Violencia cultural

Francisco Jiménez Bautista y Francisco Adolfo Muñoz Muñoz.

Define aquellos procesos de la violencia en los que la acción se produce a través de mediaciones institucionales o estructurales. Podría ser entendida como un tipo de violencia indirecta presente en la injusticia social, y otras circunstancias que en definitiva hacen que muchas de las necesidades de la población no sean satisfechas cuando, con otros criterios de funcionamiento y organización, lo serían fácilmente. También desde su origen, y en relación con las mediaciones que la hacen posible, pone de manifiesto los impulsos, incitaciones e interacciones entre unas y otras formas de violencia.

Este avance en la comprensión de la violencia ha sido, hasta cierto punto, paralelo a la ampliación del concepto de paz en el que no bastaba con la negación de la violencia directa sino que se asumía la relación entre paz y justicia. Ello ha permitido a la investigación para la paz avanzar considerablemente en el estudio unitario de muchas manifestaciones y expresiones de la violencia cuyas explicaciones estaban agotadas o dispersas en los distintos ámbitos de las ciencias humanas y sociales.

La idea de violencia estructural se gestó poco a poco, ante la necesidad de explicar las interacciones de las prácticas violentas en los diversos ámbitos sociales. Tal vez se pueda encontrar un significativo precedente en las explicaciones que los teóricos marxistas daban a la explotación y la marginación de los trabajadores, aunque al dar demasiada importancia a las condiciones económicas dejaron de lado otras explicaciones. Otro precedente más cercano está en los años sesenta cuando Martin Luther King, líder noviolento (noviolencia) de los negros norteamericanos en su lucha contra el racismo, contribuyó a entrever causas mas profundas de la marginación en algunos de sus escritos. Sin embargo ha sido el investigador para la paz J ohan Galtung quién más ha desarrollado, con sus escritos al respecto, a explicarla, difundirla y hacerla operativa a la mayoría de los investigadores sociales y humanos.

Este último explicaba como la violencia estructural que englobaría a la pobreza condicionada estructuralmente (cuando no estuviera garantizado el acceso a bienes como alimentos, agua, vestido, vivienda, medicamentos y escolaridad), a la represión política (cuando se vulnere derechos como los relativos a la libertad de expresión, de reunión, de movimiento, de protección jurídica, de movilización, de formación de la conciencia, al trabajo...), y a la alienación (cuando hubiera obstáculos, evitables, a la satisfacción de necesidades tales como la de comprender las condiciones de la propia existencia, de comunidad, de compañerismo, de amistad, de solidaridad, de alegría, de dar significados a la propia vida, de tener algún tipo de comunicación con la naturaleza...).

Como se puede comprobar, este concepto permite desvelar las formas ocultas y estáticas de la violencia, y las relaciones que pueden existir entre unas y otras formas de la misma. Efectivamente la violencia de los sistemas (hambre, miseria, analfabetismo, incultura, dependencia, desigualdades de género, etc.), sus causas, mecanismos y resortes están, en muchas ocasiones, velados por otras circunstancias que, además, hacen que sean mas difícilmente detectables. Todo ello genera la frustración de no poder realizar las potencialidades propias del ser humano y además encontrar dificultades para descubrir las causas de que esto ocurra. No hay un sujeto agresor (personas, grupos o instituciones) perceptible que se pueda identificar fácilmente, no se puede personalizar, puede que tampoco responsabilizar, en nadie concreto, ya que está enmascarado en una trama de decisiones que se toman en sistemas o estructuras que resultan, en definitiva, injustas.

Hoy en día hay muchas manifestaciones que podrían ser interpretadas bajo esta perspectiva, por ejemplo, muchos niños mueren cotidianamente de hambre, la razón inmediata es la falta de disponibilidad de alimentos por parte de sus familias, o de las autoridades locales. Todo ello puede ser debido a la falta de producción de las tierras, a inadecuadas decisiones en la planificación; a la incapacidad de sus autoridades gubernamentales, cuando no corrupción; a la falta de ayuda suficiente por parte de los países desarrollados; a la desestructuración de la economía regional; a su vez relacionada con el intercambio desigual que se realiza internacionalmente; y con las secuelas del colonialismo.

La violencia, como muchos de los sistemas humanos, ha alcanzado dentro de la globalización un grado de complejidad el que las relaciones que se establecen entre unas y otras formas de la misma son, en parte, determinantes en si mismas y por tanto, dando otra vuelta de tuerca, las verdaderas razones no son las aparentes sino otras profundas que se sustentan y retroalimentan entre si.

Otra manera de ver el problema es reconocer como, en la mayoría de las ocasiones, quien la sufre (el objeto de la misma), no la percibe como tal, no tiene conciencia de su situación, porque existen mediaciones que le impiden visualizarla (violencia cultural). Se percibe como algo natural, inmutable y, en su caso, las razones son aleatorias (mala suerte, el destino, los dioses, etc.), en consecuencia no se le opone ninguna resistencia y, paradójicamente, se colabora de manera indirecta con el mantenimiento de la situación.

De otro lado, guiados por el deseo de su desaparición, se podría dar una cierta tendencia a sobredimensionar el poder de la violencia estructural, que a su vez también podría acarrear cierta deformación paralizadora, por parcial e inadecuada, de la apreciación y valoración de la realidad. Esta inclinación conecta directamente con visiones sostenidas por tradiciones culturales y religiosas (mazdeísmo, judeocristianismo, islamismo, etc.) y sus imaginarios negativos de la especie humana (paraísos perdidos, pecados originales, calvarios, crucifixión, purgatorios, demonios, etc.), que a la espera de salvaciones apocalípticas (apocalipsis) incapacita e inmoviliza para la regulación pacífica de los conflictos.

Desde las explicaciones que el concepto de violencia estructural nos permiten conseguir, las realidades sociales, siempre conflictivas, podrían ser vistas desde las relaciones, interrelaciones y mediaciones entre las regulaciones negativas de los conflictos de la violencia estructural y las regulaciones positivas interpretadas desde la paz imperfecta.

Ver también: democracia, desarrollo, justicia, paz, subdesarrollo, violencia, violencia cultural, violencia directa, violencia simbólica.

Bibliografía

Si citas el artículo, cita la fuente:
Francisco Jiménez Bautista y Francisco Adolfo Muñoz Muñoz. Violencia estructural. En: Mario López Martínez (dir.), et al. Enciclopedia de Paz y Conflictos: L-Z. Edición especial. Tomo II. María José Cano (dir. de la colección); Elvira Muñoz (ilustraciones); Jose María Medina (cubierta). Granada (Granada, España): Editorial Universidad de Granada, 2004. 1227 p. Colección Eirene. Depósito legal GR/179-2004, ISBN de la obra completa: 84-338-3095-3. ISBN 84-338-3097-X. p. 1166-1168.

Francisco Adolfo Muñoz Muñoz