Llevaban nueve años advirtiendo del riesgo de desplome de la vieja iglesia sin que las administraciones les hicieran caso. Las dos familias que residen en el pueblo oscense de Torre de Buira --a 5 kilómetros de El Pont de Suert-- aseguran que el estado del templo, abandonado a su suerte desde hace más de 25 años, "era una verdadera amenaza". Sobre todo para los niños, "que juegan y corren por las calles del pueblo, con el peligro de que les pueda caer encima una piedra de las paredes semiderruidas", explicó ayer Lulú Hernández, vecina de Torre de Buira y madre de dos niñas pequeñas.
Al final, los afectados consiguieron que el Obispado de Barbastro-Monzón (Huesca), propietario de la iglesia, les permitiera demoler por sus propios medios la espadaña de la ermita, que amenazaba ruina, lo que hicieron en diciembre del año 2006.