Publicado por vez primera en: Kriptópolis, 4 Octubre 2001
CNI
Arturo Quirantes Sierra (Batman)
Leo en El País de hoy que el presidente Aznar da
el visto bueno a un borrador de ley sobre servicios de inteligencia. Y se me ha
ocurrido darle vueltas al coco...
Supongamos que nos creemos que necesitamos unos servicios secretos eficaces.
Aceptemos que queremos un CESID que funcione, para que nos avise de si se nos va
a desplomar un 747 sobre nuestras cabezas. Supongamos que creamos una ley para
delimitar sus actividades. Incluso en este caso, considero que este proyecto de
ley es muy peligroso.
En primer lugar, que el CNI (nuevo nombre para nuestros espías) tenga un juez
que autorice sus intervenciones no sirve de gran cosa. En EEUU tienen algo
parecido (el tribunal FISA) y no sirve más que para dar el "visto bueno" Jamás
ha negado una orden de interceptación, es altamente secreto y no da cuentas
públicas de su actuación. ¿Cómo se evitará que el juez se convierta en un mero
ratificador?
En segundo, se supone que el CNI no perseguirá
delincuentes, pero ese juez "deberá autorizar a la autoridad competente el
resultado de las pesquisas si aprecia indicios de delito." O sea que se espía a
alguien sin orden judicial, y si detectan actividad ilícita se chivan. Pues ya
está hecha la trampa. Cogemos a ese narcotraficante y decimos al juez que es un
espía. Así le pinchamos el teléfono, y aunque no sea un espía, nos chivamos a la
guardia civil, y ya está.
Tercero, se trata de "un texto muy breve y de carácter genérico" Me pregunto,
entonces, de qué sirve un texto genérico si no concreta nada.
Cuarto, este CNI no depende ni de Defensa ni de Interior, los ministerios que
más podrían aprovechar los datos obtenidos. Depende directamente de la
Presidencia del Gobierno. Nuestro servicio secreto se convertiría en un pelotón
de "los hombres del presidente" No hay más que echar un vistazo a otros países
(los EEUU de Nixon, sin ir más lejos) para ver qué puede hacer un presidente con
espías bajo su mando directo.
Quinto, este texto deja a un lado los servicios de inteligencia de la Guardia
Civil y la Policía, que forman la columna vertebral de la inteligencia
antiterrorista. ¿Qué sentido tiene hacer una ley que deja descoordinada la
actuación de los diversos servicios secretos? Hasta el superagente 86 lo
hubiese hecho mejor.
© Arturo Quirantes Sierra. Algunos derechos
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