El nivel de audición se
determina por la curva audiométrica tonal que se mide en decibelios. Un decibelio
es el mínimo incremento de energía sonora que el oído humano es capaz de
percibir. La prueba no es fácil de hacer a niños pequeños, puesto que
necesitamos su colaboración y, a la hora de llevarla a cabo, es necesario tener
en cuenta la edad de éste, su nivel mental y su participación.
Las
pruebas de uso generalizado son:
La audiometría tonal: Se vale de tonos puros de
distintas frecuencias para realizar la medida.
La audiometría verbal: Completa la anterior y
emplea palabras como material, por lo que es necesario la experiencia
lingüística. Consiste en presentar al sujeto una lista de palabras o frases que
debe repetir y el número de respuestas correctas se anota en un gráfico, en el
que, en un eje, se representan las intensidades y, en el otro, el porcentaje de
palabras repetidas correctamente.
La cantidad de sonido que el
ser humano necesita para empezar a oír, es mayor en la zona de los graves y de
los agudos, y menor en la zona media. El umbral de audición, es el punto donde
el sujeto percibe el sonido.
(La clasificación, según el
grado de pérdida,
se encuentra en el apartado
primero: Concepto de Deficiencia Auditiva)