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La infravaloración, cuando no el simple desprecio, con el que han sido tratadas por los investigadores sociales las fiestas populares hasta hace muy poco tiempo, ha repercutido en la escasa información fidedigna que se posee sobre ellas. Creo que hoy en día casi nadie cuestiona la importancia de las fiestas como signo y exponente de una cultura, y que si se las somete a un análisis profundo, pueden proporcionar valiosas informaciones sobre las estructuras mentales que configuran una sociedad determinada. Podrían cumplir una función parecida a la de los sueños, en cuanto éstos permiten conocer muchos de los componentes del subconsciente individual, que sólo afloran en el momento que desaparece el control de la conciencia. Antes de proceder a la lectura del inconsciente colectivo que se expresa a través de las fiestas, parece necesario un trabajo previo, que aporte el material susceptible de ser interrogado. Para ello deberían emprenderse dos vías complementarias: la diacrónica, que muestre la evolución temporal de tales fiestas, y la sincrónica, que las abarque y relacione en un momento dado. En el caso de Granada, aparte de los estudios descriptivos de las fiestas de la ciudad, emprendidos a principio de nuestro siglo, y de los estudios históricos sobre alguna de sus fiestas más significativas, realizados a fines del XIX, escaso es el material elaborado. Un primer paso
puede
ser la recogida y catalogación
del material festivo actual, que una vez ordenado permita eficaces
comparaciones
con las fiestas del resto del Estado, comenzando por Andalucía
oriental.
Luego vendría el estudio de la génesis y desarrollo de
cada
una de las fiestas, junto con aquellas desaparecidas, desde sus
más
remotas referencias documentadas. La confluencia de ambas vías
de
investigación puede resultar tremendamente sugestiva y
reveladora. La catalogación actual Algunas cifras bastarán para reflejar la complejidad de la tarea, incluso en su primera fase. Al encargarme de la provincia de Granada, en la elaboración de la Guía de fiestas populares de Andalucía, recientemente editada (1), encontré referencias de 372 fiestas celebradas a lo largo de 1981, a las que se unieron luego las más modernas de las barriadas urbanas. Es indudable que la información máxima se obtiene al asistir personalmente a las fiestas, siguiendo en importancia las descripciones impresas en libros, revistas y periódicos, y los testimonios de los informantes directos. Luego vendrían los programas festeros (que a menudo no se cumplen en su totalidad o pasan por alto -por evidentes para los vecinos- detalles de alto interés etnográfico) y las notas de prensa. Finalmente, los escuetos permisos administrativos aportan también algunos datos. Entre todos estos apartados, el número de fiestas documentadas oscila por las 200. Del resto no he encontrado ningún tipo de material, siendo en su mayoría las correspondientes a los pueblos más aislados y donde es probable encontrar algunos elementos arcaicos de gran significación. Aunque exhaustiva en número, la lista de fiestas es susceptible de una profundización que enriquezca su nivel de información. En todo caso, son las fiestas celebradas en Granada en 1981, y tanto los datos de su fecha y advocación, como los elementos singulares y comunes encontrados, permiten una comparación sincrónica y el análisis posterior. Una constatación bastante evidente es la de los diversos niveles de complejidad de las fiestas, en gran parte relacionados directamente con el número de habitantes del lugar, y por otro lado con la riqueza del término. A menudo una localidad posee menos habitantes, pero es más rica que otra, aunque lo normal es que ambos factores vayan unidos. Tampoco debe prescindirse de la actitud comunitaria respecto a los gastos festivos, puesto que un pueblo más importante y al mismo tiempo más ahorrador que otro, puede tener fiestas de menor categoría. Sentadas tales salvedades, podemos notar una complejidad gradual, que va desde la mera celebración religiosa (nivel 1) a la fiesta que se anuncia con cohetes, se centra en la misa y la procesión con la imagen del patrón, se amplía con algún concurso o competición, culmina en el baile nocturno y se despide con alguna traca o fuego de artificio (nivel 2), hasta el complejo festivo que se desarrolla a lo largo de varios días con diversas actividades religiosas y profanas (nivel 3). Aunque en un estudio posterior se podrían subdividir cada uno de los tres niveles, baste por ahora decir que el que más abunda en la provincia es el segundo, siendo la competición que goza del favor mayoritario la del tiro al plato. Dentro de las fiestas de mayor complejidad, se percibe una clara influencia del modelo de la «feria de Sevilla», con sus casetas adornadas, vestidos de lunares y bailes por sevillanas. A su vez, en unas pocas fiestas intermedias se nota el influjo de las comparsas levantinas, que por lo reciente de su implantación y el fervor público que han levantado, parece gozarán de bastante predicamento. Entre los ingredientes festivos no esenciales hay dos que se imponen al resto. En 40 casos se detectan romerías, usualmente a ríos, fuentes o ermitas aisladas, y que convocan a los moradores de varias localidades cercanas. Para muchos autores, éste es el más antiguo de los fenómenos festivos. Le sigue en número, con 37, la elección de reina de las fiestas. En otros 5 casos le acompaña su contrapunto, la elección del feo. Aunque venga a colación la antigua elección de las mayas», la elección de las reinas -en su forma actual- se fomentó en la época franquista, para mayor gloria de las herederas de alcaldes y caciques. Si a las jóvenes se las elige por su belleza, a los hombres será por su fealdad. Una estética contrapuesta que permite jugosas reflexiones. A bastante distancia aparece uno de los elementos más característicos de las fiestas hispanas: los toros. En 6 localidades se celebran encierros y en otras 7 se corren vaquillas, que si se une a las corridas de toros por profesionales en las plazas de las ciudades, sitúa a Granada en la categoría de «taurófila». Respecto a las advocaciones religiosas en cuyo nombre se celebran las fiestas, nos ofrece el cuadro I la relación pormenorizada. Cuadro I
En total, se encuentran 329 fiestas, de las que 312 son patronales, repartidas de la siguiente forma:
Y en cuanto a las advocaciones más numerosas:
Los meses en los que más abundan las fiestas son los de agosto y septiembre, seguidos a cierta distancia por mayo y octubre. Su concentración a fines del verano es bastante reciente y se pudría hacer coincidir con los años de la emigración. Para que los jóvenes y las familias ausentes del pueblo puedan disfrutar de las fiestas en sus vacaciones, se han trasladado de la fecha habitual. La prueba de ello es que, si estudiamos el santoral, 136 fiestas se han desplazado de época, lo que constituye el 43% del total. Los grandes perjudicados han sido los meses invernales y primaverales. Desde los años treinta, la metamorfosis efectuada por las fiestas ha sido radical. Si leemos lo que Brennan cuenta de las festividades del calendario campesino, que salpicaban el año con sus diversas variantes, y lo comparamos con las celebraciones del mismo pueblo en la actualidad, prácticamente reducidas a la fiesta patronal normal, comprenderemos lo mucho irremediablemente perdido en este aspecto. No se trata tan sólo del cambio de fechas, sino de la homogeneización de las actividades y el olvido de la mayoría de las tradiciones. Ba o esta óptica, las fiestas de 1981, cuando la televisión y el automóvil, la emigración y los partidos políticos, han llegado a las cortijadas más aisladas, son posiblemente menos parecidas a las de 1920 que éstas lo eran a las de 1700. Para el estudio de las fiestas actuales, propongo la siguiente clasificación: A. Profanas Cuando se
amplíe el campo de trabajo
a las épocas anteriores, habrá que establecer otros
criterios,
como los propuestos por Hoyos Sainz (2).
Desglosemos
ahora cada uno de los apartados. A. Profanas - Carnavales: Son el más claro exponente de la búsqueda de lo lúdico en la fiesta, aunque la fecha que los acoge responde a motivaciones religiosas, al ser la antítesis de la cuaresma, hoy día prácticamente olvidada. Presentes en todos los pueblos hasta su prohibición por los vencedores de la guerra civil, se están rehabilitando lentamente y con altibajos, como demuestra 4ue en Granada capital se recuperaran en 1980 y se prohibieran en 1981. Se celebraron cuatro en la provincia este último año. - Fiestas cívicas: En conmemoración de hechos históricos de valor social. Se incluyen sólo tres: las Capitulaciones de Santa Fe; la ejecución de Mariana Pineda y la de «La cultura y libertad», en Fuente Vaqueros, en memoria del también ejecutado García Lorca. - Ferias: En los últimos años se ha iniciado la celebración de fiestas locales carentes de actos religiosos. De las 7 registradas, varias corresponden a barriadas y algunas dedicadas al mercado de ganado o al fomento de productos, como el «Día de la chirimoya». - Romerías:
'I'ambii5n algunas localidades
de tendencia electoral progresista efectúan romerías que
sólo buscan parajes agradables y comidas en colectividad. B. Estrictamente religiosas Por supuesto, católicas. - Semana santa: Su máximo representante, diferente de uno a otro pueblo sólo en el número de cofradías y pasos procesionales con los que cuentan. El auge de las cofradías en los últimos años se puede considerar espectacular. Uno de los pocos elementos singulares en la provincia lo constituyen los «incensarios» de Loja. - Corpus: En 5 localidades se celebra con bastante esplendor. El de Granada capital es caso aparte, puesto que cumple las funciones de fiesta patronal, mientras que el día de su patrona, la Virgen de las Angustias, se puede incluir en este bloque. - Votos: En dos localidades se celebran ceremonias en cumplimiento de votos públicos suscritos a perpetuidad por sus moradores. La «Fiesta del rayo» de Montefrío, en recuerdo de la ausencia de víctimas entre los congregados en la iglesia cuando cayó un rayo, en 1766; y el voto de Motril por la protección divina durante un terremoto en 1804. que obliga a sus vecinos a guardar ayuno y abstinencia cada 13 de enero. En ambos casos hay solemnes misas y procesiones. - Belén
viviente: Representación
evangélica de navidad, en Guadix. C. Religioso-profanas - Cruz de mayo: Celebración primaveral bautizada por la Iglesia desde tiempos muy remotos, que sigue presente en muchas localidades, gozando de bastante esplendor en 5 pueblos. - Cabalgata de los Reyes Magos: Una de las más antiguas representaciones dramáticas religiosas se ha transformado en tres localidades en procesión laica, patrocinada por los comerciantes. - Tomas: En Granada y en Baza, se rememora el aniversario de su reconquista, con desfiles cívicos que asisten a misas de agradecimiento. - Romería del
Niño Jesús,
o fiesta de año nuevo: En Cogollos de Guadix, una
procesión
religiosa prologa una velada nocturna en torno a hogueras, para recibir
al año nuevo. D. Patronales Constituyen la inmensa mayoría de las fiestas de la provincia, hasta el punto que se las considera como «las fiestas» per se. De los dos patronos que suele tener cada localidad (una Virgen y un Santo, Ángel o Cristo), la fiesta mayor suele englobarlos a ambos, aunque la fecha de celebración la marque el patrono principal. Pasaremos revista a sus ingredientes más habituales en la actualidad. De las romerías, elección de reina y toros ya se habló antes. Concursos: - Aunque los caballos van desapareciendo del ámbito rural, se les busca en otras localidades para algunas competiciones, o simplemente se sustituyen por las bicicletas o las motos, como en las «carreras de cintas», que son una de las diversiones más arraigadas. Todavía en 6 localidades, dichas carreras se efectúan con caballos. «Doma de caballos» aparece en otras 6 fiestas, mientras que «carreras de caballos» lo hacen en tres. - Con otros animales: «Pelea de gallos», en 4 fiestas. «Corrida de marranos» y «balandrilla de gatos», en dos. «Caza del pato», «borregada» y «marrano en la charca», en uno. - Relacionados con bebidas: 5 concursos de bebedores de cerveza. Uno de bebedores de vino con cuchara. Aunque no sea propiamente un concurso, aquí se podrían incluir las 4 fuentes de vino gratuito. - Numerosos concursos infantiles (como las cucañas, las carreras de sacos, etc.) y para adultos (de jugadores de cartas, dominó, ajedrez, etc.) no se distinguen en nada de los del resto de España. Deportes: Lo mismo se puede decir de las carreras a pie, en bicicleta o en moto; de los partidos de fútbol y baloncesto; o las -ya citadas competiciones de tiro al plato. Actos culturales: Entre los conciertos, recitales, teatros y guiñoles, se pueden destacar los 12 festivales de cante flamenco. Una vertiente en auge es la de las «misas flamencas», que imparte un sacerdote especialista. También tienen que ver con la música las 6 «misas de la aurora», que se han revitalizado hace poco, al formarse nuevos grupos de «campanilleros» o «despertadores» cantando coplas religiosas. Singularidades del conjunto procesional: Como se ha dicho, la procesión con la imagen del patrono (en 3 casos se trata de lienzos y en el resto de esculturas) es un elemento esencial de las fiestas patronales. Tales procesiones suelen contener el mismo tipo de participantes en el mismo orden. A continuación se hará mención de los ingredientes singulares existentes. - Moros y cristianos, en 18 fiestas. A la mitad del recorrido de la procesión, se dividen en dos bandos y representan obras teatrales de exaltación bélico-religiosa en dos actos: vencen los moros en el primero, para ser vencidos en el segundo y decisivo. Se pueden dividir en dos «familias» estas representaciones: las «escaramuzas» con castillo y las de «Luzbel y el Ángel» (3). - Mosqueteros disfrazados, que intervienen en 3 fiestas, disparando sin cesar sus antiguos arcabuces o mosquetes. - Diablillos o máscaras fustigadoras, que aparecen en 3 localidades. Pueden relacionarse con los cabezudos del Corpus. - Robo del santo o apropiación del crucifijo procesional a la salida de la iglesia de Caniles por el grupo que costeará las fiestas del siguiente año. - El Cascamorras, personaje de las procesiones de Baza y Guadix, que se independiza para enfrentarse a todo el pueblo al intentar robar el santo, primero, y al regresar sin él, después. Son éstos los personajes y acciones que posiblemente cuenten con mayor interés etnológico dentro del conjunto de las fiestas granadinas, y me referiré con detalle a ellos en próximos artículos. Nuevos participantes en las procesiones: Resulta muy ilustrativo sobre la forma de influjo en el desarrollo de las fiestas populares el considerar las bandas de «majorettes» y de «cornetas y tambores» que han irrumpido en las grandes y medianas poblaciones, en los últimos años. En 5 casos, las procesiones son marítimas. Otros elementos característicos: En este apartado
se
pueden incluir las tres
«carocas» o dibujos con leyendas humorísticas que se
cuelgan en la plaza mayor, y que parece claro su precedente en las del
Corpus de la capital; los 2 «toros de fuego» y la
«quema
de la zorra». E. Residuales También se podrían denominar «rurales», en cuanto son los escasos restos festivos de aquel conglomerado que jalonaba el afío y la vida agrícola y que ya se ha comentado su desintegración actual. En este bloque se pueden incluir: - 4 fiestas de San Marcos 3 de San Isidro y 2 de San Antón, santos qué siempre han sido venerados como protectores de los animales domésticos. - 2 fiestas de la Candelaria, relacionada con las antiguas fiestas purificatorias del paganismo. - 2 quemas del Judas del domingo de Pascua de Resurrección. - Una fiesta «de los Inocentes», solitaria heredera de una tradición que los ligaba con el culto a los muertos o «ánimas», «obispillos de San Nicolás» y otros personajes de índole carnavalesca. Finalmente,
quedan
tres fiestas (por lo tanto,
menos del 1% del total) que no encajan en los bloques anteriores: Una
de
San Miguel arcángel, una del Sagrado Corazón y otra de
San
José. Se las podría incluir en la categoría de fiestas
secundarias. 1. Editado por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, Sevilla, 1982. 2. Artículo «Cómo se estudian las fiestas populares y tradicionales», Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, núm. II, Madrid, 1946: 543-567. 3. Tengo una
tesina, Las
fiestas de moros y cristianos de Granada, leída en junio de
1982. |
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