PATRONES DE ASENTAMIENTO DE LA POBLACIÓN INDÍGENA DE BUENAVISTA DEL NORTE (TENERIFE, ISLAS CANARIAS). UN ESTUDIO DESDE LA ARQUEOLOGÍA DEL PAISAJE
SETTLEMENT PATTERNS OF THE INDIGENOUS POPULATION OF BUENAVISTA DEL NORTE (TENERIFE, CANARY ISLANDS). A STUDY FROM LANDSCAPE ARCHEOLOGY
Luis MIRANDA BALDÓ *
Resumen
Este trabajo muestra una aproximación al estudio de los patrones de asentamiento de las comunidades aborígenes en la zona de Buenavista del Norte, Tenerife. Un área que ha sido estudiada desde los inicios de la Arqueología en Canarias hasta nuestros días, pero sigue generando nuevas dudas que buscan ser resueltas. Es por ello por lo que hemos realizado un estudio sobre los patrones de asentamientos de dos zonas, con el objetivo de comprobar la existencia, o no, de un patrón común para ambos espacios seleccionados y estudiar la implicación que desarrollan determinados lugares como zonas de conexión entre ambas localizaciones.
Palabras clave
Buenavista del Norte, guanches, patrón de asentamiento, distribución espacial, modelo de poblamiento.
Abstract
This work shows an approach to the study of the settlement patterns of the aboriginal communities in the Buenavista del Norte area, Tenerife. An area that has been studied from the beginnings of Archeology in the Canary Islands to the present day, but continues to generate new doubts that seek to be resolved. This is why we have carried out a study on the settlement patterns of two areas, with the aim of verifying the existence, or not, of a common pattern for both selected spaces and studying the implication that certain places develop as connection areas. between both locations.
Keywords
Buenavista del Norte, guanches, common pattern, space distribution, model of population.
INTRODUCIÓN
Los patrones de asentamiento de las comunidades del pasado siempre han suscitado un gran interés puesto que redundan en la generación de un legado material que es concebido hoy como patrimonio arqueológico y, por tanto, como la manifestación de una herencia histórica que nos conecta con el pasado, entendiendo a veces como propio. Comprender y entender los modos y formas por los que una comunidad se ha asentado en el territorio, genera una curiosidad a la hora de entender el cómo y el por qué dichas poblaciones perviven en el entorno. Por ello, este Trabajo de Fin de Máster, titulado Patrones de asentamiento de la población indígena de Buenavista del Norte (Tenerife, Islas Canarias). Un estudio desde la Arqueología del paisaje, busca centrarse en aquellas comunidades primigenias que se asentaron en la zona conocida como Daute, enmarcada, a día de hoy, dentro del Término Municipal de Buenavista del Norte, en el NO de la isla de Tenerife.
Nuestro estudio se va a centrar en el poblamiento de las comunidades aborígenes en la zona de costa y algunos sectores de la medianía de Buenavista del Norte. Un lugar en el que se han documentado numerosos vestigios arqueológicos de estas comunidades, al igual que los indicios de la primera ocupación temprana de la Isla de Tenerife (MESA HERNÁNDEZ 2016). Es un territorio heterogéneo y muy diverso, en el que se entrelazan varias plataformas litorales de origen volcánico, como son la Isla Baja o Teno Bajo, con grandes macizos antiguos que dominan toda la zona, por los que descienden barrancos abruptos y densos en vegetación, junto valles de fondo plano como el de El Palmar. Que, a veces, desembocan en escarpados acantilados (GALVÁN SANTOS et al., 1999b). En todas estas áreas hay yacimientos de diversos tipos y funciones que parecen implantarse en el territorio de manera diversa. Por tanto, nuestro objetivo de estudio se va a orientar a comprobar la existencia, o no, de un patrón de asentamiento común para los distintos espacios geográficos que componen Buenavista del Norte, tomando como referencia dos áreas singulares y diferenciadas: la Isla Baja y Teno Bajo, junto a la implicación que tiene el Barranco de El Palmar para estas dos áreas.
METODOLOGÍA
Como señalamos en la introducción, Buenavista del Norte es una zona de Tenerife que se ha estudiado en mayor medida que otros ámbitos geográficos de la isla. Los estudios de los años noventa del siglo XX, sumados a los posteriores trabajos realizados por empresas arqueológicas han generado un amplio corpus bibliográfico.
Por tanto, hemos realizado un vaciado bibliográfico atendiendo a la pregunta de nuestro estudio, el patrón de asentamiento. Recurrimos a trabajos relacionados con los yacimientos aborígenes ya estudiados por la Dra. Bertila Galván y su equipo en el T. M de Buenavista del Norte. Estos trabajos van desde monografías, artículos y tesis, recogidos en la bibliografía, que se centran en temas diversos y muy concretos. Se aplican una metodología y un enfoque distinto en función de la temática de estudio, como podemos ver en la investigación de los concheros, en la malacofauna, en el análisis de restos infantiles en espacios domésticos, en los estudios que profundizan en cada uno de los yacimientos trabajados, en artículos que tratan sobre la vegetación de la zona en época aborigen y en la explotación y distribución de materias líticas, etc. Esto supone al final, todo un abanico de temas específicos, que, sumados entre sí, constituyen todo un análisis global sobre el poblamiento de las comunidades guanches en Buenavista del Norte. Y, por último, hemos podido acceder a la memoria arqueológica realizada por la Sociedad Cooperativa PRORED con el objetivo de la valorización del patrimonio arqueológico, etnográfico y arquitectónico ligado a la costa y en relación con los senderos del litoral.
Además de las fuentes bibliográficas hemos utilizado todo un conjunto de fuentes cartográficas. Destaca en este sentido la utilización de GRAFCAN, que nos ha permitido por medio de un visor virtual de cartografía, denominado IDECanarias, recopilar mapas de la zona, crear modelos de elevaciones, utilización del LIDAR, al igual que generar curvas de perfil, etc. Asimismo, como apoyo a las fuentes seleccionadas y a los sistemas de información geográficos (GIS) utilizados, se le suma un trabajo de campo en el área de estudio.
Por último, no pudimos conseguir la información necesaria para nuestro trabajo pedida a las instituciones públicas canarias competentes en el ámbito de la gestión del patrimonio. Este proyecto hubiera necesitado consultar la carta arqueológica de Buenavista del Norte en la que se recogían todos los yacimientos del Término Municipal, cuyo responsable es el Cabildo de Tenerife. Solicitamos las memorias arqueológicas realizadas por la empresa PRORED del Valle de El Palmar, siendo la administración pertinente de esta información el Parque Rural de Teno y tampoco se nos facilitó.
ENTORNO GEOGRÁFICO
Buenavista del Norte se ubica en la isla de Tenerife, en el extremo noroeste de esta isla. Es un municipio que pertenece a la provincia de Santa Cruz de Tenerife, que limita con el municipio de Los Silos y con el municipio de Santiago del Teide (Fig. 1). La formación de la Isla Baja de Daute, la plataforma de Teno Bajo y el barranco de El Palmar, son el fruto de una compleja y larga historia geológica en la que las fases constructivas se han alternado con aquellas otras de carácter erosivo (GALVÁN SANTOS 1991). Por tanto, nos encontramos ante el resultado de una superposición de materiales y formaciones que se agregan a las primeras fases de formación de la isla de Tenerife. Es una zona que se caracteriza por la alternancia de procesos de formación geológica y procesos de erosión diferencial que dan lugar a la formación de oquedades, abrigos rocosos y la apertura de bocas en los tubos volcánicos de la propia colada, aprovechados por las comunidades prehispánicas.
Fig. 1. Mapa de los municipios de la isla de Tenerife
Entendiendo que las variaciones climáticas hasta día de hoy no se han visto muy afectadas, se ha planteado que el poblamiento prehistórico del sector litoral del T.M de Buenavista del Norte, reuniría unas condiciones adecuadas para el establecimiento de grupos poblacionales desde un punto de vista medioambiental (MESA HERNÁNDEZ 2016: 84). Esto se debe a la configuración del espacio, en el que se enmarca. Por un lado, una orografía compuesta por taludes, cuevas y cavidades que generan espacios de habitabilidad. Y, por otro lado, estas se encuentran próximas a la gran variedad de recursos que aporta el medio ambiente, caracterizado por la alta riqueza vegetal, las fuentes hídricas y los abundantes recursos provenientes de ecosistemas del litoral, las medianías y las altas zonas (HERNÁNDEZ GÓMEZ 2006: 496; MESA HERNÁNDEZ 2016: 84).
ANÁLISIS ESPACIAL
En primer lugar, presentamos un mapa general (Fig. 2) que recoge la totalidad de los yacimientos de la zona, de los que poseemos coordenadas geográficas de 68 yacimientos de la Isla Baja y 18 yacimientos de Teno Bajo, de un total de 116 yacimientos para Buenavista, que se agrupan en conjuntos.
Fig. 2. Mapa de Buenavista del Norte. Elaboración propia.
Esta visión macro espacial del territorio nos evidencia la concentración de un gran número de yacimientos en las dos plataformas costeras, entorno a unos 116 yacimientos de carácter aborigen. A diferencia del valle del El Palmar, del que como hemos señalado, conocemos la existencia de yacimientos, pero no su localización, lo que nos impide representarla en el mapa.
Un rasgo común que caracteriza a la distribución de estos yacimientos es su dispersión paralela, a lo largo de la línea de costa. Aunque hay casos de yacimientos que se localizan más en el interior, como los yacimientos del Barranco de las Cuevas, en el Macizo de Teno, o en zonas de interior, como sucede para la necrópolis de Talavera. Teniendo en cuenta la localización de cada uno de los emplazamientos, las características y funciones que los definen, podemos comparar el comportamiento espacial de los distintos tipos. En el siguiente gráfico de barras (Fig. 3) hemos recogido cada uno de los tipos de yacimientos que encontramos en ambas plataformas.
Fig. 3. Tipo y número de yacimiento localizados entre la Isla Baja y Teno Bajo. Elaboración propia.
Como hemos desarrollado a lo largo de este trabajo, la gran mayoría de yacimientos se localizan cercanos al litoral. En el caso de Isla Baja, como podemos ver en los mapas (Fig. 4), se ubican la mayoría de ellos en una franja de menos de 500 metros de anchura. Se reconocen dos zonas, zona A (en azul) y zona B (en violeta), separadas por un espacio fuertemente antropizados por la explotación agrícola, lo que dificulta distinguir si se trata de un vacío arqueo- lógico real o de un problema de conservación.
Fig. 4. Mapa de los distintos yacimientos de la Isla Baja. Elaboración propia.
El espacio que hemos considerado como zona A (Fig. 4), estaría integrado por los conjuntos arqueológicos de La Fuente, Las Estacas y Las Arenas, además de por una serie de concheros próximos al primero de los conjuntos indicados, junto a grabados rupestres también vinculados con el conjunto de La Fuente. La característica principal que podemos encontrar en la zona A, es la proximidad que existe entre los distintos conjuntos de cuevas de habitación que se han localizado. No existen grandes recorridos entre los distintos espacios de habitación, y desde éstos se puede tener una gran visibilidad del resto de yacimientos y de la zona, ya que no existe una distancia superior a 1 kilómetro entre ellos, ni una orografía que impida visualizarlos. Del mismo modo, otra de las características de la zona A, es la presencia de yacimientos habitacionales y funerarios integrados en algunos de los conjuntos, como es el caso de Las Estacas o Las Arenas. Muchos de los espacios de habitación de esta zona, complementan la utilización del interior de la cueva con los espacios exteriores de la misma, lo que supone el desarrollo de actividades domésticas en el exterior (GALVÁN SANTOS et al. 1999a).
Dentro de la zona B de la Isla Baja (Fig. 4), podemos ver que existe un mayor número de yacimientos. Este espacio se caracteriza, sobre todo, por la alta presencia de concheros en la zona de costa, junto a cuevas de habitación, al igual que por áreas de actividad repartidas por la zona. Los espacios habitacionales que podemos ver están agrupados en la localización de Blanca Gil y en la zona de Chasna María, caracterizados por ser una serie de cuevas próximas entre sí, que en número son inferiores a las cuevas de habitación de la zona A, pero se caracterizan por estar colindantes a los concheros y por el control visual que tienen de estos en toda la zona (Fig. 4). En el caso de Blanca Gil, las cuevas se localizan a una cierta altura, lo que les proporciona todo un control de la zona de Chasna María, El Alcabú e incluso llegando a la zona de Los Caletones-El Espaldar.
En el caso de la zona de Teno Bajo, la distribución espacial de los distintos tipos de yacimientos es de un carácter más homogéneo que en la Isla Baja. Estos se desarrollan en torno al litoral de la plataforma de Teno y en el interior del Macizo del mismo nombre. Como se recoge en el siguiente mapa (Fig. 5), la gran mayoría de yacimientos se localizan paralelos a la costa, en una franja entre los 50 metros y los 300 metros con respecto al mar. Prácticamente la totalidad de yacimientos que encontramos en la plataforma de Teno Bajo son concheros, a excepción de un área de actividad que se localiza en la misma plataforma. Como ha señalado E. Mesa (MESA HERNÁNDEZ 2016), todo este espacio de concheros se divide en tres sectores que se caracterizan por ubicarse en su mayoría en afloramientos rocosos o frentes de colada, ya que tratan de buscar el abrigo del viento del NE de esta zona.
Fig. 5. Mapa en el que se representa la distribución de los distintos yacimientos y sectores en la plataforma de Teno. Fuente: Mesa Hernández 2016.
Pero en la fajana de Teno no encontramos otro tipo de yacimientos. Por ejemplo, los espacios de hábitat no están presentes cercanos a los concheros, como sí sucede en el caso de la Isla Baja. Solo encontramos estos espacios en el interior del Macizo de Teno, en el Barranco de las Cuevas, a unos 3,2 kilómetros de distancia. Una localización muy alejada de los concheros, pero con un control visual directo sobre los tres sectores, al localizarse a 600 m.s.n.m y, del mismo modo, controlando el principal acceso a la plataforma por el barranco. De la misma manera, tampoco encontramos espacios funerarios asociados a toda esta área (Fig. 5). Pudiera darse el caso de estar ubicados en el barranco, junto a las cuevas de habitación, pero es una zona que no se ha estudiado todavía.
Por último, el Barranco de El Palmar se configura como el eje vertebrador del movimiento entre ambas zonas. Aunque para esta área tengamos poca información en cuanto a yacimientos, su localización es una de sus principales particularidades.
La importancia del Barranco de El Palmar reside en que es la conexión con las plataformas de la Isla Baja y de Teno Bajo. El barranco y la zona del Valle de El Palmar constituyen la ruta por la que se asciende desde la Isla Baja hasta El Palmar, y posteriormente desde este último, el recorrido se introduce dentro del altiplano del Macizo de Teno en dirección al Barranco de las Cuevas, por donde se descendería a la plataforma costera de Teno Bajo. De igual forma, este camino serviría para trasladarse desde Teno Bajo hasta la Isla Baja (Fig. 6).
Fig. 6. Mapa en el que se representa la ruta de conexión entre la Isla Baja y Teno Bajo por medio de El Palmar. Elaboración propia.
Como ya hemos aclarado en el apartado histórico de la zona de El Palmar, la necesidad de uso de esta zona como tránsito entre estos dos espacios, se debe a que el Macizo de Teno, que actúa como barrera natural (Fig. 7), impide la conexión por la costa entre ambas plataformas, por sus elevados y escarpados acantilados que obstaculizan un tránsito seguro entre las dos zonas. Es por ello por lo que El Palmar, por sus condiciones en cuanto a su orografía, sea la zona más adecuada para el tránsito.
Fig. 7. Imagen del Macizo de Teno desde la Isla Baja, como barrera natural entre las dos plataformas. Elaboración propia.
DISCUSIÓN
El patrón de asentamiento en el territorio costero y de medianías de Buenavista del Norte, que se colige a partir de los yacimientos arqueológicos descritos en el apartado anterior, responde en cierta medida a la configuración general del medio en el que se localizan y a sus condiciones de conectividad. Esto supone la existencia de elementos comunes entre las diferentes zonas, pero también de algunas singularidades.
Los resultados obtenidos señalan, que la plataforma costera de la Isla Baja y su homónima en Teno coinciden en un mismo patrón para la localización de concheros en ambas plataformas. Los datos indican, que los concheros de una y otra zona se distribuyen en una franja costera entre los 50 m y los 300 m con respecto a la costa, y estos se localizan siempre sobre afloramientos rocosos o frentes de coladas que les brindan una protección, sobre todo frente al viento. De igual forma, existe un contacto visual entre ellos, ya que se emplazan próximos entre sí, paralelos a la costa y la orografía no dificulta su visualización. Por ello, el reparto en el paisaje se puede clasificar, como una distribución agrupada-lineal regular (GRAU MIRA 2021). Primero, porque los concheros se concentran en puntos específicos del paisaje, debido a la existencia de unos recursos naturales que se explotan en zonas concretas del litoral donde crecen y son más accesibles. Segundo, obedecen a una distribución lineal porque siguen la forma de los accidentes naturales, es decir, siguen la línea de costa. Tercero, su distribución se basa en la selección de emplazamientos recurrentes que comparten los rasgos estructurales, ya que se localizan en los afloramientos rocosos o frentes de colada, que se forman por el comportamiento aleatorio de la lava durante su desplazamiento y enfriamiento, pero el uso de estos, está determinado por una organización de un modelo económico en el que el marisqueo y también la pesca desempeñan una función determinante. Los concheros representan la conformación de un registro paralelo al material malacológico que también se encuentra, de manera abundante, en los depósitos de los yacimientos habitacionales ubicados en las proximidades de estos. Unos y otros, con un significado económico probablemente complementario (evidencias de consumo en los yacimientos de hábitat y de producción especializada en los concheros) son un testimonio del importante papel estructural que desempeñan las actividades vinculadas con la explotación de los recursos del mar. Esta es una realidad, avalada por el registro arqueológico, que singulariza la costa noroccidental de la isla de Tenerife puesto que no se ha documentado con la misma intensidad en ningún otro espacio costero de dicha isla.
Debemos señalar de igual forma, según los datos recogidos, que existe una mayor concentración de concheros en Teno Bajo frente a los que jalonan la Isla Baja. Cabe barajar varios factores para explicar este hecho. En primer lugar, podemos imputar su causa a problemas de conservación diferencial debido a que las transformaciones antropogénicas del territorio han afectado en mayor medida a la Isla Baja desde la incorporación de la isla a la Corona de Castilla a finales del siglo XV, hasta la actualidad. Esto se explica por el difícil acceso que ha tenido siempre la zona de Teno Bajo, antes de finales de siglo XX, practicable únicamente desde el Macizo de Teno a través del barranco de las Cuevas. Teno Bajo ha sido un territorio aislado, lo que ha influido, sin duda, en la mejor conservación de sus bienes patrimoniales.
La explotación agrícola y ganadera, así como la formación de núcleos de población desde el siglo XVI en la Isla Baja ha desempeñado el impacto contrario, incidiendo en el paisaje cultural caracterizado por un palimpsesto histórico, en el que se superponen las evidencias materiales de diferentes modelos productivos, incluido el indígena.
No obstante, otros indicadores arqueológicos nos llevan a pensar que la conservación desigual de ambos territorios no es el único factor determinante. Encontramos también rasgos diferenciales en otros aspectos característicos de ambos espacios.
Según los datos recabados, la Isla Baja presentaría un mayor número de enclaves de habitación en cuevas dentro de la plataforma costera e incluso importantes recintos funerarios de carácter colectivo que reflejan el arraigo de las poblaciones indígenas a este espacio. En Teno Bajo las localizaciones de hábitats en cuevas no están en la plataforma, propiamente dicha, hay que desplazarse hasta el Bco. de las Cuevas, en el propio Macizo de Teno para encontrarlos.
Falta información arqueológica básica para explicar esta dicotomía: no se han excavado, no contamos con dataciones y, consecuentemente, sólo disponemos de la información espacial. Barajamos la hipótesis de que esta diferencia en la diversidad arqueológica de ambos territorios pueda ser explicada por una conectividad desigual de ambos espacios con otros territorios insulares, lo que permite la implantación de un modelo económico mucho más diverso y mejor articulado en el primer caso (Isla Baja) y mucho más dependiente de recursos locales y, consecuentemente, menos diversificados en el segundo (Teno Bajo).
Sin duda, desde un punto de vista geomorfológico, la Isla Baja se caracteriza por procesos de formación y por procesos erosivos que han generado un entorno rico en el que abundan las cuevas que fueron utilizadas por la población guanche, seleccionando aquellas que presentan mejores condiciones de habitabilidad, (GALVÁN SANTOS et al. 1999a). Por el contrario, en el caso de Teno casi no hay cuevas en la plataforma costera, sino en el interior del Macizo de Teno, a unos tres kilómetros del litoral.
Consecuentemente, ¿podemos acudir al determinismo geográfico para explicar las diferencias que encontramos en la implantación humana en ambos territorios? O, dicho de otra manera: la ausencia de cuevas naturales es el factor que explica la inexistencia de un hábitat litoral como sí encontramos en la Isla Baja. En nuestra opinión este no es el hecho clave. Afirmamos esto porque la población indígena no solo habita las cuevas. Son frecuentes en otros espacios insulares, como Las Cañadas, en la Alta Montaña, o el sur de la isla, la configuración de conjuntos de superficie, integrados por poblados de cabañas que, sin embargo, no constatamos en Teno Bajo. La población indígena que explotó los concheros de estas tierras aisladas no construyó junto a ellos sus espacios de vida. Por ahora no se han encontrado vestigios.
Teno Bajo, no es únicamente un lugar aislado del resto de la isla, es también una región mucho más árida, caracterizada por una vegetación de costa halófila compuesta por especies que están determinadas por el efecto del mar y por las escasísimas pluviosidades de la zona, a diferencia de la Isla Baja que combina una gran abundancia de recursos básicos de subsistencia con un fácil acceso a otros territorios complementarios.
Por tanto, entendemos que el asentamiento en estas zonas no se da sólo por la existencia de cuevas o cavidades en el territorio sino por los recursos que estas comunidades pueden llegar a acceder y controlar. En el caso de la de la Isla Baja, la existencia de cuevas naturales se da por las condiciones naturales del área que favorecen la permanencia estable de las comunidades humanas por los recursos que genera el propio medio, sobre todo los recursos hídricos. Pero en el caso de Teno Bajo, el asentamiento permanente de una amplia población no parece tan sencillo. Podría existir, sin embargo, en el interior del Barranco de las Cuevas, una zona que al igual que El Palmar presentaría un cauce hídrico constante en aquella época, en una zona de transición entre los distintos pisos bioclimáticos que presenta la costa y el Macizo.
Es cierto que Buenavista del Norte es una de las áreas de Tenerife donde más se han estudiado las comunidades aborígenes, pero, aun así, se siguen planteando una serie de incógnitas que se van acrecentando a medida que se desarrollan nuevos proyectos de investigación. En nuestro caso, El Palmar es uno de los frentes abiertos que nos gustaría abordar en investigaciones futuras, por el potencial que plantea esta zona en sí, y como hemos señalado en este trabajo, por su relación con el resto de áreas, al ser el eje vertebrador de movilidad entre la Isla Baja y Teno Bajo.
CONCLUSIONES
El análisis de los patrones de ocupación de Buenavista del Norte ha aportado datos de gran interés para el conocimiento de la primera Historia insular, es decir, para el periodo prehispánico. En este sentido, este trabajado busca poner de manifiesto la existencia, o no, de un patrón de asentamiento común para los distintos espacios geográficos que componen Buenavista del Norte, y con ello quiere plantear la viabilidad de este tipo de estudios para otras zonas del Archipiélago Canario.
Es por ello por lo que, por medio de los resultados obtenidos y expuestos en este trabajo, llegamos a una serie de conclusiones:
• El medio físico, es uno de los grandes agentes que intervienen en el patrón de asentamiento. Cada zona, aunque próxima entre sí, presenta una serie de características y procesos que las hacen únicas, llegando a influir en cierta medida en el asentamiento de estas comunidades. Pero, son las personas y sus modos de vida las que aprovechan las ventajas que el medio les otorga, utilizándolas a su favor, lo que genera una serie de estrategias sobre dicho paisaje que dejan una huella en él.
• En función de los análisis realizados en las distintas zonas de Buenavista del Norte, concluimos que, el patrón que encontramos en la Isla Baja y en Teno Bajo, corresponde a un modelo semejante, aunque esté todavía sujeto a estudio y se pueda profundizar en ciertos factores.
• Por ello comprendemos que para que en ambos espacios exista un mismo patrón de asentamiento, tuvo que ser necesaria la conexión entre ellos. El Valle de El Palmar sería ese eje de comunicación entre la Isla Baja y la plataforma de Teno Bajo. Su localización espacial le confiere una posición de importancia para el desarrollo de ambos espacios. La presencia de obsidianas en los yacimientos de Teno Bajo es una evidencia de esta relación, puesto que dicha materia prima no es local, sino que procede de las canteras taller de la cara norte de El Teide (HERNÁNDEZ GÓMEZ 2006).
• Por último, este trabajo necesita de nuevas investigaciones y propuestas, ya que entendemos que, para el desarrollo de un mayor conocimiento sobre nuestro patrimonio, dentro del marco de la Arqueología, debe ser necesario abrir la investigación a nuevas hipótesis, líneas de trabajo y avances, que favorezcan el alcance de los objetivos sugeridos.
BIBLIOGRAFÍA
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MESA HERNÁNDEZ, E. M. (2016): Entre lapas y burgados. Los guanches y el aprovechamiento de los recursos marisqueros. Fundación CajaCanarias.
* Universidad de Granada. mirandaluisbaldo@gmail.com https://orcid.org/0009-0009-4019-793X