Por:
Alfonso Gómez Hernández.
Universidad de Salamanca.
Los
trabajos que integran este volumen demuestran una vez más el papel
fundamental de la
Antropología como mediadora entre las instituciones responsables de
administrar tanto los
recursos financieros comunes, como los humanos y organizativos, así
como de poner en
marcha proyectos de desarrollo, y los destinatarios últimos de estos
servicios, las
comunidades de ámbito local, generalmente rurales. Este papel mediador
se concreta en
dos aspectos fundamentales: en primer lugar, en la equidistancia a la
que se sitúa el
antropólogo tanto de dichas comunidades, configuradas como su objeto de
estudio, como
de las instituciones mencionadas, con las cuales debe relacionarse y de
las que puede ser
miembro activo. En segundo lugar, en la demostrada capacidad de la
Antropología de
reunir en torno suyo a especialistas de otras disciplinas como
arqueólogos, economistas,
técnicos medioambientales, especialistas en turismo, historiadores,
musicólogos, geógrafos,
y periodistas, amén de técnicos de la administración expertos en la
gestión del patrimonio y
el turismo. Este carácter multidisciplinar hacen aun más atractivos
este tipo de trabajos.
Desarrollo
sostenible, turismo y patrimonio cultural
Eloy
Gómez Pellón nos ofrece una visión general y bien documentada sobre la
gestación de
las reflexiones en torno al problema de la sobreexplotación de los
recursos naturales y la
propuesta que dio en conocerse como desarrollo sostenible. Un
repaso a las políticas
puestas en marcha, especialmente en el ámbito europeo, dan al lector
abundante
información sobre cómo las instituciones han gestionado los problemas
asociados al medio
ambiente. Íntimamente imbricados con este problema en el que el ámbito
rural se perfila
como fundamental, aparecen otros como la gestión del patrimonio
cultural y el papel del
turismo en dicha gestión, cuestiones que de nuevo son analizadas con
rigor de datos y
amplitud de miras.
Precisamente
sobre el papel del turismo y su gestión, se centra el segundo de los
artículos,
firmado por L. Seghezzo y J. J. Sauad, quienes analizan el caso
argentino señalando errores
de planteamiento y proponiendo nuevas orientaciones, desde la
definición del concepto de sustentabilidad como marco para
dichos
planteamientos.
Ampliando
el estudio del turismo con el del patrimonio y la sociedad, Liliana
Bergesio lo
aplica al caso de la Quebrada de Humahuaca, en la provincia argentina
de Jujuy, y a las
consecuencias de ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la
UNESCO. El diseño de
las estrategias de promoción turística por parte de las autoridades,
obvia los intereses de los
habitantes afectados. En un trabajo que recuerda a los clásicos de
Valene L. Smith
publicados en 1989, la antropóloga proporciona un diagnóstico digno de
ser tenido en
cuenta por las administraciones responsables.
Sebastián
Días Iglesias nos ofrece una descripción del valle del Jerte, en la
provincia
extremeña de Cáceres (España), valiosa por su exactitud, brevedad y
grado de integración
de los elementos clave de esta publicación: sociedad, patrimonio
natural y cultural, e
influencia del turismo sobre los anteriores.
De
nuevo en la provincia de Jujuy, la Ordenación del territorio centra el
trabajo de María
Elena Godoy. Se trata de una visión más amplia que el estudio de caso
anterior, en la que se
integran las diversas áreas con clasificación de "áreas protegidas" y
el papel que el turismo
juega en los planes de ordenamiento y desarrollo.
Bienes
culturales, museos y turismo
A
medio camino entre el estudio de campo y el ensayo antropológico, Juan
Manuel
Valadés Sierra aprovecha su conocimiento de los museos extremeños para
reflexionar
sobre la evolución de la idea y funciones del museo, en su relación con
conceptos tan
propios de la antropología como "memoria" e "identidad", o con otros
que se han
incorporado a la reflexión antropológica más recientemente, como los de
"patrimonio" y
"turismo".
Más
cerca del ensayo, en cambio, se sitúa el artículo del recientemente
fallecido catedrático
de Antropología social, el profesor José Antonio Fernández de Rota.
Tomando la creación
del Museo Nacional de Teruel como excusa, se reflexiona sobre los
distintos enfoques
ideológicos que pueden inspirar la creación de un museo de tal
magnitud, reflexión que va
acompañada, como en él es costumbre, de un aparato conceptual
fuertemente justificado,
en el que entran conceptos como "zona de contacto" o "tradiciones
complejas".
El
artículo presentado por el equipo que encabeza Cristina Bellelli
muestra el camino para
la gestión del patrimonio de forma incluyente. En las denominadas
"Comisiones de Sitio",
-de las cuales muestran el ejemplo de la encargada de gestionar el
sitio arqueológico de
"Cerro Pintado", en Chubut (Argentina)-, los representantes de las
instituciones locales y
nacionales están acompañados de investigadores y miembros de la
comunidad. Este
modelo permite una gestión ambiciosa, que saca el máximo partido del
patrimonio cultural,
donde conservación, interpretación y difusión, beneficia a todos.
Retornando
a la provincia de Jujuy, Mónica Montenegro hace una dura crítica a las
políticas de activación patrimoniales puestas en marcha por la
administración provincial,
claro ejemplo de la ausencia del criterio de "sustentabilidad", que
conduce a una
museificación el patrimonio arqueológico, excluyendo a las comunidades
locales, y
poniendo en peligro dichos recursos culturales.
Aniceto
Delgado llama la atención sobre la forma en que se gestiona
la cultura material
extremeña. La génesis de muchos museos responde a iniciativas locales,
que parten de
colecciones privadas, y que carecen de criterios profesionales a la
hora de su conservación-exposición, y que buscan un rápido beneficio
turístico de difícil confirmación, obviando la
diversidad de realidades que deberían reflejarse en los mismos.
Un
ejemplo concreto nos lo ofrece Luis Alfonso Limpo, quien analiza el
giro producido en
la gestión del museo etnográfico extremeño González Santana, en
Olivenza, que ha pasado
de centrarse en la transmisión de significados desde la cultura, la
educación y la ciencia, a
convertirse en mero polo de atracción turística más, centrado en la
dimensión ornamental, y
obviando los aspectos anteriores.
La
muestra de ejemplos continúa en el caso argentino, y en esta ocasión
con el del "sitio
arqueológico" de Cachi, en la provincia de Salta. Clara Rivolta y
Verónica Seldes analizan
los problemas que se derivan del turismo cuando el eje del mismo es un
yacimiento
arqueológico. A lo largo de cuatro años, no solo se ha conservado, sino
que, contando con
los actores sociales locales, se ha puesto en valor dicho patrimonio
mediante acciones
concretas como la capacitación, la transferencia de conocimientos y la
construcción de
museos.
Juan
Antonio Rubio Ardanaz nos recuerda que el mundo rural llega hasta el
mar, y que los
problemas asociados al patrimonio cultural, también existen en las
culturas de pescadores.
Investigador de la Cornisa Cantábrica y el País Vasco desde hace años,
nos muestra el
proceso de museificación de esta cultura rural que, como la del
interior, padece una crisis
asociada a su paulatina desaparición.
Patrimonio
intangible, prácticas culturales y derechos indígenas
Abordando
temáticas menos habituales, abren esta tercera sección Javier Marcos y
Jacinta
Sánchez, quienes ofrecen una amplia reflexión sobre un tema complejo de
abordar desde la
perspectiva antropológica: el derecho consuetudinario considerado como
expresión
cultural. El artículo comienza con la delimitación del campo de la
Antropología Jurídica,
para pasar a aplicarla en ámbitos concretos: la familia, uso del agua,
de las tierras
comunales, etc., con abundantísimos ejemplos y magnífica documentación.
El campo de
estudio de este patrimonio cultural inmaterial es abundante y de un
interés incuestionable.
Rossana
Ledesma presenta una aportación interesante para la conservación del
patrimonio
arqueológico para el caso de la ciudad de Cafayate en Salta, Argentina,
consistente en la
involucración del mundo académico en dos esferas: la de los docentes
-incluyendo
contenidos didácticos sobre la materia-, y la de los estudiantes de
Antropología, a quienes
se forma en materia de gestión patrimonial.
El
estudio de un ritual concreto, Los empalaos de Valverde de la
Vera, como parte del
patrimonio cultural extremeño, es los que nos ofrece Ismael Sánchez. Se
trata de un buen
ejemplo de tradición en el ámbito de la religiosidad, que debe
adaptarse al impacto del
creciente turismo, con el peligro que ello implica para la
supervivencia de los motivos y
sentidos originales de dichos rituales.
Un
cambio de perspectiva respecto de los artículos precedentes es lo que
nos ofrece Pilar
Barrios. Lejos de ver en el turismo un problema para la gestión del
patrimonio (material e
inmaterial), lo considera una fuente de estímulo para la conservación
del mismo, y así lo
muestra en el caso de las danzas rituales de la sierra sur de Badajoz.
Catalina
Biliubasich nos muestra las dificultades para llevar a cabo un proyecto
de
conservación del patrimonio oral e inmaterial Guaraní en el que están
involucrados varios
países. La unificación de criterios para la identificación y registro,
así como las dificultades
mismas del pueblo guaraní para su propia supervivencia como pueblo, se
analizan en el
caso concreto de la comunidad Guaraní de Salta (Argentina).
El
estudio de la alimentación como elemento patrimonial, es el original
trabajo de María
Elisa Aparicio. Las reflexiones sobre el desarrollo patrimonial de una
comunidad adquieren
un profundo calado cuando lo que se analiza es un bien primario,
necesario no ya para el
desarrollo de dicha comunidad, sino para la mera supervivencia de los
individuos. La
intervención del Estado en la mejora de la alimentación escolar en la
provincia de Jujuy
interfiere en las representaciones tradicionales que sobre la comida
tienen los protagonistas,
que deben incorporar nuevas representaciones para adaptarse al contexto
cultural
hegemónico.
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