Es por ello que este libro: una guía, un estudio cronológico y temático de las ciencias en los Países Bajos (Holanda) desde el siglo XVI hasta el periodo de la posguerra, está escrito en el idioma de la globalización pretendiendo «aliviar» la situación.
Los editores parten de la premisa de que el trabajo de los científicos holandeses es poco conocido fuera de los Países Bajos, principalmente porque la mayor parte de los historiadores e historiadoras de la ciencia desconocen el idioma holandés y una buena parte de su producción escrita no se ha tradu-cido todavía. El propio Simon Stevin puso toda su confianza y argumentos en que la lengua holandesa era el vehículo ideal para transmitir la ciencia pero le fallaron los cálculos en cuanto a la extensión del aprendizaje de este idioma fuera de sus territorios. Los editores buscan mostrar la importancia de la ciencia holandesa en Europa y en el terreno internacional, confiando en que este hecho sirva de acicate para el aprendizaje del holandés por parte de los historiadores de la ciencia con el objeto de dar a conocer los progresos de esta productiva comunidad científica. La ciencia holandesa sigue siendo vista fuera de Holanda como la sucesión de algunos grandes nombres de ciencia, especialmente en el periodo moderno (Stevin, Leeuwenhoek, Boerhaave), interpretados como islas e ignorando los contextos que les rodearon. El libro busca llenar esta laguna a través de un acercamiento por problemas.
Está compuesto de cuatro grandes secciones: la primera (Klaus van Berkel) es una historia de la ciencia en los Países Bajos narrada de forma cronológica, a partir de la formación del estado holandés después de 1550. El estudio está basado en anteriores trabajos del autor publicados en holandés. Se trata de trabajos sobre las ciencias útiles del periodo moderno, la matemática, la inge-niería, la cartografía y como no, tratándose de Holanda, la hidrodinámica (no podemos olvidar las grandes construcciones de diques para ganar terreno al mar). Otro apartado de estas denominadas «ciencias útiles» lo forman los constructores de instrumental científico. Estas ciencias fueron cultivadas en instituciones, academias y universidades, pero en el caso holandés éstas últimas jugaron un papel determinante.
La religión, la popularización, la emergencia de las sociedades filosóficas en el siglo XVIII, la adhesión al latín como lengua de comunicación académica hasta bien entrado el siglo XIX, la importancia de las planificadas políticas gubernamentales en cuanto a educación, clásica y moderna, educación de las mujeres, laboratorios como centros de enseñanza e investigación, investigación industrial, la profesionalización del quehacer científico, el impacto de la gran guerra, en fin la lista de temáticas tratadas es larga y compleja. Cabe señalar el planteamiento de la existencia de un «estilo de ciencia holandesa», especial-mente durante el siglo XVII caracterizada por su independencia, su amor por los viajes, sus destrezas técnicas y una cierta debilidad por el detalle (personi-ficada en el gran Boerhaave). Como es obvio el paso del tiempo, los intercam-bios intelectuales y el internacionalismo han creado una comunidad indiferenciada de científicos, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial.
En el segundo capítulo del volumen se incluyen seis temas, algunos de ellos previamente esbozados en la primera parte. Se trata de ensayos sobre la medicina y los sanadores en los Países Bajos (periodo 1500-1800), la prepara-ción y requisitos para cursar estudios en la universidad, la construcción de instrumental científico y su mercado —especialmente ilustrativo para los histo-riadores e historiadoras de la química—, y las relaciones entre ciencia y filoso-fía, y más concretamente entre matemáticas y ciencias físicas en el periodo 1590-1960.
Se incluyen a continuación alrededor de sesenta estudios biográficos de científicos holandeses con un buen aparato bibliográfico de fuentes y literatu-ra secundaria. Algunos de sobra conocidos, otros de gran interés por su desconocimiento, al menos del que esto escribe. Imagino que la elección habrá provocado críticas en la comunidad histórico científica holandesa, pero pienso que al menos es un buen punto de partida.
Finalmente, se ofrece una bibliografía en dos partes, una que tiene que ver con el desarrollo histórico de la ciencia en los Países Bajos compilada por van Berkel y que resalta los trabajos más recientes y compilatorios; y otra (Lodewijk Palm), que abarca los estudios sobre la institucionalización de la historia de la ciencia como disciplina académica independiente en Holanda. La monografía se completa con un exhaustivo índice de personas citadas.
En definitiva un admirable trabajo, herramienta y materiales de referen-cia, que nos acerca una desconocida realidad investigadora y académica y que seguramente será ampliamente utilizada y porque no, emulada, en otros países.
MIKEL ASTRAIN GALLART Universidad de Granada