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Los datos de mortalidad son la base para una amplia gama de indicadores de diversa complejidad. No solo representan las herramientas para evaluar el riesgo de muerte en una población y la repercusión de las enfermedades en la salud, sino también la gravedad de las mismas y la sobrevivencia experimentada por la población. La mortalidad está íntimamente relacionada con la variable edad y no se distribuye de una manera equitativa y al azar entre los diferentes grupos. Existe una incidencia de mortalidad mayor en los grupos de edades menores y en los adultos mayores. En general, las probabilidades de morir son altas en los primeros años de vida y se reducen rápidamente hasta alcanzar niveles muy bajos entre los adolescentes (10 a 14 años) para comenzar a incrementarse gradualmente entre los adultos y alcanzar sus valores más altos entre los grupos de mayores de 60 años. La esperanza de vida al nacer se utiliza a menudo como una conveniente medida resumen de la mortalidad de una población y los cambios en la misma se emplean también para resumir las variaciones en dicha mortalidad. Esta relación esencialmente recíproca entre ambas dimensiones de la función de supervivencia da sustento a métodos como el que se presenta en esta práctica para explicar el cambio en la esperanza de vida en función de lo que ocurran en la mortalidad. Nota: Cuando entre en la hoja de Excel debe habilitar macros |


