La Corrala de Santiago se dispone en torno a un patio central al cual da acceso desde el exterior un alargado zaguán sobre el cual se alzan pilares de piedra caliza que sustentan tres galerías, de las cuales las dos superiores están rematadas por balaustradas de madera. Una de sus características más significativas es la marcada por la abundancia en el uso de muy diversas zapatas, algunas quizás felizmente rescatadas de otros edificios, que suplen el mero objeto funcional de la belleza ornamental.
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