El arquitecto catalán Antoni González decía ayer en Badajoz que el restaurador al que le encargan un proyecto de recuperación del patrimonio debe colocar imágenes de santos y vírgenes, ponerlas en fila y rezar en la capilla como hace un torero en una tarde de faena antes de coger el lápiz. Esto provocó risas y cabezadas de asentimiento entre los asistentes a la jornada titulada 'Puntos Críticos entre arquitectura y patrimonio'.