Gazeta de Antropología
Gazeta de Antropología, 1987, 5, artículo 08 · http://hdl.handle.net/10481/13774
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Publicado: 1987-06
La artesanía de cucharas de madera de Castril
The craft of wooden tablespoons in Castril

Alejandro del Moral
Museo Arqueológico Provincial de Granada. Granada.


RESUMEN
Encontramos aquí un estudio etnográfico, descriptivo, de una artesanía peculiar: la fabricación de cucharas de madera en la localidad de Castril (Granada). Se alude también a otros aspectos de la producción artesanal local.

ABSTRACT
A descriptive ethnographic study of a peculiar craft is given: the production of wooden tablespoons in the town of Castril (Granada). Other aspects of local handmade crafts are also mentioned.

PALABRAS CLAVE | KEYWORDS
artesanía | Castril | Granada | cucharas de madera | producción artesanal local | craft | wooden tablespoons | local handmade crafts


Al tener conocimiento el museo arqueológico de Granada de que se estaban destruyendo restos de material semielaborado de una antigua artesanía que utilizaba como materia prima la madera, la dirección del museo, en el que existe una sección de «Artes Decorativas y Etnología» -creada por orden ministerial de 14 de octubre de 1981-, manifestó su inquietud y expresó la necesidad de un desplazamiento a Castril de la Peña, localidad en la que se desarrolló tal artesanía, para llevar a cabo una investigación sobre el terreno de los restos materiales y, a ser posible, un contacto directo con los antiguos artesanos para obtener la máxima información, previa preparación de un proyecto orientado bibliográficamente con los fondos que sobre el tema posee el museo.

En base fundamentalmente a los artículos de la revista de Estudios de artes y costumbres populares, Narria, así como a los Trabajos y materiales del museo del pueblo español, en concreto a su específico «Catálogo de la colección de cucharas de madera y de asta», elaboramos un esquema de trabajo para que nos sirviera como guión de campo.

El esquema empleado tiene como fin permitir la recogida de información de un modo exhaustivo, lo que no siempre sería posible ante la material falta de datos y referencias para alguno de los apartados.

Entre los fines del estudio también contaba la consecución de materiales para el fondo de la sección de «Artes Decorativas y Etnología» del museo.

En la preparación bibliográfica del trabajo localizamos un artículo sobre los «Trabajos en madera en Bárcena Mayor» (en Narria, nº 12), dedicado a la provincia de Santander; su esquema de desarrollo nos pareció ser válido con algunas modificaciones que nos ampliaran la información y se adaptaran en algunos aspectos al ámbito geográfico en donde se localiza esta artesanía granadina. Para estas modificaciones nos fue de gran utilidad los datos que sobre la ya específica fabricación de cucharas se expresaban en el «Catálogo de la colección de cucharas de madera y asta» ya citado.

De este modo, el esquema de trabajo con el que viajamos a Castril de la Peña quedaba configurado así:

1. Localización de la comarca

-Descripción, atendiendo especialmente a:

 +Riqueza maderera.

 +Proximidad de bosques, etc., que expliquen en cierta medida la ubicación de una artesanía maderera.

2. Artesanía de Castril

-Trabajo en madera:

 +¿Se hacen útiles según la época del año?

 +Puntos cercanos de fabricación.

 +Los cuchareros.

-Otras artesanías.

3. Datos de los informantes. Artesanos actuales:

-Dedicación.

-Nombre.

-Edad.

-Natural de...

-Procedencia de 'sus conocimientos. ¿Cómo se hereda el oficio?

-Fecha de la entrevista.

-Otros datos de interés.

4. La fabricación de cucharas de madera:

a) Materias primas:

 +Adquisición. Lugar y precio.

 +Especies utilizadas.

 +Tipos de maderas, que en principio clasificamos según su grado de dureza (1).

 +Utilidad a que se destina cada una.

 +Época de recogida de la madera según la especie.

 +Herramientas de «recolección».

b) El proceso de fabricación:

 +Época de ejecución.

 +Operaciones: Enumeración y descripción.

 +Técnicas: modalidades del torno y la navaja. Dornajos (torno).

 +Herramientas para cada fase.

 +Taller: Descripción; útiles (banco, etc.).

 +Remate de la pieza: decoración (si la hubiese).

c) Esquema morfológico de las piezas:

 +Variedad.

 +Tipos y funciones.

 +Similitud con piezas de otras áreas.

 +Relación con determinadas actividades: Vida pastoril; cocina; folclore.

d) Aspectos económicos y sociales:

 +Organización de la producción artesana.

 +Unidades de producción. La «gruesa» como medida de producción de cucharas.

 +Evolución del número de artesanos.

 +Nivel económico de éstos.

 +Salida y comercialización de los productos.

5. Glosario de términos.

6. Catálogo e ilustraciones.
 

La estancia en Castril de la Peña

El viaje a Castril se realiza, pues, una vez tenida una base bibliográfica y un guión lo más completo posible. El trabajo de campo nos ocupa los días 14 al 19 de abril de 1983.

La ubicación del museo arqueológico de Granada en la casa del señor de Castril, añadía a la investigación un carácter especial; es más, nuestra estancia en el pueblo depararía alguna sorpresa como fue la de vivir en la antigua casona de don Hernando de Zafra, algo transformada pero con la solera de haber sido casa ilustre y que por mucho tiempo fue la Pensión del Pilar, llamada así por estar al lado de una fuente o pilar con el escudo del señor de Castril como elemento decorativo central.

Llama la atención en el pueblo, por una parte, el cariño con el que se habla de la artesanía de las cucharas de madera y, paralelamente la inexistencia casi total de antiguas cucharas, así como de la herramientas con las que se realizaban. Ha sido difícil rastrear el material, y, a no ser por la «colección» ya recogida por don Andrés Gea Arias, la documentación gráfica hubiese sido imposible de conseguir.

Don Andrés Gea es el cura párroco de Castril; interesado a fondo en temas locales (véase su artículo sobre el origen del nombre de Castril (2), ha sido sin lugar a dudas nuestro principal orientador en el trabajo de investigación, ya que nos propicio los contactos oportunos con los antiguos artesanos y con aquellas personas que podían aportar información sobre el tema, además de facilitarnos los desplazamientos a Campocebas (3), para prospectar sobre otras artesanías (esparto, telares, etc.).

Tiene recogidos materiales y notas de múltiples artesanías desaparecidas por completo y a las que más adelante haremos referencia, y por tanto es un importante orientador de cualquier estudio que se quisiera llevar a cabo sobre el tema en Castril.

Nuestras fuentes de información se han concretado en aquellas personas que de una manera u otra han vivido directamente el proceso artesano.

Cabe señalar aquí que la fabricación de cucharas en Castril desapareció hace aproximadamente treinta años y que sólo viven dos cuchareros y un entallador (4), el resto de las entrevistas las hemos realizado con el que fuera mayorista de la producción de cucharas y pequeras (5) y con dos carpinteros de la localidad, buenos conocedores de tipos de madera y técnicas de trabajo sobre ella (6).

Consideramos por tanto con un valor documental alto las declaraciones de los cuatro primeros, siendo las demás testimoniales, de recuerdos y, en el caso de los carpinteros, demostraciones concretas del trabajo con la azuela para la obtención de las entalladuras.

De las declaraciones de los entrevistados obtuvimos un bloque de información sobre el proceso de elaboración de las cucharas cuya descripción omitimos en este informe por ser objeto de un artículo posterior en el que se hará la exposición y el análisis de los datos obtenidos.

La primera impresión que tuvimos, al conocer el proceso de fabricación de las cucharas, fue la de que nos encontrábamos ante un trabajo no puramente artesano, entendido éste como una actividad no afectada por esquemas propios del proceso industrial.

El grado de especialización, la división del trabajo en el esquema productivo y la inclusión del producto en el mercado respondía a características más bien industriales, a pesar de que el trabajo manual siguiera siendo el carácter principal del proceso de elaboración. Parece, pues, que nos encontramos ante una «artesanía profesional» (7), en la que ha habido una transformación en el grado de personalización de las obras y una inserción como cualquier otra actividad productiva en el mercado.

A pesar de tener en cuenta estos rasgos, nosotros nos referiremos a esta actividad como artesana, puesto que en cualquier caso hay una preeminencia del trabajo humano y una huella personal del artesano en el producto final.

La información oral iba acompañada de una búsqueda de piezas elaboradas -no ya sólo entalladuras, que habían sido relativamente fáciles de conseguir- (8) y de los útiles de trabajo propios de la fabricación cucharera.

Las cucharas no se conservaban normalmente en las casas, puesto que con el deterioro habían sido sustituidas por otras de nueva elaboración, adquiridas en el mercado, del mismo tipo que se usan hoy en cualquier cocina. Especialmente, las cucharas de boj habían sido desechadas con anterioridad y no hemos llegado a ver ninguna (9).

Un antiguo cucharón nos fue ofrecido, al parecer muy deteriorado y hasta ahora perdido entre otros útiles en un cortijo de la Sierra. La promesa de un nuevo viaje es posible que lo salve del olvido (10).


Nódulo         Cuchilla
                                              Legra

En cuanto a las herramientas (véase nódulo, cuchilla y legra), todas las utilizadas por Gregorio Venteo, el más antiguo cucharero, que las había guardado todos estos años con especial cariño, ahora forman parte de una colección (11) que posee don Andrés Gea, con el fin de que algún día sean expuestas en un lugar expresamente creado para las artesanías y antigüedades de Castril.

Las familias de otros antiguos cuchareros no residen en el pueblo, al menos de una forma constante, y por tanto la localización de otro juego de herramientas ha sido imposible. Una «cuchilla» (12) la hemos visto decorando una casa del pueblo, adquirida expresamente para ello y sobrevalorada como para ser asequible mediante compra.

Las piezas, por consiguiente, debían de ser documentadas gráficamente y en esta labor empleamos gran parte de nuestro tiempo. Las herramientas han sido reproducidas procurando reflejar en los dibujos su estado de deterioro actual (herrumbre, desgastes de uso e incluso mutilaciones como el caso del mango de la legra).

En la realización de estos dibujos, en concreto al dibujar el detalle del sello que el herrero había impreso en la hoja metálica de la gran cuchilla, tuvimos una sorpresa agradable. En esa marca rezaba: «Miguel Muñoz, Castril». A nosotros no nos indicaba nada especial, pero sí a algunas de las personas que, interesadas en nuestro trabajo, nos pidieron ver los dibujos reparando en el detalle del fabricante e indicándonos con la mayor de las sorpresas que un hijo del tal Miguel Muñoz seguía trabajando en una fragua, quizás en la misma, y que para él sería una gran satisfacción saber que esas herramientas eran obra de su padre.

Este acontecimiento anecdótico y casi sin importancia sirvió, sin embargo, para que este herrero nos ofreciera la fabricación, especialmente para el museo arqueológico de Granada, de un juego completo de herramientas, reproducción de los dibujos que había visto (13).

Aun habiendo reunido suficiente material para tener una idea muy aproximada de lo que fue la fabricación de cucharas en Castril de la Peña, nos parece obligado un nuevo contacto con la gente y las artesanías perdidas del pueblo. Campo de trabajo hay mucho; existe una rica relación de otras artesanías e industrias artesanos sobre las que se puede investigar para sacar a la luz datos de interés.

Sobre las pequeras y todo el proceso de obtención del alquitrán a partir de las toconas de las raíces de los pinos, su traslado en pieles de cabra y su posterior comercialización, tendríamos un buen informante en la persona de José M. Sánchez Dengra.

La obtención de aguardiente, con la consecución de las fórmulas de fabricación, su origen, su posible permanencia artesana o su desaparición como producto comercializado, es asimismo un estudio prometedor.

Lo mismo cabe decir de la obtención del papel de estraza.

Lugar aparte ocuparía un estudio de los desaparecidos martinetes, pues no conocemos a ningún informador directo y los restos de su producción son objetos de cobre (calderos) de muy difícil consecución.

No queremos omitir una referencia, aunque sea somera, a los vidrios; ha sido sin duda alguna la producción artesana más interesante; conocidos desde antiguo, ocupan un lugar importante en los estudios sobre vidrios españoles (14). En la actualidad los vidrios de Castril son objeto de un detenido estudio.
 

El viaje a Campocebas

Al margen de estas artesanías o industrias artesanales (que habría que fijar más detenidamente una vez que conozcamos sus características concretas) de Castril, hay que hacer una mención especial y más detallada de otras artesanías que hemos tenido ocasión de detectar en un pueblecito cercano, Campocebas.

Nuestro desplazamiento a esta localidad fue en un principio ocasional, pero nos dio pie a iniciar una prospección muy prometedora.

Gracias a los vecinos de aquí, nos ha sido posible rastrear el trabajo artesano de elaboración de tejidos, que consideramos de gran importancia, pues un estudio exhaustivo de los telares de la provincia está todavía por hacer.

Básicamente el arte de tejer consiste en el entrecruzamiento de una hebra, a la que se denomina «trama», a través de un conjunto de hilos tensados entre dos puntos, que recibe el nombre de «urdimbre»; a esta disposición de materiales e hilos se les llama, genéricamente, telar.

No hemos conseguido ver ningún telar para su descripción técnica, documentación fotográfica y en última instancia su adquisición. Estos telares -de los que tenemos constancia de su existencia- están guardados y olvidados en cortijadas o desvanes de casas en las que ya no viven los antiguos artesanos, bien por haber emigrado o muerto, siendo laboriosa la localización de los familiares que los poseen ahora. No obstante, conocemos su producción entre la que se encuentran diversos tipos de tejidos.

Las jarapas (15) son el tejido popular expresión del máximo aprovechamiento de lo inservible y con cierta tradición en la provincia, en especial en las Alpujarras (16).

El ropón, utilizado como aparejo en la montura de mulas; como la jarapa, está realizado a base de guiñapos sobre urdimbre de algodón.

La tendía es un tejido a franjas o con cenefas, utilizado principalmente para cubrir los tableros del pan y, una vez colocado éste encima, tapar las hogazas. Es por tanto una pieza muy larga y estrecha (17). Es utilizada también como faldas de camillas.

Sábanas, igualmente de lana y urdimbre y urdimbre de algodón; blancas y del doble ancho del telar (llevan por tanto una costura central a todo lo largo).

Mantas, de lana, con listas anchas o cuadros y de dos formas:

a) Ordinaria, para la cama y aparejos de mulos.

b) Hornillera, más gruesa y en la que la urdimbre es también de lana. Era la usada en el campo. Decorada con cuadros más anchos, espigas y ondas y de colores más oscuros.

Con estos tejidos se hacen además prendas como las alforjas, de cenefas o labor; de una especial originalidad son los refajos, que se llevaban bajo el vestido y sobre los que se ejecuta una labor de bordado y puntillas en los bordes.

Una prenda, igualmente original, de la que no tenemos referencias de fabricación en otras zonas, es el cujón. Consiste esta pieza en dos estrechas mantas superpuestas y cosidas por un lateral y el bajo, quedando a modo de saco de dormir abierto lateralmente. El cujón era usado específicamente para dormir en el suelo, pues, siendo de lana «de su monte» (18), tiene un poder aislante superior al de cualquier manta (19).

Esta información sobre los tejidos populares nos la facilitaron usuarios de las prendas que conocían su elaboración de una forma más o menos cercana, por lo que desconocen detalles más concretos de su fabricación; no obstante, sabemos que la lana se hilaba en Castril (los padres de Rafael Martínez Gázquez, uno de nuestros informadores, lo hacían y conservan todavía el huso) (20); conocemos además algo del proceso del teñido, el cual se realizaba en las casas con tintes químicos adquiridos en comercios (21). Tan sólo una entrevista directa con los artesanos nos podría aclarar si con anterioridad se usaron plantas como tinte natural y qué fórmulas se usaban para la obtención de determinados colores.

La unidad de peso con la que se comercializaba la lana era la libra, equivalente a 480 gramos, dividida a su vez en 30 onzas, de 16 gramos (22).

Hemos conseguido una serie de referencias para la localización de artesanos y telares. En Campocebas tejieron «los carpinteros», emigrados a Alicante hace quince años; habría que localizar a Áurea Sánchez Ortiz para encontrar el telar. Otra tejedora localizable fue María, que abandonó el pueblo hace veinte años y que ahora está en Galera.

Un telar de jarapas está semiolvidado en el «cortijo de la Salobre» (pensamos que sería asequible adquirirlo para localizar al propietario, siendo un fiel testimonio de los tejidos populares de este rincón granadino).

En cuanto a los tejidos, todos los que hemos visto pertenecen al ajuar de la esposa de Rafael Martínez Gásquez, que heredó de su madre y que guarda celosamente para su hija.

Los datos sobre la artesanía del esparto, muy arraigada todavía en la localidad, se refieren a la técnica de preparación de la fibra vegetal y el proceso de elaboración que, por ser comunes en la artesanía del esparto, omitimos en este informe, hasta la realización de un trabajo específico sobre el tema y que ocupe un ámbito más amplio (23).

Existe una gama extensa de objetos que se realizan artesanalmente a partir del esparto; no queremos dejar de citar, sin embargo, algunos objetos de cestería como la barja, un cesto rectangular, con tapadera, que se usa como merendero o para guardar objetos o herramientas, en donde la pleita va decorada con otras labores como la crisneja en la que sé realiza el cierre; el cesto doble, parecido a un diminuto serón, con asa para las patatas y las mondaduras; el panero, una especie de estera redonda, con dos pequeñas asas opuestas, usado como recogedor de las cenizas de las chimeneas o de basura.

A destacar, por otra parte, la elaboración del tipo de calzado conocido como esparteras y alambreñas(24), éstas últimas con la puntera reforzada de alambre, usándose para ello un punzón (25).



Notas

(1) Durísimas (como el olivo); muy duras (como el boj, el brezo y el espino); duras (como la encina y el fresno); poco duras (como el castaño y el haya); blandas (como el abedul, el pino y el avellano); muy blandas (como el chopo y el tilo). De C. Laorden y otros, La artesanía en la sociedad actual. Barcelona, Salvat. De esta relación hemos excluido las especies no autóctonas.

(2) Programa de fiestas de Castril: Castril, feria y fiestas, 1982; en el que cabe destacar un artículo de D. Vicente González Barberán sobre el «Escudo heráldico de la villa de Castril»; el citado de D. Andrés Gea y otras colaboraciones.

(3) Campocebas es una pequeñísima población, situada a unos 19 km al suroeste de Castril, del que depende administrativamente.

(4) El entallador es el encargado de hacer en el campo unos tarugos de madera (entalladuras), sobre las que luego el cucharero elaborará las cucharas.

(5) Especie de odre de piel de cabra, en el que se transportaba el alquitrán obtenido en el campo a partir de la resina de los pinos.

(6) Hubo otros informadores.

(7) Se suele englobar en esta denominación las expresiones artesanos que se han producido en las sociedades industriales y que han protagonizado una importante transformación en los materiales, herramientas, procesos de trabajo utilizados, etc.

(8) Este material, las entalladuras, era lo que habla estado quemándose en chimeneas en el último invierno y que dio lugar al aviso que promovió este trabajo.

(9) Se puede deducir que la pronta desaparición de la cuchara de boj, al margen de la más difícil obtención de la madera y más esmerada elaboración, se debe a que ésta tiene una finalidad concreta, la de ser usada en la mesa, mientras que el uso de las de álamo, más groseras, permanece en la cocina.

(10) Para su localización hay que recurrir a la esposa de D. Cesáreo Caro López, en la antigua pensión del Pilar.

(11) La colección completa la componen dos gubias de hierro, un peto de madera, una cuchilla y una legra, todas ellas (menos la última) en, un aceptable estado de conservación.

(12) La herramienta más grande de las usadas. Engarzada por medio de un anillo a un barro de madera, servía para perfilar o aperar la cuchara.

(13) El inicio de la elaboración de estas herramientas requería una consulta a la dirección del museo, para fijar las condiciones económicas en que se realizaban, por lo que el encargo no se ha realizado hasta la fecha.

(14) Ars Hispaniae. Cerámica y vidrio. Vol. X: 363-365.

(15) Tipo de tejido que se obtiene cuando se usa de trama desechos o restos de otros tejidos; se cortan los retales en tiras y se cosen entre sí, una vez que estas tiras se cosen por sus extremos, se hacen ovillos y se disponen en palillos a modo de lanzadera. El uso que se le da actualmente es para ponerlo entre la colchoneta y el colchón, pero su uso ha sido más diverso: aparejo de animales, cortinas, etc.

(16) Véase «Tejidos alpujarreños», en Narria, nº 3: 14-16. Además, nos citan, en Campocebas, a Guadix y Santiago de la Espada (Jaén) como puntos más próximos de fabricación.

(17) El ancho de estas piezas es el que da el telar, sin costuras.

(18) La expresión «de su monte» hace referencia a que la lana no ha sido desengrasada, cardándose los vellones sin lavar para su hilado.

(19) Con lana «de su monte» se fabrican en la actualidad calcetines para llevar con las abarcas y realizados «a 5 moldes» (con unas pequeñas agujas) sin costuras.

(20) Huso difícil de conseguir, máxime, justo es decirlo aquí, cuando nuestra petición para el museo era seguida de la misma solicitud «para el pueblo» de parte de D. Andrés Gea, que presenciaba nuestra entrevista.

(21) G. González-Hontoria y M. P. Timón Tiemblo, en Telares manuales en España, dicen, en la página 88: «Hasta no hace mucho, los tejidos se teman con plantas naturales; a partir de los años 50, se introdujeron los productos químicos en detrimento de los artesanales»; siguiendo más adelante: «Después de la guerra civil se generalizó el uso de anilinas, que aceleraban el proceso, pues se conseguía el color de una forma más rápida».

(22) Un kilogramo viene a ser 2 libras y 3 onzas aproximadamente.

(23) En este sentido cabe plantearse la realización de un estudio de la artesanía del esparto a nivel provincial, para comparación de técnicas y formas.

(24) Para la elaboración de este calzado eminentemente popular, se trenza el esparto de que están formadas las suelas y se les une, sobreponiéndolos, una puntera y un talón en cordoncillo de mejor realización.

(25) Se nos hizo la promesa de fabricar para el museo alguno de estos objetos, tras la nueva recolecta (principios de otoño) y la cocción del esparto (que requiere un majado y la permanencia en agua durante un mes).


Informe del trabajo de campo relativo a la artesanía de cucharas de madera llevado a cabo en Castril, los días 14 al 19 de abril de 1983, presentado al Museo Arqueológico Provincial de Granada.


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