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Orígenes
y
motivaciones del nacimiento de la publicación
Granada, comienzos de la década de los ochenta. Un grupo de personas, la mayoría de ellas vinculadas a la Universidad, unidas por relaciones de amistad y por su interés hacia la Antropología, constituyen la Asociación Granadina de Antropología y se plantean sacar adelante el proyecto de disponer de una revista que, a modo de boletín de la asociación, pudiese difundir sus investigaciones y trabajos. Así nació, en 1982, la Gazeta de Antropología (en principio, sólo con depósito legal; a partir del número siete cuenta con su actual ISSN: 0214-7564). Y lo hizo con la intención de contribuir a promover los estudios de antropología, por entonces todavía alejados de las aulas y de las instituciones académicas, y ello en el sentido más general de la disciplina, tanto en sus dimensiones más etnográficas, locales y tradicionales, como en sus aspectos más teóricos, cosmopolitas y modernos. Nacía también con las pretensiones de estimular la investigación y de alentar el intercambio científico con otros colegas, revistas y asociaciones afines.El respeto y la consideración, en modo alguno acríticos, que sus miembros fundadores mantenían hacia lo tradicional suscitó que se optase por escribir Gazeta con 'z', dando al nombre un toque arcaizante. La idea era publicar un número al año, periodicidad que ha conseguido sostener -salvo alguna excepción- y que mantiene en la actualidad. Nació sin apoyos institucionales (hubo incluso organismos públicos que comprometieron subvenciones que nunca hicieron efectivas). Posteriormente, en el número 6, contó con la colaboración de la Dirección General del Patrimonio Cultural de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. El número 8 recibió para su publicación una ayuda del Área de Cultura de la Excma. Diputación Provincial de Granada. Los volúmenes posteriores, dispusieron de una pequeña subvención de la Consejería de Educación y Ciencia de la Junta de Andalucía. La independencia de la Gazeta, celosamente salvaguardada, la ha privado del favoritismo de los organismos oficiales. En un contexto de marginalidad y desconocimiento de la disciplina por parte de las instituciones, costó -y siempre ha costado- mucho esfuerzo mantener el proyecto. «Los números publicados [señalaba el editorial del número 12] han ido saliendo adelante, a base de dedicación voluntaria y voluntarista, de tenacidad y de ilusión de un grupo reducido de personas para pedir colaboraciones de artículos, pordiosear financiación y llevar a cabo nosotros mismos todas las tareas de edición y distribución». Todos estos esfuerzos no fueron vanos, sino que han dado sus frutos y, así continúa el editorial citado: La Gazeta de Antropología continúa el referido editorial mantuvo los primeros años, en Granada, una presencia de la disciplina, cuando ninguna institución ni la Universidad daba oportunidad para los estudios de antropología en Granada. Fue un oasis en el desierto. Sus páginas fueron tribuna para dar a conocer investigaciones que se llevaban a cabo, reflexiones teóricas o información. Bajo su sombra funcionó un seminario de antropología, grupos de investigación, algún congreso y diferentes ciclos de conferencias que dieron la oportunidad de oír y ver entre nosotros a algunos antropólogos de otras regiones de España y del extranjero.
Las catorce entregas de la Gazeta editadas en papel han mantenido siempre un formato tamaño folio. Los primeros seis números presentan un diseño artesanal. Sus páginas iban compuestas con máquina de escribir electrónica. A partir del número 7, la revista adquiere una presentación más profesional. Aumenta su grosor, las páginas ya no van grapadas; el canto es duro; también cambia el tipo de portada y la tipografía de imprenta. Como explicaré posteriormente, a partir del número 14 el formato es digital y cibernético. En un principio, el Consejo de Dirección de la revista estuvo formado por Rafael Briones, Demetrio E. Brisset, Pedro Gómez y José Antonio González Alcantud. En el número 6, a este Consejo se sumará Alejandro Casado. En el número 9 se reorganiza el organigrama de dirección y redacción. Pedro Gómez y José Antonio González Alcantud aparecen como directores, y Rafael Briones como secretario de redacción. Se establece un Consejo de Redacción integrado por Demetrio E. Brisset, Alejandro Casado, Francisco Checa, Pedro Molina y Salvador Rodríguez Becerra (a los que, en el número 12, se sumará José Luis Solana); y un Consejo de Asesores constituido por María Jesús Buxó, Jesús Contreras, Enrique Luque, Antonio Mandly, Antonio Pérez, Fermín del Pino, Danielle Provansal y Jean-René Trochet. En 1994, José
Antonio
González Alcantud dejó la revista para entregarse a la
dirección
del Centro de Investigaciones Etnológicas 'Ángel
Ganivet',
por lo que, a partir del número 11, Pedro Gómez ejerce en
solitario como director de la Gazeta. Sería una
injusticia no reconocer y dejar sin señalar que la revista
pervive gracias a su empeño y buen hacer. Muchas personas hemos
contribuido, en mayor o menor grado y
en distintos momentos, a la realización de la Gazeta,
pero él
ha desempeñado siempre la labor imprescindible. De él
partió
la feliz idea de "cibernetizar" nuestra revista. Pedro Gómez
ideó,
impulsó y concretó el proyecto, diseñó la
página
digital y asumió su mantenmiento y actualización. Puede
ser
un ejemplo de cómo entre la «cultura clásica»
y
la cibercultura no tiene por qué haber, como auguran los
apocalípticos, antagonismo alguno, sino síntesis
fructífera y mutuo enriquecimiento. Temáticas y líneas principales de trabajo Los temas tratados en los distintos artículos publicados en la revista han sido heterogéneos. Un significativo número de contribuciones se han ocupado de cuestiones de religiosidad popular, considerada ésta en sentido amplio, y de fiestas, tanto profanas como religiosas. En segundo lugar, cabría establecer un bloque constituido por artículos sobre las siguientes materias: estudios etnográficos sobre localidades, la mayoría de ellas de Andalucía; textos sobre cuestiones de claro carácter filosófico; contribuciones de temática americanista e indigenista; y artículos sobre teoría antropológica y antropología fundamental. Más allá de estos conjuntos temáticos generales, las cuestiones abordadas en los restantes artículos han sido muy diversas: relacionadas con expresiones artísticas y literarias (música, artes plásticas, literatura, cine), sobre la problemática de la identidad cultural, marginación, desigualdad, clases sociales, pobreza, gitanos, antropología urbana e industrial, métodos y técnicas de investigación, sexualidad, antropogerontología, antropología jurídica, drogas, globalización, e, incluso, artículos sobre Port Aventura o el orgasmo femenino. En el editorial del número 13 (en el que, dicho sea de paso, se introdujo otra pequeña mejora: un resumen de cada artículo, en español y en inglés) se abogaba por actualizar los «objetos» de estudio de la Antropología (algo que ha ido plasmándose en las publicaciones de nuestra revista), lo que en modo alguno debe entenderse como un rechazo o un menosprecio hacia las temáticas y los campos de investigación antropológicos considerados como tradicionales, a los que la Gazeta siempre ha procurado y seguirá prestando acogida, sino como una reivindicación de la necesidad, por los fructíferos resultados que vienen obteniéndose, de que la antropología persista y profundice en el estudio de los fenómenos propios de las sociedades complejas. «Las investigaciones sobre los temas tradicionales [decía el editorial] deben continuar, entre otras muchas razones porque el giro hacia una antropología de los mundos contemporáneos nunca podrá prescindir del estudio de esos otros mundos tradicionalmente estudiados por los antropólogos, pues, como magistralmente mostró Georges Balandier, para el estudio de la modernidad el desvío antropológico constituye un camino fecundo que llega a ser imprescindible.» Por lo que a los autores de los artículos se refiere, en la Gazeta han tenido cabida y acogida desde firmas consagradas, de renombre internacional, hasta jóvenes desconocidos que iniciaban su andadura intelectual, pasando por profesores y profesionales de reconocido prestigio. El editorial del número 10 señalaba como uno de los «grandes problemas aún no superados» de la revista «la ausencia de puntos comunes de debate», añadiendo que ni siquiera la religiosidad popular, la temática más presente en los primeros diez números, los había suscitado. Pero, en mi opinión, esa falta de puntos comunes, si ciertamente confiere un carácter heteróclito y quizá excesivamente disperso a la revista, no obstante, desde otra perspectiva, ha posibilitado también algunas de sus virtudes: la variedad de temáticas abordadas en los artículos, la apertura de horizontes, esa sensación de plena libertad y de carencia de censuras o cortapisas que hemos sentido, y de la que seguimos gozando, quienes hemos publicado en ella. No es, pues, la Gazeta una publicación temáticamente especializada. Pero tras o debajo de sus variopintos contenidos creo que pueden descubrirse talantes generales o vectores derivados, sobre todo, de los intereses y las relaciones personales e intelectuales de quienes, de un modo u otro, han contribuido y están contribuyendo a su progresivo desarrollo; líneas de orientación implícitas, nunca establecidas de modo explícito ni mucho menos impuestas. En primer lugar, y como expresaba el editorial del número 3, puede constatarse una negativa a reducir la Antropología a una «carrera», a «una tarea de especialistas; una apuesta por entender la Antropología como «una forma de mirar diferente de las demás ciencias del hombre». Mirada de amplios horizontes capaz de integrar tanto las descripciones de carácter empírico como las reflexiones de naturaleza teórica, tanto lo etnográfico como lo filosófico, y motivada por la consciencia de la necesidad de ambos referentes polares y del bucle dialógico entre ambos atractores, aunque esto último haya quedado plasmado en menos artículos, entre otras razones por las mismas dificultades que entraña llevarlo a cabo. Desde la Gazeta se ha intentado, además, potenciar análisis crítico-emancipatorios orientados por ideales filantrópicos y procurando siempre que la crítica fuese juiciosa y fundamentada. A este respecto, en el número 13 se declaraba lo siguiente: En tiempos de estupidización mediática, de pérdida de referentes teóricos sólidos, críticamente fundados (que no dogmáticamente asumidos), de adormecimiento de la consciencia, de triunfos del capital, de desmonte en un pispás "democrático" (tiempos, sí, también, de pudrimiento de las grandes palabras) de conquistas sociales arrancadas con sangre tras luchas seculares, de retorno de formas de explotación laboral que parecían extinguidas..., en estos ensombrecidos tiempos finiseculares, la Antropología debe asumir de modo radical un habermasiano interés crítico-emancipatorio.Finalmente, quiero señalar también que, contraria al sectarismo y celosa defensora del pluralismo ideológico, siempre que la ideología no falsee la realidad, desvirtúe el rigor ni merme la mínima calidad que todo trabajo intelectual debe lograr, la Gazeta ha mantenido, como planteamiento inspirador general, una resistencia a las explicaciones simplificadoras, reduccionistas y unidimensionales de los fenómenos y los procesos socioculturales. En esta línea, en el número 11 comenzaron a aparecer contribuciones sobre antropología compleja, resultado del estudio de la obra de Edgar Morin que algunos miembros de la revista, junto con sus doctorandos, preocupados e interesados en cuestiones de antropología general o fundamental y en epistemología de las ciencias humanas y sociales, venían desarrollando. De este modo, como señalé en el editorial del número 13, la Gazeta se sumaba a la apuesta por una antropología fundamental, inextricablemente vinculada a unos principios de intelección antirreduccionistas, a unos principios epistemológicos capaces de afrontar sin simplificar la complejidad de los fenómenos. Perspectivas actuales y de futuro Octubre de 1998, número 14 de la Gazeta de Antropología: omega y alfa. Número fronterizo que marca el paso desde el papel a la Red; número híbrido, pues fue publicado en papel, pero ampliado con contenidos (artículos, reseñas) nuevos en Internet. Y es que nuestra revista abandona la tinta para convertirse en una publicación informatizada, digital, cibernética (esta transformación no afecta a su ISSN, que sigue siendo el mismo). A partir de ahora, los artículos, las reseñas y las traducciones de todos los números son accesibles gratuitamente a través del sitio en Internet de la Gazeta: http://www.ugr.es/local/pwlac. Esta página está vinculada al grupo de investigación Laboratorio de Antropología Cultural (Departamento de Filosofía de la Universidad de Granada). Allí se incluye la normativa para publicar en la revista, indicaciones para realizar canjes y pedidos, enlaces a otras páginas y otras revistas de antropología y ciencias sociales en general, y la normativa internacional (ISO 690-2) sobre el modo de citar documentos electrónicos. En el editorial del número referido -que parafraseo en lo que sigue- se informaba de la mudanza a Internet. Como sabemos, hasta entonces la Gazeta había venido publicando sus números convencionalmente impresos en papel. Pero los tiempos cambian, y las nuevas tecnologías informáticas, con su sencillez de manejo, su bajo costo económico y su alcance mundial, han revolucionando en breve tiempo las posibilidades de comunicación, abriendo nuevas vías de intercambio científico e intelectual. En Internet, la mejor editorial y distribuidora del planeta, y merced a la red de la Universidad de Granada, la Gazeta encuentra el mecenas que nunca llegó a tener, el medio que le permite eludir las trabas económicas que desde sus inicios la acuciaron. El modo de publicación de la revista deja de ser puntual (todos los artículos se publican conjuntamente al mismo tiempo) para pasar a ser procesual: cada año se abre el número en curso, que se mantiene abierto a lo largo de sus doce meses, y los artículos se van publicando conforme van llegando y se les otorga el visto bueno. Al final del año, se cierra el número y se hace una edición en soporte CD-ROM, que no sólo incluye los contenidos del número anual correspondiente, sino los de todos los números de la Gazeta, es decir, la colección entera de la revista. El cederrón, que incorpora un programa para la lectura y consulta de los documentos, se utiliza para mantener los intercambios con otras revista y se remite, previo pago de un módico precio, a las personas e instituciones que lo solicitan. Las ventajas del nuevo y revolucionario formato son muchas; entre otras: es más económico; el espacio (el «número de páginas») es casi ilimitado (lo que ha permitido en el último número, constituido por 26 artículos, triplicar prácticamente la extensión del contenido de nuestra revista con respecto a lo que podíamos cuando se editaba en papel. Siete artículos incluía el primer número, y alrededor de diez o doce era la media de los restantes números). La difusión es internacional. Cualquier persona, desde cualquier lugar y en cualquier momento, puede, mientras goce de acceso a Internet, servirse de nuestra revista; supone un ahorro, tanto para nosotros (no hay costos de impresión ni de envío por correo), como para los lectores, quienes ya no tienen por qué comprar una revista entera cuando, como suele ser normal, sólo les interesan y leen algunos artículos; ahora pueden imprimir o «bajarse» y archivar los artículos que deseen. Según las estadísticas del contador Nedstat (incorporado a la página), entre el 1 de diciembre de 1998 hasta noviembre de 2002, ha habido 95.000 visitas. Rondamos ya un promedio de cien visualizaciones al día. Un 30% de las visitas proceden de España y el resto de más de 60 países (destacando México, Argentina, Estados Unidos, Chile, Colombia, Perú, Brasil, Portugal, Francia...), lo que es clara muestra de la enorme difusión internacional que a través de la red puede alcanzar una modesta revista, claro ejemplo de cómo lo local se globaliza. En este nuevo período hay varios proyectos que intentaremos cuajar, a los que paso a referirme brevemente. Cuando nuestra revista era menos conocida y la edición en papel circunscribía a un número determinado, limitado e irrebasable de páginas, la selección de los artículos apenas planteaba problemas. Pero hoy, con la consolidación de la Gazeta en el ámbito nacional y con la mayor difusión que gracias a Internet tiene en el plano internacional nos están llegando muchos textos de personas a quienes no se los hemos solicitado y que, en muchos casos, nos son desconocidas. Ahora, el espacio, el número de páginas, ya no es argumento para excluir un artículo. La capacidad casi infinita que el soporte electrónico otorga nos permitiría publicar prácticamente todo lo que nos llega. Ante este hecho, se hace más necesario aún disponer de un Consejo de redacción operativo que filtre las muchas y dispares contribuciones que nos llegan. Ello es uno de los retos futuros de nuestra revista, con el fin de elevar la calidad, en nuestra opinión ya bastante aceptable, de los artículos que se publiquen en ella. La traducción de artículos de calidad y, en especial, de textos «clásicos» o «de clásicos» aún no vertidos al castellano, junto con una sección de reseñas y recensiones amplia y actualizada, son otros dos retos pendientes. Fue en el número 11 cuando comenzamos a intentar desarrollar dicha sección; este número incluye ya cuatro recensiones, y, con logros dispares, en los números posteriores nos hemos esforzamos por incrementarlas (el número 13 contará con seis), lo que, en honor a la verdad, sólo hemos ido logrando en parte. Conseguir una buena sección de reseñas y recensiones sigue siendo un reto pendiente, no fácil de lograr. Finalmente, barajamos también la posibilidad de introducir cada año, como ya se ha hecho en el número del 2000, monográficos temáticos, que serían encargados a alguna persona, quien actuaría como coordinador. La Gazeta
de
Antropología
está indizada en la base de datos ISOC, del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (Madrid). En Internet, se encuentran
enlaces permanentes hacia la página de la Gazeta desde
casi un centenar de páginas de importantes universidades, de
países como Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Suiza, Italia y
de América Latina; también desde diferentes
universidades españolas y desde sitios especializados en
antropología,
por no mencionar los más prestigiosos buscadores y
catálogos
temáticos de la Red. Hace un tiempo, se le ha otorgado el
certificado
de calidad dobleU.com, «por cumplir con excelentes
estándares
de calidad en su contenido, diseño, originalidad y claridad en
la
presentación de la página». Está
considerada,
al día de hoy, según estimación de la web
especializada El Rincón del Antropólogo (www.elrincondelantropologo.com)
como uno de los diez mejores sitios de antropología
iberoamericana en Internet.
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