La
Investigación
para la paz está inmersa en estos
momentos en debates profundos y
cambiantes, lo que con toda probabilidad ha ocurrido en muchas otras
ocasiones y momentos. Puede que sea nuestra perspectiva la que cambia y
muta de acuerdo con nuestro entorno y nuestro aprendizaje, pero esto no
le quita valor a las reflexiones que podamos hacer al respecto, más
bien la contextualiza y por lo tanto las hace más válida en la medida
en que se sabe sus vínculos y procedencia.
Estamos en Andalucía, estado español, en la
democracia recientemente construida después de una transicion pacifica,
aunque no exenta de problemas, ... en estos momentos ZP acaba de
retirar las tropas de Irak, apoyandose en una promesa realizada al 90%
de la opinion publica de este pais -lo que no es nada despreciable. Es
posible que todo esto condicione nuestras visiones.
En los últimos años, desde que tuve la fortuna de
que diversos investigadores del resto del estado y el mismisimo Johan
Galtung, me iniciasen como investigador para la paz. Cabe decir que mi
trayectoria previa era de izquierda comunista por lo que algunas de las
premisas, especialmente las de justicia, solidaridad y compromiso,
conectaron inmediatamente con las propuestas con las de la
investigación para la paz. Sin embargo, inmediatamente pude percibir,
de la mano de los movimientos feministas y ecologistas como era
necesario realizar alguna cambio epistemológico.
Parte de esta problemática fue abordada al escribir
La
paz imperfecta
(véase
también la introducción) y la represente bajo la figura de la
inversión epistemológica.
Ahora con el paso del tiempo creo que es necesario profundizar en esta
inversión.
He podido comprobar, siempre a mi entender, como a
pesar de conocerse esta propuesta muchos de las investigaciones y
discursos siguen apegados a la que podríamos llamar
vieja agenda. Por esta razón
presente con mi inestimable colega Beatriz Molina la propuesta de una
matriz unitaria e integradora (2) con la que pretendíamos resolver
algunos de estos problemas. Pero volvamos sobre ellos.
He elegido el título de “Endorfinas versus
testosterona” porque recuerdo perfectamente como Galtung -al que
siempre gustaba impresionarnos-, en uno de los seminarios que nos
impartió en Granada, nos insistía en como la testosterona era una de
las bases biológicas de la violencia (3). La testosterona se convierte
en un eslabón de la teoría de la “violencia estructural” y a pesar de
que reconozcamos su impresionante valor teórico y práctico (4), no
debemos de abandonar el esfuerzo por tener una visión amplia, y que no
esté demasiado contaminada por lo que, quizás ampulosamente he llamado
el
síndrome gnoseológico de la bomba
que solo pretende desvelar como en muchas ocasiones el “conocimiento”
de cualquier forma de violencia tiene capacidad de deformarnos
completamente la realidad, de tal manera que invisibilizamos otras
conductas (conflictivas y pacíficas) (5)
Tanto las endorfinas como la testosterona son
hormonas que forman parte de un entramado neurofisiológico de las que
son difícil de separar y hasta detectar. Sabemos que damos
explicaciones parciales porque los vínculos y las sinergias con todos
nuestros componentes biológicos y filogenéticos. Además si con ellas
queremos explicar comportamientos humanos habrá que tener en cuenta,
para no ser demasiado antropocentristas, nuestra evolución biológica y
cultural (6).
Johang Galtung
es, en muchos aspectos un
buen
represente de la Investigación para la Paz occidental, con su
grandes virtudes y con algunas deficiencias que merecen, desde todo
punto de vista, abordar para fortalecer las virtudes. A él, y a otros
investigadores e investigadoras contemporáneas, hay que reconocerle
varias importantes aportaciones:
*
Elevar la IP a la
categoría de disciplina
científica y por tanto digna de ser tenida en consideración por
la
comunidad académica.
* De otro, y esto no es menos importante, la
unidad
de estos estudios a pesar de la especialización. Este aspecto
como
veremos más adelante se ha abandonado hasta cierto punto y nos ha
acarreado no menos problemas.
* Tiene un
marcado carácter
interdisciplinar dada la
multidimensionalidad (complejidad) de los objetos de estudio.
* Subsidiariamente dependiente de la primera se
reconoce que las
causas
de la violencia pueden ser estudiadas.
* Se
incorpora el
concepto
de conflicto –que se amplia paulatinamente-.
Contrariamente el concepto de Paz queda algo anquilosado en los
referentes éticos.
- Tiene una
vocación de acción y
transformación
social.
Sobre estos aspectos se articulado gran parte de los
debates, que se han ido ampliando paulatinamente –vease las agendas de
la IPRA por ejemplo- y se han establecido relaciones con innumerables
problemáticas, sobre todo prácticas y contemporáneas. Pero, a mi
entender no se ha ampliado al mismo ritmo la base epistemológica. Por
lo que creo que había que deternerse críticamente en algunas de sus
premisas:
a) Es
violentologo
(frente a pazólogo imperfecto) porque a pesar de tener el horizonte
normativo de la paz sus mayores esfuerzos intelectuales y teóricos
están dedicados a la violencia. Este aspecto ya lo he desarrollado en
mi libro de la "Paz Imperfecta" pero a pesrar de todo hay que reconocer
que existen demasiados prejuicios que hacen que en nuestras cabezas
-simultaneamente y con cierta independencia de la realidad- la
violencia crece mientras que la paz se empequeñece.
b) En su concepción de violencia estructural
termina por no
concederle la importancia debida a las interacciones causales,
que por otro lado es lo que mas nos acerca a la teoría sistémica
(frente al hecho de que la violencia este en las estructuras). Me
atrevería a decir que los vínculos entre las diferentes violencias es
lo que posibilita su existencia. Y por lo tanto este es el núcleo
central de cualquier intento de explicar -para desactivar- las diversas
formas de violencia [esto se relaciona con la construcción de una
"Teoría General de los Conflictos"].
c) El potente concepto de violencia estructural en
caso de ser sobredimensionado puede convertirse en
estructuralista.
Esto podría permitir, hasta cierto punto,
que desaparecieran de
la escena los actores o sujetos de la violencia, sus
motivaciones y sus causas (en este sentido la propuesta de la
"racionalidad agónica", de nuestro colega Jose Manuel Martín Morillas,
es muy sugerente.
d) Su
concepción del
conflicto es limitada en cuanto a que es solamente la
antesala de la violencia
con lo que se pierde perspectiva dialéctica, global y holística. La
única alternativa por tanto es esperar como "bomberos de la paz" para
intentar que no prenda la violencia. Una perspectiva dialéctiva
(abierta) nos permitiría relacionar los conflictos con intereses,
objetivos, sentimientos y emociones, con actores, tiempos y espacios,
las mediaciones donde se "cuecen" y las propuestas de regulación
alternativa.
e) No desarrolla demasiado el
empoderamiento
pacifista como teoria del cambios social, con lo que todo parece
quedar sujeto a la buena voluntad (tras la critica violontologica).
Este deficit es dependiente del enfoque violontológico ya que las
posibilidades de paz al no ser reconocidas tampoco se pueden empoderar.
En cualquier caso si existe una posibilidad justa y adecuada pero
lejana de la noviolencia. El empoderamiento significa que cada uno de
los espacios recoconocidos de paz ocupe el mayor espacio publico y
político, por ello es tan importante que potenciar las paces
personales, grupales, sociales (incluidos todos los movimientos),
políticas (incluida las formas democráticas) e interpretar y potenciar
las relaciones entre ellas.
f) No define la
Investigacion para la
Paz como un campo transdisciplinar, sino que mas bien parece una
nueva disciplina, probablmente guiado por su experiencia de magnífico
generalista. La interdisciplinariedad significa ser humildes en las
posibilidades de comprensión de los fenómenos(complejos)asociados a la
Paz (la Violencia y los Conflictos) y cooperar entre especialista para
poder encontrar las claves -necesariamente transdisciplinares- de
interpretación de los mismos. La inter y transdisciplinariedad exige un
cambio de actitudes académicas (acostumbrada por lo general a los
compartimientos estancos), abiertas al diálogo individual y colectivo
(se deben propiciar espacios especiales para ello), y permeables
teórica y epistemológicamente (para poder transmitir y asumir lo
"transcendente" de cada disciplina).
g) Galtung parece seguir a Maslow en su
clasificacion de necesidades que tiene el peligro de la jerarquizacion
(que supone finalmente fragmentación). Lo cual
rompe una vision unitaria del ser humano
y ademas puede favorecer las
teorias economicistas
del desarrollo humano que primero buscan satisfacer esas
necesidades primarias y la consecucion de los satisfactores ligadas a
ellas antes que otros aspectos que pueden estar relacionados con los
procesos de socializacion y de relacion (afecto, libertad,
entendimiento, etc.).
h) Finalmente puede que haya un problema de género,
ya que al concederle mayor importancia a la hormonas masculinas puede,
asimismo,
sobredimensionar
asimismo el papel de lo masculino. Efectivamente si las
dinámicas sociales están condicionadas principalmente por los atributos
masculinos el papel de las mujeres queda relegado a un segundo lugar,
ya que las dinámicas sociales estan fundamentalmente definidas por el
papel de los varones,
Todo esto no seria demasiado problema sin no se
convirtiera en un referente central de la Investigacion para la Paz.
Esta revisión cariñosa y crítica nos reafirma en la necesidad que
tenemos los investigadores e investigadoras de la paz de reconstruir un
espacio común de investigación, basado en presupuestos axiológicos y
epistemológicos comunes en interaccionados.
Como estamos viendo, son tantas las preocupaciones
asociadas a la paz, tantas las escalas, las variables culturales, las
propuestas teóricas, que a veces podríamos sentirnos turbados e incluso
desanimados ante tan inmenso campo. Pero este sentimiento puede
atemperarse adoptando otro enfoque: en primer lugar comprender que esto
ocurre por la propia la
complejidad de la
especie humana , en
cualquiera de sus manifestaciones; en segundo
lugar que esto es fruto de la propia riqueza cultural humana en la que
las normas y comportamientos propiciatorios de la paz son mayoría; y en
tercer lugar que estas situaciones sólo pueden ser abordadas desde
métodos cooperativos que sean capaces de confluir en espacios
culturales y científicos donde cada aportación particular adquiera
mayor sentido.
En cualquier caso, un desafío que la Investigación
para la Paz deber abordar es dotar de una
matriz comprensiva
(que aspire
a comprender, explicar y dar alternativas)
e integradora
(que considere las relaciones entre las diversos fenómenos desde una
perspectiva transcultural, plurimetodológica y transdisciplinar). Claro
está que esto no se consigue sólo con desearlo, pero sí debe de ser una
línea de trabajo a la que dediquemos parte de nuestros esfuerzos.
Esta matriz debe facilitar que todos los
investigadoras de la paz nos encontremos vinculados, no sólo por los
presupuestos axiológicos o normativos sino, ya que estamos hablando de
investigación por presupuestos teóricos y epistemológicos
(independientemente de que investigemos en un pais u otro, sobre la
violencia doméstica o sobre la paz en s. Juan Francisco, sobre el
armamento o la diplomacia griega, sobre la violencia en las tribus
mesoamericanas o la paz en el budismo, etc.). En caso de que esto no
ocurra podremos ganar la batalla de la ética (que siempre debe estar
presente), pero perderemos la lucha de la razón, de la ciencia, de la
academia y dejaremos que estas potentísimas instituciones sigan
contribuyendo a la violencia.
Cabe recordar como la Investigación para la Paz
nació después de las Guerras Mundiales en la que justamente se vió como
la gran movilización a favor de la paz: la conciencia, la confianza, la
creencia, la fe por la paz no fueron suficientes para frenar las
guerras (la violencia)- Aún hoy estamos en ese desafío de utilizar
todos los recursos a nuestro alcance para que la violencia no crezca.
Inmersos en esta preocupasión propusimos los
siguientes ejes unitarios de articulación de la Investigación para la
Paz, proponemos ejes, aunque el desarrollo de cada uno de ellos es
desigual por esta razón hare comentarios a los mismos entre corchetes
[]:
a) Hacia una
Teoría General del Conflicto , que tenga
capacidad explicativa de las
diferentes entidades humanas (personas, grupos y especie), en las
diversas culturas, espacios geográficos y momentos históricos. Esto
implica conseguir una definición de conflicto suficientemente amplia
como para dar cabida a los fenómenos que tengan lugar en los distintos
espacios humanos de actuación. Lo cual nos permitiría establecer las
interacciones causales entre unos y otros espacios y, a la vez, tener
una perspectiva abierta y dialéctica del conflicto. Sin embargo hay que
profundizar en su estudio ligado al conflicto y la formación de la
conciencia.La propuesta de nuestro compañero Jose Manuel Martín
Morillas sobre la "racionalidad agónica-terapéutica", aunque
inicialmente aplicada a la violencia, es muy util para avanzar en este
camino] [Este eje es fundamental ya que el conflicto representa la base
epistemolócia de la paz y la violencia]
b) Pensar
desde una Paz Imperfecta . Si
queremos la paz debemos prepararla (si vis
pacem para pacem) con la certeza de que va a ser un camino inacabado,
ya que siempre convivirá con los conflictos y con algunas propuestas de
violencia. Por eso es necesario tener constantemente una cierta
preocupación activa por el mantenimiento de la paz; lo que implica que
esta paz -además de ser el móvil ético y la directiva científica- debe
ser afrontada como la categoría analítica de un campo multi, pluri y,
finalmente, transdiciplinar. [Existe un verdadero desfase en la
profundización teórica y metodológica -que no práctica- de este eje. Se
comienzan a hacer estudios algunos estudios en este sentido en lo
ultimos años. Creo que habría que hacer una discriminación positiva al
respecto]
c)
Desconstruir la
Violencia .
Comprender la violencia lo mejor posible
para orientar las acciones hacia la paz desde las raíces de la misma,
lo que complementariamente requiere estudiar la violencia como un
fenómeno absolutamente humano y, por lo tanto, con raíces en la propia
evolución somático-cultural de los homínidos. Es necesario intentar
dar, en este sentido, una explicación unitaria de la violencia que
incluya tanto sus aspectos estructurales como culturales, simbólicos y
filogenéticos. [La perspectiva violontológica, dominante en la
Investigación para la Paz, ha sobredimensionado este apartado].
d)
Discernir las
dialécticas y las mediaciones entre conflictos, paz y
violencia .
En las prácticas sociales la cercanía de la paz y la
violencia puede ser muy grande o pequeña, pero casi siempre ambas
conviven en espacios comunes y se interaccionan continuamente. Por eso
es imprescindible estudiar los espacios -mediaciones- donde los
conflictos se dinamizan hacia una vía de salida u otra, y las
interacciones que se producen entre conflictos, escalas, dinámicas y
vías de regulación. La idea de la explicación de la realidad como una
sucesión de algorimos -como rutina ejecutables- puede que ayude a
comprender la microdinámicas frente a los grandes cambios (esta idea es
válida para la relación. Esta perspectiva es la que nos permitirá tener
una visión global y holística en la que reconocer las relaciones entre
los hallazgos de la paz imperfecta, la violencia estructural. Las
mediaciones nos "liberan" de la tensión entre las salidas pacíficas y
violentas de los conflictos [Eje casi abandonado ya que supone tener
una perspectiva unitaria previa de la violencia estructural y la paz
imperfecta. Al ver sus interacciones horizontales y verticales podemos
avanzar en la recomposición de de una realidad social unitaria].
e)
Empoderamiento
pacifista desde todas las experiencias de la paz . Lo
cual significa reconocer las diversas paces (regulación pacífica de los
conflictos),la acciones noviolentas y acciones políticas promotoras de
paz (democracias, ...). Reconocerlas a lo largo de toda la historia e
intentar que ocupen el mayor espacio a todas las escalas (personal,
grupal y planetario) y esferas (privada, pública y política). Por lo
tanto supone revisar las diversas teorías del poder y dar alternativas
"pacifistas" a las mismas. Debe suponer la teoría del cambio social de
la Investigación para la Paz. Esta propuesta se abre la puerta a la
praxis del irrenunciable horizonte normativo de la investigación para
la paz de construir realidades más pacíficas y justas.
Finalmente estos ejes deben ser transculturales y
transdisciplinares y con capacidad de proyectarse hacia un futuro
deseable, perdurable, justo, pacífico e imperfecto. Un futuro solidario
con las generaciones venideras, en el que prime la justicia y la
equidad, en el que los conflictos sean regulados por vías pacíficas y
en el que los conflictos -signo de nuestra condición «imperfecta»- nos
den la posibilidad de imaginar y crear nuevas situaciones deseables de
acuerdo con nuestros valores de paz. El futuro se convierte en la única
propuesta posible de interacción con la realidad, por ello es necesario
pensarlo y trabajarlo con las metodologías adecuadas.
Granada 20 de mayo de 2004
NOTAS
1. Este es un documento de uso restringido para los
alumnos del curso de doctorado “Origen e historia de la paz”, aunque
pueda ser utilizado para dialogar sobre la paz, no debe de olvidarse su
carácter interno para un seminario de doctorado. OJO. Si a lo largo de
los dias se realizan algunas sugerencias la redacción de la página
puede cambiar.
2. Estudiar e investigar la Paz", Actas del primer
Congreso de Educación en Investigación para la Paz"
3. En aquellos momentos nos refería como los soldados
americanos antes de bombardeas a las tropas iraquíes veían películas
pornográficas. Que curiosa casualidad que aquello era poco después de
la primera Guerra de Irak, y en estos días acaban de aparecer las
fotografías de las torturas y las vejaciones (algunas de ellas con
carácter sexual) de las tropas americanas y británicas a los detenidos
iraquíes. Ahora de la invasión de este país.
4. Cf. “Tras las huellas de la violencia” prologo a MARTÍN
MORILLAS, José Manuel (2003) Los sentidos de la violencia, Granada, pp.
7-35.
5. Ibídem.
6. Cf. PINKER, Steven (2003) La tabla rasa. La negación de
la naturaleza humana, Barcelona.