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Revista almeriente muestra la literatura actual veracruzana

Revista almeriente muestra la literatura actual veracruzana

El último número monográfico de la revista literaria Batarro (Almería, enero-diciembre, 1995), editado por Pedro Domene, recoge en sus 147 páginas una muestra de la actual literatura veracruzana. La publicación muestra el interés que en existe en España por la extraordinaria riqueza literaria del mayor de los países hispanos.

José Ortega. Almería (España). / El lector medio español asocia la literatura mexicana con el ciclo de la Revolución de 1910, proceso histórico cuyas proyecciones superan el límite temporal de unas circunstancias sociopolíticas para extenderse a nuestros días. El riquísimo árbol genealógico de la Revolución incluye un primer ciclo de escritores que participaron en ella (Mariano Azuela, Martín Luis Guzmán, José Rubén Romero, etc.) y un segundo período en el que podrían integrarse nombres como López y Fuentes, Agustín Yáñez, etc.
El proceso de renovación del arte de la novela contra el regionalismo impuesto por los novelistas de la Revolución sería iniciado por Carlos Fuentes. Otra corriente sería la de una narrativa mexicana, cuya preocupación se centra en la penetración lírica y mítica en torno a la angustia interior del ser humano. Dentro de esta tendencia habría que destacar la narrativa de Juan Rulfo y José Revueltas.
En poesía, aparte de la extraordinaria labor de Octavio Paz, figura cimera de las letras hispánicas, habría que mencionar, entre otros, los nombres de Alí Chumacero, Jaime Sabines, Marco Antonio Montes Oca, Gabriel Zaid, Homero Aridjis y José Emilio Pacheco. Entre los poetas veracruzanos seleccionados en este número de Batarro está José Luis Rivas cuyos versos se caracterizan por su frescor, sensibilidad y riqueza expresiva; el símbolo del caballo en tanto energía primaria asociada con el ser humano constituye el leit motif de los poemas de Silvia Tomasa Rivera. En los versos de Julio César Martínez se invoca a las deidades indias para celebrar el milagro de la Naturaleza. El mundo marino le sirve de inspiración a Jesús Manuel Montes para cantar la unión amorosa entre los seres, mientras que en los versos de Pérez Tejada, el hablante lírico se esfuerza, desde una posición límite de su existencia, por darle un sentido a su vida. Y en los versos del último poeta antologado, Manuel Antonio Santiago, nos enfrentamos al tema de la soledad y la angustia provocados por el desamor.

Jóvenes narradores
La segunda parte de este monográfico está dedicada a una entrevista que Celina Martínez hace a Sergio Pitol quien, como narrador ha escrito, entre otros, El tañido de una flauta (1972), punto de referencia de su novelística de ideas y Nocturno de Bujará (1981). Sus cuentos han sido recogidos en Los Climas (1966); No hay tal lugar (1967), etc. Fue Premio Cuento de La Palabra y el Hombre por su relato Asimetría. Ha sido traductor de más de cincuenta libros y su labor de diplomático e incansable viajero ha enriquecido, de alguna manera, la variedad de sus temas y técnicas narrativas. En el cuento de Pitol "La lucha con el ángel", incluido en este número de Batarro, el protagonista, un traductor en Varsovia, actividad que el propio escritor ejerció en esta ciudad polaca, se plantea el conflicto entre la escritura y la existencia, la creación y la vida. Y finalmente parece optar por la vida, aunque ambas dimensiones vayan indisolublemente unidas ya que el hombre se despliega en su quehacer con la realidad. Y la novela no es un producto de la experiencia individual, sino aspiración afectiva para lograr una visión directa de valores cualitativos.
Los dos nombres que encabezan los diez narradores recogidos en el apartado II son los de Raúl Hernández Viveros y Luis Arturo ramos. Los cuentos de Hernández Viveros (Ciudad Mendoza, Veracruz, 1944) han de situarse bajo la inspiración de los cuentistas veracruzanos Sergio Pitol, Juan Vicente Melo o Emilio Carballido. Ha publicado las siguientes colecciones de relatos breves: La invasión de los chinos; Los otros alquimistas; Los tlaconetes; El secuestro de una musa y Una mujer canta amorosamente. En los cuentos de Hernández Viveros se lleva a cabo la aprehensión de la múltiple y compleja realidad mediante la indagación de los enriquecedores planos --onírico, imaginativo, empírico-- que la constituyen. El tono fantasioso no surge como una parcelación de la realidad, sino como una rica penetración de ésta, penetración que, a veces, adopta la forma de ironía crítica. En el relato "El ímpetu otoñal" nos enfrentamos a los últimos y vanos intentos del protagonista por superar su fracaso y su soledad.
El novelista Luis Arturo Ramos (Minatitlán, Veracruz 1947) se inició como narrador con Violeta-Perú (1979), relato en el que bajo el procedimiento constructivo de un viaje, el personaje, con el fin de superar las insatisfacciones y vacío de su vida, se inventa una serie de aventuras fantásticas. Este era un gato (1988) constituye una metáfora sobre la violencia. En un mundo inauténtico y mediatizado, los personajes son incapaces de reaccionar contra el determinismo histórico. La casa del ahorcado (1992) es una especie de bosquejo neonaturalista de un sector de la sociedad que trata de buscar su salvación en una ciudad de México signada por la catástrofe. Como cuentista, Arturo Ramos ha publicado la colección Los viejos asesinos, y en el titulado "A ti Lolita", incluido en este número de Batarro, somos testigos de la relación erótico-lúdica que se establece visualmente durante una conferencia entre una joven estudiante de 18 años y un cincuentón.
Este número especial de Batarro constituye una aportación fundamental para el conocimiento del quehacer literario de las jóvenes promociones de escritores veracruzanos. Y es de agradecer la presentación y cuidadosa selección de textos realizados por Pedro Domene. Los ocho narradores incluidos son: Rafael Antúnez; Luis Horacio Heredia Páez; Jaime Renán González Pérez; Víctor Hugo Vázquez Rentería; Amando Ortiz; Tino Ventura; Mónica Elizondo Lozano y Magali Velasco Vargas.


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