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Uno de los aspectos de la antropología cultural que más se han desarrollado en estos últimos años ha sido el relacionado con las fiestas tradicionales o populares, hasta el punto de que la abundancia de estudios monográficos o generales sobre el variado universo festivo, se ha convertido en una especie de fenómeno de moda. Pero esa forma de expresión del inconsciente colectivo constituido por las fiestas se muestra reacio a desvelar sus secretos, debido a las confusiones creadas por las transferencias y transformaciones del material festivo, así como por las diversas procedencias de las influencias modificadoras en las diferentes épocas, que se han ido acumulando como por estratos geológicos. La vía para intentar descifrar las claves interpretativas de la simbología festiva pasa por el deslinde de las semejanzas y diferencias entre los festejos de distintos ámbitos geográficos, al mismo tiempo que se aislan las peculiaridades concretas de cada universo festivo y se establecen las categorías formales de las múltiples familias que los componen. Y para esta tarea es imprescindible emprender investigaciones comparativas, que permitirán desvelar la composición de la estructura festiva, etapa inicial de la constitución de una festología o ciencia que se ocupe del conocimiento de las fiestas (1). Si se acepta el
planteamiento de los estudios
comparativos, una consecuencia metodológica será admitir
las ventajas que aportaría el uso de una ficha-modelo
común,
que uniformice la disposición de los datos y facilite su manejo
y su análisis. El problema será poner de acuerdo a los
investigadores
para que la admitan y utilicen, pero esta dificultad depende de los
individuos
y no del ámbito teórico. I. Algunos cuestionarios programáticos Como en tantos otros sectores de la etnografía y el folclore de los pueblos integrados en las Españas, se debe a Luis de Hoyos Sainz el mérito de sentar las bases de nuestra festología. Para él, las fiestas populares «nos dan una de las fases más interesantes de la cultura de los pueblos, para la investigación de su psicología», pero considera que hasta ese momento «se ha hecho una disociación analítica de ellas, estudiando solos y aisladamente sus elementos constitutivos, como son las danzas, el canto, la música, o los juegos y diversiones concretas que las integran; degradando así el interés y valor explicativo de las mismas, al romper su unidad total de concertante y complejo etnográfico y folklórico, que eleva su interés como el de todos los hechos conexionales». Para remediar tales deficiencias propugna la búsqueda de «un método adecuado y eficaz de estudio (...) como una síntesis investigadora y explicativa, del hecho de las fiestas populares», y propone como solución la del «método etnográfico», integrador de los criterios «artístico, historicista y geográfico» (2). Para aplicar este método elaboró un cuestionario para el estudio de las fiestas populares y regionales en España, publicado inicialmente por el Seminario de Etnografía y Arte que fundó en la Escuela Superior de Magisterio; en segunda edición por el Seminario de Folklore de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid; reeditado en el tomo I de los Anales del Museo del Pueblo Español (Madrid, 1935), reimpresos en facsímil en 1988 por el mismo museo, a donde remito al lector interesado por el texto íntegro de esta ficha o cuestionario. Antes de entrar en su análisis, quiero señalar que las respuestas que habrá ido recibiendo D. Luis a lo largo de los años parece que se conservan entre los legajos heredados por su hija y colaboradora, Nieves de Hoyos, a la espera de la institución que se interese por su catalogación y puesta a disposición de los investigadores. En síntesis, esta ficha se reduce a 18 apartados. El primero solicita una recensión de las fiestas significativas de la provincia, para pasar luego a pedir datos concretos sobre cada una de ellas, referidos a: fecha; nombre; sitio donde transcurre; origen y variaciones históricas; clasificación según la tipología que se acompaña; descripción de sus elementos o componentes, tales como: procesiones, comitivas, cofradías, bandos, cantos, danzas o bailes, música, juegos, luchas y empleo del fuego y del agua; colectas, ofrendas, rifas y repartos; comidas y banquetes; trajes y disfraces; mujeres con mando; máscares satíricas. Un apartado centrado en las fiestas desaparecidas o cambiadas y otro sobre la bibliografía existente completan la encuesta, que ofrece la ventaja de ser muy escueta, aunque también adolece de inconvenientes tales como el criterio clasificatorio o la ausencia de información sobre los rituales acompañantes así como sobre la estructura temporal de la fiesta. Aparte de la dificultad de tabulación, debido a la mezcla de unidades temáticas en los mismos apartados. Transcurrirán varias décadas hasta que renazca el interés por las manifestaciones de la cultura popular, y se elabore un nuevo modelo de ficha, esta vez específico para una clase de fiestas, las de moros y cristianos. Es Guillermo Guastavino quien medita sobre la fórmula para aproximarse al estudio de la fiesta más compleja, extendida y característica de la cultura hispánica, y en 1969 publica el folleto Las fiestas de moros y cristianos y su problemática (3), donde propone un método para recoger la información más amplia posible sobre esta categoría festiva. A loa apartados localizadores de tiempo y lugar añade otros sobre advocaciones, motivos, acciones, escenarios y personajes, complementados con el análisis de los textos representados y un inventario de las variantes formales. Su propuesta constituye un gran avance metodológico al centrarse sobre un tipo específico de festejo, que se pretende analizar hasta en sus más recónditos com-ponentes. A partir de la II Restauración, se amplía la nómina de propuestas de fichas o encuestas, más o menos operativas, sobre fiestas en general, fiestas concretas o aspectos determinados del conglomerado festivo, como pueden ser los paloteados, los instrumentos musicales o la vestimenta. Como no conozco todas, no voy a enumerarlas, sino que resaltaré la que me parece más sugerente, la elaborada por la Asociación Granadina de Antropología. Este
cuestionario
consta de 13 apretados folios
con unas 300 entradas informativas, lo que lo convierte en
completísima
indagación. Para darse una idea de los propósitos
inspiradores,
me limitaré a enunciar sus bloques temáticos:
Como muestra de la minuciosidad de la encuesta, se pide: dibujar un croquis indicando el sitio de los participantes y de los observadores; el estudio de las remodelaciones y reconstrucciones del santuario, indicando en cada caso de quién fue la iniciativa y la financiación; si el santuario contiene la vivienda del santero/a, quiénes componen su familia; dónde se disparan cohetes y bengalas; quiénes componen el jurado en la elección de las reinas, qué premios se otorgan y de qué colores son las bandas impuestas; cuántos bares, chiringuitos, tómbolas, puestos de turrón y dulces se instalan, en qué sitios y cuántas tasas deben abonar; sómo se preparan las recetas gastronómicas; cuántas calorías diarias se consumen en los convites; ... así de exhaustivo. Es evidente que
tal
extensión y profundidad
informativa constituye un serio problema que, si bien convierte el
estudio
de cada fiesta en una monografía, dificulta enormemente su
posible
comparación. Aparte de que muchos de los apartados, para que
tuvieran
valor científico, tendrían que hacerse con instrumental
adecuado.
Por ejemplo, en lo de las calorías ingeridas no hay duda de que
sería interesante contrastar las diferentes regiones, pero
habría
que medirlo adecuadamente y no limitarse a la estimación hecha a
ojo. En todo caso, para aspectos concretos (romerías,
instituciones,
etc.), puede resultar una herramienta de trabajo valiosa, además
de su intrínseco interés para la formación de los
alumnos, como ha sido utilizada (abreviada) en algunos cursos de
antropología
cultural. II. Un modelo de ficha universal Consideré que podía resultar útil tratar de resolver los problemas que hasta ahora he ido enumerando, buscando la eficacia y simplicidad. Es evidente que el óptimo modo de trabajo festológico consiste en acudir personalmente los investigadores a la celebración de las fiestas, y obtener allí sus informaciones. Si se tiene en cuenta que sólo en Andalucía hay registradas más de 2.000 fiestas actuales, y otras 1.000 en Galicia, extrapolando las cifras al conjunto del estado español daría unas 15.000 fiestas. Este número desborda la capacidad operativa de cualquier equipo de investigadores, por lo que resulta imposible la asitencia personal. Así llegamos a las condiciones normales de trabajo, con breves visitas a las localidades investigadas y en la mayoría de los casos búsqueda de información en épocas distintas a las de las actividades festivas. La ficha tendrá pues que adaptarse a tales coordenadas materiales: informantes poco motivados a los que hay que ayudar a recordar los sucesos a registrar. La creación del prototipo de mi ficha tuvo lugar dentro de una de las campañas de trabajo de campo emprendidas por la Asociación Granadina de Antropología, durante 1986, en la aislada comarca de Los Guájares (constituida por las entidades de población Guájar Fondón, Guájar Faragüit y Guájar Alto). Allí, en una época no festiva, traté de recoger el máximo de información oral sobre sus fiestas actuales y las desaparecidas. Al no existir bibliografia sobre el particular, ni archivos locales, las fuentes escritas se limitaban a lo poquísimo que se pudiera encontrar en algún archivo parroquial. Se estaba en condiciones casi límites, por lo que si el sistema de obtención de datos funcionaba, en circunstancias más favorables sería mucho más sencillo. Más tarde, el investigador de Jaén, Manuel Amezcua, introdujo ligeras modificaciones en mi prototipo, para utilizarlo en su campaña de 1987 sobre las fiestas de la comarca de Sierra Mágina, que se plasmó en 102 fichas obtenidas de 18 localidades, lo que constituye un corpue de referencia aceptable. Después de
analizar los resultados
obtenidos en Sierra Mágina y de consultar las encuestas de Hoyos
y otras, que desconocía, he efectuado bastantes modificaciones
sobre
el prototipo, para convertirlo en un modelo de ficha escueta,
informatizable
y que no exige demasiada especialización en los redactores. Se
compone
de dos módulos: el ciclo festivo (pensado para reavivar
la
memoria de los informantes) y la ficha de cada fiesta. I. CICLO FESTIVO Cuando se trate
de
las fiestas patronales,
a continuación de la fiesta religiosa se anotará P-I
o P-II, para indicar su función como patronal principal
o
secundaria, en caso de haber dos. Si se trata de una localidad con una
sola fiesta patronal, bastará con añadir P. II. FICHA FIESTA Al ser muy pocas las fiestas que proporcionen datos a todos los puntos temáticos, en su inmensa mayoría se pueden trasladar a un folio mecanografiado por uno o los dos lados, lo que facilita tremendamente la posterior labor comparativa. Respecto a la numeración de las fichas, en primera instancia será suficiente con incluir: - Las iniciales
de
la provincia en cuestión,
siguiendo la nomenclatura de las matrículas de vehículos. - El número
otorgado a la localidad
dentro de los pueblos de la provincia. - El número que ocupa la fiesta dada en el conjunto del ciclo festivo de esa localidad. Así, GR 4-3 será la identificación de la tercera fiesta de la cuarta localidad estudiada en la provincia de Granada. A la hora de comparar provincias habrá que utilizar una supranumeración correlativa, pero ya no dependerá de los encuestadores. Como ejemplo
práctico del uso de este
modelo de ficha, reproduciré (en el recuadro) uno de los
obtenidos
en Sierra Mágina. Y si algún investigador enfrentado al
mismo
problema quisiera hacerme llegar sus críticas o sugerencias,
serán
bienvenidas en esta misma revista.
1. Más adelante habrá que aplicar un método de análisis comparativo histórico formal, como el diseñado por D. Julio Caro Baroja en sus investigaciones sobre fiestas. En el mero ámbito sincrónico, he esbozado las posibilidades de establecer comparaciones supraprovinciales en mi comunicación al I Encuentro sobre religiosidad popular (Sevilla, 1887), titulada «Patronos y calendario festivo andaluz: aproximación comparativa». Las actas han sido publicadas por la editorial Anthropos y la Fundación Machado. 2. En la primera parte de su artículo «Cuestionarios especiales de etnografía y folklore», Anales del Museo del Pueblo Español, tomo I, Madrid, 1935 (reed. 1988): 60-61. 3. En el Consejo
Superior
de Investigaciones Científicas, Madrid, Colección
Monográfica
Africana (25 págs.). |
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