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Son de
estirpe germánica. De su aspecto poco sabemos, salvo que son siniestros y
diminutos. Roban hacienda y roban niños. Se complacen asimismo en diabluras
menores. En Inglaterra se dio el nombre de elf-lock (rizo de elfo) a un
enredo del pelo, porque lo suponían obra de los Elfos. Un exorcismo anglosajón
les atribuye la valévola facultad de arrojar desde lejos minúsculas flechas de
hierro, que penetran sin dejar un rastro en la piel, y causan dolores
neurálgicos. En alemán, pesadilla se traduce por Alp, los etimólogos
derivan esa palabra de «elfo», dado que en la Edad media era común la
creencia de que los Elfos oprimían el pecho de los durmientes y les inspiraban
sueños atroces.
J.L. Borges, El libro de los seres imaginarios
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