Publicado por vez primera el 29 Enero 2005
A vueltas con la LSSI ... !otra vez!
Arturo Quirantes Sierra
Mis asiduos lectores recordarán
haberme leído una y otra vez sobre la Ley de Servicios de la Sociedad de la
Información (LSSI). Después, el silencio. No sólo fui yo. Muchos de los que
peleamos en esa guerra dejamos las armas y nos dedicamos a otros menesteres. O
al menos, eso es lo que parece. Algunos lo han achacado a motivaciones
políticas: "claro, contra los otros protestaban, pero cuando mandan los suyos
ahora todo les parece bien". Cada cual tiene motivos para justificar sus propios
actos, por supuesto. Mirándome al espejo, puedo pensar en tres motivos que
expliquen esta inactividad, y seguro que a los demás podrá
aplicárseles el cuento también.
En primer lugar, la falta de noticias. Tras su aprobación, y después de haber
intentado infructuosamente declararla inconstitucional, la LSSI entró en una
especie de letargo. Falta de un reglamento, nadie sabía bien cómo se iba a
aplicar. Algunos casos fueron a juicio, y los resultados fueron poco
concluyentes: o bien aparecían tecnicismos legales (como eso de la "comunicación
fehaciente"), o los casos se pactaban antes de llegar ante el juez, o éste
aplicaba el Código Penal sin necesidad de echar mano de la LSSI.
En segundo lugar estaba la esperanza de que el nuevo gobierno, como prometía por
sus niños, acabaría con la LSSI en dos bofetadas en cuanto llegase al poder. Por
supuesto, no somos tan ingenuos como para creérnoslo, pero en un mundo de Borjas
Adsuaras y Annas Biruleses, cualquier cambio parecía para mejor. No ha sido el
caso, y todavía estamos intentando averiguar cómo reaccionar.
En tercer lugar está el cansancio puro y duro. No sé los demás, pero yo me
encuentro agotado. Durante años he estado enfocado en luchas como la de la LSSI,
descuidando otros proyectos. De verdad que a veces se hacía realmente cuesta
arriba terminar mi Boletín ENIGMA entre la última campaña contra el tráfico de
datos y la penúltima contra la LSSI. Llevo desde 1999 clamando contra las
resoluciones Enfopol, y contra el Tratado de Asistencia Mutua Penal que se firmó
después, en la que se permiten barrabasadas como la legalización de las escuchas
indiscriminadas. He colaborado en artículos y libros, he dado conferencias sobre
Echelon, me he partido el pecho en los premios Big Brother Awards. Y todo, ¿para
qué? Para que luego llegue el FBI y ordene confiscar los servidores de
Indymedia, o que entre en la lista anti-lssi un webmaster que acaba de enterarse
de esos detallitos sobre la retención de datos, la obligación de dar sus propios
datos o el régimen de multas que le puede caer encima. En ese momento oyes los
cánticos de Casandra de los recién llegados: "pero ¿esto cómo puede ser?",
"habrá que hacer algo", "pues yo acabo de enterarme", "hay que movilizarse".
Y a un servidor, que lleva avisando desde hace años, se le cae el alma al suelo.
Es como en el cine, cuando el prota avisa a los demás de que no hagan algo, y
por supuesto ni caso: se meten en el ascensor, éste se desploma ... y al prota
se le queda la cara de angustia por no haber podido salvarlos. A mí no se me
pone esa cara, porque mis sentimientos varían entre el fatalista "a buenas
horas, mangas verdes" y el resentido "!pues ahora que os den!"
Todo esto viene a cuento de que hace unos días la Ministra de Educación, tras
reunirse con representantes de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE)
y demás gentes de mal vivir, ha decidido que los prestadores de servicios de
Internet han de hacerse responsables de los contenidos que albergan sus
clientes. El propósito declarado es el de aumentar la eficacia en la lucha
contra la piratería, y en concreto el de acabar con las redes de intercambio
P2P. Desde un punto de vista más extenso, el gobierno tendría una herramienta
eficaz para acallar todo tipo de críticas: obligar a los ISP a "apatrullar la
Interné", buscando todo tipo de contenidos que el gobernante de turno considere
ilícitos, perniciosos, inmorales o sencillamente molestos.
No voy a molestarme en analizar las consecuencias de esta propuesta de reforma,
porque sois inteligentes y tenéis dos dedos de
frente. Tampoco se os escapará que hacer responsable a los ISP de los contenidos
de sus clientes es como responsabilizar a Telefónica Móviles de los atentados
del 11-M porque los terroristas usaron teléfonos móviles para detonar las bombas
y la teleco no se dio cuenta; o como condenar a una concesionaria de autopistas
de complicidad en el tráfico de drogas porque los narcos usan la autopista para
llevar sus alijos; o porque ________ (inserte su ejemplo aquí). Y, por supuesto,
está el detalle de que eso violaría la Directiva comunitaria que sirvió como
excusa para crear la LSSI en primer lugar.
El hecho es que nos encontramos con una nueva amenaza a nuestra libertad en
Internet. Así será de grave, que incluso la Asociación de Internautas, que
defendió tanto al Ministerio de Ciencia y Tecnología en su momento, ahora se
posiciona en contra de la LSSI y exigiendo dimisiones. Bueno, no es raro
desdecirse de lo dicho, es el pan nuestro de cada día. Mírenme a mí, si no. Me
prometí no volver a meterme en líos en una buena temporada, y aquí esto de
nuevo, como en los viejos tiempos.
Si hay algo que le alegra, dentro de lo malo, es que ahora contamos con aliados
inesperados. O mejor dicho, con otrora adversarios con los que ahora compartimos
intereses. No sé si se habrán dado cuenta, pero esta reforma no les hace mucho
bien a los proveedores de Internet. Si esto sale adelante, tendrán que
establecer procedimientos para apatrullar sus redes, cerrar contenidos y, en
suma, pasar a convertirse en vigilantes jurados. Y, por supuesto, cualquier
jurata sabe que vigilar activamente un aparcamiento no es ni con mucho lo mismo
que limitarse a ponerse en la puerta para entregar los tiques. A partir de
ahora, las telecos tendrán que mojarse activamente, y esto les va a costar
esfuerzos, dinero, y el cabreo de muchos clientes.
Así que de vuelta a la guerra. Pero ahora que sean las grandes empresas del ramo
las que se batan el cobre. No quisieron hacerlo en su momento, y así les luce.
Pues ahora, guapos, a mover el culo. Nosotros os echaremos una mano, pero con
vosotros como ariete. A fin de cuentas, si el gobierno gana y las telecos
tragan, tiempo habrá de crear redes alternativas a las actuales P2P. Es
sencillo: un ordenador, una línea telefónica y listo.
No necesitamos "prestadores de servicios" para nada. A lo mejor es incluso
deseable comenzar a prescindir de ellos, porque la actual Internet está
demasiado centralizada. Antes cualquier hijo de vecino se montaba su propio
proveedor de Internet; ahora media docena de ISP controlan la parte del león de
todo el tráfico. Que le pregunten al Pentágono si eso de trocear al enemigo en
un millón de piezas es una buena idea. Volvamos a los orígenes. O detengamos en
seco esta Ley Sin Sentido Internauta de una vez por todas.
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