LA PREHISTORIA EN LOS MUSEOS DE EUSKAL HERRIA: UNA VALORACIÓN DESDE LA PERSPECTIVA FEMINISTA

PREHISTORY IN THE MUSEUMS OF THE BASQUE COUNTRY: A FEMINIST PERSPECTIVE

Ana MEDRANO LÓPEZ*

Resumen

Los orígenes de la disciplina arqueológica estuvieron ligados a una élite masculina occidental que empleó el patrimonio para justificar su poder mediante los museos. Surgida del movimiento feminista, la Museología de Género busca deconstruir el discurso expositivo y revalorizar el papel de sujetos históricos omitidos por la tradición como las mujeres. Mediante este estudio, valoraremos si la perspectiva feminista ha generado cambios en la forma de representar la Prehistoria en cuatro museos de Euskal Herria o si, por el contrario, persiste la situación previa.

Palabras Clave

Androcentrismo, género, perspectiva feminista, Museología de Género, Nueva Museología.

Abstract

Originally, the archaeological discipline was linked to a Western male elite that used heritage to justify its power through museums. Gender Museology, which arose from the feminist movement, seeks both the deconstruction of the exhibition discourse and the revaluation of the role played by historical subjects omitted by tradition, including women. Through this study, we will assess whether the feminist perspective has brought changes in the way Prehistory is portrayed in four museums of the Basque Country or whether, on the contrary, the previous situation persists.

Key Words

Androcentrism, gender, feminist studies, Gender Museology, New Museology.

INTRODUCCIÓN Y OBJETIVOS

En un mundo en constante cambio, los museos continúan siendo uno de los principales canales de divulgación del patrimonio arqueológico. No obstante, debemos tener muy presente que el museo no es solo un espacio de búsqueda o de aprendizaje, sino también una herramienta de legitimación patriarcal donde, a partir de los discursos expositivos, se normaliza una visión concreta del pasado y se reconoce con derecho a ser recordada (BÉCARES 2020: 130; JIMÉNEZ-ESQUINAS 2017: 19).

Hasta ahora, la noción dominante y sancionada oficialmente, el Discurso Patrimonial Autorizado (Authorized Heritage Discourse, AHD), se ha establecido en relación con las áreas de expresión cultural del poder masculino, un espacio público que con frecuencia viene definido por la exclusión de mujeres, criaturas y prácticas culturales excepcionales (GONZÁLEZ MARCÉN y SÁNCHEZ ROMERO 2018: 34).

Así, estas instituciones han hecho suyos los principios tradicionales del patriarcado, resaltando las aportaciones masculinas e invisibilizando a las mujeres, denegándoles la capacidad de participación en la construcción de distintas sociedades y en la memoria colectiva que estas instituciones pretenden preservar (PRADOS 2017: 26). Por tanto, los museos no son lugares neutros, ni existen al margen de las sociedades de las que forman parte, sino que reflejan, difunden y construyen el orden de género prevaleciente en la sociedad y, de esta manera, con frecuencia mantienen una construcción y uso sexista del conocimiento y un discurso discriminatorio (MACEIRA-OCHOA 2017: 71).

Ante esta situación, la Museología de Género, de base feminista, brinda la oportunidad de desarrollar una aproximación más integradora, social, crítica e igualitaria al patrimonio histórico-arqueológico, que permite cuestionarnos los parámetros museísticos de la museología tradicional y apostar por un museo que transmita, de un modo científico y riguroso, la memoria de una comunidad al tiempo que educa en los valores de igualdad (PRADOS y LÓPEZ RUIZ 2017: 12).

Las dos últimas décadas han servido para poner de manifiesto el gran sesgo androcéntrico que acarrean todavía hoy las instituciones patrimoniales, algo preocupante teniendo en cuenta que existe todo un cuerpo legislativo que aboga por la igualdad de mujeres y hombres en todos los ámbitos de la vida, también en la cultura (SÁNCHEZ ROMERO 2009: 88).

En el presente artículo valoraremos hasta qué punto han calado los avances en materia de igualdad en cuatro museos de Euskal Herria: dos monográficos -Museo de Arqueología de Álava Bibat (Vitoria-Gasteiz, Álava) y Arkeologi Museoa (Bilbao, Bizkaia)- y dos de fondos más variados que mezclan cuestiones arqueológicas, etnográficas, artísticas e históricas -Museo San Telmo (Donostia-San Sebastián, Gipuzkoa) y Museo de Navarra (Pamplona, Navarra).

Teniendo en cuenta las profundas diferencias existentes entre los casos de estudio, nuestra valoración estará dirigida al área común de todos ellos: la Prehistoria, un periodo que se ha perfilado como una etapa situada entre el mito y la Historia, aspecto que la ha convertido en un arma poderosa para la construcción y legitimación de la ideología patriarcal (HERNANDO 2005: 74; GONZÁLEZ MARCÉN 2006: 16).

Considerando las características de las exposiciones permanentes analizadas, tendremos en el punto de mira la representación de las mujeres del pasado, así como el tipo de masculinidades que se transmiten al público. Desde nuestro punto de vista, al igual que estudiar la representación de las mujeres en los museos es esencial para que recuperen el lugar que les corresponde en la Historia, analizar la representación del “hombre” en los museos ayuda a deconstruir la idea de que se trata de una identidad estable e invariable que representa lo universal, cuestionar el heteropatriarcado y, por tanto, avanzar hacia una mayor igualdad de géneros (CUESTA 2019: 24).

ELEMENTOS DE ANÁLISIS

Según hemos podido observar, las preconcepciones sobre el pasado se han trasladado a los museos arqueológicos a través de tres vertientes: el lenguaje, los objetos expuestos y las representaciones figurativas o imágenes (NAVARRO 2018: 141). Elementos interrelacionados que, mediante carteles o paneles informativos, escenografías, vídeos, efectos de sonido y demás herramientas conforman el discurso expositivo (Fig. 1).

Fig. 1. Diagrama de los elementos expositivos y sus interrelaciones, que valoraremos. Elaboración propia.

 

El análisis del lenguaje verbal de los discursos histórico-arqueológicos estará dirigido hacia diversos términos empleados para referirse a la especie humana -hombre, hombres y mujeres, humanidad, gentes o grupos, por ejemplo-, analizando si se emplean como falsos neutros o no. Además, al estar ante museos bilingües, veremos hasta qué punto está presente el lenguaje sexista en ambas versiones. Así, no será lo mismo decir gizona -hombre- que gizakia -ser humano.

Recordemos que palabras como hombre no se refieren a toda la humanidad, que son hombres y mujeres independientemente de su color de piel y cultura, sino que señala de forma exclusiva al estereotipo de hombre blanco europeo de clase media (BÉCARES 2020: 198). El uso reiterado del neutro masculino ha derivado en la desaparición de las mujeres del discurso histórico y, en consecuencia, entren a formar parte de la historia del hombre o, más aún, sean equiparadas al hombre prehistórico (SOLER 2008: 186-187).

Al utilizar una terminología excluyente, el hombre se posiciona con un prestigio, poder, autoridad y legitimidad superior con respecto a la mujer en el imaginario popular, naturalizando así el dominio masculino a lo largo de la Historia (FRANULIC 2011: 14).

Como profesionales de la divulgación, debemos emplear un lenguaje aplicable a todas las personas, mujeres y hombres, por lo que, orientado a la visibilización de las mujeres en el discurso construido, oral o escrito, es necesario poner en práctica el lenguaje inclusivo (GREGORIO 2017: 134). De hacerlo, daríamos visibilidad al conjunto de la sociedad, no solo a las mujeres.

La parcialidad discursiva también es evaluable en los objetos seleccionados para las exposiciones permanentes, ya que su elección se realiza desde una mirada sesgada que divulga un pasado eminentemente masculino y de clase alta, excluyendo los vestigios de mujeres y clases humildes, por lo que estos agentes históricos suelen estar completamente ausentes de los discursos museísticos (BÉCARES 2020: 25). La importancia de esto reside en que aquello que se coloca en la exposición permanente representa lo más significativo de los fondos del museo, así como lo que define y conforma la memoria colectiva de una sociedad, lo que, como veremos, está lejos de ser real. En la práctica, la mayoría de los discursos no hacen otra cosa que corroborar y legitimar el presente.

Entre otras cuestiones, analizaremos si los objetos atribuidos a los hombres por el discurso tradicional -caza, pesca, armas, etcétera- siguen siendo predominantes sobre materiales asociados a la vida cotidiana o a las actividades de mantenimiento -más vinculadas a las mujeres. Según Begoña Soler, esta representación numérica desigual no solo supone que unas actividades se consideren más valiosas que otras, sino que, además, actividades como la caza sean consideradas como actividades económicas “importantes” y, por tanto, quienes la practican son los “importantes del grupo”, mientras que las vinculadas con el mantenimiento del grupo son consideradas “menores” y, por ende, quienes las practican también (SOLER 2008: 187).

El último elemento que analizaremos serán las imágenes, que en multitud de ocasiones son elementos transmisores de forma consciente o inconsciente de nuestras ideas (SÁNCHEZ ROMERO 2005: 232). Se trata de un recurso verdaderamente útil y fácil de comprender para todo tipo de públicos, independientemente de la edad o la formación que se tenga y que, en ocasiones, acompaña a los objetos expuestos en las vitrinas (Fig. 2).

Fig. 2. Mujer segando junto a diente de hoz de la cueva de Santimamiñe (Kortezubi) y lámina de la cueva de Pico Ramos (Muskiz) del Arkeologi Museoa. Autor: Jorge Moreno. Elaboración propia.

Basándonos en los estudios de Querol (2014) valoraremos: el número de mujeres representadas, las actividades que están desarrollando, si hay una diferencia notable en el tamaño de las figuras femeninas con respecto a las masculinas, si las mujeres aparecen al fondo de las representaciones y los hombres en un primer plano como protagonistas, el tipo de actitudes que se están promoviendo -véase agresividad, poder, pasividad, etcétera- y, por último, si hay representaciones de individuos infantiles y/o de la tercera edad.

Además de esto, tendremos en cuenta la organización de actividades complementarias en temática de género. Pese a su característica fugacidad, son de gran interés, ya que suponen ir más allá de las instalaciones permanentes y dan la oportunidad al público -y al propio museo en el que se encuentran- de reconsiderar, deconstruir y reinterpretar sus discursos expositivos. Es más, que un museo las incorpore en su agenda denota interés y formación en torno a las nuevas líneas de investigación académicas, lo que es un primer paso para la mejora real de las exposiciones.

CASOS DE ESTUDIO

Nuestro objetivo inicial era analizar los tres elementos expositivos comentados en cada museo, pero sus discursos no lo permiten. El Museo de Navarra y el Museo San Telmo no cuentan con representaciones humanas, por lo que este elemento tan sustancial en el ámbito divulgativo no ha podido ser valorado en ellos.

Sin embargo, esto no ha impedido obtener numerosas conclusiones y valoraciones de las exposiciones permanentes de Prehistoria de los cuatro casos de estudio, que podemos ver comprimidas en la siguiente tabla (Tabla 1):

Elemento expositivo analizado Actividades complementarias
Lenguaje Objetos

Imágenes

Museo San Telmo
Museo de Navarra Ciclo de conferencias “Arqueología de género” (2019)
Arkeologi Museoa Visitas guiadas periódicas

Exposiciones temporales en temática de género y con referencias a estas perspectivas en Arqueología

Museo de Arqueología de Álava Bibat Exposición temporal “Jatorria-Orígenes” (2019)

Tabla 1. Evaluación general de los cuatro museos analizados: rojo: valoración negativa, azul: valoración neutral y verde: valoración positiva. Elaboración propia.

Museo San Telmo (Donostia-San Sebastián)

Los fondos arqueológicos del Museo San Telmo están expuestos en cuatro vitrinas de la sala “Huellas en la Memoria”. De ellos, apenas una veintena explican la Prehistoria con paneles informativos muy generales y que no ayudan demasiado a que el público se interese por este periodo tan dilatado en el tiempo.

A nivel lingüístico, existen importantes diferencias entre las versiones de castellano y euskera. Desde el principio, se hace referencia al hombre primitivo, por lo que el público entiende que el discurso gira en torno a los hombres y no al conjunto de la sociedad. Por el contrario, en euskera se refieren a lehen gizakia -primera persona/ser humano. Esta desconexión es, cuanto menos, llamativa, ya que no se transmite lo mismo. Además, esto sugiere la existencia de un arquetipo masculino, que aparentemente se mantendría estable a lo largo de toda la Prehistoria, pese a las variaciones culturales, sociales, temporales y geográficas. Incluso si no se especifican las características de este hombre primitivo, podemos suponer el tipo de masculinidad a la que se hace referencia: un hombre blanco, adulto, heterosexual, fuerte y con cierto poder dentro de la comunidad.

Pese a esto, también hemos encontrado términos más inclusivos como grupos humanos, poblaciones, gizatalde o biztanleria, por lo que nuestra valoración general del lenguaje en el Museo San Telmo es “Negativa”-“Neutral”.

Atendiendo a los materiales expuestos en la sala, consideramos negativa la sobrerrepresentación de la caza en comparación con otras actividades prehistóricas, ya que 14 de los 23 objetos de la exposición permanente están asociados a ella (Fig. 3). Por otro lado, la cotidianeidad y la ritualidad se exhiben a partir de algunas piezas cerámicas y objetos propios de los ajuares. Así pues, a rasgos generales, la forma de exponer los materiales prehistóricos es “Negativa”-“Neutral”.

Fig. 3. Vitrina “Primeros asentamientos” del Museo San Telmo. Elaboración propia.

En relación con las actividades complementarias, no hemos encontrado ningún ejemplo organizado por el Museo San Telmo, por lo que su evaluación es “Negativa”.

Museo de Navarra (Pamplona)

La valoración de la sala de Prehistoria del Museo de Navarra está basada en las vitrinas dedicadas al Paleolítico, Epipaleolítico, Neolítico, Calcolítico, Edad del Bronce y Edad de Hierro que, mediante objetos, paneles, mapas y fotografías varias acercan la Arqueología prehistórica navarra al público visitante.

Sobre el lenguaje empleado en los paneles, hay un caso especialmente llamativo, que pretende equiparar hombre prehistórico con historiaurreko gizon-emakumeak -hombres y mujeres prehistóricas. Esto no solo conlleva silenciar a todos aquellos sujetos históricos no masculinos, sino que hace referencia a un estereotipo muy marcado sobre lo que consideramos que era ser hombre en la Prehistoria.

Afortunadamente, no es algo reiterado, y encontramos muchas referencias a toda la sociedad como humanidad, gizateria o poblaciones, populazioak, que hacen del discurso histórico una experiencia mucho más avanzada que en otros museos analizados. Por ello, hemos determinado que la terminología del Museo de Navarra es “Neutral”, aunque la castellana es mucho menos inclusiva.

En cuanto a los objetos seleccionados para la exposición permanente, encontramos vacíos importantes, como es la falta de representación de la recolección, una actividad básica para la supervivencia de las primeras poblaciones humanas. Por el contrario, la caza es la gran protagonista en cronologías paleolíticas y epipaleolíticas, algo que no varía hasta fechas cercanas al Neolítico, donde comienzan a adquirir mayor presencia la agricultura, la ganadería y las actividades de mantenimiento como la producción textil (Fig. 4). Optar por la representación de estas últimas es un aspecto muy positivo, ya que son menos frecuentes y son revalorizadas en el discurso histórico. No obstante, debemos tener en cuenta que esto sucede porque la temática que rige la exposición es el progreso tecnológico, y no tanto en un intento de dar a las mujeres y sus actividades en el valor que merecen.

Fig. 4. Detalle de siete botones perforados en “V” del Museo de Navarra. Elaboración propia.

Según nos acercamos a las vitrinas de la Edad del Bronce y la Edad de Hierro, las actividades de mantenimiento pierden su protagonismo contra otros elementos más relacionados con la violencia y la jerarquía social masculina. Así pues, volvemos a encontrarnos ante un centro de divulgación fuertemente androcéntrico, basado en el progreso tecnológico y en las tareas asociadas con los hombres.

A pesar de ello, el Museo de Navarra muestra un interés activo por la perspectiva feminista en Arqueología. Prueba de ello es el ciclo de conferencias “Arqueología de género” organizado en 2018 junto a la Comunidad Foral de Navarra, que acercó al público la actualidad académica gracias a la participación de las investigadoras Margarita Sánchez Romero, de la Universidad de Granada, y María Cruz Berrocal, de la Universidad de Cantabria.

Arkeologi Museoa (Bilbao)

A la hora de analizar la exposición permanente del Arkeologi Museoa nos hemos centrado en sus salas “Cazadores recolectores” y “Pastores agricultores”, que exponen el Paleolítico y el Neolítico.

Desde una óptica feminista, el lenguaje empleado en ambas salas está lejos de ser inclusivo, ya que los títulos de las salas ya sugieren un claro androcentrismo, llegando a hacer referencia a hombre en vez de ser humano, algo que no ocurre en la versión en euskera. Además, los títulos escogidos generan una categorización de las actividades de subsistencia. Curiosamente, se establece la caza como actividad más importante que la recolección, asociada a las mujeres por el discurso tradicional. Así, consideramos que el lenguaje empleado en estas salas es “Negativa”-“Neutral”.

Del mismo modo, la selección de objetos expuestos está supeditada a criterios androcéntricos. En “Cazadores recolectores” priman actividades como la caza o la pesca, mientras que otras como la recolección han sido trivializadas. El discurso histórico cambia profundamente en “Pastores agricultores”, donde se revalorizan las actividades de mantenimiento. La cotidianeidad está muy presente en el Arkeologi, al igual que los contextos funerarios, pero teniendo en cuenta los defectos de “Cazadores recolectores”, nuestra valoración final es “Negativa”-“Neutral”.

En lo referente a las imágenes humanas, coindicimos con los resultados de M.ª Ángeles Querol y Francisca Hornos (2015), donde encontramos un pobre 25 % de mujeres representadas (Tabla 2). Sin embargo, debemos tener presente que el androcentrismo no desaparecerá con la mera incorporación de un mayor número de imágenes femeninas, sino cuando estas dejen de ser concebidas como pasivas y lineales en la Historia.

Hombres Mujeres Totales
Prehistoria 30 (75 %) 10 (25 %) 40
Hierro 65 (81, 3%) 15 (18, 7 %) 80
Roma 15 (68, 2 %) 7 (31, 8 %) 22
Medievo 36 (88,9 %) 5 (12,1 %) 41
Totales 146 (80 %) 37 (20 %) 183

Tabla 2. Imágenes humanas del Arkeologi Museoa. Según QUEROL y HORNOS, 2011: 145, Tabla 5.

De algún modo, el propio Arkeologi parece ser consciente de esto, ya que cuenta con varias representaciones femeninas que realizan actividades tradicionalmente vinculadas a hombres, como puede ser la mujer neandertal cazadora (Fig. 5). Además, contamos con numerosas ilustraciones de criaturas y personas de la tercera edad, algo muy positivo, porque genera una imagen mucho más amplia de la Prehistoria. Así pues, teniendo en cuenta los aspectos positivos y negativos de las imágenes del museo, su evaluación final es “Negativa”-“Neutral”.

Fig. 5 Escena cinegética con una mujer neandertal al fondo. Autor: Fernando G.Baptista. Elaboración propia.

Finalmente, sobre las actividades complementarias, valoramos como “Positiva” las visitas guiadas y exposiciones temporales organizadas de manera periódica, porque permiten matizar la exposición, actualizan el discurso museístico y dan la oportunidad al público de replantearse lo preestablecido. Entre otras, destacamos las visitas temáticas como “Arqueología del género. El museo con gafas lilas” (2020) y la incorporación de la cuestión del género en exposiciones temporales como “Sobre espaldas de gigantes. Historiografía de la Arqueología vasca” (2021).

Museo de Arqueología de Álava Bibat (Vitoria-Gasteiz)

La exposición permanente del Museo Bibat comienza en la primera planta, dedicada a la Prehistoria. Mediante once vitrinas que alternan paneles informativos, materiales y recursos audiovisuales, se presenta el progreso tecnológico y los modos de vida de las poblaciones prehistóricas.

El lenguaje ha recibido una valoración “Neutral”. Sobresalen las expresiones humanidad, gizateria, grupos humanos o giza-taldeak, porque incluyen al conjunto de la población. Por otro lado, al igual que sucedía en el Arkeologi Museoa, se establece la jerarquía de unas actividades sobre otras mediante el empleo reiterado de cazadores-recolectores, afianzado a su vez por los objetos expuestos. Igualmente, aunque los paneles resalten la importancia del desarrollo de la cerámica, en ningún momento se menciona quiénes se dedicaban a su producción, lo que genera un discurso histórico ambiguo. En consecuencia, el público puede llegar a plasmar sus concepciones androcéntricas sobre todo el discurso expositivo, considerando que fue obra exclusiva de los hombres.

Los materiales expuestos muestran una aplastante mayoría de útiles líticos, seguidos por la cerámica y los metales. Pese a su aparente neutralidad, el discurso expositivo es androcéntrico. Gran parte de los objetos son elementos propios de la caza o la violencia, tradicionalmente asociadas a los hombres, aunque también existe una gran presencia de elementos relacionados con las actividades de mantenimiento. Como el museo no corrige este estereotipo, sino que lo afianza desde el lenguaje, el público reproduce su concepción del hombre como cazador y protagonista de la Historia. La mujer, por su parte, queda omitida del relato histórico, devaluándose así su papel en la Prehistoria. Por ello, hemos optado por una valoración general “Negativa”-“Neutral”.

El Bibat cuenta con muy pocas representaciones humanas en esta planta. Apenas unas siluetas y una escena funeraria muy estereotipada en la que la mujer no realiza ninguna actividad concreta, solo mira (Fig. 6). Ante esta falta de casos que valorar, hemos analizado tres vídeos complementarios al discurso expositivo del museo, añadidos un par de años más tarde.

Fig. 6. Escena funeraria con una única mujer que no realiza ninguna tarea. Elaboración propia.

Curiosamente, los vídeos analizados usan terminologías anticuadas y generan una imagen de la Prehistoria como un tiempo oscuro y hostil. De las 45 figuras humanas representadas en ellos, existe un mayor número de hombres (67 %) que mujeres (24 %), por lo que la representación numérica es bastante desigual (Tabla 3).

Hombres Mujeres Criaturas Totales
Primeros Habitantes 22 (75,8 %) 5 (17,2 %) 2 (6,8 %) 29
Gentes del Bosque 6 [1 anciano] (54,5%) 3 (27,2 %) 2 (18,1%) 11
Poblamientos al aire libre 2 (40%) 3 (60%) 0 5
Totales 30 (67 %) 11 (24 %) 4 (9 %) 45

Tabla 3. Representaciones humanas de los vídeos de Prehistoria del Museo Bibat. Elaboración propia.

Además, al hablar de una nueva especie de neandertal, el vídeo “Primeros Habitantes” muestra a dos hombres neandertales muy peludos, con el ceño fruncido y un efecto de sonido de gritos y gruñidos, reproduciendo el racismo científico del hombre neandertal agresivo (Fig. 7). Aun así, también hemos observado representaciones muy interesantes desde el punto de vista feminista, ya que revalorizan las actividades de mantenimiento y el papel de las mujeres en el sostenimiento de las sociedades prehistóricas.

Fig. 7. Captura de pantalla del vídeo “Primeros Habitantes” de dos hombres neandertales en actitud agresiva. Recuperado el 14/06/2021, de https://vimeo.com/371816461 (Arabako Foru Aldundia).

De esta manera, y tomando en consideración tanto las características positivas como negativas de las ilustraciones y los vídeos analizados, las imágenes del Museo Bibat han recibido una valoración “Negativa”-“Neutral”.

Por último, la exposición temporal Jatorria. Paleolito Aroa Araban-Orígenes. El Paleolítico en Álava (2019) es un ejemplo excepcional del tipo de representaciones humanas que deberíamos encontrar en el Bibat. En su catálogo, encontramos escenas realmente interesantes que también se utilizaron en la exposición temporal. Las ilustraciones de Álex Fernández ponen en tela de juicio el discurso tradicional y las mujeres realizan actividades como la caza o tareas constructivas, toda una rareza en el ámbito de la divulgación prehistórica (Fig. 8). Del mismo modo, esto evidencia el conocimiento e interés que suscita la Arqueología de corte feminista y la propia Museología de Género entre su equipo organizador, algo esencial si queremos generar cambios la divulgación museológica.

Fig. 8. Mujer realizando tareas constructivas. Autor: Álex Fernández. Según ARRIZABALAGA e IRIARTE, 2019. Fig. 3.

CONCLUSIONES

Con este estudio hemos conocido museos de gran trayectoria, algunos centenarios, pero que han cambiado levemente sus dinámicas expositivas. En mayor o menor medida, en todos ellos pervive la corriente positivista basada en vitrinas repletas de objetos solo con una cartela que describe la pieza expuesta.

Los objetos como tal no nos informan de nada, ya que se encuentran fuera de su contexto original (AREIZAGA 2018: 170). Para solventar este desafío divulgativo, conviene hacer un uso complementario de ilustraciones, recreaciones, recursos audiovisuales y demás elementos expositivos, algo ausente en el Museo de Navarra y el Museo San Telmo.

Desde un punto de vista feminista, los cuatro museos analizados cuentan con exposiciones permanentes sobre la Prehistoria que reiteran el “Discurso Patrimonial Autorizado” (Authorized Heritage Discourse, AHD), transmitiendo un relato fuertemente androcéntrico que priva a la sociedad actual de los conocimientos reales acerca de las mujeres, hombres e individuos infantiles del pasado, y condiciona la visión que se tiene del presente, fomentando y justificando las desigualdades existentes en la actualidad (SÁNCHEZ ROMERO 2009: 86).

Debido a esto, consideramos que el potente desarrollo de la Museología de Género en el ámbito académico no se ha trasladado a estas instituciones inamovibles, excluyentes y construidas desde el poder normativo (BÉCARES 2020: 208).

Sin embargo, las actividades complementarias analizadas -exposiciones temporales, visitas guiadas temáticas y ciclos de conferencias-, arrojan un rayo de esperanza en el panorama museístico de Euskal Herria. Su buenísima acogida, unida al esfuerzo de los equipos organizadores de los museos, sugiere que estamos cerca de ver cambios en las exposiciones permanentes, tal y como demuestran las propuestas del Museo de Navarra, el Arkeologi Museoa y el Museo de Arqueología de Álava Bibat.

La investigación feminista y en clave de género está ampliando la visibilidad de las mujeres y otros grupos marginados en la Historia, cuyo discurso principal se basaba en una perspectiva de la élite occidental masculina, que estimulaba una masculinidad hegemónica basada en aspectos como la virilidad, la agresividad o la heterosexualidad (FALCÓ 2003: 44; BÉCARES 2020: 209).

Pese a ello, debemos tener claro que no se trata tanto de “añadir mujeres”, sino de otorgarles el papel que se les arrebató y revalorizar sus aportaciones en la Historia, generando un patrimonio mucho más inclusivo. Para ello, es indispensable desarrollar programas estructurados de divulgación que, desde la investigación feminista, no solo deconstruyan sesgos androcéntricos, sino que también reinterpreten y amplíen el espectro de los datos arqueológicos que nos informan de las formas de vida prehistóricas (GONZÁLEZ MARCÉN 2008: 105).

En este sentido, es esencial que los museos, como lugares donde albergamos nuestro pasado, sean revisados y modificados en favor del desarrollo de un discurso patrimonial abierto, consciente y crítico, que incluya a todos los sujetos históricos omitidos y silenciados por la perspectiva heteropatriarcal de nuestra disciplina.

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* Instituto Alavés de Arqueología-Arkeologiarako Arabar Institutua (IAA-AAI). annamlag.ehu@gmail.com