Observatorio del Patrimonio Histórico Español |
OBSERVATORIO DEL PATRIMONIO HISTÓRICO ESPAÑOL |
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INICIATIVAS CIUDADANAS |
CONSTRUCCIÓN DE UN PARADOR NACIONAL |
Presentación
El complejo defensivo que ocupa parte del llamado Cerro del Caño, al norte de la ciudad de Lorca, ha sido tradicionalmente reconocido por su importancia como frontera, durante varios siglos, entre los reinos de Castilla y Granada, cuando la Península era escenario de grandes disputas territoriales entre musulmanes y cristianos. Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en las dos últimas décadas -principalmente a partir de 1994- han permitido, sin embargo, sacar a la luz un gran número de restos materiales que nos hablan del paso de muchos otros pueblos, que han ido enriqueciendo la Historia y el legado cultural del enclave. La situación estratégica de la ciudad, que domina la ruta de penetración que desde el Levante conduce a tierras andaluzas, ha sido un importante aliciente para el asentamiento de poblaciones desde la Prehistoria, que van desde la campaniforme a la medieval cristiana, pasando por culturas tan emblemáticas como la ibérica, romana, visigoda-bizantina o islámica. Nadie duda de que este antiquísimo castillo contribuyó a prestar a Lorca, en la época romana, la importancia que la elevó a Sede Episcopal; a cabeza de condado en tiempos de los godos; y a ser de las pocas ciudades preservadas del yugo musulmán en los primeros avances de la invasión. Durante el periodo árabe, la fortaleza lorquina fue considerada como uno de los castillos más fuertes de la comarca, convirtiéndose, tras el Califato de Córdoba, en la capital de un efímero reino taifa, que pronto sería englobado en el de Murcia y que más tarde sufriría la invasión de los almohades. De su etapa como reino independiente, destacan los restos de un palacio, cuya construcción debió realizarse en la segunda mitad del siglo XI, y que supone el primer ejemplo en al-Andalus que documenta la solución de patio como alberca rodeada por un andén. La definitiva conquista cristiana se produjo en el año 1234, bajo el reinado de Alfonso X. Se conmemora tradicionalmente el 28 de junio, día de San Clemente, patrón de Lorca, al que se consagraría una pequeña parroquia construida dentro del recinto amurallado años después, de la que únicamente se conservan ruinas. El rey Sabio mandó también construir la magnífica torre principal -que por ello se conoce como “Torre Alfonsina”-, junto a una torre menor situada al oeste de ésta, llamada del Espolón. Sin duda, uno de los descubrimientos más interesantes de las últimas excavaciones arqueológicas dentro de la fortaleza ha sido la judería, emplazada al margen del resto de la ciudad, y en la que destaca la presencia de un complejo sinagogal. Se sabe que los judíos constituyeron un importante porcentaje del conjunto repoblador de las localidades apenas conquistadas a los musulmanes, sobre todo debido a su prometedor carácter estable, conveniente para el afianzamiento de los nuevos territorios. Tras la conquista de Granada por parte de los Reyes Católicos, el enclave lorquino cayó en una inevitable decadencia, pues había perdido su función defensiva en territorio fronterizo. Aun así, todavía prestó la fortaleza servicios de no pequeña utilidad, como en el asedio de Vera por parte de Aben Humeya durante la sublevación de los moriscos del siglo XVI. A consecuencia de las guerras de Sucesión e Independencia, acaecidas siglos después, pasó a ser reformado como fortín militar, para abandonarse definitivamente durante la segunda mitad del siglo XIX. El castillo de Lorca fue declarado Monumento Histórico-Artístico en 1931 -quedando afectado por la Disposición Adicional 1ª de la Ley 16/1985, por la que pasa a tener la consideración actual de BIC, estando, pues, sometido al más estricto régimen de protección- y fue incluido como parte integrante del Conjunto Histórico Artístico que se definió por decreto de 16 de marzo de 1964. El conjunto queda amparado, además, por el decreto de protección de castillos españoles, que impide cualquier intervención que altere su carácter o pueda provocar su derrumbamiento.
[Liliana Campos Pallarés. OPHE]
La primera vez que el Parador aparece relacionado con el castillo de Lorca es en un artículo publicado en La Verdad el 12 de enero de 1996 , en el que se afirma que Paradores Españoles estudia la posibilidad de construir un hotel en el entorno del monumento. Se añade, además, que «con su actual aspecto, estas zonas son poco atractivas para turistas de alto nivel, que constituyen la clientela potencial de los paradores»; no obstante, se puntualiza que «habría que llevar a cabo todas las obras bajo la supervisión de las autoridades culturales para garantizar que la construcción del Parador se haga con un respeto total al entorno del monumento». La noticia debió extenderse, pues en 1999, mucho antes del comienzo de las obras, el profesor Ruiz Mondéjar, en su artículo «Castillo de Lorca: no al parador» ( La Opinión , agosto 1999), predecía ya lo que había de ocurrir años después. Pero no será hasta el 2001 cuando tengamos noticias fehacientes de que el proyecto va a llevarse definitivamente a cabo: será entonces cuando Miguel Navarro, el alcalde de Lorca en aquel momento, ceda a la empresa Turespaña una parcela del castillo –en la que se incluye la Torre Alfonsina, aunque en el proyecto inicial no se prevea actuación alguna sobre ella-, tras haber obtenido el Parador la licencia de obra. Las obras de construcción son aprobadas, ya en mayo de 2003, por el Consejo de Ministros, con un presupuesto de 14'5 millones de euros y un plazo de ejecución de 38 meses. Sin más demora, se inician las tareas de edificación ese mismo mes, a pesar de que el Foro Ciudadano de la Región de Murcia, Izquierda Unida de Lorca y un amplio abanico de profesores y científicos piden cautela y reflexión ante un hecho que puede acarrear consecuencias nefastas para la riqueza patrimonial de la zona. Como era de esperar, casi de manera inmediata empiezan a aparecer restos arqueológicos de enorme trascendencia, por lo que automáticamente se paralizan las obras para dar paso al minucioso trabajo de grupos de arqueólogos de distintas universidades españolas –principalmente la de Murcia, aunque también acuden expertos de la Universidad de Granada- que tratan de identificar y catalogar lo que allí va apareciendo. Lo más destacado es el hallazgo de toda una judería en torno a una sinagoga, de carácter único en la Región de Murcia, y de las ruinas de un palacio taifa en la antigua alcazaba islámica del castillo. La importancia de dichas huellas materiales provoca una primera modificación del proyecto inicial del Parador. El 12 de enero de 2004, representantes de Paradores, Turespaña, Comunidad Autónoma y Ayuntamiento acuerdan, tras visitar las obras, incorporar los hallazgos al proyecto. Pocos días después, se hacen públicas las decisiones tomadas en torno a éstos: el Parador albergará un museo judío en el que se incluirá la sinagoga del siglo XV, único elemento del complejo de la judería que decide conservarse. La Consejería de Cultura de la Región confirma que no hay restos significativos del palacio taifa, cuyo sector occidental acabará sucumbiendo ante las bárbaras máquinas excavadoras del Parador. Sin dejar de insistirse, desde el gobierno autonómico, en que la conservación del Castillo es compatible con el Parador, se reinician los trabajos de construcción del mismo, que se prolongarán hasta el primer semestre del 2005, cuando volverán a ser paralizados. En ese periodo de aproximadamente un año, se levanta cerca de un 40% del complejo, «causando la sorpresa de lorquinos y visitantes ante el espantoso impacto visual» ( La Verdad, 08-10-2006 ), según palabras de José García Murcia, concejal de Izquierda Unida de Lorca. Se ha creado, a escasos veinte metros de la Torre Alfonsina, una tercera torre de ladrillo visto perteneciente al complejo hotelero, y que ha sido bautizada automáticamente como “Miguelina”, haciendo irónica referencia al alcalde Miguel Navarro. Junto a ella, existen otros bloques de menor tamaño, de un pretendido estilo medieval. La indignación de los lorquinos crece por momentos, pues son conscientes de haber sido engañados por las autoridades públicas, cuando se les aseguró que las obras no dañarían el yacimiento arqueológico ni provocarían un impacto visual que pudiera dificultar la percepción del monumento. En abril de 2005, nace un foro ciudadano en Lorca para luchar contra las agresiones del patrimonio: es la Plataforma por la Defensa del Patrimonio de Lorca, que más tarde se convertirá en la Asociación para la Defensa del Patrimonio Cultural de Lorca, con objeto de emprender acciones de más calado. Debido al aumento de la presión ciudadana en contra de lo que se está haciendo, la construcción sufre continuos retrasos, anunciándose por ello que el Parador no podrá ser inaugurado en 2006, como se tenía pensado en un principio. A finales de 2005, el proyecto sufrirá una segunda modificación importante, pues la altura prevista inicialmente desciende 3'20 metros, y del pabellón pendiente de ejecución se suprime el garaje, que deberá ser ubicado fuera. En febrero de 2006, Izquierda Unida presenta en el Congreso de los Diputados una proposición no de ley para suspender de manera cautelar las obras, solicitando al Gobierno que estudie la posibilidad de redimensionar el hotel y minimizar así el impacto sobre la arquitectura y el carácter del monumento. En septiembre de ese mismo año, el grupo lorquino de Izquierda Unida pide al Pleno municipal que aplace la concesión de licencia de obra al segundo proyecto modificado, pues sus cambios tan sólo afectan a algunas partes, mientras que la contemplación del monumento lorquino sigue estando seriamente dañada. Piden, además, que se inicien los trámites de recuperación de la Torre Alfonsina, cedida a Turespaña en 2001. Pocos días después, la Asociación para la Defensa del Patrimonio Cultural de Lorca, con su presidente José Antonio Guerao a la cabeza, denuncia supuestas irregularidades tanto en el proceso inicial de concesión del solar, como en la cesión de un nuevo espacio de 1422 m² para el aparcamiento externo del hotel. El problema es que en ningún momento se ha justificado el interés general de la obra, necesario para la cesión de un patrimonio que es de todos los lorquinos; y lo que es más grave, la cesión de los terrenos a Turespaña se produjo sin la celebración de una subasta pública, como ordena la ley. Guerao declara que, días antes, representantes del colectivo se han reunido con altos cargos del Ministerio de Cultura, que han manifestado su repulsa a lo que está haciendo Paradores, comprometiéndose a estudiar en profundidad y con urgencia el problema, elaborando el consiguiente informe. A pesar de las continuas negativas que desde las instituciones públicas se les dan, los defensores del patrimonio histórico-artístico de Lorca no se rinden, y continúan presentando informes que advierten acerca de los efectos negativos que la erección del Parador tiene sobre el castillo, que durante tanto tiempo ha sido icono de la ciudad. Estos escritos pretenden concienciar a una gran masa de población que no termina de posicionarse en contra de dicha actuación, pues piensa que puede catapultar a Lorca a un mayor desarrollismo económico, sobre todo en materia de turismo. No obstante, continúan las malas noticias. El 28 de noviembre, el Pleno del Ayuntamiento local acuerda no admitir el recurso de revisión presentado en septiembre por la Asociación para la Defensa del Patrimonio, «al carecer manifiestamente de fundamento la pretensión formulada» ( La Verdad, 28-11-2006 ). La decisión de rechazar el recurso es apoyada por los grupos socialista y popular, recibiendo el voto contrario de Izquierda Unida. Agotados, pues, los recursos por vía administrativa, la Asociación lorquina anuncia la inminente presentación de un contencioso contra los acuerdos municipales de cesión de las dos parcelas citadas con anterioridad. Ésta de formalizará el 18 de enero de 2007, ante el Tribunal Superior de Justicia de Murcia, y será de nuevo desestimada, pues, según el magistrado titular del Juzgado de lo Contencioso Administrativo Número 1, «no ha sido probado, ni siquiera indiciariamente, que las obras que ahora se continúan pongan en peligro ni los restos arqueológicos aun no descubiertos ni los conocidos, porque no se ha justificado que la continuación de las obras lleve consigo movimientos de tierras en zonas cuya arqueología no sea conocida» ( La Verdad, 30-03-2007 ). Las semanas van pasando, y la situación no tiene atisbos de mejoría. Las obras se pretenden reanudar en la primera quincena de febrero –aunque no lo harán hasta abril-, después de que el proyecto del ala este del hotel haya sido modificado tras la aparición de restos arqueológicos y reducida la altura prevista de la edificación en tres metros. El proyecto incluirá también la consolidación de la ermita dedicada a San Clemente –en la que en un principio no se pensaba intervenir, por quedar fuera de los límites del terreno cedido a Turespaña-, y la musealización de los restos de la sinagoga. En abril, Izquierda Unida de Lorca denuncia que las obras del Parador se han reanudado antes de finalizar las excavaciones en la parcela de más de 1400 m² que se cedió en septiembre de 2006 a Turespaña para la construcción del aparcamiento del hotel. El concejal izquierdista José García Murcia recuerda que la autorización de las obras de modificación incluye como condición que la zona de nueva ubicación del aparcamiento sea objeto de una excavación arqueológica previa integral, evaluándose los resultados antes del inicio de los trabajos de construcción. Una vez más, las voces en contra del Parador son desoídas, continuándose las obras sin ningún tipo de traba. Una de las noticias más trascendentes en torno al tema es el rechazo por parte del Congreso de los Diputados, el 9 de mayo de 2007, de la proposición no de ley en la que se instaba al Gobierno a suspender de forma cautelar las obras que afectan al castillo de Lorca, redimensionando la instalación hotelera. La propuesta, presentada por Izquierda Unida, recibe los votos en contra de PP, PSOE, Grupo Mixto y PNV, mientras que ERC se abstiene. El parlamentario socialista Raimundo Benzal argumenta que las obras ya han estado detenidas dos años por la aparición de sucesivos restos, e insiste en que no hay motivos técnicos, jurídicos, arqueológicos o competenciales para prolongar el retraso. El diputado nacional Pío Pérez Laserna realiza a su vez unas sorprendentes declaraciones durante su comparecencia, en las que manifiesta que «si no hubiera sido por el Parador, ahora mismo no existiría ningún hallazgo o yacimiento arqueológico del que hablar» ( La Verdad, 10-05-2007 ). Una vez más, y sin darse definitivamente por vencido, el grupo municipal de Izquierda Unida solicita la paralización cautelar de la construcción, pidiendo además al Ayuntamiento que aclare qué significará en términos de obra la conexión del edificio del Parador con la torre Alfonsina y los trabajos en la misma que hay que realizar, y que incluyen la eliminación de uno de los machones para la colocación de un ascensor dentro del torreón (estas medidas, se incluyeron en el segundo proyecto de modificación, aprobado meses antes). La respuesta del Pleno municipal no se hace esperar, y, desde luego, ya no sorprende a nadie: se rechaza, por segunda vez en menos de un año, la moción de IU, con los votos de PP y PSOE. Mientras tanto, las obras continúan a buen ritmo. A finales del 2007, la Audiencia Provincial de Murcia ha reabierto la denuncia penal por un posible delito contra el patrimonio histórico interpuesta hace dos años por un lorquino, a título particular. La denuncia, que había sido archivada, se acompañaba de un archivo fotográfico en el que se pueden contemplar las obras iniciales del Parador que se construye en el castillo. Se ha ordenado, pues, que se compruebe si existe dicho delito, abriendo una investigación para ello que está siendo llevada a cabo por un juzgado de Lorca. Esta noticia permitiría albergar ciertas esperanzas si no fuera porque, a estas alturas del año, las obras se encuentran en un estado muy avanzado, siendo muy probable que el Parador Nacional se inaugure en los próximos meses. De sobra se ha demostrado ya que la legislación patrimonial vigente no sirve para nada en casos como éste, que más bien se rige por la ley de la oferta y la demanda, que al fin y al cabo es la ley del dinero. Como ciudadana española, y especialmente como lorquina, manifiesto aquí mi más profundo rechazo hacia quienes disponen, de una manera tan arbitraria, de un patrimonio que debe ser disfrute de todos. Reduciendo a escombros lo que constituye la identidad de todo un pueblo, tan sólo conseguirán borrar algunas de las páginas más brillantes de ese libro que entre todos escribimos día a día: nuestro libro de Historia.
Plataforma por la Defensa del Patrimonio de Lorca
[02.07.08] Nuevas noticias en la campaña contra el parador del Castillo [laverdad.es]
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