del niño en el aprendizaje de sus sistemas de sonidos, lo que hace incompatible la perspectiva adoptada por esta teoría, que considera el proceso de adquisición de una forma automática y mecánica.

Este método de acercamiento al estudio del lenguaje puede explicarse por la separación existente entre la lingüística y la psicología en aquella época, y también por el estructuralismo imperante de entonces, que se limitaba a describir los rasgos y características de las estructuras lingüísticas superficiales (Acosta, 1996).

 

 

 

Keywords: adquisición del lenguaje, innatismo, Piaget, procesamiento de la información, interaccionismo, aprendizaje social, aprendizaje operante.