Como puede deducirse de esta relación temática, los distintos apartados están perfectamente conectados con el núcleo temático correctamente expues-to en el artículo de Viñao: la génesis de un modelo educativo que asume la tarea del fomento físico, moral e intelectual de las nuevas generaciones, acor-de con los supuestos ideológicos dominantes en la sociedad burguesa e indus-trial, y el papel que en esa estrategia de socialización desempeña la preocupa-ción por la Salud pública. Si en el campo de la familia esa preocupación dio origen, como campo profesional, a la Puericultura, encaminada a convertir en científica la crianza de los recién nacidos, en el terreno escolar, y con las complejidades reseñadas y analizadas por Aida Terrón, produjo el nicho de la Higiene escolar, como campo de conocimiento, y la Inspección Médico-escolar como actividad profesional. Antes se había dejado sentir en lo que Guereña llama «higienización de la urbanidad», es decir en el sustento ideológico y contenidos prácticos de la enseñanza de costumbres, en tanto que propuestas de internalización de un control social en torno a las nociones de orden y respeto. La debilidad del proceso de modernización español, lastrado por la debilidad estatal y la escasez de medios económicos manejados por el Estado, se manifiesta ejemplarmente en procesos tan abstrusos de institucionalización como el de la Inspección médico-escolar, muy bien contado en la aportación de María del Mar Pozo. La perfecta integración de objetivos saludables y pedagógicos se encuentra en los casos históricos de las colonias escolares y, en particular, las escuelas al aire libre, justificadas tanto por la capacidad de fomento de la salud como por su proclividad al ejercicio activo del conoci-miento del medio natural, como vía de acceso al saber científico, temas a los que se dedican sendos trabajos por Pedro Luis Moreno y José Mariano Bernal, respectivamente. Las aportaciones de Mónica Bolufer, Bertha Gutiérrez Rodilla y Rosa Ballester y Enrique Perdiguero ilustran la aparición y desarrollo del campo de las preocupaciones de salud pública, y su relación con la infancia, a través del análisis de ciertos tipos de publicaciones. En los dos primeros, así como en el artículo prologal de Viñao, se reitera una visión restrictiva de la aparición y desarrollo del higienismo en España, cuya piedra fundacional se identifica con la publicación de la primera edición de Elementos de Higiene pública, por Pedro Felipe Monlau, en 1847. No sólo resulta llamativo este dato ante la tradición histórico-médica (Ackercknecht, Rosen, López Piñero, algu-nos trabajos de quien esto firma), o el repaso al prospecto de la colección Clásicos españoles de la Salud Pública editada por el Ministerio de Sanidad —que justifican una datación anterior—, sino que se contradice con los contenidos del mismo artículo de Bolufer, donde claramente se aprecia la presencia de esta preocupación en el siglo XVIII y la producción de obras españolas y traducciones que la reflejan, además de que se citan estudios contemporáneos que defienden el nacimiento de la Salud pública en el último tercio del Setecientos (p. 28). La autora debe hacer extraños equilibrios para conjugar las evidencias empíricas que maneja y ese corsé de «Monlau, 1847», como el de segregar el significado de higiene del de salud pública (p. 32). El trabajo de Ballester y Perdiguero, con su habitual solvencia, nos muestra la introduc-ción en España de los supuestos prácticos de la axiología médica en torno a la fisiopatología del crecimiento y su relación con otros horizontes ideológicos, raciales o eugénesicos y de crítica social en el marco médico-pediátrico. La aportación de Rendueles, sobre jueces, psiquiatras y asistentes sociales, es la de menor interés del conjunto, carente como está de cualquier contenido empí-rico, pues reproduce acríticamente planteamientos generales ya conocidos sobre los instrumentos de control social.
En conjunto, estamos ante una aportación de gran interés, que permite abordar de una tacada una de las vías de expansión médica o medicalizadora en el mundo industrial y que por tanto nos facilita la comprensión de proble-mas como los que presenta la actual «educación para la salud».
ESTEBAN RODRÍGUEZ OCAÑA Universidad de Granada