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Guatemala presenta hoy una composición de su campo religioso tan heterogénea como dinámica. El desplazamiento acelerado de la fe católica por la protestante y la fuerza con que ganan terreno las denominaciones pentecostales cobran especial relieve cuando se advierte la proyección política de las conversiones. La llegada a la presidencia de la república de un cristiano evangélico con el grado de «profeta», miembro activo de la iglesia El Shaddai, es un acontecimiento político-religioso de gran significación por lo que a la pujanza del voto evangélico-pentecostal se refiere. La negación explícita de conciencia política, el proclamado alejamiento de los «asuntos mundanos» y la alienación frente a los sangrantes problemas sociales, características todas consideradas inherentes al discurso y la práctica protestantes, han quedado en entredicho y necesitan ser replanteadas. Tres son los objetivos que me propongo cubrir en las páginas que siguen: 1. Examinar el modo como se construyen y organizan los relatos pentecostales de conversión y justificación de la fe: El discurso del converso sobre su propia experiencia religiosa. 2. Establecer las pautas de articulación de este relato con aquel otro que trata de ofrecer una interpretación a la grave crisis que atraviesa el país coherente con la vivencia religiosa, esto es, la visión milenarista de la política que empieza a configurar un nuevo lenguaje sobre la autoridad en Guatemala. 3.
Evaluar el
peso de la variable «clase
social» en la elaboración de ambos discursos. Pentecostales: Vanguardia del «avivamiento» cristiano en Guatemala Los pentecostales constituyen un movimiento espiritual nacido a principios del siglo XX, maleable y adaptativo, al que ciertos rasgos separan del común de los protestantes: la glosolalia («las lenguas de fuego del Espíritu Santo» que se manifiestan individualmente a través del «don de lenguas»), en momentos particularmente emotivos del culto, la fuerza con que dicen sentir la presencia del Espíritu Santo en sus reuniones (lo que generaliza en ellas los estados de fuerte excitación nerviosa) y la sanidad divina (milagros de curación mediante la fe, la oración y la «imposición de manos» o «ministración»). «La pujante
corriente pentecostal, que
constituye una suerte de religión popular, surge y se multiplica
más como reacción ante las condiciones económicas,
políticas y sociales en que viven las mayorías que como
disidencia
cismática o como protesta contra las iglesias» (Valderrey
1988: 36). La fuerte emocionalidad de los cultos, la atención
personalizada
a los fieles, la cálida vigilancia y la solidaridad que reina en
las congregaciones pentecostales, los efectos liberadores del
éxtasis,
la glosolalia («don de lenguas» que permite la
comunicación
directa con Dios) y el «quebrantamiento» en los brazos del
Espíritu Santo («el Señor me postra en el
piso»,
«él me bota y caigo») por un lado; la sencillez
doctrinal
y el inamovible referente bíblico (que contiene todas las
respuestas,
al que todos tienen acceso, que cada creyente interpreta bajo la
inspiración
y guía del Espíritu Santo), la oferta de respuestas
simples
y concretas a las condiciones de existencia que ofrecen las
ideologías
de salvación, la extrema funcionalidad del
«pietismo»
(la seguridad de ser salvos por la fe en Jesús como Señor
y Salvador), fomentado especialmente por las llamadas «iglesias
libres»
(las más abundantes en América Latina y que proceden
mayoritariamente
de Estados Unidos), la ausencia de una autoridad indiscutible que
cuestione
o impida normativamente la escisión y la subdivisión
entre
las iglesias (el Papa no es más que el obispo de Roma; entre los
protestantes el liderazgo está abierto a cualquiera que tenga el
carisma suficiente para ejercerlo), la estrategia del «grupo
familiar»
como fórmula efectiva para el rápido crecimiento de las
iglesias
y para la consumación del «avivamiento», constituyen
todas ellas caracteríticas capaces de explicar, junto a una
labor
proselitista que no escatima esfuerzos, el éxito incuestionable
del milenarismo pentecostal, líder absoluto del espectro
protestante
guatemalteco. Vivencia de lo sagrado y vivencia de lo político entre los pentecostales guatemaltecos La utilización del término «vivencia» no es gratuita, aunque detrás de esta palabra se esconda el método: El análisis de los discursos, la versión que construye el nativo converso, el examen de las características y la estructuración temática de los testimonios de conversión por un lado; la percepción de la realidad socioeconómica y política, la «pentecostalización» de los discursos sobre la política y la autoridad por otro lado. Me interesa destacar el enfoque propuesto por José Luis García en el sentido de que el lenguaje es un instrumento capaz de generar discursos colectivos que construyen la identidad (García García 1988: 113). Del mismo modo menciono ahora y volveré a mencionar el trabajo de Manuel Gutiérrez Estévez en el que se refiere a las autobiografías como pertenecientes (al igual que el mito o el cuento) al ámbito de la significación colectiva (Gutiérrez Estévez s.f.: 334), planteamiento que considero aplicable al caso de los testimonios de conversión. Quiero apuntar aquí una tercera mirada a los discursos, recogida en la siguiente cita de Honorio M. Velasco: «Las palabras rituales ayudan a recuperar la confianza en el enorme poder del lenguaje de construir la realidad, una confianza probablemente debilitada en una cultura occidental que no sólo parece haber disociado institucionalmente palabras y acciones, sino que además parece haber fomentado también la disociación entre lenguaje interior y lenguaje exterior, entre creencias y palabras» (Velasco Maíllo 1989: 181). ¿Por qué la vivencia? Para el cristiano evangélico en general, para aquellos católicos (fundamentalmente de la Renovación Carismática) que han asimilado modos pentecostales de vivir y presentar la fe, y de manera particularmente enfática para los pentecostales, el aspecto vivencial y cotidiano directamente inspirado por «la visión» y el poder del Espíritu Santo en sus vida, va más allá de la terminología o de lo puramente anecdótico. Es un hecho que todos coinciden en señalar el descubrimiento revolucionario en sus vidas de un «Cristo vivo», que exige el quebrantamiento y la oración continuos a cambio de la sangre derramada por todos los hombres en la cruz del Calvario y de las muchas bendiciones que ha prometido a Guatemala, nación elegida para el «avivamiento». Eso de esperar
que a
medida que ascendemos
en la escala social el aspecto vivencial se diluya en una compleja
trama
de intereses de otro orden, aunque persista en un discurso unificador y
de identificación que ensalza la vivencia diaria de la fe
salvadora. A. El testimonio de conversión como estereotipo: un modelo rígido Durante la campaña de trabajo de campo realizada en 1990, pude recoger varias historias de conversión pertenecientes a creyentes de casi todas las denominaciones protestantes presentes en el área de estudio: Adventistas del Séptimo Día, Iglesia Evangélica Centroamericana, Iglesia Evangélica Bautista, Iglesia del Nazareno, entre las no pentecostales. Para su análisis elaboré un esquema que quisiera aplicar en esta ocasión en que el trabajo se ciñe a los testimonios y entrevistas grabados exclusivamente a conversos pentecostales y neopentecostales. Para ello rescataré tres de los testimonios del pasado año y les añadiré siete de los recogidos durante la campaña de 1991. El siguiente cuadro recoge el sexo del informante, la iglesia y/u organización a la que pertenece, el lugar que ocupa en la jerarquía de la misma, el tipo de comunidad en que se localiza («R» para «rural», «U» para «urbana» y «R-U» para «rural-urbana», la profesión y la edad, y un número asignado a cada informante para poder localizar rápidamente al autor de cada cita (véase tabla en la página siguiente). Claves de identificación de informantes: [1] 48 años: Ama de casa
acomodada
La Fraternidad Internacional de Hombres de Negocios del Evangelio Completo (FIHNEC) es una organización interdenominacional de origen californiano (se crea en 1950 siguiendo la «visión» de Demos Shakarian), con presencia en 105 países y que en Guatemala, cuenta con 56 capítulos: 36 en la capital y 20 en los departamentos. Llevan quince años funcionando en Guatemala y agrupa a lo que ellos llaman «hombres productivos que buscan a Dios», esto es, personajes influyentes de la vida económica, política y militar del país que se reúnen para alabar al Señor, exponer públicamente sus testimonios de conversión y el modo como el Señor ha transformado sus vidas. No se definen como evangélicos ni como católicos sino como «cristocéntricos» a la vanguardia del movimiento carismático. Las Mujeres Iluminadas (Women Aglow) se autodefinen como una fraternidad de mujeres, una organización internacional de cristianas renovadas que nace en Washington en 1967 y que agrupa a mujeres de diversas denominaciones pentecostales. Unas y otras se reúnen periódicamente en hoteles y cafeterías de lujo donde ofrecen oración, testimonios, ministración, sanidad y refacción (desayuno o merienda según la hora) a cambio de unos quetzales (moneda nacional). El reparto según la posición que ocupa el informante en la jerarquía de su iglesia ha sido completamente casual, salvando el hecho de que no hay mujeres «pastoras». Seleccioné a aquellas personas que mostraban una mejor predisposición a narrar sus experiencias de conversión. Eso sí, todos han llegado al protestantismo como desencanto del catolicismo, esto es, se trata de conversos. Si bien la dimensión proselitista (siguiendo el mandato bíblico de extender la fe a todo el orbe) que cobra la grabación del testimonio facilita la tarea de localizar informantes, la segunda parte de la grabación, aquella que destino a recoger información de carácter político, despertaba no pocas suspicacias; sólo las circunstancias «tranquilizadoras» que vive el país, gobernado por un cristiano en activo, un «hermano», han permitido que se pudiera salvar exitosamente tal obstáculo en la mayor parte de los casos. La grabación
se ha desarrollado a caballo
entre la historia de vida parcial (aquella que recoge sólo
ciertas
esferas de la autobiografía, en nuestro caso las que tienen que
ver con la experiencia de conversión) y la entrevista
semidirigida. La estructura secuencial nativa Me referiré en este apartado a la organización del discurso sobre la conversión. Ésta queda recogida gráficamente en la página siguiente. Claves: 1) Presentación del yo. 2) Descripción de la vieja vida católica. 3) Gran hecho o hechos extraordinarios que desencadenaron la conversión y/o alimentan la perseverancia en la nueva fe. 4) Descripción de la nueva vida evangélica. 5) «Ataques del Maligno»: La fe del cristiano renovado a prueba. TESTIMONIO
1) Presentación del yo -- «Lo primero, yo le doy gracias a mi Señor porque yo en Egipto... Egipto quiere decir el mundo, en Egipto mi vida era amarga, mi vida no era buena» [5]. -- «Para la gloria del Señor le puedo testificar que el Señor me sacó de una ignorancia tremenda en que yo me encontraba, pues que mis padres eran muy católicos y me enseñaron el catolicismo, los catecismos, a confesarme y a comulgar y a todas esas cosas de la iglesia católica» [3]. --
«Resignadamente esperé a Jehová,
¡Aleluya! Él oyó mi clamor y me hizo pasar de un
lago
de miseria, de lodo cenagoso, puso mis pies sobre su peña y
enderezó
mis pasos» [8]. 2) Descripción de la vieja vida católica -- «Tenía muchos vicios, empecé a fumar (...) aprendí a tomar, aprendí a bailar, a andar en fiestas y por eso es que mi vida era muy triste, porque después de la fiesta el resultado era tremendo» [3]. -- «Yo era una católica rematada (...) y era inmunda se puede decir (...) era feliz en el momento en que teníamos fiesta» [5]. -- «El Maligno
se encargó de
una manera tan fina de meterme en ese mundo de las drogas (...)
Controlaba
mi mente a su antojo y empezó una vida de miseria, una vida
tortuosa.
Cuando yo no tenía dinero para comprar droga, yo tenía
que
salir a las calles a asaltar gente, yo estaba en una institución
armada legalmente autorizada (...) Empecé a hacer cosas muy
ilegales
(...) El diablo se encargó de perfeccionarme como meterle el
cuchillo
a mi prójimo para quitarle sus pertenencias (...) El Enemigo me
llevó cuarenta veces a las prisiones, sí,
¡cuarenta!
(...) Me fugaba, me agarraban (...) Me dieron una torturada muy
tremenda»
[6]. 3) Gran hecho o hechos extraordinarios que desencadenaron la conversión y/o alimentan la perseverancia en la nueva fe -- «Yo estaba bien enferma (...) Mi marido gastó mucho dinero en esto y no encontraban qué tenía yo (...) Vino a la casa una hermana evangélica que decían que oraba por los enfermos (...) Yo me hincaba como podía porque yo estaba ya muy mal, yo ya orinaba hasta sangre y entonces en la oración empecé a sentir algo bellísimo como una llovizna que me caía sobre mi cara y sentí algo sobrenatural, algo precioso (...) Y es que la hermana tenía el don de la profecía, o sea, que Dios le habla el Espíritu Santo por medio de ella (...) Me dijo 'lo que tú tienes no lo sana el hombre' y me impuso manos (...) ¡Cuando ella se fue yo saltaba sana!, ¡para la gloria del Señor!» [1]. -- «Satanás me tenía engañado y seguí en vida desenfrenada (...) Descuidé los negocios, descuidé a mis hijos, mi esposa ya no me importaba, y comenzó a venirse todo para abajo, fracasaron los negocios (...) Pero Cristo Jesús tenía un plan para mi vida (...) me invitaron a un desayuno de la FIHNEC (...) A través de los testimonios me quebranté, lloré varias veces (...) Me liberé de Satanás (...) Posteriormente mi esposa, en un evento 'cena de parejas', también le entregó su vida a Jesucristo» [9]. -- «Siendo yo tan hombre, tan macho, con un grado militar, llegaba por vez primera a una congregación evangélica, un lugar que para mí era un escándalo y empecé a oir un sermón. No sé que estaba diciendo ese señor pero de repente, ¡así, de repente!, algo tomó mi vida bien fuerte (...) algo más fuerte que mi persona tocó mi corazón y me levanto y empiezo a caminar, pero a medio templo (...) eso más poderoso que las drogas me tiraba en el piso y empezaba a llorar» [8]. (Esta secuencia
de
la narración, la
que corresponde al apartado 3, tiene una organización
interna
propia, casi independiente; es una narración dentro de la
narración.
Su inserción en el discurso global suele estar estandarizada. Es
la gran justificación, al tiempo que funciona como elemento
retórico
básico y soporte clave de la labor de proselitismo y
evangelización
individual. Es un momento especialmente emotivo que suele
acompañarse
de gritos, lágrimas y abundantes «aleluyas») 4) Descripción de la nueva vida evangélica -- «Llegó la mano de poder y me sacó del mundo (...) --con llanto-- yo no tuviera la felicidad que ahora tengo, yo soy la mujer más feliz del mundo, se lo digo delante de mi Dios, mi papasito --levantando los brazos y llorando--, yo siento la presencia del Señor en mi cuerpo, en mi espíritu, en mi mente (...) El Señor lindo me dio lenguas» [5]. -- «Nosotros
creemos en un Dios que
no permite nada en contra de nosotros... Entonces tenemos esa paz, esa
tranquilidad, entonces llega a cabalidad la palabra donde dice 'todos
los
enemigos haré retroceder', porque el evangélico vive como
luz en medio de las tinieblas» [7]. 5) «Ataques al Maligno: La fe del cristiano renovado a prueba -- «Hermana, el Enemigo ha querido sucumbir mi vida, derrotarla (...) he resbalado, he trastumbado, he estado a punto de sucumbir, pero siempre la mano de Dios me ha levantado (...) La fe nuestra ha ido creciendo en base al sufrimiento (...) En ese tiempo yo mi biblia la cargaba en el cincho cuando manejaba bicicleta (...) Una noche me arrebataron la bolsa y me encañonaron, aquí en el vientre me pusieron la pistola (...) Cerré los ojos esperando un balazo (...) Dios derramó espíritu de clamor en mi vida y pude gritar con toda mi fuerza, sentí la unción del Espíritu Santo en mi vida y empecé a hablar otras lenguas (...) me quedé atónito... ¿Qué tiempo hay con un revólver en el vientre? En una milésima de segundo le desaparecen a uno (...) Me tiraron la biblia en el pecho, se metieron en el carro y se fueron disparados. ¡Aleluya! [6]. -- «Tuve un problema muy serio, se puede decir que era en carne propia, una prueba dura del Señor (...) El Enemigo tiraba de mí que estaba tratando de ver cómo me sacaba de la iglesia, pero yo le clamaba la sangre de Cristo (...) El Señor me lleva de victoria en victoria, entre más sufro más victoria me da el Señor» [5]. Lo que llamo «la estructura secuencial nativa» recoge analíticamente el modo como el converso organiza el discurso sobre su propia conversión. En mayor o menor grado el testimonio oral facilita la comprensión de la subjetividad de la experiencia, permite el acceso al sistema de representaciones del individuo y al modo como construye la realidad. Aunque, por motivos obvios, las grabaciones no pueden ser reproducidas en su totalidad en este trabajo, cabe destacar el alto grado de consistencia interna de cada una de ellas. Por lo general constituyen un relato cerrado, perfecto, sin fisuras; de hecho resulta en el mejor de los casos difícil conseguir información sobre las recaídas tras la conversión. Sólo se mencionan cuando son interpretadas por el informante como pruebas que sirvieron para reforzar la fe. La narración idealiza la vida del creyente evangélico, lo que se acentúa entre los pentecostales posiblemente debido al componente fuertemente emocional de su vivencia religiosa. Este proceso de idealización dota de unidad interna a una experiencia personal que acontece en el tiempo y que, al construirse en el discurso, intenta mostrarse sin fisuras. Pero hay más: He observado el trato entre ellos fuera y dentro de la iglesia, he comprobado de qué manera se entregan a la lectura de la biblia (usadas, viejas, con anotaciones, casi rotas de tanto uso), quiero decir que el tiempo cotidiano parece penetrado de «tiempo divino» en la vida del converso; lo que el discurso muestra sin fisuras no es algo radicalmente ajeno a la propia vivencia cotidiana de la fe. Por otro lado no hay que olvidar que el testimonio de conversión es un relato estandarizado en mayor o menor medida debido, entre otras razones, a la triple función que cumple en su vertiente pública: Socializadora, didáctica y propagandística. No son pocos los creyentes cuyos testimonios, dependiendo de la espectacularidad de los errores cometidos en su pasado apóstata, es expuesto públicamente en iglesias y reuniones para captar prosélitos y para reafirmar a la feligresía y al propio orador en su fe. Hay una escenografía del testimonio público y la música forma parte inexcusable de ella. El relato de conversión puede ser considerado como una «dramatización» del encuentro con Dios y de la transformación que se opera en la vida del creyente a raíz de ese encuentro. Pero el testimonio tiene también una vertiente privada; la fe y prácticas religiosas de los pentecostales, su vida cotidiana y sus relaciones sociales parecen profundamente dependientes de la construcción de la experiencia religiosa que late en sus testimonios. El discurso del converso es intimista en su forma tanto pública como privada, pero su contenido es invariablemente de una marcada rigidez. Las regularidades nos muestran unas narraciones pautadas, conscientes, trabajadas, pulidas, que pasan a ser casi la tarjeta de presentación del cristiano. Son pautadas por su fuerte componente ritual, por su destino de producto compartido, por su poder en el proceso de reforzamiento de la identidad. En su estudio sobre la importancia teórica de las autobiografías y las posibilidades de avanzar en una semiótica de las mismas, Manuel Gutiérrez sostiene que, al igual que el cuento o el mito, las autobiografías se inscriben en el ámbito de la significación colectiva. Del mismo modo que la autobiografía, el testimonio de conversión (autobiografía parcial de carácter trascendente y dramático) no es «la muda acumulación de los acontecimientos vividos por el sujeto» sino «el relato organizado de los mismos». El testimonio no es la conversión de un informante sino el relato que este hace de su conversión, parafraseando al mismo autor. Ese relato se construye con materiales que son el resultado de la interiorización que el informante hace del sistema de valores y creencias vigente entre los creyentes de su cultura; a través de ello, y por la propia naturaleza del discurso, busca «la aceptación y benevolencia hacia su persona», lo que consigue gracias al poder «manipulador de las actitudes y sentimientos ajenos» que detenta el discurso (Gutiérrez Estévez s.f.: 334). Pero hay una diferencia capaz de situar el relato de conversión en otro nivel; me remito a las funciones que antes mencioné: Socializadora, didáctica y propagandística. La autobiografía es una producción excepcional, coyuntural, elaborada a petición del investigador interesado. La historia de conversión no: La imagen que el converso ofrece de sí mismo en su discurso es la que está obligado a presentar día a día entre los miembros de su iglesia, a la que acude varias veces por semana y en la que se han afinado mecanismos de control capaces de dar cuenta de cualquier desviación de conducta de uno de sus miembros. El testimonio suele estar, sino perfectamente construido, sí al menos estructurado embrionariamente antes de que el investigador solicite su exposición. La autobiografía resulta convergente --con la cultura en la que se produce-- en sus criterios de selección y presentación de la experiencia («la que su cultura le permita considerar como real», «la que le invite a tratar como relevante»,«la que configure su proyección social de una forma adecuada», citando a Manuel Gutiérrez), pero diverge en las experiencias mismas según la historia personal de cada individuo y por el hecho en sí de que existe un repertorio «literalmente infinito» de experiencias. El testimonio de conversión es convergente en términos absolutos con la «subcultura» de la congregación a la que pertenece el converso, en las fórmulas expresivas, en los criterios de selección y de presentación, y en el mismo repertorio de experiencias, ostensiblemente más reducido. Su razón de ser como producto elaborado y de contenido pautado es la experiencia compartida. En resumen, la tiranía del relato de conversión es mayor; «La estructura de la autobiografía es un producto social», la del testimonio de conversión no sólo es abierta y explícitamente sino que esa es la clave de su aceptación y su éxito, lo que dota de un poder asombroso para generar identificación. Quisiera cerrar
este
apartado con unas palabras
del mismo autor: «No hay, por tanto, ni un conjunto infinito de
acciones
inarticuladas, ni tampoco, en el otro extremo, un único proceso
de articulación de los acontecimientos vividos, es decir, no hay
un programa narrativo único (...) La primera alternativa es, por
ejemplo, la característica de una hipotética sociedad que
hubiera consumado el proceso de secularización, mientras que la
segunda puede considerarse representada, por ejemplo, por las
sociedades
que viven en una situación de expectativa milenarista»
(Gutiérrez
Estévez s.f.: 338). Es esta segunda opción, que
posibilita
la adopción exitosa de un «programa narrativo
único»
en un contexto como el guatemalteco, de genuina urgencia milenarista,
que
aguarda expectante la «segunda llegada del Salvador»
vaticinada
en la biblia con muertes, guerras y catástrofes que en Guatemala
son una realidad cotidiana y anunciada con consignas impactantes
(Prepárate,
Cristo viene»), es esta opción la que encuentro
completamente
apropiada como descripción del contexto que da sentido al
discurso
pentecostal guatemalteco. B. El discurso político-bíblico: «Y si mi pueblo se humillare...» El propósito en este apartado es rastrear el modo como el discurso religioso de transformación personal, de renovación, se ha infiltrado en el discurso sobre la situación socio-económica y política que vive el país, situación que he descrito someramente al comienzo de este trabajo. A lo grabación de los relatos de conversión añadí una breve entrevista sobre algunos puntos que consideré podían arrojar pistas sobre: a) El nuevo lenguaje sobre la autoridad; b) las pautas que sigue la interpretación que el creyente construye para explicar por qué Guatemala se desangra en medio de la pobreza; c) el modo como se hace consciente el proceso de ideologización que ha desembocado en claro activismo político, y como este activismo es revestido de significado religioso-milenarista. La potencial proyección política del acelerado proceso de conversión de Guatemala ha sido estratégicamente aprovechada por cierta clase política no sólo para instalarse en el poder a través de la (no digamos «manipulación» porque no es en principio abiertamente contradictorio a los intereses de un converso votar a un candidato cristiano, por eso prefiero hablar de ideologización, de socialización oportunista en el interés coyuntural del protestante por «los asuntos mundanos y de la política», ante los que, hace sólo unos meses, se mostraban indiferentes), de la concienciación efectiva del electorado protestante, sino también para que en la vida política guatemalteca se instale un discurso «pentecostalizado» aunque no al estilo Ríos Montt, que lo institucionalizó y actuó explícitamente amparado por la voluntad de Dios, sino de una manera más sutil, menos extravagente y megalómana (Serrano Elías es primero un diplomático y en segundo término un cristiano; Ríos Montt fue primero un «iluminado» y en segundo término un sangriento dictador). Organizaré
este apartado siguiendo
las preguntas que yo misma formulaba en las entrevistas y las
ilustraré
con algunas de las respuestas textuales de los informantes.
Continuaré
haciendo uso de los números que identifican a los informantes
con
los que he trabajado: 1) ¿De qué modo apoyaron en su iglesia, si es que lo hicieron, al candidato cristiano en las pasadas elecciones? ¿Qué les dijeron predicadores y pastores al respecto? -- «Que todos tenían que votar, toditos tenían que votar, no sólo por el presidente cristiano, sino que tenían que votar lo que Dios les guiara a qué presidente votar (...), porque es una cosa del país, entonces como nosotros tenemos cobertura del cielo pero respetamos la cobertura de la tierra, las leyes de la tierra(...) Dios ya sabía quien iba a ganar» [5]. -- «Ah sí, todos estábamos apoyándolo con nuestras oraciones, él busca a Dios también, él ha confesado a la nación que ama a dios y se ve que está tratando de enardecer el nombre del Señor» [3]. -- «Sí, claro, hemos estado orando desde el principio, porque fue un impacto bien tremendo, él no iba a ganar, Dios lo puso, el que iba a ganar era Carpio y de un momento a otro, ¡Gloria a Dios!, le pasó él, gracias a nuestras oraciones» [1]. -- «El
evangelio es apolítico...
Si él está en la presidencia es por sus propios medios,
ninguna
iglesia evangélica puedo yo creer que esté involucrada en
política porque obedecemos la palabra de Dios y no el mandato
del
hombre» [7]. 2) «Democracia», «leyes», «derechos humanos», «justicia», ¿Cómo entiende el pentecostal la política en general? -- «Participa pero en primer lugar ora, después paga sus boletos, da su voto para las elecciones (...) No es que andemos haciendo propaganda, pero Dios dice que oremos por los que están en los puestos del gobierno porque tenemos que trabajar por el bienestar de la nación (...) Tenemos ahora en las cosas del gobierno a muchos cristianos ¡Aleluya! (...) La ley es dada por Dios y hay que respetarla (...) Si el gobierno lo hace mal eso ya es asunto de ellos, pero los respetamos porque Dios los pone ahí, Dios tiene su gente en todas partes, aunque el Enemigo también las tiene (...) Pero con el escudo de la fe resistiremos los dardos del Enemigo» [3]. -- «Yo tengo que depender de Dios, sólo de él, aunque claro, la biblia relata que debemos estar sujetos a nuestras autoridades (...) Yo como cristiano tengo que pagar un impuesto, porque es una ley de la constitución, tenemos que estar sujetos, porque si las leyes existen es porque tenemos un Dios de orden... Si las leyes están ahí es para que se obedezcan» [7]. -- «En
Deuteronomio puedes leer esto
donde Dios dijo 'Bueno, está bien, yo les voy a establecer un
gobierno
a ustedes, pero ustedes van a tener que obedecer ellos', o sea, hasta
cierto
punto, todo lo que es iglesia y lo que es gobierno tienen mucho que
ver,
porque el gobierno Dios lo estableció» [4]. 3) Pobreza, delincuencia, secuestros, asesinatos, impunidad, corrupción... ¿Cómo se reparten las responsabilidades en el proceso de desintegración del país? -- «La causa está en que no todo el pueblo es cristiano, porque en segunda de Crónicas dice 'Si mi pueblo se humillare, en el cual es invocado mi nombre, yo abriré las ventanas del cielo y derramaré mis bendiciones' (...) Sé que Guatemala tiene un problema económico y social y todo esto. Mi opinión es que en Guatemala hay mucha gente escogida de Dios y por eso que Dios ha permitido este problema, para que la gente se arrepienta (...) porque Dios castiga a quien ama (...) porque el hombre puede ser muy intelectual, pero no puede hacer nada por una nación. Estoy lejísimos de creer que un hombre va a poder solucionar el problema de un país... La solución está en la palabra de Dios (...) Cristo pronto viene, hay señales... Mateo 24 narra que habrá pestilencias, habrá rumores de guerra, se comerán unos contra otros... ¡Hablarán de paz!... Pero veo difícil alcanzar la paz por medio de un hombre» [7]. -- «Todo está en una total corrupción, a todo el mundo le gustan lo que se dicen aquí las mordidas, y es que si tu eres un policía y tienes que poner una multa a alguien, sólo te dan 5 quetzales y te olvidas de la multa. Entonces al venir alguien que tiene que hacer las cosas correctamente, porque tiene temor de Dios, si aprieta las riendas del caballo puede relinchar y pueden darle un golpe de estado o alguna barbaridad (...) Está actuando sabiamente (...) Nuestra batalla no es contra carne ni sangre, como nos dijo el presidente de la iglesia, sino contra cosas que están en las regiones celestes (...) Existen pequeñas cositas que se llaman demonios, existen cosas más grandes que se llaman huestes y que son los jefes de los demonios, hay como cierta jerarquía dentro del mal. Se puede decir que el líder de todo eso es el diablo, que tiene sus demonios, ponte como el alcoholismo, la drogadicción, el homosexualismo...» [4]. -- «Eso ya es parte, digamos, de católicos, nosotros no tenemos ni por qué meternos en eso sino que ya la violencia es del Enemigo, del diablo que es Satanás, es el dueño del mundo, de los que hacen violencia e iniquidades (...) Nosotros estamos apartados (...) Satanás usa de las personas que no creen en Jesucristo para que hagan violencias (...) Digamos que esa violencia viene porque está escrito en el Apocalipsis, que dice que habrá rumores de guerra y habrá pestes (...) Nosotros no, nosotros estamos en el mundo pero no somos del mundo» [5]. -- «Es maravilloso tener un presidente cristiano entretanto la venida del Señor acontece, porque ya las señales se están cumpliendo, las profecías que dicen que en los postreros días muchos apostatarán de la fe (...) Todo se está cumpliendo, por eso la violencia y la muerte» [3]. -- «Todo eso con oración se puede arreglar, porque nosotros mismos no podemos cuidarnos ni cuidar a otras personas. Sólo Dios nos puede cuidar (...) Los ladrones a nosotros ni nos ven, como que no existimos (...) Al salir a la calle así lo hago y digo 'Señor, cúbreme con tu sangre preciosa que ningún bolo ni ninguna persona mala me vea sino que sólo tú, padre celestial', y salgo (...) Los pobres y la gente que le va mal es porque no ha oído la voz de Dios, porque no ha entendido que Dios es uno y que no tenemos que adorar imágenes (...) Y en la biblia hay un montón de maldiciones para los que no hagan su santa voluntad» [1]. -- «Dios
reserva algo grande para Guatemala,
por eso tenemos ahorita un presidente cristiano (...) La violencia se
da
en tantos lugares que aún son bien duros para el evangelismo,
lugares
de mucha religión como San Andrés Itzapa donde hay un
señor
que se llama San Simón, que ha hecho milagros bien tremendos,
pero
que es el mero jefe de la brujería, Satanás vestido de
ángel
de luz (...) Otro lugar bien duro es Quiché y hay tanta
violencia
allá por la idolatría, porque fíjese que en Chajul
adoran a una gran piedra y le ponen candelas» [8]. 4) ¿Qué solución propone el evangélico? ¿En qué medida puede ayudar el hecho de tener un presidente cristiano? -- «¡Es Cristo! ¡Que tengan todos a Cristo en su corazón! Tenemos un presidente cristiano y el va a favor de la paz porque Cristo mora en su corazón (.,..) Ríos Montt también tenía la paz de Cristo en su corazón (...) Fíjese que todos tienen miedo de esa peste, el cólera, pero Dios no ha permitido que llegue esa enfermedad, es el Enemigo que quiere destruir a todas las almas que no conocen a Cristo, para que mueran sin Cristo (...) Esa enfermedad puede llegar a Guatemala o a donde quiera, pero a nosotros los cristianos no nos va a llegar (...) El Señor nos cuidará como cuidó a todos los israelitas cuando mandó todas esas plagas a Egipto» [5]. -- «Eso puede ayudar mucho porque él busca a Dios, el rey Salomón buscó a Dios primero, David buscó a Dios primero y fueron prosperados (...) Los dos pidieron sabiduría de lo alto y gobernaron bien (...) Nuestra Guatemala también va a ser en estos años prosperada, porque Dios lo puso y Dios lo va a respaldar (...) Dios le dará un corazón entendido» [3]. -- «Me da igual que el presidente sea cristiano... Cada hombre tiene que ver por sí mismo porque la salvación es individual (...) No nos incumbe eso, si Dios permite que gobierne una persona, ya sea del catolicismo o del evangelio, es porque él así lo propone, él es rey de reyes, él quita y pone, puede hacer lo que le plazca» [7]. -- «El avivamiento es la respuesta, Dios tiene un plan para Guatemala y la prueba es el avivamiento que está viviendo el país, porque ayudó al pueblo de Israel con su voto en 1948» [8]. --
«Bienaventurados los que trabajan
por la paz, pero no la paz exterior, la de fuera, sino la paz del
espíritu,
la de cada uno de nosotros... ¡Ah! 'he notado vuestra
indiferencia
porque estáis preocupados por los problemas del mundo', dice la
palabra. No debéis preocuparos porque forma parte del plan de
Cristo
Jesús y en su plan todo el que cree es salvo» [6]. 5) ¿Oran en la iglesia por el presidente? -- «Gracias a Dios tenemos un hermano en el gobierno, claro que oramos por él, para que no sea el hombre el que gobierne sino Dios, porque a través de las edades Dios ha gobernado, cuando el tiempo de los reyes y de los profetas Dios gobernaba a los reyes y por eso las naciones prosperaban» [3]. -- «Especialmente cada vez que nos reunimos y en las noches estamos orando por él, porque grandes ataques tiene él (...) Oramos para que el Señor lo levante (...) Seguimos orando por él para que el Señor le dé sabiduría, como se la dio al rey David. En todas las iglesias están orando por él para que el Señor lo levante con poder» [1]. -- «Estamos orando no en contra de las personas sino que oramos para que las malas actitudes sean cambiadas (...) Orar para redimir nuestra tierra, en contra de cosas que no vemos, de espíritus. Porque si tú oras estás orando por algo espiritual, algo que no ves, eso es la fe, ¿no?, la certeza de lo que no vemos» [4]. -- «Sólo es un hombre pero tiene temor de Dios y eso es una bendición (...) Oramos mucho por él, continuamente, porque Satanás quiere fregarlo (...) Serrano Elías tiene el ministerio de profeta, él ha trabajado bien duro acá en Elim, aunque se apartó porque esa fue su decisión» [8]. Bastian sostiene que el protestantismo se ha «latinoamericanizado» merced a su prodigiosa flexibilidad, a su acelerada atomización, a su movilidad y a su capacidad de adaptación a lugares y a gentes muy dispares desde el punto de vista cultural (Bastian 1990: 11-12). Esta aseveración podría llevarse más allá, a un nivel intranacional que permita contemplar el modo como el movimiento protestante pentecostal y neopentecostal-carismático genera manifestaciones de la fe y justificaciones ideológicas diferenciadas, según el lugar que ocupa el individuo en el esquema general del reparto de las riquezas. Ni las demandas espirituales de los distintos sectores socioeconómicos son idénticas, ni el uso que se hace de la conversión y la adscripción a una determinada iglesia u organización es equivalente. El caso de los sectores más favorecidos en ese esquema de reparto, las demandas tienen mucho que ver con el prestigio social y la justificación del orden económico, social y político. Entre los sectores más desfavorecidos o abiertamente marginales, las demandas tienen un carácter de urgencia (pareja a la necesidad de solucionar o en su defecto explicar su existencia miserable y desasistida) y unos componentes emocionales y extáticos marcadamente superiores. Entre los
primeros,
mayoritariamente concentrados
en la capital, el término «cristiano» ha desplazado
al de «evangélico» a fin de propiciar la
inclusión
de sectores tradicionalmente católicos que hoy encuentran
oportuno
y útil la paulatina pentecostalización de su vida
religiosa.
Entre los segundos esta ambigüedad desaparece. A la sombra del
crecimiento
de las ideologías salvacionistas en Guatemala es perfilado un
modelo
de explicación de lo social, lo político y lo
económico
de los pobres, de los que ha partido el avivamiento» al haber
sido
los primeros en optar masivamente por el fundamentalismo pentecostal
-transformador,
empiezan hoy a asumir como propio, aunque dicho modelo parta de arriba.
Si las masas de pobres evangélicos comparten ese modelo
ideológico,
si en sus prédicas reproducen un mensaje que les responsabiliza
de su pobreza (los que no padecen esta pobreza la atribuyen a la
imperfección
e insuficiencia de su cristianismo; según los que la padecen se
trata de pruebas duras para crecer en su fe), ayudados por ese
griterío
sensual, envueltos en el éxtasis liberador... ¿Qué
mejor garantía para el funcionamiento del modelo? El movimiento
va de abajo a arriba en lo que a las conversiones se refiere, y de
arriba
a abajo en el aprovechamiento oportunista de esa espectacular masa de
conversos
renovados. Así las élites (política,
económica,
en menor medida militar y en ningún caso una élite
intelectual
que se ha hecho invisible por obra y gracia de la represión
política)
comienzan a liderar y protagonizar un movimiento religioso-milenarista
que sólo les beneficia. Conclusión «Religión y política son dos conceptos que no pueden desvincularse en el contexto latinoamericano» (Chea 1989: 261). Para unos y otros Guatemala ocupa hoy un lugar privilegiado en el plan divino. Pero a cambio de las muchas bendiciones que el Señor tiene reservadas a Guatemala el país ha de arrepentirse y convertirse. El Shaddai lanzó el pasado año una campaña de oración que propone, en un lenguaje de cruzada, la creación de un ejército de 50.000 oradores. El resultado más inmediato de la milenarización de la vida política guatemalteca liderada por diversas denominaciones y organizaciones de filiación protestante-pentecostal es la milenarización de los problemas y, en consecuencia, de las soluciones a los mismos. Los problemas
encuentran explicación
en las señales bíblicas (quien conozca el estado de caos
y terror que vive el país puede entender que el símil
bíblico
del Apocalipsis no requiere de mentes enfermas y alienadas para parecer
completamente adecuado), en las pruebas a que Dios somete a una
nación
elegida para el «avivamiento» y la lucha contra el veneno
marxista,
en los dardos del Maligno, en la pérdida de la
«visión»,
etc. Las explicaciones son múltiples, pero todas sin
excepción
dejan en manos de la divina voluntad la solución para Guatemala.
El hombre sólo puede orar para combatir a Satanás y
lograr
la conversión de todo el pueblo guatemalteco y así
proyectar
la reforma moral a todo el país: No hablan de cambiar la
sociedad
ni de reformar las estructuras, sino de la renovación personal
en
el encuentro con un Cristo vivo (si sólo por la fe es el hombre
salvo, solo por la fe lo será también Guatemala).
Proponen
el cambio individual y confían en el efecto acumulativo de este
cambio. Para ello es necesario orar incansablemente. Como me ha
sugerido
David Stoll, para un país largamente entrenado en la impotencia
y la represión, el poder de la oración para cambiar la
nación
puede, paradójicamente, presentarse como la única
subversión
posible.
Aguilera Peralta, Gabriel Bastian, Jean-Pierre Cartaxo Rolim, Francisco Centro de Investigación y
Documentación
Centroamericana Chea, José Luis Cho, Paul Yonggi García García,
José Luis Garma Navarro, Carlos Gutiérrez Estévez,
Manuel Stoll, David Tam, Stanley Valderrey Falgan, José Velasco Maíllo, Honorio Vila, Samuel Weber, Max |
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