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El mundo se debate hoy en conflictos étnicos que producen pérdidas importantes de vidas humanas. Hay grupos poblacionales que se identifican distintos a la nacionalidad dominante, pertenecientes a Estados que no reconocen en la práctica su composición multiétnica. Entre las minorías étnicas asentadas en ambos lados de la frontera (Argentina-Chile), se encuentra la nación Mapuche. Ambos países no pueden resolver el problema que surge de no saber acomodar la diversidad cultural y étnica que este hecho les provoca. Quinientos años han transcurrido sin que la cultura dominante haya podido asimilar en su pretendida conquista a la cultura mapuche, que ha permanecido latente desde entonces esperando el momento de subvertir los hechos. Los criterios de etnicidad se establecen por componentes socioculturales, determinando una población humana en una etnia. Pero estos criterios de etnicidad pueden ser considerados de diferente manera, y el problema se establece en cómo se los considera: como signo de identidad, y como la variabilidad normal interna de una sociedad. Son estos mismos signos identitarios los que podrían, y de hecho lo son, ser utilizados como discriminatorios. La etnia como la raza cobran existencia social cuando son utilizadas para discriminar. Es entonces cuando la etnicidad se transforma en la máscara del racismo. Cuando entendemos la raíz del conflicto, se puede impedir la guerra, y es la apariencia de las razas producida por el movimiento de las culturas. La imposición de un idioma, una religión o costumbres genera conflictos de raíces étnicas. "Las guerras comienzan en las mentes de los hombres" (Unesco). El hombre se debate entre impulsos de cooperación y agresión, mientras los medios de comunicación le determinan la manera de ver el mundo. Ponen en imagen lo espectacular, lo violento, y no lo cotidiano, y lo normal. Desde el hogar nos permiten ver y observar la mismidad y la permanencia de culturas dominantes, ignorando la alteridad y las alternativas de las otras culturas. Lo dominante no nos deja ver lo singular de otras culturas, no nos permite sentir el respeto por las diferencias. Y es desde esta imagen como construimos y resolvemos el contacto con el otro. Desde aquí, donde nos relacionamos con el otro. La cultura transformada en objeto para la construcción de hegemonía. Esa fractura que transita el límite entre culturas podría subsanarse trabajando en el espacio de la interculturalidad en dos áreas determinantes: a) Educación; b) Etnomedicina. El problema no es la diversidad de los usuarios de los sistemas de educación y salud tradicionales, sino la incapacidad de éstos para calmar las necesidades de los actores de la sociedad. Estamos preocupados por la igualdad, en una práctica homogeneizadora y simplificadora de la realidad. "La educación es el nombre que damos a la formación planeada y sistemática de la conciencia" (Ooijens 1989). Muchos niños, entre ellos los mapuches, en su primer contacto con la escuela sufren un triple trauma: psicológico, lingüístico, y cultural: Psicológico: Interiorizan estereotipos de inferioridad (desprecio de los educadores por la lengua materna, hábitos y valores, generan en el niño temor e inseguridad). Lingüístico: Cuando el niño ingresa a edad escolar ya ha estructurado su lengua. Habla, piensa, incorpora conceptos, construye juicios y razonamientos en su lengua materna. Cultural: El niño niega su cultura, deseando abandonarla para liberarse de la estigmatización que significa. Igualdad,
simetría, conciencia, libertad,
construyendo una imagen mítica de la educación. Comunidades mapuches La cultura mapuche se extiende al sur de Chile y Argentina, en lo que ellos mismos denominan la nación Mapuche. A pesar de tratarse de una misma cultura, se ha dinamizado de distintas maneras a ambos lados de la frontera que divide a los dos Estados, a pesar de que ellos, los mapuches, no reconozcan fronteras. Argentina no se reconoce en su proceder como país indigenista, a pesar de haber establecido cambios importantes en su reforma constitucional de 1994, que protegen intereses de sus comunidades indígenas. Chile sin embargo ha avanzado con políticas claras y realistas en estos temas, por la precisión con que ha arribado al problema. En Argentina los mapuches han decidido: - Los ancianos no enseñarían el mapudungun (lengua mapuche) a sus hijos, para que no se los discrimine socialmente. - La lengua es enseñada sólo por ancianos mapuches, para evitar la interpretación y la deformación del pensamiento. El pensamiento (rakidhuam) es la raíz, lo que tienen de ser lo tienen en rakidhuam, no existe otra identidad. Esto se expresa en la estructura del lenguaje, no puede ser interpretado. - Mantienen sus rituales en secreto, sólo las machis (chamanes) o los lonkos (jefes políticos) pueden corregir o dirigir las ceremonias rituales, de esa manera mantienen intactos sus espíritus desde hace quinientos años. - No permitir la evangelización: mantienen el culto a la tierra (mapu), madre y diosa. El principio de creencia de cultura agrícola que hace que la existencia rija su existencia. El mapuche no es un individuo, es un ser en una comunidad, en contacto con la madre tierra, que le da sentido y esencia a la existencia. Todos los seres de la naturaleza forman parte de su estadio sagrado de creencias. El mapuche nace y vuelve a la tierra. Su filosofía está formada por ciclos, el tiempo cumple ciclos, la naturaleza está marcada por los mismos ciclos. En la actualidad, los mapuches que se evangelizaron no pueden participar de las ceremonias sagradas (Nguillatun, Camaruco). También son discriminados aquellos que se afilian a partidos políticos. - Estas estrategias de defensa tienen dos faces de un mismo hecho: Por un lado mantener la pureza de la cultura evitando la asimilación. Por otro, la faz de "no evolución" de la cultura y el lenguaje. No opera aquí la dinámica social de la cultura. En Chile, se trabaja ya en programas de educación de primer nivel en Educación Intercultural Bilingüe. "Cuando muera la lengua, habrán muerto como pueblo", sentencia un lonko, jefe de una comunidad, expresando el peligro de la pérdida. La lengua refuerza los lazos con sus antepasados, conserva y transmite el sistema de valores y creencias de los antiguos. Y es a ellos a quienes se remite todo el cuerpo de creencias mapuche, los antiguos o antepasados, desde la memoria, conducen e indican el camino a seguir de las comunidades mapuche. La lengua cumple una función didáctica comunitaria en las reuniones y en los Consejos de Sabios cuando adoctrinan a los jóvenes. A través de ella se transmite el pasaje mágico-religioso que relaciona con lo trascendente en el viaje de la chamán (machi). El vuelo de la chamán mapuche es extático y se remite al vuelo de los antiguos tunguses en Siberia (no usan hipnóticos para alcanzar el trance). El mapudungun (lengua mapuche) es estética en el discurso o en el tayil (canto sagrado), en el que se escucha y valora el placer del argumento. El tayil registra cánticos sagrados de carácter de etnomúsica, heredada según los linajes y que sólo pueden cantar las mujeres en las ceremonias. Entonces la belleza del lenguaje no se puede traducir en el canto, ni en el significado. El mapudungun es una lengua sacra. En Chile, se crearon Centros Laborales para la enseñanza de la lengua, donde las madres aprenderán la lengua mientras trabajan y luego enseñarán a sus hijos ese lenguaje. Aquí se instala la mujer como transmisora de la cultura, enseñanza que hará desde lo cotidiano. Con este sistema se estimaba poder disminuir la deserción escolar en un 10 por ciento, ampliando el conocimiento y la relación de los niños con el mundo de sus antecesores. Se articula aquí la recuperación de la herencia cultural y que sean los padres los primeros educadores. Las dificultades
se
produjeron por la falta
del uso del lenguaje, al no evolucionar el lenguaje, se deberá
plantear
el aceptar el uso de nuevo léxico, que modificaría el
carácter
sacro de la lengua. Durante tantos años no se ha usado como
lengua
cotidiana que muchos términos no existen en mapudungun.
Las
lenguas deben sin embargo ser hablas, y pertenecen a los pueblos. El mapudungun
deberá resolver esta dificultad. Etnomedicina
Conocer otras costumbres ayuda a comprender la necesaria diversidad. Todas válidas, cada cultura con sus prácticas, creencias y tradiciones. Desde tiempos inmemoriales. Cuidar como fenómeno social y cultural, cuidar pacientes de otras culturas, siendo capaces de identificarnos con cualquier ser humano, simplemente porque es humano. Entonces la mirada cambia cuando se descubre la importancia de la cultura del Otro. Cosmovisión mapuche y sistema médico, enfermedad y salud son complementarios. Opuestos complementarios. La enfermedad es de origen sobrenatural y provocada por seres o fuerzas cósmicas. El wecufu (fuerza del mal) causa el mal o el daño y desequilibra al individuo, no como tal, sino dentro de la familia, dentro de su comunidad, en la mapu (tierra). La salud, como armonía o equilibrio entre el hombre y las fuerzas cósmicas. La enfermedad, que puede ser física o mental, pero que deberá ser física y mentalmente equilibrada en la salud. La relación del mapuche con el más allá, y un laberinto como el recorrido interno del hombre en su etapa de vida en este mundo hasta el fin, el encuentro con los antiguos (sus antepasados), con los ancestros . La machi (chamán) oficia como médico, tiene el poder de curar o matar, oficia en el bien o el mal, tiene poder para hacerlo, es un médium entre lo terrenal y lo cósmico. Cura pero también asume funciones de sacerdotisa y adivina. No usa drogas para lograr el éxtasis, su vuelo chamánico es extático, se concentra en el kultrun (tambor sagrado) y es el sonido, las rogativas y las contorsiones del cuerpo lo que produce el estado de conciencia alterado. Vuela al Wenu Mapu (estadio donde se hallan sus dioses en tetralogía) y toma posesión del espíritu y regresa a la mapu (tierra), con la diagnosis del mal. Puede oficiar en machitun (ceremonia ritual de curación de carácter familiar y comunitaria). Entonces llevará el mal hasta un punto desde donde lo extraerá con la boca, escupiendo el daño, para expulsarlo. También puede usar un animal, a quien pasará los alientos del mal y luego sacrificará para leer en sus entrañas la diagnosis del daño. Quemará los restos del animal muerto para exorcizar los poderes de la enfermedad. Como medicina de pueblo originario, las machis y también las curanderas o meicas poseen el conocimiento de herboristería y plantas, desde lo empírico. Tanto chamán como paciente conviven dentro de un mismo universo simbólico, donde existe una concepción común del universo. Según Kleiman (Harvard) habitamos una realidad constituida por diferentes realidades: Física, social, biológica y sicológica. Cada individuo transporta todas esas realidades, y también lo hace el médico. Cuando se juntan producen el encuentro clínico. La realidad clínica se produce de ese encuentro, dos realidades: una hegemónica (la del médico) que decide sobre la vida del otro. Entonces se hace imprescindible que el médico conozca la matriz cultural de ese otro, para diagnosticar. Porque: - El mundo del paciente no se reduce a la teoría del terapeuta. - Los universos culturales siempre se complementan. No se podría fundamentar la verdad desde cada uno de ellos. - ¿Dónde instalamos el poder para establecer la verdad del otro? - No somos lo mismo, paciente y terapeuta, cuando se establece el temor o el dolor. - ¿Puede el terapeuta ingresar al universo del paciente? La mejor experiencia en medicina intercultural la ofrece Chile, trabajando con facilitadores de salud, de origen mapuche, que apoyan y asesoran los programas de servicio dirigidos a la población mapuche. Nexos entre dos culturas. El paciente le entrega la confianza necesaria, atienden en mapudungun, los pacientes les cuentan sus sueños y temores (la vida de los mapuches se guía por los sueños). El paciente no verá bien que el terapeuta anote lo que ellos dicen, es la memoria y la palabra lo que ellos privilegian, el médico deberá escuchar sin tomar nota de ello. Muchas prácticas rituales mapuches, por desconocimiento de los legos, han sido consideradas como signos de enfermedad mental en los hospitales comunes. El siglo XXI nos coloca de frente al futuro: a) Educar en tiempos de guerra. b)Amenaza de nuevas armas biológicas a partir del mapa genético. Grupos enteros han perdido sus casas, sus tierras y reclaman educación. Educar para la paz parece utopía. Desplazados, desintegrados que exigen supervivencia. Las escuelas como alternativa digna contra la delincuencia y las drogas. La educación como reconstrucción social. El fenómeno del "aula móvil", profesores entrenados para corregir la violencia. Refugiados que necesitan identificarse por sus lenguas maternas. A partir del mapa del genoma humano se podrán construir (de hecho se construyen ya) armas genéticas para atacar a un grupo humano con rasgos biológicos comunes, por ejemplolos grupos étnicos. Algunos países usan conocimientos genéticos para mejorar sus armas biológicas, dotándolas de agentes que refuercen la resistencia a los antibióticos. Microbios utilizables para destruir o proteger cosechas. Ingeniería genética para fabricar gérmenes mortales sin antídotos. Frente a estas
alternativas de "progreso",
nuestro trabajo de antropología parece desahuciado, sin embargo,
como entendemos que conocer las raíces del conflicto puede
impedir
la guerra, insistimos en estructurar pautas válidas de este
trabajo
y establecer espacios interculturales que internalicen las culturas
como
diversas, y que la diferencia será según qué
rasgos
establezcamos para compararlas. Construir lo
cultural El hombre es una dimensión cultural y hay que comprenderlo. El niño que sale de un medio desfavorecido no puede triunfar en la escuela, porque la escuela refuerza y confirma el habitus de clase. Cuando se manifiesta su exclusión de la escuela, se provoca la autoexclusión. Todos los niños merecen la oportunidad de poder aprender en condiciones apropiadas y que se respete su ritmo de aprendizaje. El discurso
(pensamiento y lenguaje) es una
construcción conjunta de las personas dentro de grupos
socioculturales.
Un individuo no puede ser constantemente regulado desde afuera, los
procesos
psíquicos crecen desde lo interno y aunque se manifiesten en lo
externo como adherentes a la cultura hegemónica, ésta no
maneja ni controla todas las variables. Alteridad en
la
interpretación Comprender al otro instala en el discurso los peligros de la interpretación de las culturas. Pueblos originarios, como los mapuches, se niegan a ser interpretados. Los otros, frente a mi concepto de presunta empatía. Desde qué lugar determino al otro, sin comprender que soy el otro de ese otro. Desde la práctica sabemos que debemos desestructurarnos primero, para luego intentar en la alteridad del otro, sin olvidar que nuestro rol de espectador de otra cultura sólo nos permitirá construir inductivamente nuestro propio modelo explicativo de esa cultura. El sujeto de esa cultura será sin duda el mejor etnógrafo de su propia cultura, sólo se le debe incentivar a que describa su realidad, legitimándola. Incorporar en la práctica de la medicina intercultural, la asistencia de las machis, el mapudungun en la consulta, las recetas en mapudungun, e interactuar con antibióticos e hierbas medicinales, ha permitido extender el área de la salud en poblaciones, que de otra manera quedarían aisladas e inasistidas. Pero lo más importante en esta experiencia ha sido que la diagnosis de su mal la hace el paciente mapuche, desde la comprensión interna de qué produjo su mal. Es esta
explicación la que permite
encontrar el camino de la efectividad en la curación, el
paciente
desde su interior, desde lo mágico-religioso conoce qué
produce
su daño. No es un objeto de la práctica médica, es
un sujetoque conoce, que aporta el conocimiento de lo que le
acontece. Transacciones
interculturales Traducir y descifrar, para comprender y negociar. Estar en la experiencia del otro para volver al mí mismo. Pero ¿cómo volver? Volver comprendiendo la variabilidad. Aceptar la variabilidad. En este volver al sí mismo, nuestro cosmos de mismidad, cambia, fluctúa, nunca más seremos los mismos. Estaremos poniendo en práctica esto de la interculturalidad, que no por estar en boga es nuevo. Como paradigma puede indicarse como nuevo, pero los espacios interculturales existieron siempre, desde que el otro, en pos de conquista o de evangelización, se instaló al lado. Desde entonces interculturalizamos. No hemos
trabajado
desde la conquista, ni
desde la evangelización, hemos pretendido trabajar desde el
respeto,
validando prácticas de pueblos originarios en poblaciones
desarticuladas
de mapuches, para que desde el trabajo de grupos de agentes sociales se
pudiera rescatar en el "uno mismo" de cada individuo sus valores
culturales,
enseñándoles y enseñándonos creencias,
mitos,
prácticas, construyendo el conocimiento desde lo que nunca
debería
haberse olvidado: las culturas nunca pueden ser destruidas, subyacen
y esperan el tiempo de subvertir el orden establecido.
Carbonell, Beatriz Chiodi, Franchesco (y Elisa
Loncon) Geertz, Cliford Huisca Melinao, Rosendo Ooijens, Jan |
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