MASTER ARQUEOLOGÍA

 Universidad de Granada


NOTICIAS DEL MASTER

 Trabajos de arqueología experimental en La Algaba (Ronda)

5 y 6 de marzo de 2011

El pasado sábado día 5 de Marzo, pasadas las 9 de la mañana, los alumnos de la Asignatura de Arqueología Experimental y Etnoarqueología, pusimos rumbo a la localidad malagueña de Ronda con la intención de pasar dos días intensivos dedicados al trabajo de las industrias lítica, ósea y metalúrgica, con la finalidad de obtener material suficiente para luego poder ser estudiado en el laboratorio.

Tras varias horas de camino llegamos a nuestro destino, La Algaba, una finca situada en pleno bosque mediterráneo y cuyo Parque Científico de la Prehistoria era el lugar ideal para llevar a cabo nuestras labores experimentales. Su situación privilegiada es aprovechada para llevar a cabo una serie de actividades educativas y culturales vinculadas a diferentes áreas: la conservación del monte mediterráneo; la recuperación de razas andaluzas ganaderas en peligro de extinción; difusión de conocimientos ornitológicos; estudio y difusión del rico patrimonio geológico de la Serranía de Ronda y, por último, la difusión del patrimonio cultural mediante el Parque Científico de la Prehistoria.

Con el estomago vacío después del viaje, el ansiado almuerzo se hizo de rogar… por lo que no tuvimos más remedio que recurrir a las bellotas que encontramos por el suelo para ir calmando el apetito. Solucionados los contratiempos de la comida y llenado el estómago, nos pusimos manos a la obra.

Para la realización de las actividades nos dividimos en tres grupos, cada uno centrado en una de las tres industrias seleccionadas para la ocasión. Cada uno de los mismos tendría que documentar gráficamente y mediante toma de datos el desarrollo de la experimentación, para poder así poder emitir unos resultados que nos ayuden a comprender mejor los procesos de producción que dieron lugar a los materiales arqueológicos que encontramos en las excavaciones.
La tarea encomendada al grupo de industria lítica consistió en la obtención de lascas/láminas a partir de diferentes tipos de percusión directa (con piedra dura, piedra blanda y cuerna de ciervo) para posteriormente analizar qué tipos de estigmas técnicos (grosor del talón, esquirlas parásitas...) se pueden asociar a las diferentes naturalezas de los percutores.
Dedos machacados, cortes y cardenales en las piernas estuvieron a la orden del día, pero los resultados fueron evidentes: al segundo día ya se veían golpes certeros que conseguían sacar del núcleo interesantes piezas de sílex dispuestas para ser retocadas y convertidas en denticulados, cuchillos de dorso o puntas de flecha.
Los resultados del trabajo fueron varias bolsas con material dispuesto para ser estudiado en el laboratorio, y la certeza de que el trabajo del sílex requiere un proceso de aprendizaje y de comprensión de la materia prima que va más allá de golpear piedras.

Para el grupo de metalurgia, el objetivo era la reconstrucción de la cadena operativa y la posterior comparación de sus resultados con material arqueológico. Para la realización de su experimentación, contaron con el apoyo de alumnos del máster del año anterior, cuyo proyecto de investigación se centró precisamente en éste tema. Contar con su experiencia fue un gran apoyo para el grupo.
Con la preparación del material necesario comenzaba la experiencia metalúrgica: aprovisionamiento de materiales (madera, arcilla, cañas…), fabricación y reparación de toberas, comprobación de las vasijas, encendido del fuego, pesado del material a fundir…
La falta de medios tecnológicos hizo que los indicadores del proceso de fundición del metal fueran únicamente el olfato y la vista, mediante los cuales se podía intuir que se estaba alcanzando la temperatura a la que el mineral machacado empezaba a fundirse.
Se consiguió (tras mucho soplar) la reducción del mineral, obteniendo pequeñas bolitas de cobre, pero no fue posible obtener la temperatura necesaria para fundir el metal.

Por último, el grupo de industria ósea debía llevar a cabo la realización de un punzón de hueso, con el objetivo de reconstruir la cadena operativa necesaria para la transformación de un recurso biótico.
Nuestra tarea comenzó con el descarnamiento de los huesos que iban a ser trabajados. Tras cortarlos, separarlos y pelarlos utilizando herramientas de sílex para conseguir unos resultados los más parecidos posible a los obtenidos en la Prehistoria, llegó la dura tarea de pulirlos utilizando diferentes superficies abrasivas para eliminar todas las anomalías y conseguir un extremo apuntado. Con el pulido de nuestro punzón utilizando hueso seco terminaba la transformación y se procedió a la documentación de los materiales. Las marcas dejadas por el proceso de fabricación serán analizadas en el laboratorio para la posterior obtención de resultados.

Con los deberes hechos y tras la suculenta comida de Paco (al que le damos las gracias por mantenernos tan bien alimentados durante estos dos días), volvimos a casa después de haber pasado un bonito fin de semana en el campo.



Raquel Campos Martín, alumna del Máster