La
antropología en España
Anthropology
in Spain
EDITORIAL
PALABRAS
CLAVE | KEYWORDS
antropología española |
asociación de antropología | anthropology
in Spain | anthropological association
|
|
No hay
reunión de antropólogos,
en los tiempos recientes, sin su correspondiente reflexión sobre
el estatuto de la profesión. Ahí está, sin ir
más
lejos, el III Congreso Nacional de Antropología celebrado
recientemente
en San Sebastián, donde dos simposios y una buena parte del
congreso
se fueron tras esa problemática. Cierto es que a cualquier
comunidad
intelectual, con las características de marginalidad de la
antropología
en nuestro país, le es legítima la pretensión de
afianzarse
y ganar espacio académico administrativo. Sería iluso
negarlo.
Ahora bien, para
que
esa aspiración
no se convierta con el tiempo en una nueva «academia»
alejada
de la inteligencia y de nuestros contemporáneos, tal como ocurre
con la actual universidad española, no podremos pasar por alto
los
siguientes extremos: Que España, al no haberse afirmado como
potencia
colonial durante el siglo XIX, quedó fuera de la corriente
general
europea de resultas de la cual surgió el moderno
antropólogo.
Y que los pocos que pudieran ser considerados nuestros modernos
antepasados
serían los folcloristas, con el consiguiente menoscabo para los
aspectos científicos y teóricos de la disciplina.
La conjunción
de ambos factores nos
da actualmente una falta de tradición disciplinar, que
intentamos
superar con grandes dosis de voluntarismo.
Las asociaciones
de
antropología serían
la máxima expresión de tal voluntarismo, constituidas por
quienes han llegado a la antropología por los caminos más
heterogéneos y con una formación autodidacta y
heterodoxa.
Esto que, sin embargo, sería indicativo, para las mentes
más
ordenadas de nuestras academias, de infantilismo, pudiera ser el
terreno
fértil para un surgimiento intelectual renovado, atrevido por su
propia marginalidad, que ponga en cuestión muchas de las
«verdades»
sobre las que nos asentamos en ciencias sociales y humanas.
Hasta
aquí, nuestra
opinión
soñadora y la de -suponemos- muchos de los antropólogos
que
hoy se agrupan en las asociaciones, negándonos a aceptar que, en
un futuro no muy lejano, la antropología se reduzca a una
«carrera»,
una tarea de especialistas derivados de una sociología
utilitarista
remozada. Preferimos seguir comprobando que, como en el momento
presente,
la antropología no es más que una forma de mirar
diferente
de las demás ciencias del hombre.
|