Publicado por vez primera en: ------, 26 Julio 2001
La batalla de Sklyarov
Arturo Quirantes Sierra
Las reuniones DefCon pasan por ser uno de los
mayores acontecimientos públicos en el mundo del underground informático
norteamericano. Sus actividades incluyen tópicos como "encuentra al agente
federal" (si logras detectar al agente del FBI infiltrado, ganas una camiseta),
competiciones de ingeniería social (hola, soy Bill Gates, llamo porque he
perdido mi contraseña, ¿puedes deletreármela?) y un concurso de "capturar la
bandera" (hackers contra administradores de sistema). Pero entre una actividad y
otra, sus integrantes organizan conferencias, charlas y mesas redondas de alto
nivel. Y no crean que es una mera reunión de hackers caseros. Sus
conferenciantes incluyen representantes del gobierno, entidades de ciberderechos,
escritores y miembros de la industria.
El domingo 15 de Julio, último día de la reunión DefCon 2.001 (celebrada en Las
Vegas), un investigador de la empresa ElcomSoft llamado Dmitri Sklyarov presentó
una charla titulada "seguridad en eBooks: teoría y práctica", en la que
analizaba un programa de Adobe llamado eBook Reader. Los eBook son libros
electrónicos cifrados, que en teoría solamente podría descifrar y leer la
persona que los compró y en un solo ordenador. También en teoría, esto ayudaría
a combatir la piratería. Pero en el campo de la criptografía nada es lo que
parece, y Sklyarov presentaba sus investigaciones sobre el sistema de cifrado
eBook. No sorprenderé a muchos si desvelo que dicho cifrado es bastante malo.
Tal es así, que Elcomsoft vende (o vendía) un programa destinado a romper la
protección del eBook.
Dmitri presentó su trabajo, respondió preguntas, se despidió satisfecho de la
reunión DefCon, se dirigió al día siguiente al aeropuerto de Las Vegas ... y fue
prontamente detenido por el FBI, a instancias de Adobe Inc. que había presentado
una denuncia contra él. La oficina del fiscal de los Estados Unidos acusó a
Sklyarov de violar la ley sobre copyright digital DMCA (Digital Millennium
Copyright Act), concretamente la parte que prohíbe la fabricación, importación y
disposición al público de "cualquier tecnología, producto, servicio, dispositivo
o componente diseñado o producido para evitar, eliminar o desactivar
protecciones ... que protejan el derecho de un propietario de copyright"
Sklyarov fue detenido sin fianza y se preparó su traslado a California, donde se
cursaría su procesamiento (Adobe Inc. está radicada en San José, California). Se
encontraba atrapado por una extraña ley que permite el uso de una herramienta
anti-protección pero criminaliza su fabricación. Para mayor sarcasmo, el delito
por el que se detenía a Sklyarov no era tal en su país de origen y residencia:
la ley rusa prohibe distribuir software que no permita hacer al menos una copia
de seguridad. De manera que el presidente de Adobe puede ser encarcelado la
próxima vez que viaje a Moscú.
No es la primera vez que la DMCA es utilizada en casos de protección de
copyright. La asociación de industrias discográficas (RIAA) lo está usando
agresivamente para evitar que nadie pueda modificar los códigos de protección en
formato audio, y para que nadie pueda reprogramar un DVD (caso DeCSS). Dichos
casos, y otros parecidos, están siendo combatidos en los tribunales por
organizaciones defensoras de los derechos en el ciberespacio como la EFF (Electronic
Frontier Foundation).
Parecía que Sklyarov no tuviese posibilidad de salir bien librado. Pero la forma
en que una poderosa empresa, aliada con el FBI, se lanzó a aplastar a un pequeño
empleado de informática de 27 años, casado y con dos niños pequeños, sobrepasaba
los límites de lo razonable. No se trataba de una mera pelea legal entre dos
empresas por un caso de violación de copyright, que a la postre se saldaría con
una indemnización: Sklyarov se enfrentaba a una pena de hasta cinco años de
prisión y una multa de 500.000 dólares.
¿Tan terrible fueron sus delitos. Bruce Schneier, criptógrafo y consultor de
seguridad informática asistente a la charla, da su visión del asunto (http://cryptome.org/dmitry-bruce.htm:
"Lo que [Dmitri] hizo era investigación de seguridad legítima. Determinó la
seguridad de varios productos lectores de libros electrónicos y notificó a las
empresas respectivas sus descubrimientos ... Bienvenidos a la América del siglo
21, donde los beneficios de las grandes firmas de discos, productoras de cine y
editoriales son más importantes que los derechos de la Primera Enmienda ...
Necesitamos ganar esta [acción], y necesitamos ganarla rápidamente. Por favor,
apoyad a aquellos que están luchando en los tribunales: la EFF y otros. Cada día
que no ganemos es una pérdida."
El ciberespacio reaccionó con rapidez. Páginas como www.eff.org y
www.boycottadobe.com informaban de los pormenores del caso. En esta úlima, el
símbolo de Adobe en forma de A fue retocado hasta convertirlo en una hoz y un
martillo, simbolizando la pérdida de libertad que el ciberespacio estaba
sufriendo. En los tribunales, la EFF preparó a sus mejores abogados y apeló a
las autoridades para que liberasen a Sklyarov sin cargos, al tiempo que
organizaba una campaña pública y mostraba las paradojas de la DMCA.
El ejemplo cundió prontamente. La EPC [Coalición de Editores Electrónicos]
condenó la detención de Sklyarov, al igual que un conjunto de miembros
prominentes de la comunidad Linux. Alan Cox, programador y miembro de la USENIX
Annual Linux Showcase dimitió de su cargo en señal de protesta, urgiendo al
boicot de cualquier conferencia informática organizada en los Estados Unidos.
Página tras página aparecía en Internet exigiendo la liberación del informático
ruso y llamando al boicot contra los productos de Adobe.
Y el esfuerzo combinado de todos acabó en victoria. El 23 de Julio, una semana
después del arresto, la propia Adobe Systems Incorporated ha solicitado la
retirada de los cargos contra Dmitri Sklyarov. No es que hayan visto la luz y
reconocido la improcedencia de una ley tan poco popular como la DMCA.
Simplemente, han reconocido la sabiduría de plegar velas. En palabras de uno de
sus vicepresidentes, "el procesamiento de este individuo en este caso particular
no sería en el mejor interés de ninguna de las partes involucradas." Lo que en
mi pueblo significa: la hemos pifiado, salgamos de aquí como sea. En un intento
de salvar la cara, argumentan que, puesto que el software anti-protección ha
dejado de venderse en EEUU, han ganado. Que cada cual saque sus propias
conclusiones.
A la espera de la liberación definitiva de Dmitri Sklyarov y del desestimamiento
del caso contra él, podemos sacar algunas conclusiones. La primera es que el
mundo empresarial no es inmune contra los esfuerzos de a pie. Estamos
acostumbrados a hablar de "la gran empresa" en términos de indefensión, cual si
fuese un gigante monolítico e indestructible. Pero todo gigante tiene su talón
de Aquiles, y toda empresa por grande que sea tiene al menos dos: la pérdida de
beneficios y la de prestigio. Cuando una campaña bien orquestada se une a una
llamada al boicot, toda empresa se plantea hasta qué punto vale la pena seguir
con el camino prefijado. Como en toda batalla, generalmente gana no el que más
recursos tiene, sino el que está dispuesto a arriesgarlos.
En segundo lugar, el caso Sklyarov nos muestra el poder de utilizar el sistema
para defendernos legalmente. La Electronic Frontier Foundation lleva muchos años
al servicio de las libertades en el ciberespacio, y cuando ésta es amenazada no
duda en emplear todos los medios legales a su alcance, desde audiencias en el
Congreso a demandas judiciales. En nuestro país, este suele ser el medio menos
utilizado -resulta más satisfactorio para el propio ego parapetarse tras una
barricada que arrastrar informes y borradores por la sala de un juzgado-, pero a
menudo se revela uno de los más eficaces. Que le pregunten a la sección de
abogados de Kriptópolis.
y para terminar, no podemos dejar de resaltar la importancia de ejercer
esfuerzos coordinados en la misma dirección. De haber sucedido en España, me
temo que todavía estaríamos discutiendo sobre si hay que prestar ayuda legal o
no, si hay que llamar a la desobediencia digital o hacer un lanzamiento de
huevos contra el ministro de turno. No digo que haya que saltar todos en cuadro
tras el líder y hacer lo que él haga (para empezar, todos querríamos ser el
líder, y todos pondríamos pegas a los demás), pero nuestro temperamento
latino-caótico ha de dejar lugar a la acción coordinada.
Estados Unidos tiene uno de los gobiernos más poderosos, y hasta cierto punto
represivos, del mundo. Pero al mismo tiempo, el pueblo norteamericano dispone de
una asombrosa capacidad de reacción y de presión. Si una cadena de televisión
deja de emitir Star Trek por décimo año consecutivo, sus directivos pueden
contar con montones de llamadas y cartas de protesta por parte de iracundos
seguidores del capitán Kirk. Allí, como aquí, los ciudadanos se enfrentan a
gigantes una y otra vez.
Pero con dos diferencias: saben unir fuerzas ... y creen que van a ganar. Así lo
dejo escrito, por lo que nos pueda valer. Menos miedo e mais traballar.
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